Lo masculino es puro teatro: c¨®mo Sara Rodr¨ªguez y Melisa Meseguer impulsan la peque?a escena ¡®drag king¡¯ en Espa?a
Adem¨¢s de travestirse de hombres, su proyecto art¨ªstico incluye una escuela donde imparten talleres. Quieren crear espacios seguros de actuaci¨®n y debate
Sara Rodr¨ªguez, zaragozana de 27 a?os, tiene un alter ego masculino: Hapi Hapi. Y Melisa Meseguer, de Valencia, 32 a?os, es Marcus Massalami cuando sube a un escenario. No son drag queens. Son drag kings. Con el apoyo de la Fundaci¨®n Nadine (Madrid), a trav¨¦s del proyecto Drag King Revolution han creado la pionera Escuela de Artes Drag. Consideran marginal y precaria la escena drag king espa?ola. ¡°Es normal que apenas exista gente haci¨¦ndolo¡±, dice Meseguer. ¡°Los dos primeros a?os que actu¨¦, casi siempre me iba a casa llorando por lo mal que me trataban. Y eso que era en Chueca¡±. Sara era su ¨²nica comunidad. La situaci¨®n ha cambiado. En cuatro a?os han formado un colectivo de medio millar en Madrid. Definen el drag king como una disciplina que se centra en la performatividad de lo masculino ¡ªe incluye a hombres¡ª. ¡°Es un movimiento transfeminista. El drag es pol¨ªtica, deconstruye el g¨¦nero. Cuando rompes los roles a trav¨¦s de un personaje masculino, rompes con muchas cosas¡±, explican.
En su adolescencia, Rodr¨ªguez quer¨ªa ser rapero y se vest¨ªa como tal. ¡°No sab¨ªa que se pod¨ªa ser rapera, solo rapero. Cuando mis amigas comenzaron a salir con chicos, dejaron de salir conmigo. No encajaba. Me pas¨¦ la adolescencia buscando referentes en internet¡±. Formada en protocolo y organizaci¨®n de eventos, se enfrent¨® en sus clases a un ambiente ¡°muy conservador¡±. Un d¨ªa, vio en redes sociales una publicaci¨®n sobre drag kings y descubri¨® algo que no hab¨ªa encontrado en todos sus a?os saliendo por Chueca y visitando asociaciones LGTBI+. Present¨® su proyecto de fin de carrera vestida de drag y expuso la idea de un lugar de encuentro para seguidores de esta disciplina. Le dieron matr¨ªcula de honor.
A ese espacio virtual, creado como proyecto acad¨¦mico, se sumar¨ªa m¨¢s adelante Meseguer, que se dedicaba a la enfermer¨ªa y se mud¨® a Madrid para hacer teatro. Con cinco a?os ya ten¨ªa un personaje llamado Francisco que hac¨ªa en Navidad para su familia. En la capital, comenz¨® a hacer travestismo en obras cl¨¢sicas. Por esa v¨ªa lleg¨® al drag king. ¡°Descubr¨ª que lo que llevaba haciendo toda mi vida ten¨ªa un nombre¡±, dice.
Aspiran a reventar la burbuja del transformismo y llegar a otras capas de la sociedad. ¡°Da miedo, porque cuando sales de esa burbuja recibes violencia, incluso dentro del colectivo queer, pero por eso hay que romperla¡±, afirma Meseguer. La forma, tal y como han aprendido con la Fundaci¨®n Nadine, es profesionalizar lo que hacen desde un punto de vista art¨ªstico, legal y administrativo, adem¨¢s de poner la semilla del cambio con talleres que funcionan como espacios seguros de actuaci¨®n y debate.
Advierten de que los drag kings llevan d¨¦cadas existiendo en la cultura popular espa?ola, pero han sido borrados o simplemente no se les puso nombre en su d¨ªa. Recuerdan que Lina Morgan, cuando cantaba el chotis Pichi vestida de chulapo, ya hac¨ªa de drag king ante millones de espectadores. Celia G¨¢mez hac¨ªa lo mismo en los escenarios en los a?os treinta. Sara Montiel y Roc¨ªo D¨²rcal lo hicieron en cine en los sesenta.
En este tiempo de exploraci¨®n art¨ªstica, impulsando Drag King Revolution y la escuela, han entendido que lo suyo no se trata de imitar a hombres sobre un escenario, que todo es mucho m¨¢s fluido que eso. ¡°Si un t¨ªo se pinta las u?as no est¨¢ haciendo algo femenino, simplemente se est¨¢ pintando las u?as. En el futuro no existir¨¢n las drag queens o los drag kings; todo ser¨¢ simplemente drag¡±, predice Melisa Meseguer.
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