Laia Costa, protagonista de ¡®Cinco lobitos¡¯: ¡°Mucha gente a mi alrededor sufre ataques de p¨¢nico, yo prefiero ir despacito¡±
Ha triunfado en Europa y en el circuito ¡®indie¡¯ internacional, pero ya cuenta tambi¨¦n con su primer gran ¨¦xito en el cine espa?ol: es la protagonista de ¡®Cinco lobitos¡¯, pel¨ªcula con 11 candidaturas a los Goya y un ¨¦xito creciente por el que esta enorme actriz empieza a cosechar premios.
Ser hija, madre, abuela¡, puede conformar el ciclo de la vida en tres dimensiones. Un c¨ªrculo donde entran la inocencia en un primer estrato, el miedo y la fragilidad de la madurez en el segundo y la sabidur¨ªa del estoicismo en la etapa final, cuando dejas atr¨¢s tu propia historia y encaras la muerte. Todo eso ha sentido y experimentado Laia Costa (Barcelona, 37 a?os) al meterse en la piel de Amaia para Cinco lobitos. La primera pel¨ªcula de Alauda Ruiz de Az¨²a ha tocado la fibra del p¨²blico en Espa?a porque habla de la din¨¢mica cambiante de los cuidados. Tambi¨¦n de las sucesivas crisis de identidad que nos azotan en cada etapa desconocida. De aquellas cat¨¢strofes que trastocan las prioridades de un amor por otro o de la distancia y complicidades de la tribu. Pero, sobre todo, de la esencia de la maternidad: cuando no aciertas a saber dar el pecho y el insomnio te corroe, cuando te dejan en brazos a un ser que llora sin saber por qu¨¦ y no entiendes su l¨®gica animal, pero debes traducirlo, y para aliarte con ¨¦l¡
Laia Costa es el centro de gravedad de ese artefacto emocional explosivo y tierno. Una canci¨®n de cuna en im¨¢genes que ha logrado 11 candidaturas a los Goya de 2023 dentro de la magn¨ªfica cosecha creativa del cine espa?ol y ya triunf¨® en el pasado Festival de M¨¢laga como mejor pel¨ªcula, mejor guion y el reconocimiento a sus dos protagonistas femeninas: Costa y Susi S¨¢nchez. Su ¨¦xito no ha dejado de crecer. El boca a boca que produce ha engrandecido su vocaci¨®n de pel¨ªcula sin pretensiones taquilleras, pero con la solidez de lo que ha dado en el clavo. Con un asunto crucial: ¡°Algo que me gustar¨ªa que se trasladara al debate p¨²blico¡±, asegura Costa. ¡°A la esfera pol¨ªtica, econ¨®mica y social mediante la conciencia de saber que, si no tienes un entorno del que tirar, alguien debe ocuparse de nosotros. El margen de mejora que tenemos por delante es enorme. El cuidado anda en el centro del debate p¨²blico. Hay que situarlo entre lo imprescindible¡±. La pel¨ªcula, seg¨²n ella, abre ese mel¨®n: ¡°Sin pretensiones, con sobriedad, elegancia y de manera muy contenida. Esa es la fuerza que posee lo audiovisual: provoca debates y desata ese poder de la cultura para transformar¡±.
Gran parte del secreto que atrae en Cinco lobitos lo encarna Costa. Su verdad, su cruda ternura de madre superada en busca de la serenidad y un nuevo lugar en el mundo, asombra. Y eso, en gran parte, se explica por el olfato y su acierto a la hora de encontrar buenos papeles. ¡°Le¨ª el guion y pens¨¦: ¡®Esto, al menos, merece un caf¨¦ con Alauda¡±. Sab¨ªa que pod¨ªa aportar su propia experiencia de maternidad primeriza. Le daba miedo tambi¨¦n despu¨¦s de 13 meses apartada de las c¨¢maras y encomendada a la crianza. En plena pandemia y, como dice ella, en Miami, donde ha vivido, ¡°lejos de la tribu¡±.
Se encontraba vulnerable, pero al tiempo segura de toda la verdad que en pantalla pod¨ªa transmitir a la protagonista. ¡°Como Alicia en el pa¨ªs de las maravillas, me dejo guiar por el conejo hacia la madriguera¡¡±, comenta. ¡°Era arriesgado, pero mi vida y la de Amaia se intercambiaban gui?os muy profundos. A veces pienso: si la pel¨ªcula no hubiera tenido este ¨¦xito, me hubiera sentido tambi¨¦n feliz, porque esos gui?os se seguir¨ªan acompa?ando¡±.
