La cara oculta de Crist¨®bal Balenciaga: de su car¨¢cter desp¨®tico a su relaci¨®n con las ¨¦lites franquistas
Una nueva serie de Disney+ arroja luz sobre el brillante legado del dise?ador espa?ol m¨¢s celebrado de todos los tiempos, pero tambi¨¦n deja entrever las sombras del genio. La actriz Nine d¡¯Urso da vida a los ic¨®nicos vestidos recreados para este ¡®biopic¡¯.
Si Crist¨®bal Balenciaga (Getaria, 1895-X¨¤bia, 1972) estuviera vivo, probablemente se negar¨ªa a colaborar en la realizaci¨®n de una serie de televisi¨®n sobre su vida. Es m¨¢s, seguramente solicitar¨ªa el ¡°secuestro¡± de la producci¨®n hasta poder visionarla. El dise?ador espa?ol m¨¢s celebrado de todos los tiempos fue un hombre celoso de su intimidad, obsesivamente controlador de su creaci¨®n y su imagen y de tal discreci¨®n que en su ¨¦poca se lleg¨® a rum...
Si Crist¨®bal Balenciaga (Getaria, 1895-X¨¤bia, 1972) estuviera vivo, probablemente se negar¨ªa a colaborar en la realizaci¨®n de una serie de televisi¨®n sobre su vida. Es m¨¢s, seguramente solicitar¨ªa el ¡°secuestro¡± de la producci¨®n hasta poder visionarla. El dise?ador espa?ol m¨¢s celebrado de todos los tiempos fue un hombre celoso de su intimidad, obsesivamente controlador de su creaci¨®n y su imagen y de tal discreci¨®n que en su ¨¦poca se lleg¨® a rumorear que ni siquiera exist¨ªa. Nunca sal¨ªa a saludar al final de la presentaci¨®n de sus colecciones, rara vez se reun¨ªa con sus clientas y solo concedi¨® dos entrevistas en sus m¨¢s de 50 a?os de trayectoria. Detestaba la publicidad y que lo fotografiaran ¡ªhizo una excepci¨®n para promocionar su perfume Le Dix, en 1947¡ª, y aborrec¨ªa el escrutinio p¨²blico sobre su obra y su vida privada. A pesar de su legendaria reclusi¨®n, o quiz¨¢ debido a ella, fue una celebridad. En 1962, en la c¨²spide de su carrera, el diario France-Soir public¨® una fotograf¨ªa del modista con su bata blanca de trabajo y la leyenda: ¡°Este es Balenciaga, el hombre misterioso¡±. Pocos a?os despu¨¦s, con el auge del pr¨ºt-¨¤-porter impulsado por Yves Saint Laurent y la ola de protestas juveniles del Mayo Franc¨¦s, anunci¨® su retiro de la moda y orden¨® el cierre de sus tiendas y talleres.
Medio siglo despu¨¦s de la muerte de Balenciaga, se sigue sabiendo muy poco sobre el hombre detr¨¢s de la leyenda y su figura contin¨²a suscitando toda clase de preguntas. La serie Balenciaga, que estrena la plataforma de streaming Disney+ el 19 de enero, comienza precisamente con una escena que ilustra la aversi¨®n del modista a responder las preguntas de los periodistas. Un Crist¨®bal Balenciaga ya mayor, interpretado por Alberto San Juan, asiste al funeral de Coco Chanel en la iglesia parisiense de la Madeleine y es interceptado por Prudence Glynn, cronista de moda del diario brit¨¢nico The Times, quien le solicita una entrevista. Al principio, Balenciaga se niega a hablar, pero finalmente ir¨¢ desgranando los secretos de su novelesco ascenso: de hijo de un pescador y una costurera a padre de la alta costura con acento espa?ol.
La serie refleja el brillante legado del couturier, venerado por monstruos sagrados como Christian Dior, Chanel y Hubert de Givenchy. Pero tambi¨¦n deja entrever las sombras de su vida: su car¨¢cter desp¨®tico; su encorsetada homosexualidad y su compleja relaci¨®n sentimental con el sombrerero francopolaco Wladzio Jaworowski d¡¯Attainville; su silencio c¨®mplice durante la ocupaci¨®n de Francia por las fuerzas del Eje (muchos talleres cerraron, el suyo sigui¨® abierto); la traici¨®n a sus socios, Nicol¨¢s Bizcarrondo y Virgilia Mendiz¨¢bal, con los que rompi¨® de manera abrupta tras conseguir el ¨¦xito; o su trato estrecho con las ¨¦lites del franquismo ¡ª?Carmen Polo, Carmen Franco y la marquesa de Llanzol, amante de Ram¨®n Serrano Su?er, eran sus clientas habituales, y en 1972, cuatro a?os despu¨¦s de retirarse, acept¨® el encargo de dise?ar el vestido de novia de Carmen Mart¨ªnez-Bordi¨², nieta del dictador¡ª.
