Alejandra Kindel¨¢n: ¡°Las mujeres en la banca mandamos muy bien¡±
Nacida en Venezuela, es la primera mujer que ha llegado a presidir la Asociaci¨®n Espa?ola de Banca. Entre sus objetivos principales est¨¢ cambiar la mala imagen que los espa?oles tienen del sector desde la crisis de 2008
Alejandra Kindel¨¢n (Caracas, 1971) tiene en el centro de la mesa de su despacho un equilibrista que apunta y planea sobre el cielo de Madrid. Pero ella, lo repite m¨¢s de una vez en su puesto de presidenta de la Asociaci¨®n Espa?ola de Banca (AEB) situado en la planta 30? de una de las torres de Chamart¨ªn, lo que pretende es acercar su sector a la calle. Lo tiene dif¨ªcil¡ Hoy, los encargados de guardar nuestro dinero no cuentan con buena reputaci¨®n entre los ciudadanos y Kindel¨¢n cree que esa fama es injusta, poco ponderada. Pero la banquera ha llegado a romper techos de cristal. Tambi¨¦n ha resultado complicado que una mujer ostente su cargo como l¨ªder de la patronal bancaria por primera vez en la historia y ella lo logr¨® justo hace un a?o en un contexto de acecho de crisis, aunque con resultados econ¨®micos espectaculares. Ha sido despu¨¦s de una carrera s¨®lida en el Central Hispano primero y despu¨¦s en el Santander, donde fue responsable del servicio de estudios y asuntos p¨²blicos. Echa de menos el abrazo del tr¨®pico con el que creci¨® en Caracas desde que naciera all¨ª en 1971. Vivi¨® en la capital venezolana hasta que se traslad¨® a estudiar Econom¨ªa y Ciencias Pol¨ªticas en la Universidad de Wellesley (Massachusetts), la primera instituci¨®n p¨²blica femenina en Estados Unidos. Hoy quiere fomentar la visibilidad de las mujeres en las jerarqu¨ªas de un sector, dice, con tacto, ¡°tradicionalmente masculino¡±.
Ante crisis del sistema financiero como las que se han vivido a mitad de marzo, ?usted sabe guardar la compostura?
Lo primero que pens¨¦ es: necesito informaci¨®n para entender lo que est¨¢ ocurriendo.
M¨¢s que decirse: ¡°?Calma!¡±.
Bueno, es que yo creo que la llevo dentro. No soy de las que empiezan a gritar: ¡°?Ah, qu¨¦ horror!¡±. Y, adem¨¢s, siento la responsabilidad de transmitirla al equipo.
?Por eso ocupa este puesto?
No lo s¨¦, o s¨ª, es un factor m¨¢s, entre otros.
?Cu¨¢ndo supo que era buena con los n¨²meros?
De muy peque?a. Cuando estaba en Caracas en el colegio me seleccionaron para las olimpiadas nacionales de matem¨¢ticas. Tambi¨¦n a las de qu¨ªmica.
?Qu¨¦ hac¨ªan en Caracas?
Mi madre es venezolana y mi padre [que es espa?ol] comenz¨® a trabajar all¨ª entre 1980 y 1987. Yo era muy joven.
?C¨®mo era aquella Venezuela?
Maravillosa. Con una naturaleza espectacular, lo pas¨¦ muy bien. Los contrastes sociales y la inseguridad estaban ah¨ª. Me chocaban. Pero cuando pienso en ello recuerdo la luz, el mar, la exuberancia del tr¨®pico.
?Siempre quiso trabajar en la banca?
?No! Yo quer¨ªa ayudar al mundo. Estudi¨¦ para ello Econom¨ªa y Ciencias Pol¨ªticas. Lo de Venezuela me hab¨ªa marcado. Las turbulencias. Quer¨ªa ayudar, saber y entender por qu¨¦ a un pa¨ªs con gente buena y preparada le puede acabar yendo mal.
?C¨®mo se propon¨ªa cambiar el mundo?
Estudi¨¦ en Estados Unidos, en la Universidad de mujeres de Wellesley, en la Costa Este, e hice una tesis sobre la calidad de la educaci¨®n. C¨®mo la mejora de las personas estaba directamente relacionada con eso. Al salir de ah¨ª me fui al Banco Mundial y luego a Madrid a buscar trabajo en alg¨²n lugar que me ayudara a seguir entendiendo. Entr¨¦ en los servicios de estudios de los bancos y me contrataron en el Banco Central Hispano (BCH). Una experiencia maravillosa, me encant¨®.
