Sonita: la rapera afgana que desaf¨ªa a los talibanes
Sonita Alizadeh naci¨® bajo el r¨¦gimen fundamentalista. Fue vendida dos veces por su familia. Escap¨®. Una ONG la ayud¨®, aprendi¨® a rimar en Ir¨¢n y escribi¨® una canci¨®n que la convirti¨® en una rapera tan valiente como singular.
Lo explican las azafatas cuando representan las instrucciones de vuelo a las que apenas prestamos atenci¨®n: uno tiene que salvarse a s¨ª mismo antes de poder ayudar a otros. Sonita Alizadeh (Herat, 1997) consigui¨® salvarse sobreviviendo a su propia familia, que intent¨® venderla dos veces a hombres que buscaban esposa. Era la tradici¨®n del pa¨ªs donde naci¨®: Afganist¨¢n. Con el tiempo, descubrir¨ªa otras formas de supervivencia m¨¢s all¨¢ de la huida. Se salv¨® tambi¨¦n buscando en s¨ª misma, reaprendiendo a querer a su madre despu¨¦s de que, habi¨¦ndolo vivido ella misma, su progenitora no le ahorrara esa experiencia. As¨ª, salv¨¢ndose, Sonita salv¨® a otros. Ha salvado a muchas mujeres, ha hecho pensar a muchas j¨®venes desde que logr¨® convertir su protesta en canci¨®n. ¡°Espero que haber estado dispuesta a luchar por mis ideas y haberme opuesto a la pr¨¢ctica de los matrimonios concertados d¨¦ a otras mujeres la fuerza que necesitar¨¢n para poder decidir ellas su destino¡±, cuenta a El Pa¨ªs Semanal desde el Bard College, al norte del Estado de Nueva York, donde hoy realiza estudios universitarios.
Muy cerca de donde naci¨®, al oeste de Afganist¨¢n, est¨¢ el campo de refugiados Shahrak-e Sabz. Hasta all¨ª viaj¨® hace dos a?os un grupo de reporteros de la BBC para contar la historia de Naranin. Ten¨ªa cinco a?os cuando sus padres ¡ªque no saben leer ni escribir¡ª la vendieron por cerca de 3.000 euros. Su madre cont¨® que se trataba de sobrevivir: quer¨ªan pagar el tratamiento m¨¦dico que necesitaba uno de sus cuatro hijos. Las ni?as no solo se venden en Afganist¨¢n. Sucede en Birmania, en China, en Siria, en Corea del Norte. Se venden como esposas, pero se convierten en esclavas laborales y sexuales con apenas 10 a?os. Es un problema extendido en el mundo que relaciona pobreza extrema y falta de educaci¨®n con una profunda carencia de humanidad.
Sonita cuenta que cada a?o son m¨¢s de 12 millones de ni?as las que se venden como posibles esposas en el mundo. Fue eso lo que le sucedi¨® a ella y a sus hermanas en Teher¨¢n. Hab¨ªan llegado huyendo del r¨¦gimen talib¨¢n en Afganist¨¢n. Despu¨¦s de caminar cientos de kil¨®metros con su madre y sus hermanas, bajo lluvia, sol y nieve, hasta llegar a Ir¨¢n, su nuevo pa¨ªs no les proporcion¨®, por derecho humanitario, un futuro mejor. Pero continuaron su camino, primero con su familia y luego ella sola.
Si la primera huida de Sonita fue de los talibanes, la segunda fue de su propia madre. Escaparse de la tutela de su progenitora, que en Ir¨¢n quiso venderla por segunda vez, le cost¨® a esta cantante perder toda su documentaci¨®n. Tambi¨¦n pasar a vivir como refugiada. Fue entonces cuando una ONG la ayud¨®. En la escuela para refugiados indocumentados de Teher¨¢n, Sonita empez¨® a cantar.
Ten¨ªa 15 a?os. Y consigui¨® hacerlo con alegr¨ªa. La fuerza que hab¨ªa desplegado para escapar la dedic¨® en aquel colegio a componer una canci¨®n bailable, pop, pegadiza. ¡°Pero me di cuenta de que mi mensaje, lo que yo ten¨ªa que contar, era demasiado triste. No cab¨ªa en una sola canci¨®n¡±, cuenta desde el campo de Annandale on Hudson, donde se encuentra la universidad en la que estudia.