Lo dice antes de someterse a una sesi¨®n de fotos en el Poblenou de Barcelona, una ciudad a la que ha regresado despu¨¦s de casi dos d¨¦cadas fuera. Su caso resulta curioso dentro del cine espa?ol. El espectador apenas la reconoce como una actriz popular dentro de su pa¨ªs, pese a sus apariciones secundarias en series como Bandolera, El tiempo entre costuras o Carlos, rey emperador, entre otras, o ya con un papel m¨¢s principal en Cu¨¦ntame un cuento y Polseres vermelles. Sin embargo, Costa es ya una figura en Europa y dentro del circuito indie. Ese aire que recuerda la elegancia p¨ªcara de Audrey Hepburn o la inocencia inicial de Geraldine Chaplin cautiv¨® a Alemania cuando protagoniz¨® Victoria, de Sebastian Schipper. Con el rastro de esta chica espa?ola perdida en la noche de Berl¨ªn gan¨® un Premio Lola, el m¨¢ximo galard¨®n germano, en 2015; tambi¨¦n un Gaud¨ª, y fue candidata a un Bafta brit¨¢nico. Continu¨® su racha fuera con t¨ªtulos como Newness, Only You o Duck Butter, hasta que Isabel Coixet la coloc¨® en la ¨®rbita hispana como protagonista de la serie Foodie Love (HBO). Ah¨ª, Costa, junto al argentino Guillermo Pfening, borda una exhibici¨®n de atracciones placenteras entre la gastronom¨ªa y la sensualidad, dentro de una brillante y provocadora vuelta de tuerca a la comedia rom¨¢ntica.
Fue la directora barcelonesa quien la se?al¨® como futura estrella del cine espa?ol. Costa la considera una especie de mentora. ¡°Derrocha esa curiosidad innata que contagia; en todo momento quieres saber qu¨¦ lee, qu¨¦ escucha, qu¨¦ come, qu¨¦ ve. Siempre anda al d¨ªa. Me alucina. Est¨¢ a la ¨²ltima en todo¡±, afirma la actriz. Por no hablar de verla rodar¡ ¡°Lo hace c¨¢mara en mano, tiene muy claro lo que quiere y lo que se ahorra con esa habilidad. Con ella te encuentras siempre a expensas de la magia del accidente por esa constante frescura. Es una trabajadora nata, cada vez que estoy con ella quiero absorberlo todo¡±.
Se ven m¨¢s a menudo desde que la int¨¦rprete regres¨® a Horta, su barrio. ¡°Al final, decidimos volver al lugar donde crec¨ª¡±. No ha cambiado mucho, dice, y dispone de lo b¨¢sico: ¡°Un comercio de cada. Lo estoy redescubriendo. Es el que tiene menos densidad de poblaci¨®n de Barcelona, much¨ªsimos parques. Me di cuenta pronto de que quer¨ªa volver¡±. Ha recuperado tambi¨¦n los ecos de su infancia: ¡°Viv¨ª aquello de los ni?os en la calle y lo disfrut¨¦. Tuve una infancia muy ocupada, con poco espacio para el aburrimiento entre ingl¨¦s, baloncesto, teatro¡ Mi hermana y yo no pod¨ªamos aburrirnos, aunque tambi¨¦n sab¨ªamos hacerlo, cuando busc¨¢bamos juego o peleas¡±.
Uno imagina entonces a Jos¨¦ Mar¨ªa Costa, su padre, y a Cristina Bertr¨¢n, su madre, tratando de poner paz. ?l fue gerente de la sala de baile Niza, y ella, taxista: ¡°De las primeras mujeres que se dedicaron a ello en Barcelona¡±, cuenta su hija. Pero apenas recuerda haberse montado en su veh¨ªculo. ¡°No lo frecuent¨¢bamos, ella empez¨® a contar sustos en el trabajo cuando hab¨ªan pasado muchos a?os. Protegernos de ese tipo de cosas ha sido una manera muy propia de comportarse de mis padres. No s¨¦ si har¨¦ eso con mi hija, educar es muy complicado. Los reproches que yo les he hecho me los lanzar¨¢ mi hija a m¨ª: andaremos siempre un paso por detr¨¢s, aunque la voluntad nos empuje a ponernos delante¡±. Piensa a menudo en eso, como parte del ciclo que retrata Cinco lobitos tambi¨¦n. Uno de esos gui?os, como dice, que la unen a su papel. ¡°La maternidad me acerca al hombre y la mujer que son mis padres. A las personas. No a la figura o al rol que encarnaban. Me resulta fundamental separar ambas cosas¡±.