?Qu¨¦ aprendi¨® ah¨ª?
Mucho. Me met¨ª a fondo en temas europeos. Viv¨ªamos la etapa de introducci¨®n del euro. Con lo cual me toc¨® entenderlo y acompa?ar a personas del banco que iban a ver a clientes para explic¨¢rselo. Me lo pas¨¦ bomba.
?Iban puerta a puerta? ?Como ap¨®stoles del euro?
No s¨¦ si tanto¡
A ver, ?c¨®mo lo explicaba?
Pues desde los factores de conversi¨®n: 166,6 pesetas por cada euro. Que era bueno, necesario, que empezar¨ªa como una moneda virtual y que existir¨ªa una transici¨®n entre eso y las monedas. Lo explicaba divinamente.
Visto, hoy, lo que usted predicaba entonces, ?se qued¨® corto para bien o fue peor?
Sin duda, para bien. El euro ha sido un factor de crecimiento, desarrollo y progreso alucinante para Europa en general y para Espa?a en particular.
Qu¨¦ visi¨®n aquella, ?no?
Espectacular. Visi¨®n y liderazgo.
Usted pertenece a una generaci¨®n que creci¨® con una din¨¢mica: la integraci¨®n en estructuras como la UE. Llega la crisis de 2008 y la din¨¢mica se invierte hacia la desintegraci¨®n. ?Por qu¨¦?
No s¨¦, en 2008, Europa respondi¨® en el sector financiero con pasos importantes. Se mont¨® la uni¨®n bancaria. Hoy en d¨ªa disponemos de un supervisor ¨²nico, una manera de resolver las crisis en nuestro sector, una armonizaci¨®n de la normativa europea, contamos con m¨¢s herramientas que nos proporcionan un criterio de gesti¨®n. Se dieron pasos relevantes a partir de aquello. Globalmente, continuaron los pasos, aunque la pandemia haya afectado a las cadenas de valor que debemos reacomodar. En ese sentido no soy pesimista. Creo que debemos reordenar, quiz¨¢s vayamos algo m¨¢s hacia una regionalizaci¨®n, pero no hacia una fragmentaci¨®n.
Me alegro si desde el sector bancario y financiero lo aprecian as¨ª, pero en cuanto a las fracturas sociales, ?ocurre lo mismo? ?O la que comenz¨® con la depauperizaci¨®n de las clases medias ha conducido a opciones populistas desintegradoras?
En ese aspecto, s¨ª. Estoy de acuerdo. Nos hemos movido a dos velocidades. Lleg¨® un momento antes de 2008 en que el mundo estaba mejor que nunca. Los niveles de pobreza o de conflicto armado hab¨ªan bajado. El acceso a la educaci¨®n y la sanidad eran muy ¨®ptimos. La desigualdad entre pa¨ªses hab¨ªa disminuido, pero dentro de los pa¨ªses, no, se fue comprobando ese proceso de desintegraci¨®n en las clases sociales. Y eso gener¨® esa polarizaci¨®n, a la que habr¨ªa que sumar el efecto de las redes sociales. Son dos cuestiones a tener en cuenta al medir esa polarizaci¨®n.
La crisis de 2008 ?vino dada por una desregularizaci¨®n brutal de los mercados unida a la avaricia salvaje de ciertos sectores?
Hablar¨ªa de mala gesti¨®n, no s¨¦ si de avaricia salvaje.
Perd¨®n, me sali¨® la voz del chavalillo educado en el catolicismo y le he dado una categor¨ªa moral a la pregunta. Pero avaricia, era.
No s¨¦, yo no voy a pronunciar esa palabra porque luego me lo pones en el titular. Yo insisto en la mala gesti¨®n.
?Provocada por la compulsi¨®n del dinero f¨¢cil y el claro enga?o hacia los clientes para que se apuntaran a productos como las hipotecas basura?
Ah¨ª hab¨ªa burbujas. Todo el mundo se muestra contento cuando las cosas suben.
?La trampa de la euforia?
