Nuccio Ordine: ¡°Estamos m¨¢s conectados que nunca... pero estamos solos¡±
En 2013, el escritor y profesor italiano provoc¨® todo un revuelo editorial con ¡®La utilidad de lo in¨²til¡¯, un manifiesto que reivindicaba el valor intr¨ªnseco de la educaci¨®n y las humanidades frente a sus versiones ¡°comerciales¡±. Ahora publica ¡®Los hombres no son islas¡¯, una gu¨ªa de lectura de autores cl¨¢sicos vertebrada por el concepto de la solidaridad.
Nuccio Ordine (Diamante, Italia, 64 a?os) est¨¢ en forma. Uno dir¨ªa que su profesi¨®n de fe consiste, en la estirpe de los tiburones, en ¡°si me paro, me voy al fondo¡±. As¨ª que, desde la Calabria profunda en la que vive y ense?a, viaja sin desmayo por todo el mundo dando conferencias, presentando libros, impartiendo clases magistrales, recibiendo premios, aceptando doctorados honoris causa y escuchando ovaciones que duran varios minutos. Su libro m¨¢s c¨¦lebre, La utilidad de lo in¨²?til ¡ªun manifiesto en defensa de las humanidades y del valor intr¨ªnseco de la cultura y la educaci¨®n frente a ¡°las pedagog¨ªas comerciales¡± y el peso del dinero como ¨²nico valor social¡ª, va por la edici¨®n n¨²mero 27 en su versi¨®n espa?ola. Un v¨ªdeo suyo del proyecto Aprendemos juntos de BBVA dirigi¨¦ndose a un grupo de estudiantes en 2019 super¨® hace tiempo los 10 millones de visualizaciones en YouTube. Giuseppe Blasioli, un camionero de la regi¨®n de los Abruzos, le escribi¨® una emotiva carta en la que le contaba que gracias a sus v¨ªdeos se hab¨ªa aficionado a la lectura y hoy era ¡°un hombre nuevo¡±. El 26 de septiembre, Ordine, profesor de Literatura italiana en la Universidad de Calabria, recib¨ªa en el Museo Guggenheim Bilbao el Premio de Honor de la Fundaci¨®n Fair Saturday, que reconoce a ¡°personas y organizaciones inspiradoras del ¨¢mbito internacional que generan un impacto social positivo a trav¨¦s del arte y la cultura¡±. Su discurso, que transcurri¨® en euskera y castellano aderezados con el inconfundible acento del sur de Italia, fue como una obra de teatro, un mon¨®logo iracundo contra la tonter¨ªa universal.
Estamos ante una rock star del pensamiento, la filosof¨ªa y la literatura que hace pensar, re¨ªr, indignarse y llorar a sus seguidores con tanta soltura esc¨¦nica como solvencia intelectual. Tambi¨¦n ante un consumado ventr¨ªlocuo que hace hablar a Arist¨®teles, a Plutarco, a John Donne, a Virginia Woolf, a Cervantes, a Madame de La Fayette, a Montaigne, a S¨¦neca y a Albert Camus por boca suya¡ o ¨¦l habla por boca de ellos, que no queda demasiado claro. Nuccio Ordine public¨® recientemente Tres coronas para un rey. La empresa de Enrique III y sus misterios, y su nueva obra en espa?ol, Los hombres no son islas, acaba de llegar a las librer¨ªas (ambas en Acantilado).
De su nuevo libro se pueden extraer, por desgracia, ense?anzas muy aplicables a la realidad inmediata, como el triunfo de la ultraderecha en Italia¡
Desde luego¡
Montaigne hablar¨ªa de ¡°victorias abyectas¡±. ?Usted tambi¨¦n?
S¨ª. Para m¨ª hoy es un d¨ªa feliz porque recibo un premio importante, y a la vez muy triste porque en mi pa¨ªs una derecha extrema ha ganado las elecciones. Y estoy preocupado. Y muy inquieto con esa idea de ¡°familia natural¡± entre la ultraderecha italiana de Meloni, Vox y dem¨¢s formaciones radicales que impiden hacer comprender al mundo que los hombres tienen derechos. Y adem¨¢s, esta gente tiene una idea falsa del patriotismo. Hace tiempo que comprend¨ª que no tenemos una patria. En mi libro hay muchos autores que hablan de esto.