¡°Sabemos tan poco sobre Balenciaga. Fue una persona herm¨¦tica y su figura lo sigue siendo. Tras retirarse, quer¨ªa que su maison cerrara y creo que hoy lo habr¨ªa mantenido as¨ª¡±, explica Bina Daigeler (M¨²nich, 58 a?os), dise?adora del vestuario de Balenciaga, en conversaci¨®n con El Pa¨ªs Semanal. ¡°Supongo que odiar¨ªa una serie sobre su vida, o quiz¨¢ se sentir¨ªa halagado. No lo s¨¦¡±, contin¨²a. Daigeler es una de las figurinistas m¨¢s solicitadas de la industria. Ha trabajado con Pedro Almod¨®var (Todo sobre mi madre, Volver) y Jim Jarmusch (Solo los amantes sobreviven); es la preferida de Cate Blanchett, a la que visti¨® para la serie Mrs. America y la pel¨ªcula T¨¢r, y fue nominada a un Oscar por el filme Mul¨¢n. Sin embargo, reconoce que el encargo de Balenciaga la intimid¨®. ¡°Cuando me lo ofrecieron, tuve un momento de nervios en el que me dije a m¨ª misma: Oh my God, ?c¨®mo voy a replicar un balenciaga? ?C¨®mo me voy a atrever a hacer esto? Hablamos de alta costura de la antigua, de la buena, en la que todo est¨¢ hecho a mano¡±, admite. ¡°Fue un reto gigante, pero apetecible porque yo empec¨¦ mi carrera como modista¡±.
El trabajo de Bina Daigeler y su codise?ador, Pepo Ruiz Dorado, fue contra reloj. Disney les encarg¨® el proyecto en enero de 2022 y en mayo de ese mismo a?o comenz¨® el rodaje. Tuvieron menos de seis meses para documentarse y empezar a producir los trajes en el taller que tiene la figurinista alemana en el barrio madrile?o de Carabanchel. El resultado: unos 18 dise?os de alta costura por cap¨ªtulo, m¨¢s de 80 piezas que repasan los hitos del modista: la l¨ªnea tonneau de 1947, el look semientallado y la l¨ªnea barril de 1951, la falda bal¨®n de 1953, la t¨²nica de 1955, el vestido saco de 1957, el baby-doll de 1958, el estilo semiajustado de 1960, el vestido-sobre de 1967, su inspiraci¨®n constante en grandes maestros de la pintura espa?ola como Vel¨¢zquez y Goya y en trajes tradicionales espa?oles como la cobijada, la silueta sirena y los volantes del folclore o la indumentaria t¨ªpica segoviana.
¡°Ese era el truco de este proyecto, conseguir replicar la obra de Balenciaga en muy poco tiempo. Y bajo las ¨®rdenes de tres directores diferentes, cada uno con sus gustos¡±, apunta Daigeler, refiri¨¦ndose al tr¨ªo de cineastas formado por Aitor Arregi, Jon Gara?o y Jose Mari Goenaga. La casa Balenciaga les abri¨® las puertas de la maison, en el n¨²mero 10 de la parisiense avenida George V, y tambi¨¦n de sus archivos, cuya ubicaci¨®n exacta es un secreto. Miren Arzalluz, directora del Museo de la Moda de la Ciudad de Par¨ªs, le permiti¨® acceder a los fondos del palacio Galliera, y el Museo Balenciaga de Getaria tambi¨¦n colabor¨® con ellos. Los figurinistas pudieron ver y fotografiar los vestidos clave de Balenciaga, estudiar sus detalles y formas esculturales y el ingenioso corte de mangas y cuellos que convert¨ªan la mu?eca y nuca de sus clientas en zonas er¨®genas.