Exacto, todo el mundo contento al beneficiarse. Pero no s¨¦ si definirlo como avaricia. Luego las cosas cambiaron. Muy dr¨¢sticamente. Llegaron los ajustes.
?No lo ve¨ªan venir los servicios de estudios de la banca?
Quiz¨¢s s¨ª, pero era dif¨ªcil prever cu¨¢ndo. Ni en qu¨¦ medida. El detonante fueron aquellos productos.
?Que se promovieron con avaricia?
Posiblemente, aunque no lo quiero decir, sabes, por el titular. Dej¨¦moslo en la exuberancia que luego se corrigi¨®.
Contaba antes que cuando fue ap¨®stol del euro, primero explicaban que la moneda ser¨ªa virtual. Hoy podemos equiparar eso al proceso de cierre de oficinas de la banca espa?ola. Lo f¨ªsico, la presencia, se ha volatilizado y algunos clientes no lo entienden ni se saben manejar con ello. ?Avaricia o exceso de ahorro?
Bueno, creo que ya lo estamos arreglando. Primero, el fen¨®meno de la presencia f¨ªsica no es exclusivo de la banca, sino de todos los servicios p¨²blicos y privados. Nosotros, como sector, despu¨¦s de que con la covid se aceler¨® much¨ªsimo ese proceso de digitalizaci¨®n, al salir tomamos conciencia, y eso es verdad, por el ruido que hab¨ªa.
M¨¢s bien porque la gente protest¨® y empez¨® a aporrear la puerta.
Bueno, pues por lo que se gener¨®, nuestro sector se lo tom¨® muy en serio y comenz¨® a aplicar medidas que han ido mucho m¨¢s all¨¢ que en otros ¨¢mbitos.
?Por qu¨¦ no lo hicieron antes?
Bueno, pues porque la covid nos oblig¨® radicalmente a adaptarnos a lo contrario. De hecho, hay una parte importante de nuestros clientes que no han vuelto a pasar por la oficina del mismo modo que existen en otros campos. Hoy el 81% de nuestras sucursales est¨¢n abiertas de nueve a dos cuando hace un a?o era la mitad: 6,3 millones de clientes mayores de 65 a?os han sido atendidos a ese nivel o por tel¨¦fono, por una persona. Hemos adaptado tipos de letra, hemos dado cursos de capacidad digital en los que hemos visto c¨®mo muchos han aprendido a hacer un bizum. Nos estamos esforzando much¨ªsimo. Tenemos una hoja de ruta clara. Vivimos entonces un momento muy disruptivo. Nos ayudaron a verlo personas como Carlos San Juan con su campa?a.
?Ya lo han tranquilizado?
Creo que s¨ª, sal¨ªamos de una ¨¦poca muy rara y aprendimos. Tomamos nota y cambiamos. Lo mismo que nos hemos comprometido a seguir con las cartillas para mayores de 65 a?os.
?Tuvo usted cartilla de peque?a?
Yo, no. Pero porque viv¨ªa en Caracas y all¨ª no era muy com¨²n. Eso es lo que me hizo darme cuenta de lo avanzada que estaba la banca al llegar a Madrid. El caso es que ahora debemos combinar las cartillas con los m¨®viles. Ser buen¨ªsimos en una cosa y en otra. ?Que en Espa?a tenemos Bizum! Con 23 millones de usuarios. Son inversiones en ideas, en tecnolog¨ªa. Tenemos que estar ah¨ª, en el Bizum, pero tambi¨¦n en las cartillas.
Es que la pandemia nos parti¨® a todos el eje. Nos cambi¨®. ?A usted tambi¨¦n?
A m¨ª tambi¨¦n, trabaj¨¦ mucho. Ha sido la ¨¦poca de mi vida en la que m¨¢s he trabajado. Hicimos mucho en los bancos, est¨¢bamos muy preocupados. Mucho. Yo estaba entonces en el Santander. Deb¨ªa entender entonces qu¨¦ estaba pasando y andaba tambi¨¦n en temas de regulaci¨®n. Todos los par¨¢metros saltaron por los aires.
?Se sent¨ªa el miedo?
Miedo, no. La incertidumbre, s¨ª.
Ya le sali¨® el equilibrio.