Como Giordano Bruno: ¡°Todo pa¨ªs es patria¡±.
S¨ª, dice ¡°para el verdadero fil¨®sofo, toda tierra es patria¡±. Recuerdo haber le¨ªdo esa frase en la Biblioteca Nacional de Francia, un d¨ªa que estaba all¨ª trabajando. Yo ya la conoc¨ªa de cuando era estudiante, pero, al leerla en aquel lugar, comprend¨ª de verdad el significado. Mi patria es el lugar donde tengo libros, donde puedo pensar y donde puedo hablar con profesores a los que respeto. Mi patria es el lugar donde puedo hacer las cosas que amo.
Ya resulta cansina la forma en que algunos nacionalistas utilizan el concepto de identidad para sus fines pol¨ªticos, ?no cree?
Por supuesto. Pero hay un texto maravilloso de Plutarco sobre el barco de Teseo, que recojo en mi libro y donde se dice que la identidad no es algo estable, sino que es siempre din¨¢mica, que est¨¢ en ¨®smosis, donde lo viejo y lo nuevo se mezclan. Estar contra el concepto de identidad de esta gente no quiere decir que no ames tu tierra. Yo vivo en mi tierra, Calabria. Tengo a mis amigos y mi vida all¨ª, doy clases en mi tierra. Eleg¨ª eso de forma consciente, porque adem¨¢s pienso que tengo una deuda con la Universidad de Calabria porque sin ella no hubiera iniciado mi vida profesional. Y por cierto, por eso apoyo con fuerza la idea de una Universidad p¨²blica, porque creo que puede cambiar la vida de mucha gente.
?Cree que todo eso ahora puede estar en peligro?
Todo est¨¢ en peligro, pero no solo en Italia. El hecho de que una Universidad como la de Columbia haya admitido hace poco que hab¨ªa trucado los datos para subir en el ranking de centros universitarios y as¨ª poder ganar prestigio y cobrar m¨¢s a sus alumnos, es terrible. Es triste. Hoy vivimos esta loca idea de los rankings, de pesarlo todo, de etiquetarlo, de clasificarlo todo, de traducirlo todo en dinero. Pero hist¨®ricamente la tarea de la Universidad ha sido otra: formar millones de estudiantes que, antes de nada, sean ciudadanos cultos. Un laboratorio, como ya dijo Kant, donde mujeres y hombres puedan criticar los valores dominantes. No un lugar desde el que se difunden los valores dominantes.
Se llama pensamiento cr¨ªtico.
Eso es lo que deber¨ªa ser la escuela, pensamiento cr¨ªtico. Pero hoy estamos formando pollos de engorde, que pesan lo mismo, que salen iguales, con la misma formaci¨®n, evaluados desde los mismos par¨¢metros¡ Es una locura. Estamos formando soldaditos con una visi¨®n estrictamente empresarial, no cultural. Ha ganado la idea de que hay que ser siempre el primero y el mejor en todo. El ¨¦xito y solo el ¨¦xito. Pero eso no es real. Nos lo ense?¨® Don Quijote: en la vida tambi¨¦n hay derrotas gloriosas.
En su nuevo libro se reivindica la lentitud ¡ªNietzsche¡ª, la dificultad ¡ªRilke¡ª, el esfuerzo y la atenci¨®n ¡ªPetrarca¡ª, el asombro ¡ªArist¨®teles¡ª¡ Eso ya dar¨ªa para un buen sistema educativo, ?no? Pero m¨¢s bien parece que se est¨¢ haciendo lo contrario.
