La mujer zapoteca que crea comunidad en Los ?ngeles
Odilia Romero lidera en la ciudad californiana una organizaci¨®n que reivindica la identidad de los migrantes ind¨ªgenas mexicanos y guatemaltecos y les sirve de red de apoyo
En un mapa oscuro de las amplias calles y confusas autopistas de Los ?ngeles brilla una luz. Al acercar el cursor, el fulgor revela su significado: quiere decir que unas 1.200 personas en la zona hablan alguna lengua ind¨ªgena. Al alejarse, la urbe comienza a llenarse de puntos. Son lib¨¦lulas que indican que en esta ciudad no solo se habla ingl¨¦s y espa?ol. Tambi¨¦n, por ejemplo, zapoteco, maya o chinanteco. Este mapa puede estudiarse en el Museo de Arte del Condado de Los ?ngeles (LACMA), donde acompa?a a la exposici¨®n Mixpantli, sobre los 500 a?os de la ca¨ªda de Tenochtitlan. La cartograf¨ªa es un trabajo de Comunidades Ind¨ªgenas en Liderazgo (Cielo), una organizaci¨®n fundada en 2015 por Odilia Romero, de 50 a?os, quien lleva las riendas junto con su hija, Janet Mart¨ªnez, de 33. La investigaci¨®n ayuda a identificar las redes comunitarias ind¨ªgenas de mexicanos y guatemaltecos en la ciudad, donde viven unos 200.000 zapotecos, la misma etnia de Odilia.
Sus padres, Eulogia y Everardo, llegaron a Estados Unidos en los a?os ochenta desde San Bartolom¨¦ Zoogocho (Oaxaca). Odilia se qued¨® en su pueblo hasta que un d¨ªa un familiar abus¨® de ella. Cuando eso sucedi¨®, mandaron a buscarla. Comenz¨® no solo el viaje f¨ªsico que hacen los migrantes, tambi¨¦n una transformaci¨®n interior. ¡°Estamos sin tierra¡±, describe Odilia, que lleva 40 a?os en EE UU. ¡°Somos como una planta dentro de una macetita. Ya no tenemos la ra¨ªz muy profunda en lo que es nuestra tierra, aunque s¨ª otras en la comunidad, en el mundo imaginario que vivimos y que est¨¢ aqu¨ª¡±, cuenta en las oficinas de Cielo. Se calcula que 1,2 millones de mexicanos que est¨¢n en California provienen de Oaxaca, como Odilia; de ah¨ª el t¨¦rmino Oaxacalifornia.
La organizaci¨®n comenz¨® en 2015 con programas culturales. Pero la pandemia lo modific¨® todo. Crearon un fondo de solidaridad para migrantes sin papeles. Hasta hace algunas semanas, el fondo hab¨ªa ayudado a canalizar 2,2 millones de d¨®lares de distintas fundaciones para ind¨ªgenas, muchos de ellos trabajadores esenciales. Tambi¨¦n han organizado clases de zapoteco, maya yucateco y mixteco para todos los migrantes que quieran reforzar la lengua de sus padres.
En estos a?os han logrado organizar una red de 300 traductores que ayudan a interpretar en juicios en tribunales de California y otros Estados a migrantes que no hablan espa?ol y mucho menos ingl¨¦s. La organizaci¨®n ha llegado a recibir hasta 500 llamadas al d¨ªa solicitando este tipo de servicios, cuenta Odilia Romero mientras se come una tlayuda, un platillo t¨ªpico de Oaxaca que consiste en una enorme tortilla de ma¨ªz, tra¨ªda desde M¨¦xico, con asiento (la grasa del chicharr¨®n frito), frijol y quesillo fresco derretido. El manjar lo ha preparado su pareja, Alfonso Mart¨ªnez, m¨¢s conocido como Poncho, quien ha sumado el platillo al vasto panorama de la comida callejera angelina. Todos los viernes vende tlayudas en el garaje de Cielo. Son noches de mezcal y comida a las brasas con un ingrediente secreto: la morcilla org¨¢nica que Poncho aprendi¨® a hacer de una receta que los padres de Odilia se trajeron de M¨¦xico. ¡°Es muy importante que la comida tenga coraz¨®n¡±, comenta ella. ¡°Mis pap¨¢s cuando cocinan est¨¢n con m¨²sica, se r¨ªen todo el tiempo. No puedes cocinar cuando est¨¢s enojado. Lo mismo cuando tienes prisa. Cuando Poncho no anda con tiempo se le revientan las morcillas¡±. Ambos ayudan a crear identidad en las comunidades ind¨ªgenas en Estados Unidos. Poncho lo hace a trav¨¦s del paladar. Odilia, a trav¨¦s de la lengua.
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