Luz de gas, ese tango p¨¦rfido
Es una din¨¢mica sutilmente destructiva. Uno busca raz¨®n (y control). El otro anhela aprobaci¨®n (y termina perdiendo la autoestima). A los ojos de un tercero, se ve c¨®mo una discreta forma de manipulaci¨®n.
Las palabras crean realidades. Si escuchamos constantemente ¡°t¨² y yo sabemos que no est¨¢s a la altura¡±, ¡°tienes tan mal car¨¢cter que la gente no querr¨¢ estar contigo¡± o ¡°qu¨¦ mal te queda lo que llevas¡±, podemos llegar a creer que es una realidad. Si adem¨¢s proviene de alguien que queremos o que nos importe, sea la pareja, el padre, una amiga o una jefa, a¨²n duele m¨¢s. Y, lo que es peor, puede dar lugar a una desestabilizaci¨®n interna que nos haga dudar de nosotros mismos y creer que la otra persona tiene raz¨®n. Dicho comportamiento es lo que se denomina ¡°luz de gas¡±, t¨¦rmino acu?ado a partir de la obra de teatro brit¨¢nica Gas Light (1938) ¡ªy la afamada pel¨ªcula de George Cukor de 1944 con Charles Boyer e Ingrid Bergman¡ª en la que un hombre hace creer a su mujer que est¨¢ loca. La doctora Robin Stern, psic¨®loga y directora del Yale Center for Emotional Intelligence, ha sido quien ha popularizado el concepto como autora del libro Efecto Luz de Gas.
Luz de gas es una din¨¢mica que se produce entre dos personas: por un lado, quien busca tener la raz¨®n y controlar a la v¨ªctima a trav¨¦s de comentarios, y, por otra parte, quien admira (o admiraba) al primero y necesita profundamente su aprobaci¨®n. A ojos de un tercero, la manipulaci¨®n de luz de gas es discreta. Aparentemente, se trata de sencillas observaciones que pretenden ayudar: ¡°Quiero que mi hijo d¨¦ lo mejor de s¨ª¡±, ¡°me gustar¨ªa que mi pareja tuviera mejor car¨¢cter¡± o ¡°mi amiga estar¨ªa mejor con otro tipo de ropa¡±. Sin embargo, lo que diferencia un comentario de ayuda de una manipulaci¨®n de luz de gas es la intenci¨®n. En el fondo, un manipulador no solo cree que tiene raz¨®n, sino que insiste en que la v¨ªctima est¨¢ equivocada si no est¨¢ de acuerdo con ¨¦l. De hecho, como reconoce la doctora Stern en la entrevista que mantuvimos, ¡°es un comportamiento que se aprende socialmente, no se nace as¨ª¡±. El miedo a la p¨¦rdida de control lleva a utilizar esta din¨¢mica y el contexto puede desempe?ar un papel importante. La doctora Stern advierte, adem¨¢s, de que en situaciones estresantes, como una crisis econ¨®mica, aumenta el riesgo de sufrir m¨¢s luz de gas en nuestras relaciones. Por ejemplo, un profesional insatisfecho en el trabajo cuando regresa a casa podr¨ªa utilizar esta din¨¢mica para recuperar la sensaci¨®n de ¡°control¡±. Sin embargo, lo que consigue es generar un profundo dolor a la v¨ªctima y socavar su autoestima.
El efecto luz de gas es un tango donde los dos necesitan bailar la misma canci¨®n. El manipulador busca control, pero la v¨ªctima tambi¨¦n desempe?a un papel activo. Alguien se convierte en v¨ªctima cuando busca el reconocimiento del otro, cuando necesita idealizarlo para aferrarse a la relaci¨®n o cuando pretende convencerle de que no est¨¢ en lo cierto. Por eso, aunque todos podamos caer, suelen sufrirlo m¨¢s mujeres en su relaci¨®n de pareja, seg¨²n el patr¨®n que la doctora Stern ha observado en su pr¨¢ctica cl¨ªnica desde hace m¨¢s de tres d¨¦cadas. Curiosamente, mujeres fuertes y exitosas socialmente son muy susceptibles a ello. Cuando sus parejas no saben encajar dicho ¨¦xito, pueden comenzar veladamente con comentarios que abren el efecto luz de gas y as¨ª recuperan la sensaci¨®n de control. La excusa es hacerlo por el bien de la otra persona y resulta una idea seductora, porque parece que alguien que te quiere se preocupa por ti. El entorno de la v¨ªctima no opina lo mismo que lo que la pareja le insiste; sin embargo, ella termina cuestion¨¢ndose a s¨ª misma. Pero, recordemos, es un tango. Hacen falta dos personas, por lo que la v¨ªctima tambi¨¦n tiene en sus manos el primer paso para terminar dicho baile.
Seg¨²n la doctora Stern, el proceso empieza con tomar conciencia de lo que ocurre y con desmontar esa imagen id¨ªlica que a veces podemos albergar del otro o del amor, si es el mundo de la pareja, en pos de luchar por nuestra realidad e integridad. Otro de los grandes ant¨ªdotos consiste en no buscar el reconocimiento externo para validarse a uno mismo, lo que conlleva todo un proceso de autoaceptaci¨®n. Tambi¨¦n ayuda no caer en luchas de poder para ver qui¨¦n tiene raz¨®n. Optar por frases como ¡°no puedo continuar esta conversaci¨®n¡± o ¡°podemos estar de acuerdo en no estar de acuerdo¡± son herramientas pr¨¢cticas para frenar dicha din¨¢mica, para aprender a cuidarse y para comenzar a crear una realidad m¨¢s amable para nosotros mismos.
Pilar Jerico? es coordinadora del blog Laboratorio de felicidad.
Seis claves para apagar la luz de gas, seg¨²n la doctora Stern
- Reflexionar si existe algo
inadecuado en la manera en la que nos tratan. - Tener claros cuáles son los límites y mantenernos firmes en ellos.
- Escribir frases que nos ayudan a no entrar en la dinámica cuando nos sentimos amenazados.
- Evitar las discusiones y las luchas de poder, y no intentar convencer al otro de que no tiene razón.
- Rodearse de personas que realmente se preocupen de nosotros y validen nuestra realidad.Sentir compasión y paciencia hacia nosotros mismos, porque salir de una manipulación de luz de gas no es un proceso fácil y requiere tiempo
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