Lo que la dise?adora Ingrid Picanyol aprendi¨® del punk

Ingrid Picanyol fue punk en la adolescencia y, en cierto sentido, a¨²n lo sigue siendo. A los 16 a?os dej¨® su hogar de Torell¨®, en la comarca barcelonesa de Osona, para formar una banda de j¨®venes descarriadas que hac¨ªan versiones de La Polla Records y en la que ella ¡°gritaba, insultaba y tocaba el bajo¡±. Tambi¨¦n, detalle crucial, se hizo cargo de perge?ar los flyers de los conciertos del grupo con sus por entonces ¡°muy rudimentarios¡± conocimientos de herramientas como Photoshop e Illustrator.

Ese fue su primer contacto con el dise?o gr¨¢fico, el oficio que ejerce como profesional independiente desde hace 10 a?os y con el que, seg¨²n nos cuenta, mantiene ¡°una muy intensa relaci¨®n de amor-odio¡±.

Hoy conserva del punk el ¨ªmpetu, la alegr¨ªa, el gusto por la aparente simplicidad y la resistencia a ser etiquetada. En especial le causa perplejidad que, en esta era de identidades l¨ªquidas, haya quien se empe?e en asignar a su trabajo etiquetas tan cerradas y reduccionistas como dise?o ¡°con amor¡±, ¡°con perspectiva de g¨¦nero¡± o ¡°sostenible¡±. Picanyol (35 a?os) no tiene nada en contra del afecto, el feminismo o la ecolog¨ªa, pero percibe en sus dise?os otra serie de ingredientes que espera que no pasen inadvertidos: ¡°Creo que hay ah¨ª un sentido del humor bastante peculiar, muy m¨ªo, una determinada manera de mirar y entender el mundo, y tambi¨¦n una dosis de pensamiento lateral, de capricho y de delirio¡±.

Responsable de la imagen gr¨¢fica del Festival de Cine de Monta?a de Torell¨®, establecimientos como Dalston Coffee, Otra Cosa o La Oficina del Parque, estudios como el de la arquitecta Patricia Urquiola y marcas como Goa Organics, Oysho, Hidden Track Records, Minuet, Miansai o los vinos ecol¨®gicos de Jaume Jord¨¤, Picanyol incurre una y otra vez en un dise?o desprejuiciado y de alto riesgo, pero considera que los verdaderos audaces son sus clientes: ¡°Yo me limito a pensar sin inhibiciones y proponer soluciones creativas a necesidades concretas. Son ellos los que me compran la idea, por poco convencional que resulte, apuestan por ella y la defienden en entornos con frecuencia muy competitivos¡±.

Criada en una ciudad de 15.000 habitantes a algo m¨¢s de una hora de carretera de Barcelona, ¡°muy lejos y, a la vez, muy cerca de casi todo¡±, Ingrid debe su nombre de pila a un abuelo ¡°con alma de artista¡± que falleci¨® muy poco despu¨¦s de que ella naciese: ¡°Me bautiz¨® en honor a su actriz preferida, Ingrid Bergman, y ya vaticin¨® que yo iba a ser una ni?a rubia, de ojos azules y que me acabar¨ªa dedicando a alguna actividad creativa. De alguna manera, mi abuelo proyect¨® en mi vida sus propias inquietudes¡±.

Su hermano mayor, grafitero, le inculc¨® una sana insolencia y el inter¨¦s por el arte urbano. Quiso ser fot¨®grafa, psic¨®loga o profesora de filosof¨ªa, pero acab¨® encontrando en el dise?o gr¨¢fico una opci¨®n profesional ¡°realista¡± (aclara que la suya era una familia ¡°muy humilde¡±) y compatible con sus inquietudes est¨¦ticas. Con apenas 21 a?os, antes de concluir su etapa formativa en la Escola d¡¯Art de Vic, entr¨® en un estudio, Suki Design, en el que se asom¨® al dise?o ¡°desde la cocina¡±, empap¨¢ndose de la inevitable tensi¨®n entre ¡°creatividad, pragmatismo y rutina¡± que est¨¢ en la esencia del oficio. Poco despu¨¦s descubri¨® el trabajo ¡°estimulante y rupturista¡± de un estudio de Banyoles, En Serio, y sufri¨® su primera crisis de identidad profesional, ¡°porque era aquello lo que yo quer¨ªa hacer, pero a¨²n no sab¨ªa c¨®mo¡±.

Guiada por aquel impulso, cre¨® su propio estudio en Barcelona en 2014 y ha seguido concibiendo desde entonces su carrera como una sucesi¨®n de saltos sin red: ¡°Entre mis experiencias formativas m¨¢s intensas destacar¨ªa los dos periodos en que me fui ¡®de colonias¡¯ profesionales a Nueva York y a Ciudad de M¨¦xico¡±. En la Gran Manzana, trabajando para RoAndCo y Javas Lehn Studio, pas¨® seis meses ¡°inolvidables, estimulantes a todos los niveles¡±, aunque un tanto lastrados por la necesidad de sobrevivir en una de las urbes m¨¢s caras del planeta con un exiguo sueldo de 15 d¨®lares diarios.

Mirando atr¨¢s, Picanyol concluye que su vida no ha perdido nunca la inercia fren¨¦tica del punk. Arranc¨® a toda mecha y ha ido quemando etapas a velocidad de v¨¦rtigo: ¡°Nunca he tenido tiempo de pararme a so?ar, mirar o envidiar¡±. Los raros momentos de introspecci¨®n reflexiva le han llegado ¨²ltimamente, en su faceta de profesora de Arte y Dise?o en la escuela barcelonesa La Massana: ¡°La docencia me ha servido, sobre todo, para reafirmarme en mi intuici¨®n de que el dise?o gr¨¢fico es algo m¨¢s que la respuesta t¨¦cnica a una serie de condicionantes pr¨¢cticos, que lo que de verdad marca la diferencia es la parte de ti, de tu identidad y tu visi¨®n de las cosas, que sepas dejar en cada proyecto¡±.

Este esfuerzo por ¡°imprimir tu propia huella¡± le parece irrenunciable, pero tambi¨¦n le resulta agotador. De ah¨ª que se plantee tirar la toalla un m¨ªnimo de dos o tres veces por a?o. ¡°Hasta que aparece en el horizonte otro proyecto que me entusiasma y me devuelve la pasi¨®n por el trabajo¡±.

En la ¨²ltima edici¨®n del sevillano OFFF Festival, Picanyol fue una de las invitadas a la mesa redonda Ladies, Wine & Design, a la que acudi¨® a hablar de perspectiva de g¨¦nero y del movimiento body positive aplicado al dise?o gr¨¢fico. Por esto ¨²ltimo apost¨® en su d¨ªa la dise?adora, pero hoy considera que ¡°se trata de una perspectiva que ya se ha quedado obsoleta, porque segu¨ªa poniendo el foco en el cuerpo de las mujeres, cuando la verdadera superaci¨®n de estereotipos ser¨ªa m¨¢s bien una actitud body neutral¡±, es decir, ¡°sin prejuicios, sin condiciones, abierta a la aut¨¦ntica diversidad¡±, que es la que hace que la vida resulte ¡°interesante¡±. Esa es otra de las lecciones que Ingrid Picanyol aprendi¨® del punk.