Equilibrio, equilibrio¡ S¨ª. Me encontraba en un barco seguro. En Espa?a, nuestras entidades son l¨ªderes en gesti¨®n de riesgos, esa es la clave de los bancos. Son muy buenos, entienden mucho este negocio y cuando lo compruebas, durante la covid, da mucha paz.
?Tanta como la que les dio el Gobierno a la hora de aplicar medidas que aguantaran el desastre, desde los ERTE a la inyecci¨®n de fondos?
Por supuesto. La colaboraci¨®n p¨²blico-privada fue fundamental en ese contexto. Funcion¨® estupendamente. El Gobierno y los agentes sociales y las empresas privadas. El sector trabaj¨® mucho previamente en gesti¨®n de crisis: war games los llamaban. Hab¨ªamos hecho varias pruebas con casos reales. Y deb¨ªamos aportar soluciones en las salas de m¨¢quinas.
Pero estoy seguro de que nunca nadie imagin¨® una situaci¨®n as¨ª. ?Con qu¨¦ ten¨ªan que ver?
Con temas de hackers, por ejemplo. Pero lo importante es que sab¨ªamos a qui¨¦nes ten¨ªamos que convocar, c¨®mo comunicarnos con los de arriba. Toda la banca hab¨ªa hecho esos ejercicios.
?Cree que tiene mala imagen la banca?
Creo que tenemos que poner en valor lo que hacemos.
Vale, ?pero le preocupa que la banca tenga mala imagen?
Tiene una imagen que no se corresponde con la realidad y debemos trabajar eso. La imagen de los bancos se mide en dos esferas: general y particular. La banca y tu banco.
A muchos, el disgusto con su propio banco les da una mala imagen de la banca.
Se puede cambiar de entidad. Lo tenemos medido. Los clientes tienen mejor imagen de su banco particular, pero no buena de la banca. Entre el 70% y el 75% de satisfacci¨®n andan. Pero cuando preguntas por la banca, baja. Tiene una imagen mala, es verdad, y no s¨¦ bien por qu¨¦.
?Qu¨¦ ha hecho para que sea as¨ª?
Hay deudas del pasado. La crisis bancaria de 2012 gener¨® mala imagen en todo el sector cuando lo que ocurri¨® es que hubo algunas entidades mal gestionadas y altamente politizadas, con modelos de negocio insostenible que quebraron. Hoy en d¨ªa, los que est¨¢n en funcionamiento, adem¨¢s de sobrevivir a una crisis muy fuerte, aportaron a ese rescate 23.000 millones a fondo de garant¨ªa de dep¨®sitos para dejarlo en cero. Una parte muy sustancial de la factura la pagaron los bancos sanos que est¨¢n hoy aqu¨ª. Para m¨ª, esa idea del rescate que est¨¢ en la exposici¨®n de motivos del impuesto que ha anunciado el Gobierno a la banca responde a una narrativa err¨®nea.
F¨ªjese la mala imagen que tendr¨¢n los bancos que sirve a un Gobierno para aplicarles un impuesto y marcarse un tanto a favor. ?C¨®mo se explica?
Sobre la base de dos cosas: que se rescat¨® a la banca y ganamos demasiado dinero.
O sencillamente, porque en un contexto de crisis, todos lo pasamos mal y se nos exigen esfuerzos. Arrimar el hombro. Un poco m¨¢s si cabe, a quien m¨¢s gana. F¨¢cil de entender, ?no?
Bien, y yo respondo. Arrimar el hombro, nos encanta.
Pero no hablemos de met¨¢foras, ?cu¨¢nto?
S¨ª, s¨ª. Pero es que estamos gastando en arreglar seg¨²n qu¨¦ problemas derivados. Primero la presencia en la Espa?a rural, que si se vac¨ªa, no es solo culpa de la banca. Luego, los que se pueden presentar a causa de posibles deudores hipotecarios por la subida de tipos. Ah¨ª nos hemos comprometido con una serie de medidas para suavizar las cuotas. Arrimamos el hombro tambi¨¦n en eso. Y despu¨¦s, impuestos pagamos, los que m¨¢s. No hay un sector bancario en Europa que pague m¨¢s. En todo el continente. Adem¨¢s de repartir un dividendo que llega a 5,6 millones de accionistas minoritarios.