Durante este proceso de ¡°recreaci¨®n¡± descubrieron que era imposible hacer un vestido original de Balenciaga sin los tejidos de la ¨¦poca. ¡°Crist¨®bal usaba las telas de manera arquitect¨®nica para estilizar la figura femenina. Su trabajo no era de dise?ador, su trabajo era de arquitecto. En cada traje me preguntaba: pero ?c¨®mo lo ha hecho?¡±, recuerda Daigeler. La respuesta al enigma estaba en las telas. El modista cre¨® su propia tela, el gazar, producida exclusivamente para ¨¦l por la f¨¢brica Abraham de Z¨²rich. Daigeler y Ruiz Dorado recorrieron m¨ªticas tiendas de Madrid como Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz y Juli¨¢n L¨®pez para rescatar sedas originales y tambi¨¦n hicieron encargos a Abraham. ¡°Y luego hicimos cada traje a medida, como los hac¨ªa ¨¦l. Jam¨¢s hizo pr¨ºt-¨¤-porter, todo era alta costura¡±, apunta Pepo Ruiz Dorado. ¡°Cada vestido es para una actriz o modelo de la serie, hecho como lo hac¨ªa ¨¦l, con la prueba de toile, una segunda prueba¡¡±.
Balenciaga se consideraba a s¨ª mismo un cirujano pl¨¢stico que operaba a trav¨¦s de sus creaciones, favoreciendo y potenciando la imagen de sus clientas. ¡°Dadme un cuerpo imperfecto y lo har¨¦ perfecto¡±, dec¨ªa. Los hombres sol¨ªan odiar sus vestidos porque no eran abiertamente sexis. Las mujeres, en cambio, idolatraban su trabajo. Barbara Hutton, la duquesa de Windsor, Bunny Mellon o Mona von Bismarck estaban entre sus compradoras incondicionales. En la serie se ve c¨®mo una acomplejada Fabiola de Mora y Arag¨®n, interpretada por Bel¨¦n Cuesta, recurre a ¨¦l para el vestido de novia que llev¨® en su boda con Balduino de B¨¦lgica, en 1960. ¡°Las mujeres se sent¨ªan guap¨ªsimas y poderosas con su ropa. Y la moda se trata de eso, de empoderar¡±, se?ala Daigeler.
El modista tambi¨¦n revolucion¨® la moda con un nuevo tipo de modelo que encarnaba sus colecciones. Colette, su primera musa en Par¨ªs, era una mujer con una belleza diferente y una forma de caminar sobre la pasarela que los cronistas calificaron ¡°como la de un granadero, como si quisiera matar a todos¡±. La actriz Nine d¡¯Urso (Par¨ªs, 29 a?os) da vida a Colette. ¡°No sabemos mucho sobre ella. Estuvo con ¨¦l desde 1937 hasta que muri¨® en los a?os cincuenta¡±, explica la actriz, que recibi¨® ayuda de su madre, la modelo In¨¨s de la Fressange, para preparar su papel. ¡°Colette era un poco masculina, ten¨ªa huesos afilados y hombros anchos. Ten¨ªa una ligera joroba y caderas huesudas, y por eso se mov¨ªa y posaba de una manera muy particular, como una contorsionista. Crist¨®bal estaba obsesionado con su figura y cre¨® muchas siluetas para favorecerla¡±, se?ala la actriz. ¡°En una ¨¦poca en la que las modelos eran diminutas, Balenciaga cambi¨® las cosas. Fue un visionario incluso creando un nuevo modelo de mujer¡±.
En 1973, un a?o despu¨¦s de la muerte del dise?ador, el Museo Metropolitano de Nueva York le rindi¨® tributo con una exposici¨®n. ¡°La era de Balenciaga: parece hace tanto tiempo¡±, titul¨® The New York Times su rese?a. ¡°La mayor parte de su obra parece obsoleta¡±, dijo Calvin Klein. Se equivocaban. El nombre de Balenciaga revivi¨® y ahora forma parte del grupo de lujo Kering. Sus ideas radicales sobre la forma y la estructura y sus innovaciones t¨¦cnicas de tela y corte siguen vigentes. Demna Gvasalia, actual director creativo de Balenciaga, suele hacer gui?os a los archivos de la maison en sus propias creaciones.
Balenciaga quer¨ªa que su marca muriera con ¨¦l, pero eso no ha ocurrido. No le gustaba ser el centro de atenci¨®n, pero ahora tiene su propia serie de televisi¨®n. ¡°Quiz¨¢ estar¨ªa en shock¡±, admite Nine d¡¯Urso. ¡°Pero todo el mundo ha trabajado mucho en este proyecto: los directores, Bina, los actores¡ Balenciaga era un obseso del trabajo y sab¨ªa valorar el esfuerzo. No quiero hablar por ¨¦l, pero quiz¨¢ sabr¨ªa ver el trabajo que hay detr¨¢s de la serie. Podr¨ªa estar orgulloso¡±.