Pasolini fue futbolista antes que poeta y fil¨®sofo
El gran intelectual y cineasta italiano, de cuyo nacimiento se celebra este a?o el centenario, jug¨® al f¨²tbol y escribi¨® de ¨¦l mucho antes de que se pusiera de moda narrar y filosofar sobre el bal¨®n.
A Pasolini lo mataron en un campo de f¨²tbol. Aquel solar junto a la playa de Ostia donde apareci¨® su cad¨¢ver molido a palos era un terreno improvisado para las pachangas de barrio que tanto le gustaban al gran intelectual italiano. Casi 20 a?os despu¨¦s del crimen, rodeado todav¨ªa hoy de misterio, unas precarias porter¨ªas segu¨ªan all¨ª cuando Nanni Moretti conduc¨ªa su vespa en la pel¨ªcula Caro diario (1993) bordeando el mar desde Roma hasta llegar al lugar exacto. El plano se va cerrando sobre la parte trasera de una de las porter¨ªas, un rect¨¢ngulo vac¨ªo con el que Moretti parece rendir homenaje a su maestro. El f¨²tbol fue importante para ¨¦l porque conten¨ªa dos ingredientes que ya ve¨ªa escasear en su ¨¦poca: lo ritual y lo popular. Para Pasolini (1922-1975), el f¨²tbol era el ¨²ltimo refugio ante el desencantamiento del mundo.
Como casi todos, Pasolini empez¨® a pegarle patadas al bal¨®n de ni?o, pero no acab¨® hasta casi el final. Pocos meses antes de su asesinato tuvo lugar un partido entre el equipo que rodaba a sus ¨®rdenes Sal¨® o los 120 d¨ªas de Sodoma, su ¨²ltima pel¨ªcula, y el que trabajaba con Bernardo Bertolucci en Novecento. Desde sus tiempos en el colegio de Bolonia, jug¨® siempre de extremo izquierdo y escribi¨® de f¨²tbol antes de que se pusiera de moda entre los intelectuales. Antes de que Eduardo Galeano definiera a Maradona como ¡°m¨¢s humano que los dioses¡±. O que Mario Benedetti dijera tambi¨¦n del Pelusa que fue ¡°la ¨²nica prueba fiable de la existencia de Dios¡±. Antes de que Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n llamara al Bar?a ¡°el ej¨¦rcito desarmado de Catalu?a¡± o de que Javier Mar¨ªas afirmara que el f¨²tbol es ¡°la recuperaci¨®n semanal de la infancia¡±.
¡°El f¨²tbol es la ¨²ltima representaci¨®n sagrada de nuestra ¨¦poca. El ¨²ltimo gran rito que nos queda¡±, dijo primero el aguafiestas de la modernidad, el comunista perseguido por el PCI, el homosexual religioso. En uno de sus ¨²ltimos art¨ªculos, en febrero de 1975, Pasolini utiliza la met¨¢fora de la desaparici¨®n de las luci¨¦rnagas para explicar los peligros de la sociedad de consumo. De igual modo que la contaminaci¨®n de las f¨¢bricas en los campos italianos de los sesenta acab¨® con aquellos insectos luminosos, algo de lo humano se estaba perdiendo tambi¨¦n ante el avance de un ¡°nuevo fascismo¡± sin rostro y ¡°americanamente pragm¨¢tico¡±.
Desde sus primeras pel¨ªculas o sus poemas, el ant¨ªdoto contra el bombardeo de la televisi¨®n y la publicidad siempre apunt¨® al cuerpo. Un cuerpo como ¡°reserva de inocencia¡±, como explic¨® el escritor mexicano Juan Villoro en una reciente conferencia sobre Pasolini y el balompi¨¦. ¡°Tuvo una gran devoci¨®n por el cuerpo pensado tambi¨¦n en clave social, el cuerpo no corrompido por el consumo y el mercantilismo. Eso lo llev¨® a acercarse al f¨²tbol¡±. Cuerpos j¨®venes del lumpen proletariado juegan al balompi¨¦ en Una vida violenta, su segunda novela: ¡°Dos equipos de chavales trastiberinos est¨¢n jugando al bal¨®n, chillando de mala manera, corriendo como reba?o de ovejas. Todos al ataque o todos en defensa¡±, escribi¨®.
El f¨²tbol es para ¨¦l un lenguaje, un sistema de c¨®digos compuesto por cuerpo y pelota, las ¡°palabras-futbolista¡± son infinitas, pero ¡°quien no conoce el c¨®digo del f¨²tbol no entiende el significado¡±. Como en todo lenguaje, existen dos g¨¦neros: el f¨²tbol en prosa y el f¨²tbol en poes¨ªa. Todo eso lo escribi¨® en 1971 despu¨¦s de ver perder la final del mundial a su Italia contra Brasil. ¡°La poes¨ªa brasile?a ha ganado a la prosa estetizante italiana¡±. El visionario Pasolini tambi¨¦n fue el primero en anticipar las guerras culturales del f¨²tbol del futuro: Bilardo contra Menotti, Mourinho contra Guardiola.
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