En Italia, la Universidad que a principio de curso tiene 300 alumnos matriculados y al final de curso tiene 300 licenciados es considerada como la mejor Universidad. Trescientos llegan, 300 salen con su diploma en el bolsillo. Pero nadie se pregunta cu¨¢l es el valor de esos 300. Claro, para hacer que sean 300 se baja el nivel, es la ¨²nica forma. Y lo mismo pasa con la educaci¨®n primaria, con la escuela secundaria, los institutos¡, y entonces hay que volver a Rilke, quien dec¨ªa que solo la dificultad te puede permitir hacer el esfuerzo que te hace mejor. Me alegra que cite usted a Petrarca, y su idea de la necesidad de escuchar y de prestar atenci¨®n. Esos peque?os textos suyos, las Cartas familiares, yo los utilizo siempre con mis alumnos en clase.
Antes pod¨ªa hablar media hora seguida y los estudiantes me segu¨ªan. Ahora, si les hablo cinco minutos seguidos, empiezan a mirar sus m¨®viles
Todo lo que escribe en sus libros, todos esos autores cl¨¢sicos a los que recurre, ?est¨¢n en sus clases?
Todo est¨¢ en mis clases. Yo s¨¦ que actualmente el umbral de atenci¨®n de los estudiantes es muy bajo. Yo llevo 32 a?os ense?ando en la Universidad. Cuando empec¨¦ a dar clases, pod¨ªa hablar media hora seguida y los estudiantes me segu¨ªan. Ahora, si les hablo cinco minutos seguidos, empiezan a mirar sus m¨®viles y a¡
A zapear.
Eso es.
Pero es que vivimos en un gran zapeo. Y no solo los estudiantes¡
Desde luego, es dram¨¢tico. Bueno, pues cuando les le¨ª la primera vez esas cartas de Petrarca, se hizo el silencio. Se dan cuenta de que, si no haces un esfuerzo de atenci¨®n, no entiendes nada.
Los m¨¦dicos diagnostican en muchos ni?os, aunque cada vez tambi¨¦n en m¨¢s adultos, el trastorno por d¨¦ficit de atenci¨®n. Pero hoy ya no parece una dolencia, parece casi un modo de vida, ?no cree?
Claro, porque todo es publicidad. Todo tiene que ser r¨¢pido y supuestamente eficaz. ?Por qu¨¦ no suelo dar entrevistas en televisi¨®n? Porque te piden hablar un minuto, y un minuto no significa nada. Lo mismo que la idea esa de los 140 caracteres. S¨¦ que hay autores y profesores que han intentado hacer filosof¨ªa en Twitter. Son concesiones a la moda que no sirven para nada. Al contrario: tenemos que hacer entender a los estudiantes que el clic en Facebook y tener 1.500 amigos no es amistad. Tenemos que ense?arles lo que le dice el zorro al Principito de Saint-Exup¨¦ry: ¡°Tienes que domesticarme¡±. Domesticar significa que hoy t¨² hablas conmigo a cuatro metros, ma?ana hablas a tres metros y ma?ana hablaremos a un metro. Se trata del tiempo que estamos dispuestos a dedicar a los otros.
Nos dijo George Steiner en una entrevista: ¡°Los j¨®venes ya no tienen tiempo de tener tiempo¡±¡
Y ten¨ªa raz¨®n, s¨ª, as¨ª es.
Usted critica, como ya se ha dicho, las ¡°pedagog¨ªas comerciales¡±, pero tambi¨¦n lo que llama las ¡°pedagog¨ªas hedonistas¡±. ?Puede explicarlo?
Claro. Le doy un dato. En el plan de inversi¨®n de los fondos europeos para Italia, que ascienden a casi 200.000 millones de euros, ?qu¨¦ se ha hecho en el campo de la educaci¨®n? Conectar todas las escuelas y comprar miles y miles de pizarras electr¨®nicas y iPads. Y se han olvidado de lo m¨¢s importante: los buenos profesores. En Italia, los profesores est¨¢n muy mal pagados. Ya no tienen dignidad dentro de la sociedad. La escuela tiene que hacer comprender a los estudiantes que una persona con conocimientos vale m¨¢s que una persona ignorante con dinero.
