Arrojarse a un volc¨¢n
Me imagino a Marina Ovsyannikova trag¨¢ndose la desesperaci¨®n a?o tras a?o, mientras su pa¨ªs se iba corrompiendo |?Columna de Rosa Montero
Ya lo dice la sabidur¨ªa popular: las situaciones extremas sacan lo mejor y lo peor de la gente. Y pocas cosas hay tan extremas como una guerra. En el atribulado mes de marzo hemos tenido el ejemplo moral de una mujer heroica que ha puesto un poco de luz en las tinieblas. Siento que su valor es un regalo que nos ha hecho a todos, un peque?o milagro de esperanza. Nos recuerda que el ser humano puede ser digno y justo, y esa certidumbre basta para salvarnos. Es decir, para salvarnos de lo peor que somos.
Hablo de esa editora rusa de la cadena estatal Canal 1, Marina Ovsyannikova, que irrumpi¨® en directo en el telediario con un cartel contra la guerra en Ucrania: ¡°No creas en la propaganda. Te est¨¢n mintiendo¡±. Su coraje me pareci¨® tan descomunal que se me encogi¨® el est¨®mago cuando vi la noticia. C¨®mo puede alguien mostrar semejante temple, min¨²sculo David ante un Goliat feroz. Marina tiene dos hijos; fue detenida durante 14 horas, le pusieron una multa y ha dimitido del canal, pero, con las represivas leyes de Putin, puede ser procesada y condenada hasta a 15 a?os de c¨¢rcel. Macron le ofreci¨® asilo, pero ella lo ha rechazado: dice que no quiere marcharse de su pa¨ªs porque es ¡°una patriota¡±. Adem¨¢s de aparecer con el cartel, Marina hab¨ªa grabado con anterioridad un v¨ªdeo de denuncia que public¨® en el portal period¨ªstico OVD-Info. Declaraba estar muy avergonzada de haber trabajado durante a?os ¡°en la propaganda del Kremlin, mintiendo desde la pantalla de la televisi¨®n¡± y permitiendo as¨ª que el pueblo ruso fuera ¡°zombificado¡±. Tambi¨¦n dec¨ªa: ¡°Lo que est¨¢ pasando en Ucrania es un crimen (¡) la responsabilidad de esta agresi¨®n recae en la conciencia de una sola persona: Vlad¨ªmir Putin¡±.
Lo que m¨¢s me conmueve es que Ovsyannikova era una periodista supuestamente ¡°normal¡±; al parecer no se trataba de una persona especialmente combativa ni se hab¨ªa distinguido por estar muy politizada. La BBC habl¨® con un par de sus colegas, que se hab¨ªan quedado patidifusos. Dijeron que Marina no sol¨ªa conversar sobre pol¨ªtica, sino ¡°sobre ni?os, perros y la casa¡±. Un perfil de baja intensidad y convencionalmente dom¨¦stico (o mejor cabr¨ªa decir domesticado). Pero por debajo de esas aguas quietas, ?cu¨¢nta angustia debi¨® de irse acumulando con los a?os! En el v¨ªdeo pregrabado dice: ¡°Nos quedamos en silencio en 2014 cuando todo esto comenz¨®. No protestamos cuando el Kremlin envenen¨® a Navalni [el opositor a Putin, intoxicado en 2020 y hoy encarcelado en Rusia]¡±. Me imagino a la pobre, decente, buena periodista Ovsyannikova trag¨¢ndose la desesperaci¨®n a?o tras a?o, mientras su pa¨ªs se iba corrompiendo y aumentaban la represi¨®n y el destrozo democr¨¢tico. Hasta que lleg¨® esta barbaridad de Ucrania, y ella, que es hija de padre ucranio y madre rusa, no pudo seguir soportando el asco que le daba su contribuci¨®n a la mentira com¨²n, ni la desaz¨®n moral de continuar hablando de perros y de ni?os para no tener que rozar los temas que la abrasaban.
Imagino a Marina en los d¨ªas anteriores a su denuncia, en las horas previas, arregl¨¢ndose con primor para grabar el v¨ªdeo (es muy guapa) y abroch¨¢ndose el collar que luci¨® en la imagen, con los colores de las banderas de Rusia y de Ucrania. Lo debi¨® de pensar todo un mill¨®n de veces y aun as¨ª lo hizo, aunque fuera como saltar dentro de un volc¨¢n. En una entrevista con la televisi¨®n francesa dijo que su gesto ha destrozado la vida de su familia y que uno de sus hijos tiene ataques de angustia. No me extra?a. Es probable que Ovsyannikova sea juzgada y encarcelada. Aunque a m¨ª me da m¨¢s miedo que Putin aguarde unos meses hasta que la historia se nos olvide y entonces la asesine. No ser¨ªa la primera periodista masacrada: a Anna Politk¨®vskaya la acribillaron en 2006, y hace unos d¨ªas han hecho volar por los aires a Oksana Baulina. Ambas eran muy cr¨ªticas con Putin. Por eso hay que acordarse de Marina Ovsyannikova, y mencionarla, y repetir su dif¨ªcil nombre, para proporcionarle un peque?o escudo de palabras. ¡°Vayan a protestar. No le tengan miedo a nada. No pueden encerrarnos a todos¡±, dice ella al final de su v¨ªdeo. Qu¨¦ gran lecci¨®n de dignidad, bravura y coherencia. Que no se nos olvide la pr¨®xima vez que estemos tentados de traicionarnos por peque?as cobard¨ªas y prebendas.
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