El fot¨®grafo que atrapa el alma del cercan¨ªas
Antonio Delgado capta el d¨ªa a d¨ªa del alma de los viajeros que toman el tren entre Torrej¨®n y Madrid. Acaba de inmortalizarlo en un libro
Antonio Delgado recuerda que una de las personas que accedieron a posar para uno de sus retratos acab¨® con una contractura en el cuello. Cualquier movimiento m¨ªnimo arruina las fotos de gran formato, por eso el modelo tiene prohibido parpadear siquiera, se justifica mientras me explica el funcionamiento de la Cambo 4¡Á5, la primera de esas c¨¢maras que compr¨®. Despu¨¦s tuvo dos Mamiya de formato medio. Y hasta lleg¨® a reformar uno de los servicios de su piso reci¨¦n estrenado para montar un laboratorio de revelado, el mismo en el que permaneci¨® abducido durante una d¨¦cada, perfeccion¨¢ndose.
Este hombre de 58 a?os recorre a diario la l¨ªnea de Cercan¨ªas desde su casa en Torrej¨®n de Ardoz hasta Atocha, donde trabaja. En ese trayecto, que dura un promedio de 30 minutos, aprovecha para disparar su c¨¢mara digital, una Sony a7R con un objetivo Voigtl?nder de 40 mil¨ªmetros que funciona casi de forma autom¨¢tica como una extensi¨®n de su mirada, que no para de detectar encuadres. Fruto de estos viajes ha publicado el libro In itinere. Su registro es amplio, pero sus favoritos son los retratos y los personajes. Se trata de una pasi¨®n que consigue captar la soledad en lo cotidiano, el alma de algunos viajeros ensimismados entre la prisa y el caos, rescatando lo singular dentro de una multitud, la diversidad que alimenta Madrid en general, gracias al talento que lleva entrenando desde que sus padres le regalaron su primera c¨¢mara con 15 a?os, una Werlisa Club Color. El obsequio, por cierto, fue una exigencia suya.
Antonio no puede precisar qu¨¦ lo llev¨® a pedir una c¨¢mara, solo recuerda que la pasi¨®n siempre estuvo ah¨ª. Y aunque ahora dispara con una digital (sigue defendiendo que la fotograf¨ªa debe ser en papel), le encanta hablar de los procesos que supone lo anal¨®gico, sobre todo positivar y revelar, conseguir la mejor textura y definici¨®n, mezclar los productos qu¨ªmicos ¨¦l mismo. Gran parte de estos conocimientos t¨¦cnicos los aprendi¨® gracias a CUFAE (Comunidad de Usuarios de la Fotograf¨ªa Anal¨®gica en Espa?ol), un foro en internet de apasionados de la fotograf¨ªa, hoy dado de baja. Con algunos miembros de aquel foro se reun¨ªa en la cafeter¨ªa del Museo Reina Sof¨ªa a intercambiar informaci¨®n y a ejercer la cr¨ªtica sobre sus trabajos. Dice que eran como esos personajes de La colmena, la pel¨ªcula, reunidos en un bar con un vaso de agua en la mesa, pero en su caso con tazas de caf¨¦. Se pasaban horas eternas comentando sus trabajos sin ninguna otra consumici¨®n.
Por desgracia, la pandemia acab¨® de forma definitiva con esa etapa. Otro fen¨®meno violento, la Filomena, lo atrap¨® tres d¨ªas en Madrid. No hab¨ªa manera de volver a Torrej¨®n de Ardoz, pero por lo menos pudo registrar la nevada con su c¨¢mara. Porque Antonio es fot¨®grafo las 24 horas del d¨ªa. A veces se le escapan las fotos por no detenerse a tiempo o la gente no acepta que la retraten, pero son pocos los que se niegan. Ganador de algunos premios locales, cuenta adem¨¢s con varias exposiciones colectivas e individuales. Le pregunto si le habr¨ªa gustado ser reportero gr¨¢fico. No es un trabajo compatible con su proyecto de vida familiar, me responde. Entiendo que tampoco es una frustraci¨®n. ?C¨®mo podr¨ªa sentirse frustrado alguien que recoge a diario la vida de su ciudad con su objeto favorito
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