Como tambi¨¦n funde las esferas que toca su hermana Noe. ¡°Estoy tan orgullosa de la t¨ªa que tiene mi hija¡¡±. Poco despu¨¦s de empezar a hablar, antes de que entr¨¢ramos en materia, Laia Costa comenz¨® a hablar de ella. Denotaba una admiraci¨®n genuina y mucha complicidad. ¡°Es arquitecta, pero ha podido llevar su campo al teatro y al cine, donde ahora trabaja como escen¨®grafa y en la direcci¨®n de arte. Le va muy bien; de hecho, compartiremos nervios en los Goya porque forma parte del equipo de Los renglones torcidos de Dios, nominada en su apartado¡±.
Prefiere hablar bien de todo el mundo antes que de s¨ª misma. El caso, dice, es ¡°quitarse importancia¡±. Una actitud que Costa asegura valorar en muchas actrices consagradas. Para probarlo, desarrolla ese argumento y denota una honda reflexi¨®n previa. M¨¢s cuando todo tiende a atropellarte. ¡°Mucha gente a mi alrededor quiere parar, sufren ataques de p¨¢nico. En mi caso, haber empezado casi con 30 a?os me ha dado herramientas. Con 20 no sabes qu¨¦ quieres o qu¨¦ no quieres, m¨¢s en esta profesi¨®n, con el foco encima. Todo juega en torno a la prisa, pero yo procuro andar con la prudencia por delante. Debes apartarte para saber qu¨¦ quieres hacer. Echar el freno: moverme despacito, quitarse importancia, insisto. Los artistas de ¨¦xito internacional, ya mayores, hablan de eso para re¨ªrse un poco de s¨ª mismos. Filtrar lo fundamental y gestionar todo lo que te ocurre desde el disfrute. Te digo esto porque suena muy bonito en teor¨ªa, pero llevarlo a la pr¨¢ctica me parece muy dif¨ªcil¡±.
En todo ello Costa aplica tambi¨¦n las reglas del esfuerzo colectivo desde sus tiempos de jugadora de baloncesto. ¡°Las amigas de infancia que conservo vienen de esa ¨¦poca¡±. Comenz¨® con seis o siete a?os en el Hispano Franc¨¦s. ¡°Me ha proporcionado muchos valores que no he encontrado en otros lugares, al menos de esa forma tan pura. El trabajo en equipo, para empezar. Tambi¨¦n que a veces te comes banquillo por motivos que no entiendes, que si no entrenas, no juegas. Por supuesto, una sensaci¨®n de sororidad constante, hasta el punto de que, si una de nosotras se lesionaba, te dol¨ªa a ti, nos dol¨ªa a todas¡±. Son lazos y principios que ha aplicado a casi todas las esferas de la vida y el trabajo. ¡°La amistad que tengo con ellas no la he forjado con nadie, sal¨ªa entonces de lo f¨ªsico y terminaba en lo emocional y lo colectivo. Fuimos muy buenas, ganamos el campeonato tres a?os, pero, adem¨¢s, sab¨ªamos perder. El deporte me protegi¨® de muchas cosas¡±.
Otra etapa crucial fue la universitaria. Estudi¨® Publicidad y Relaciones P¨²blicas en la Ramon Llul, hasta comenz¨® un doctorado sobre investigaci¨®n cualitativa de tendencias, lo que en marketing llaman cool hunting. Trabaj¨® en agencias. Primero, sin horario marcado en Mr. John Sample. De ah¨ª, a una empresa alemana, esa s¨ª, con hora de entrada y salida estrictas. Y por eso tambi¨¦n cambia su vida. ¡°Al terminar a las seis de la tarde, ten¨ªa tiempo libre, as¨ª que mi hermana y yo nos apuntamos a clases de teatro en la escuela de Nancy Tu?¨®n¡±.
