C¨®mo est¨¢ cambiando la manera de consumir pescado y por qu¨¦ es m¨¢s respetuosa con el planeta

A veces, la soluci¨®n para el futuro se encuentra en el pasado. Es el caso de uno de los grandes retos para nuestra sociedad: alimentar a una poblaci¨®n mundial que alcanzar¨¢, seg¨²n Naciones Unidas, los 8500 millones en 2030 al mismo tiempo que conservamos nuestros recursos naturales. Desde hace milenios, existe una t¨¦cnica para cultivar pescado y otras especies acu¨¢ticas que permite respetar esas reservas. Los primeros indicios de la acuicultura se remontan a hace 4.000 a?os, y algunos se pueden apreciar muy cerca, por ejemplo en las antiguas instalaciones romanas como las que se conservan en Calpe, J¨¢vea o El Campello en Alicante. Ahora, m¨¢s de dos milenios despu¨¦s, la acuicultura se ha revelado como una de las claves para la alimentaci¨®n del ma?ana.

Desde aquellos tiempos, la acuicultura se ha seguido practicando y desarrollando en distintas partes del planeta, hasta que, en las ¨²ltimas d¨¦cadas, se ha sofisticado cada vez m¨¢s para ofrecer una pr¨¢ctica complementaria a la pesca tradicional. Como nos advierte Naciones Unidas a trav¨¦s de varios estudios, para el a?o 2050 necesitaremos producir un 70% m¨¢s de alimentos para satisfacer la demanda global. La ventaja que ofrece la acuicultura para lograrlo reside en su capacidad para generar alimento en entornos naturales, permitiendo adecuar la producci¨®n a las necesidades, a la vez que es un producto de proximidad con lo cual se reduce su huella de carbono.

Prote¨ªna con menor huella de carbono

Muchas veces podemos no ser conscientes, pero el pescado de acuicultura est¨¢ presente desde hace tiempo en nuestra alimentaci¨®n habitual. Espa?a, de hecho, es uno de los mayores productores a nivel europeo de pescado y otras especies acu¨ªcolas, con m¨¢s de 327.000 toneladas generadas en 2021. Desde la trucha arcoiris, una de las primeras especies de acuicultura en nuestro pa¨ªs, que se remonta a la d¨¦cada de 1950, se han ido a?adiendo muchas otras especies, como el rodaballo, la lubina, la dorada o el lenguado.

Actualmente, existen unos algo m¨¢s de 5.100 establecimientos de acuicultura en Espa?a, entre los de acuicultura marina, continental (en agua dulce) y en playas o zonas cercanas a la costa. Esa situaci¨®n de los establecimientos es una de las claves para su capacidad de producci¨®n y poco impacto ambiental. Al utilizar entornos naturales para la cr¨ªa de estas especies, se garantiza su calidad y se consigue un producto de proximidad. De la misma forma, las instalaciones acu¨ªcolas se han ido sofisticando en las ¨²ltimas d¨¦cadas, incluyendo tecnolog¨ªa que informa en tiempo real sobre el nivel de oxigenaci¨®n del agua, un elemento de vital importancia para la cr¨ªa de pescado de calidad, o de la temperatura del agua. Actualmente, es posible hacer una trazabilidad completa de cada ejemplar, desde que nace hasta su llegada al puesto de venta.

Esas pr¨¢cticas consiguen tambi¨¦n que la acuicultura tenga una huella de carbono mucho menor que otros sectores alimentarios. Comparado con la de la ganader¨ªa vacuna es 15 veces menor, cinco veces m¨¢s baja si la comparamos con la ganader¨ªa vacuna y tres veces menor que la av¨ªcola.

Un sector de gran impacto econ¨®mico y bajo impacto ambiental

De manera paralela a su papel en el suministro de alimentos saludables y su contribuci¨®n a respetar los recursos naturales, la acuicultura es un sector econ¨®mico que crece cada a?o. Actualmente, se estima que existen en nuestro pa¨ªs cerca de 15.000 personas que viven directamente de este sector, mientras que de manera indirecta llega a unos 40.000 trabajadores. Su aportaci¨®n anual a la econom¨ªa nacional se encuentra en torno a unos 500 millones de euros. Un sector en auge que contribuye no solo a la alimentaci¨®n del ma?ana, sino tambi¨¦n a la econom¨ªa del presente.