Y entonces, ?por qu¨¦ muchos han ido como locos a hacer cola para comprar letras del Tesoro?
Remuneran divinamente, me parece un activo seguro.
Muchos alegan que lo hacen por los escasos beneficios que reporta la banca.
De esto puedo hablar poco. No debo comentar pr¨¢cticas comerciales de nuestras entidades desde la asociaci¨®n.
O sea, que s¨ª.
Venimos de un mundo de exceso de liquidez y los bancos est¨¢n devolviendo al Banco Central Europeo. Si van a pagar por dep¨®sitos, no lo s¨¦. Estamos en un momento de normalizaci¨®n de tipos.
?Qu¨¦ pasar¨¢ con los tipos?
Me temo que seguir¨¢n subiendo. La inflaci¨®n sigue alta y el deber del BCE es controlarla. Lo tienen claro.
?Le pareci¨® raro que la nombraran al frente de la asociaci¨®n espa?ola de la banca en la que nunca hab¨ªa sido designada una mujer para el puesto?
Raro, no. Aqu¨ª estamos ya. Y debemos normalizarlo.
A partir de ahora est¨¢n obligados por ley. Pero ?es el sector financiero todav¨ªa muy machista?
No s¨¦ si machista, pero ha sido tradicionalmente mascu?lino. Sin embargo, en nuestro sector, muchas mujeres ocupan niveles directivos muy altos y una de las cosas en las que quiero empe?arme es en visibilizar ese talento para que no ocurra lo que dice, que no lo parece. Seguiremos. La cara de la banca no es lo que era hace a?os. Tenemos que seguir trabajando para eliminar barreras, animar y ayudarlas a obtener confianza en s¨ª mismas.
Y a mandar.
Y a mandar¡ Mandamos muy bien, eh. Porque nos complementamos excelentemente con los hombres.
?Qu¨¦ sensibilidad diferente aporta al mando una mujer en el sector bancario?
Creo que algo m¨¢s de empat¨ªa y sensibilidad social o la diversidad, todo eso creo que se da m¨¢s en las mujeres, aunque no sea exclusivo de ellas. Tenemos un sesgo m¨¢s inclinado hacia eso. Me parece estupendo que se complemente con otras capacidades. Yo apuesto por los equipos diversos no solo en g¨¦nero, tambi¨¦n en sensibilidades o procedencias y experiencias de otros ¨¢mbitos.
Pues ha demostrado usted equilibrio, que no frialdad.
Eso, desde la universidad. Mis profesores me dec¨ªan que se re¨ªan cuando me quejaba de que estaba estresada. Era dif¨ªcil verme as¨ª. Pero la procesi¨®n va por dentro. Mis tres hijos tambi¨¦n ayudan a ese equilibrio.
?De qu¨¦ edades?
Una chica y dos chicos de 23, 21 y 16, cumple el peque?o.
?Van por el camino de mam¨¢?
No necesariamente, pero ya veremos. Se lo saben todo, tienen un nivel de informaci¨®n brutal. Me ense?an muchas cosas, una buena conversaci¨®n con ellos es parte de mi equilibrio personal. Y no ha sido f¨¢cil complementar la carrera con la maternidad. No lo ha sido. Todo era mucho m¨¢s complicado antes. La cultura laboral se ha transformado radicalmente. Ni se hablaba de conciliar. El mundo ha dado la vuelta en 20 a?os como nunca. Para bien y para mal, en algunos aspectos. Para bien en esta transformaci¨®n de mentalidad. Antes ni se pensaba en eso. Tambi¨¦n en temas socioambientales, contactos con ONG, que las empresas se vean como agentes sociales, no a espaldas.
?Y lo malo?
El tema tecnol¨®gico. La soledad, las redes sociales, esa presi¨®n, la verdad, me da pena. Es algo que puede penetrar como un veneno y acabar con las familias. Me cuesta y me da un poco de v¨¦rtigo. Me planteo c¨®mo se puede cambiar eso, volver a relaciones humanas m¨¢s estrechas, a la compasi¨®n por nuestros semejantes. La especie prosper¨® por la compasi¨®n, al preocuparse por los d¨¦biles de la manada, cuenta el paleont¨®logo Juan Luis Arsuaga. Y eso, con las maquinitas¡ Puff¡
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