Malos tiempos para Zuckerberg

El a?o de Meta ha sido regular. Su marca ha seguido cayendo, pero la empresa es a¨²n una magn¨ªfica m¨¢quina de hacer dinero. La historia de Facebook se divide en tres partes. Desde su fundaci¨®n en 2004 hasta la salida a Bolsa en 2012 representa la irrupci¨®n explosiva de las redes sociales y la esperanza de un mundo mejor, con el estandarte de la primavera ¨¢rabe. Los a?os que van hasta la elecci¨®n de Donald Trump son la gloriosa culminaci¨®n. Desde 2016 son todo crisis. Pero no son catastr¨®ficas: Facebook gana dinero a montones. Pero este a?o, sin embargo, a la recesi¨®n de marca se le ha unido cierta correcci¨®n financiera, sobre todo desde oto?o: entre enero y septiembre las acciones de Facebook crecieron un 42%, desde septiembre han ca¨ªdo un 19%. De las grandes corporaciones tecnol¨®gicas, tiene ahora la acci¨®n m¨¢s barata.

Las empresas del tama?o de Meta no caen por un solo motivo. Las dos noticias m¨¢s notables del a?o han sido el cambio de nombre a Meta y la aparici¨®n de una garganta profunda, la exempleada Frances Haugen, con un mensaje claro y una agenda bien preparada. Los titulares de Haugen se centraron en la acusaci¨®n de que Facebook antepon¨ªa sus intereses econ¨®micos al bienestar de sus usuarios. Pero esto no es algo que asuste a los mercados. El problema de las revelaciones de Haugen fue la evidencia de las dificultades de Facebook para atraer a j¨®venes. Facebook es una red social de boomers y, aunque Instagram sigue compitiendo entre adolescentes con ¨¦xito, la nueva competencia de TikTok, sobre todo, y Snap es notable. Entre los documentos filtrados de Haugen hab¨ªa un pu?ado con potencial para perjudicar tambi¨¦n a Instagram: su uso constante puede perjudicar la salud mental de chicas adolescentes. La red teme la posible regulaci¨®n y ha anunciado que advertir¨¢ a usuarios cuando lleven mucho tiempo ante la pantalla y ha optado por aplazar la salida de un Instagram para ni?os menores de 13 a?os.

Pero lo peor para los n¨²meros de octubre ha sido una noticia con menos titulares: la decisi¨®n de Apple de permitir que los usuarios de iPhone eviten el rastreo de las aplicaciones. Esta medida limita la capacidad de Meta de conocer los gustos de sus usuarios para personalizar anuncios. No est¨¢ claro el alcance del problema, pero es dif¨ªcil rechazarlo como algo nimio.

Quiz¨¢ la mejor admisi¨®n de todos estos temores es el cambio de nombre. El gesto indica la admisi¨®n de Mark Zuckerberg de que su futuro ideal no es ya Facebook e Instagram, sino Oculus, la marca de gafas de realidad virtual que compraron en 2014. Si el metaverso se consolida, Oculus ser¨¢ una plataforma central, igual que son Android y Apple en m¨®viles. Pero en lugar de esperar sentado en su Rolls vintage disfrutando de sus millones, Zuckerberg ha invertido en el proyecto de un cohete estratosf¨¦rico en 2030.

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