La palabra merdenfacto
Se lo pregunto: ?tienen palabras que solo se dicen a ustedes mismos, palabras propias que nadie sabr¨ªa qu¨¦ significan?

?Ustedes tambi¨¦n tienen palabras propias? Es una pregunta: de verdad no lo s¨¦. Y, en realidad, nunca lo hab¨ªa pensado. Pero esta tarde estaba acatarrado y agotado y arruinado y me repet¨ª ¡ªcomo miles de veces en mi vida¡ª que estaba merdenfacto, y me brill¨® la duda. La palabra merdenfacto, ya lo imaginar¨¢n, no aparece en ning¨²n diccionario. Es m¨¢s: puede que no haya sido pronunciada nunca. Yo, por lo menos, no lo he hecho, y quiz¨¢ nadie m¨¢s la haya acu?ado.
Porque es m¨ªa, creo, solo m¨ªa: en todo caso no la aprend¨ª como se aprenden las palabras, no se la escuch¨¦ a nadie, no la recib¨ª. Su sentido, para m¨ª, es cristalino: est¨¢ compuesta de una variaci¨®n boba de ¡°mierda¡± con ecos alemanes ¡ªmerden¡ª y el latinajo obvio de facto ¡ªcomo en estupefacto, tumefacto, putrefacto¡ª para decir ¡°hecho¡±. Hecho mierda, entonces, en el dialecto m¨¢s exclusivo: uno de uno solo.
Se supone que empezamos a formar palabras ¡ªnosotros, aquellos monos tan ansiosos¡ª hace mucho. Y decir hace mucho es, claramente, la forma de no decir que no tenemos ni prosternada idea de cu¨¢ndo. Hay investigadores que dicen que los primeros sonidos comunicantes se pronunciaron hace un par de millones de a?os ¡ª?mill¨®n m¨¢s, mill¨®n menos¡ª; otros, que empezaron en serio hace 500.000, junto con la domesticaci¨®n del fuego y la aparici¨®n de ciertas herramientas de madera y piedra. Otros, a¨²n, dicen que no se puede hablar de lenguaje hasta hace 70.000 o 60.000 a?os, ayer nom¨¢s, cuando algunos Homo sapiens africanos empezaron a migrar a Europa ¡ªy todav¨ªa no hab¨ªa lanchas italianas ni rejas espa?olas ni partidos patriotas de las diversas patrias para detenerlos.
Pero, dentro de tanta incertidumbre, est¨¢ claro que empezaron a intentarlo para comunicarse; que cualquier lenguaje es, antes que nada, voluntad de comunicaci¨®n: uno pronunciaba ciertos sonidos para que otro recibiera cierta informaci¨®n. Y m¨¢s tarde, cuando quisieron que esa informaci¨®n quedara registrada, descubrieron la forma de reproducir esos sonidos con dibujos: escribir. Y m¨¢s tarde a¨²n, cuando no se conformaron con el peque?o grupo alrededor, encontraron modos de enviar esas palabras dibujadas y esas palabras pronunciadas cada vez m¨¢s lejos, cada vez a m¨¢s.
Todo esto est¨¢ claro. Pero despu¨¦s hay una zona felizmente oscura, reservada: las palabras que no son para comunicarse. Esas que son un modo de hablar consigo mismo, sin testigos, sin interferencias, sin dejar entrar el mundo en tu cabeza ni lanzarse a ¨¦l. De guardar un tesoro que no sirve para nada, como todos los tesoros verdaderos, pero que te permite un reconocimiento, un breve encuentro con esa persona que tienes guardada tan adentro: una complicidad, un cari?ito.
Son esas como ¡°merdenfacto¡±, tonter¨ªas. Les insisto, no s¨¦ por qu¨¦ nunca le pregunt¨¦ a nadie si ten¨ªa palabras como esa, si lo m¨ªo era pura locura personal o parte ¨ªnfima de la gran locura general. Me parece m¨¢s razonable ¡ªlocura razonable¡ª que muchos lo hagamos, pero no estoy seguro. Y empezar a preguntarlo justo antes de escribir sobre el asunto ser¨ªa una agachada.
Por eso, ahora, se lo pregunto a ustedes: ?tienen palabras propias, palabras personales? ?Palabras que solo se dicen a ustedes mismos, palabras que nadie sabr¨ªa qu¨¦ significan? ?Y por qu¨¦, en tal caso, no las pronuncian? ?Por pudor, juego, ego¨ªsmo, por las ganas de guardar algo que nadie m¨¢s conozca ni comparta? ?O las comparten si acaso con una pareja, con un hijo? ?Y a qu¨¦ refieren? ?Son restos de la infancia, deformaciones de esos d¨ªas, o referencias decididamente ¨ªntimas o construcciones caprichosas fantasiosas o qu¨¦, de d¨®nde salen?
Es f¨¢cil hablar de las palabras para comunicar: es lo evidente. Es lo que siempre hago, pero hoy quer¨ªa pensar por un momento, sin saber mucho qu¨¦ decir, en esas que no, en estas. Una palabra que se calla, una herramienta que sirve para lo opuesto a su funci¨®n normal es una bestia muy notable, se merece un desv¨ªo. Y no es que hoy est¨¦ particularmente merdenfacto; es solo que quiero preguntarles. Lo l¨®gico, sabemos, ser¨ªa que no me contestaran.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