Pero explique lo de las ¡°pedagog¨ªas hedonistas¡±¡
S¨ª, me cabrea mucho. Hoy en d¨ªa hay un modelo pedag¨®gico que apuesta por todo tipo de aparatitos tecnol¨®gicos mientras sostiene que no hay que aprender de memoria; por ejemplo, que no hay que aprender poes¨ªa de memoria, que eso es una tonter¨ªa. ?No es verdad! Primo Levi ya nos lo hizo comprender en su libro Si esto es un hombre. Dec¨ªa que en el campo de concentraci¨®n le hab¨ªan robado todo, la ropa, los libros, la comida, el pelo porque se lo hab¨ªan rapado¡, pero que lo ¨²nico que los nazis no le hab¨ªan podido robar eran las cosas que hab¨ªa aprendido de memoria. As¨ª que, por la noche, les recitaba a sus compa?eros el Canto de Ulises, de Dante, y aquello era un diminuto rayo de luz en el infierno de Auschwitz. Lo m¨¢s importante de todo esto es que las cosas que t¨² has aprendido de memoria, nadie te las puede robar. T¨² puedes perder todos los bienes materiales que has adquirido, pero nunca tu sabidur¨ªa, lo aprendido, lo le¨ªdo, la m¨²sica¡, eso nadie te lo puede robar.
?Cree que la falta de capacidad de atenci¨®n y la creciente jungla virtual est¨¢n afectando a las relaciones sociales, las est¨¢n banalizando?
Por supuesto que s¨ª, y lo verdaderamente terrible es que los chicos ya prefieren hablar con sus amigos encerrados en sus casas, prefieren hacerlo por WhatsApp que estar sentados juntos y tocarse y hablarse y mirarse. Esto me preocupa much¨ªsimo.
?Por qu¨¦ cree que pasa?
Es normal. Si los estudiantes est¨¢n acostumbrados en su tiempo libre a vivir fuera de la escuela rodeados de pantallas, y adem¨¢s la nueva pedagog¨ªa defiende que en la escuela el m¨®vil y el iPad son muy importantes, pues los j¨®venes entonces viven pr¨¢cticamente toda su vida en modo virtual. Le pregunt¨¦ a un alumno m¨ªo: ¡°?T¨² por qu¨¦ tienes Facebook?¡±. Y me contest¨®: ¡°Porque me permite tener 1.500 amigos¡±. Eso es la banalizaci¨®n de la amistad. Pero adem¨¢s me dijo: ¡°Es que tambi¨¦n me permite echarme novias¡±. ?C¨®mo se puede pensar en hablar a alguien de amor o de sexo de forma virtual, sin cogerle la mano, sin sentir si se le pone carne de gallina, sin comprobar que sus ojos est¨¢n distintos, sin ver juntos una puesta de sol?
?Usted les dice estas cosas a sus estudiantes? ?Y le comprenden?
Cuando les hablas de esto, te comprenden. Tenemos que hablar m¨¢s con ellos, no podemos emplear nuestra fuerza de profesores para convencerlos o para obligarlos a hacer cosas. Son los argumentos los que importan. Hay que distinguir entre la autoridad entendida como la fuerza solo porque soy el profesor, y ser autoridad en algo, que supone la conquista del otro con argumentos. Si yo te impongo todo, no consigo nada de ti, pero si te leo la carta de agradecimiento que le envi¨® Albert Camus a su viejo profesor del colegio a los pocos d¨ªas de recibir el Nobel, es otra cosa. Hasta te puedo hacer llorar.
?Usted c¨®mo ense?a y para qu¨¦ ense?a?
Yo ense?o siempre con la idea de que las cosas que ense?o tienen que ser importantes para la vida, no para hacer un examen u obtener un t¨ªtulo. Cuando los estudiantes comprenden que leer una p¨¢gina de literatura es muy importante para entender su vida, bueno, has cumplido tu misi¨®n de profesor. Y para ense?ar, y tambi¨¦n para mis libros, siempre he preferido elegir los textos de autores cl¨¢sicos. Sus ideas son las que importan, no las m¨ªas.
Los hombres no son islas es, como ya ocurri¨® con La utilidad de lo in¨²til o Cl¨¢sicos para la vida, ante todo una gu¨ªa de lectura, ?no? ?Como un trampol¨ªn desde el que saltar a nuevas lecturas?