Lo que Sonita ten¨ªa que decir tampoco encontr¨® acomodo entre los acordes de la m¨²sica pop que a ella le gustaba. Por eso prob¨® con el rap. Lo que quer¨ªa cantar era en realidad una denuncia. Sonita quer¨ªa hablar de la inhumana obligaci¨®n de casarse que, como le hab¨ªa sucedido a ella, a sus amigas y a sus hermanas, innumerables ni?as todav¨ªa sufren en muchos pa¨ªses del mundo. ¡°La fuerza del rap, tambi¨¦n su naturaleza para protestar, me hicieron sentir bien¡±. Se dio cuenta de que ¡°la gente que escucha rap presta atenci¨®n a la letra de las canciones. Vibran tanto por la m¨²sica como por el mensaje. Est¨¢n buscando esa informaci¨®n. Se sienten comprometidos con lo que escuchan. Creo que el rap es un veh¨ªculo para compartir mensajes transformadores. Su fuerza puede cambiar actitudes¡±, contin¨²a explicando.
En el v¨ªdeo de la canci¨®n Daughters for Sale, a una novia la maquillan para su boda. Es joven y hermosa. No sonr¨ªe. Tiene una televisi¨®n encendida. Y es all¨ª, en esa pantalla dentro de la pantalla, donde canta Sonita: ¡°Grito para compensar la vida silenciosa de tantas mujeres. / Grito para hacer hablar a mi cuerpo de sus heridas¡±.
Aunque no fui a la escuela, mi experiencia vital me ense?¨® una lecci¨®n: es fundamental apuntar altoSonita Alizadeh
El v¨ªdeo relata c¨®mo muchas j¨®venes escuchan la historia de que fue vendida por su padre. Y de c¨®mo al saber que ella escap¨®, la novia que maquillaban al principio termina tambi¨¦n huyendo para, como apunta Sonita, evitar el suicidio o el entierro en vida. Alcanz¨® en YouTube un mill¨®n de visitas. La letra, la m¨²sica y su historia se hicieron virales. Incluso la televisi¨®n afgana recogi¨® esa informaci¨®n. ¡°Ese es el poder de la m¨²sica: es internacional¡±, explica ella. Lo que hizo en Ir¨¢n tambi¨¦n fue viral en Afganist¨¢n. ¡°Tanto como una canci¨®n puede ser viral all¨ª¡±, aclara. La cineasta iran¨ª Rokhsareh Ghaemmaghami tambi¨¦n lo conoci¨® as¨ª, en la web. Y contact¨® con ella. Habl¨® con Sonita. Le propuso ir m¨¢s lejos. Quer¨ªa hacer un documental sobre su vida: Sonita. Cuando se distribuy¨® la pel¨ªcula, Sonita fue invitada a estudiar en Estados Unidos. ¡°Di a conocer mi historia, tuve fuerza para contarla y eso cambi¨® mi vida¡±, resume. Su valent¨ªa le brind¨® una educaci¨®n. Hoy estudia Derechos Humanos y M¨²sica. ¡°Eso soy yo. Eso pueden ser muchas m¨¢s mujeres¡±, dice.
Con cierta reserva, cuenta que sus hermanas y amigas corrieron peor suerte y fueron vendidas. Sonita no puede explicar si todav¨ªa las ve. Prefiere no comentar esa parte de su vida para evitar riesgos para ellas. Pero s¨ª insiste en declarar que no odia a su madre. Ha entendido que no sab¨ªa m¨¢s. Que repet¨ªa una tradici¨®n que hab¨ªa aprendido. ¡°La quiero. Aunque parezca mentira, hizo lo que crey¨® que era mejor para todos. No recomiendo ninguna actitud. Si alguien quiere cambiar su vida, debe hacerlo ¨¦l, o ella. Nadie puede cambiar tu vida por ti¡±.
Hoy Sonita Alizadeh, cantante, rapera, protagonista de una pel¨ªcula y estudiante del Bard College, es una de las 12 protagonistas del calendario Lavazza que ha reunido en sus p¨¢ginas a personas que, seg¨²n los italianos, est¨¢n cambiando el planeta. La fotografi¨® Emmanuel Lubezki.
¡ª?Considera que ya ha cumplido con su parte?
¡ªEscribo y canto sobre lo que me importa: la guerra, la explotaci¨®n infantil. No s¨¦ si mi m¨²sica es o ser¨¢ siempre pol¨ªtica. Me veo m¨¢s como una cantante que aboga por los derechos humanos. Y que utiliza su m¨²sica para eso. Crec¨ª como una ni?a refugiada y eso te obliga a replantearte la vida a diario. Cada ma?ana. Aunque no fui a la escuela, mi experiencia vital me ense?¨® una lecci¨®n: es fundamental apuntar alto. Y tratar de cumplir los sue?os. Para eso hay que poder so?ar.
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