As¨ª cambiaron radicalmente sus prioridades. Comenz¨® a enrolarse en papeles peque?os, alguna pel¨ªcula, varias series¡ Hasta que, mediante un casting, fue a parar a un extra?o experimento que le catapult¨®. Buscaban una actriz para un papel no protagonista en una producci¨®n alemana independiente. ¡°No ten¨ªan clara la narrativa. Eso fue para m¨ª lo interesante. Nos trasladamos a ensayar a Berl¨ªn y en 12 d¨ªas lo encontraron¡±. En un principio, el argumento se centraba en un grupo de chavales que salen a por todas en la madrugada berlinesa. Pero encontrar a Laia Costa transform¨® el plan. Sebastian Schipper entendi¨® que la actriz arrastrar¨ªa al p¨²blico desde el primer movimiento de c¨¢mara en la pista de baile de club hasta el fin del metraje. Cambi¨® el t¨ªtulo por el del personaje que encarnar¨ªa Costa y pas¨® a llamarse Victoria.
La pel¨ªcula deslumbr¨® por su descaro, una nada desde?able audacia y su capacidad para retratar a una generaci¨®n. Pero tambi¨¦n por el im¨¢n de la actriz, que no abandona en ning¨²n momento el plano secuencia de 140 minutos que compone la acci¨®n. ¡°Dos d¨ªas antes del casting tuve un accidente de moto, me com¨ª el coche de delante. Hice la prueba con el efecto de un mont¨®n de analg¨¦sicos. Todo raro. No ten¨ªa ni idea de lo que estaban haciendo. Viv¨ª ese proceso de manera salvaje porque cre¨¢bamos todos. Cuando la rod¨¢bamos, cre¨ª que acabar¨ªa por convertirse en algo que ver¨ªan nuestros padres, amigos y dos m¨¢s. Luego pas¨® todo lo que pas¨®¡¡±.
Con Cinco Lobitos tuvo una sensaci¨®n parecida. La de participar en un proceso colectivo de construcci¨®n bas¨¢ndose en riesgos no contemplados, pero s¨ª justificados. Esa tarea de contagio se trasluce en un resultado redondo. En la puesta en escena y por las interpretaciones de un cuarteto que junto a Costa y Susi S¨¢nchez forman Ram¨®n Barea y Mikel Bustamante. Todo rezuma esmero y entrega en torno a un proyecto modesto que acierta porque habla de algo que nos interpela a nuestra sociedad hoy. M¨¢s en un mundo que acaba de salir de un trauma como la pandemia y se siente extremadamente fr¨¢gil, con ansia y conciencia de necesitar un cambio de prioridades colectivas. A Costa, en las dos partes de la pel¨ªcula, le ha costado m¨¢s la segunda que la primera. Ser madre le result¨® natural. El rol de hija que pasa a ocuparse de sus padres, menos. ¡°Siento que es un paso en mi vida que llegar¨¢ m¨¢s pronto que tarde. Me cost¨® mucho adentrarme en el personaje durante esas semanas. Es algo que a¨²n no he vivido y a lo que no me he enfrentado¡±, confiesa.
Sin que ello suponga una reacci¨®n negativa ante la entrada en la madurez. Costa despide en ese sentido una serenidad saludable que se trasluce en las nacientes canas que la c¨¢mara le hace brillar en su pelo moreno. Pocas, pero al¨¦rgicas al tinte, con una luz plateada propia y visible. ¡°Estoy muy orgullosa de ellas. Me gustar¨ªa llegar a tener el pelo de ?ngela Molina, es una belleza¡±, proclama.
Con ello muestra su respeto a la experiencia. Y especialmente al arrojo de un colectivo que le fascina: ¡°Cuando voy a cualquier evento de nuestro mundo procuro sentarme en la mesa de los productores¡±, dice. Los considera el origen de todo, no siempre bien reconocido. ¡°Sobre todo, los peque?os e independientes. Van sin red. Me los imagino en una atracci¨®n de parque, con su adrenalina. Si se les suelta la barrera de seguridad, en lugar de decidir bajarse, se quedan, se agarran con las dos manitas y que sea lo que Dios quiera. No est¨¢n dispuestos a perder la oportunidad de hacer lo que creen, aunque sean proyectos a 10 a?os. Para m¨ª son h¨¦roes, arriesgan todo por lo que creen, pelis como Cinco lobitos no se llevan adelante si no es por ellos. Son la puerta que se abre, aunque en el camino deban luchar contra muchos dragones¡±.
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