?Claro! Ese es el objetivo principal. Y le puedo decir que muchas veces estudiantes m¨ªos me han dicho: ¡°Profesor, estoy leyendo todo Dickens desde que nos puso aquel p¨¢rrafo¡±, o cualquier otro gran autor.
Se leen con placer todos esos textos cl¨¢sicos y sus propias conclusiones, pero no cabe ser demasiado optimista al respecto. ?Seguro que no somos islas?
Es evidente que la sociedad virtual crea nuevas formas de soledad, lo cual es una aut¨¦ntica paradoja de nuestra ¨¦poca, porque estamos m¨¢s conectados que nunca pero resulta que estamos solos. Tenemos la ilusi¨®n de estar relacionados, pero una relaci¨®n virtual no puede ser una buena relaci¨®n, es una forma de relaci¨®n vac¨ªa.
Algunos de esos textos son conmovedores de verdad, como cuando el fil¨®sofo ingl¨¦s del siglo XVI Francis Bacon habla de la filantrop¨ªa¡
S¨ª, ¨¦l utiliza esa imagen hermosa del ¨¢rabe que con un cuchillo hiere el ¨¢rbol del b¨¢lsamo. ¡°Una herida para curar las heridas¡±, la herida del b¨¢lsamo permite curar las heridas de la humanidad. O S¨¦neca y su idea de que la humanidad es como una c¨²pula donde, si quitas un solo ladrillo, todos los dem¨¢s ladrillos caen.
Hay gente que con el tema de la caridad y de la solidaridad gana mucho dinero. Y eso es terribleHay gente que con el tema de la caridad y de la solidaridad gana mucho dinero. Y eso es terrible
Por cierto, hablando de filantrop¨ªa, solidaridad y altruismo¡, ?no hay que tener cuidado con la ¡°industria de la caridad¡± y ciertos ¡°altruistas profesionales¡±?
Claro, y por eso inclu¨ª ese texto de La ¨®pera de cuatro cuartos, de Brecht, que deja claro que hay una industria de la mendicidad. Hay gente que con el tema de la caridad y de la solidaridad gana mucho dinero. En Italia, por ejemplo, hay organizaciones que te¨®ricamente se ocupan de los pobres pero que roban el dinero del Estado, y otras que ayudan a los inmigrantes y se lucran con ello. Esto es terrible.
Sus libros utilizan el ayer ¡ªa trav¨¦s de los cl¨¢sicos¡ª para tratar de explicar el hoy y atisbar el ma?ana. Viene a ser lo contrario de lo que est¨¢n haciendo los defensores de la cultura de la cancelaci¨®n: juzgar el ayer con criterios del hoy¡
S¨ª, s¨ª¡, la ¨²nica manera que tenemos de examinar el presente es mirando al pasado, y no al rev¨¦s. ?Por qu¨¦ en el Olimpo griego la madre de todos los saberes es la memoria? La memoria nos permite, a trav¨¦s del pasado, comprender el presente y prever el futuro. Y esa es una idea directamente opuesta a la idea que hoy es dominante: que las cosas importantes son las futuras porque el pasado es siempre obsoleto. Y eso es lo que ocurre en la industria electr¨®nica y en la industria digital, desde luego. Y en la industria de la educaci¨®n. Lo que hoy vale, en seis meses ya no vale, y los nuevos programas ya no pueden ser le¨ªdos por los viejos instrumentos de hace un a?o. Y todo eso est¨¢ perfectamente programado. Y otra cosa: hoy hay mucho dinero disponible para proyectos de digitalizaci¨®n de fondos de archivos y bibliotecas. Documentos muy antiguos, manuscritos y textos medievales, todo eso¡, pero despu¨¦s te dicen que, en la Universidad, no estudies Paleograf¨ªa, ni Filolog¨ªa, ni Antropolog¨ªa, porque son disciplinas que no sirven para nada. Entonces, si invertimos todo ese dinero en digitalizar textos antiguos y no hay expertos capaces de leer y de traducir esos manuscritos, ?para qu¨¦ sirve la inversi¨®n? Pues para tener contenta a la industria digital. Si esto sigue as¨ª, en 50 a?os tendremos que cerrar esos archivos y esas bibliotecas.
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