Carles Porta: ¡°La realidad es insuperable. Pero cuando se manipula, la sociedad se va a la mierda¡±
El crimen de la Guardia Urbana, el secuestro de la farmac¨¦utica de Olot¡ Tras un pasado como corresponsal de guerra, este periodista convertido en empresario lleva toda una vida narrando cr¨ªmenes, buscando luz en la oscuridad. Con una redacci¨®n de 30 personas y una productora propia, est¨¢ empe?ado en averiguar por qu¨¦ matamos
En 2004, tras un pasado como corresponsal de guerra para la TV3 y con varios libros a medio escribir, Carles Porta (Vila-sana, Lleida, 60 a?os) y su productora dieron c¨¢maras a 12 adolescentes para que grabaran su vida. Efecte mirall gan¨® premios en todo el mundo. Y se adelant¨® a la racha de distop¨ªas que invadir¨ªan series y novelas. Luego se arruin¨® para producir Mecanoscrit del segon origen, la novela de Manuel de Pedrolo que deb¨ªa dirigir Bigas Luna, y que termin¨® filmando ¨¦l cuando el director de ...
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En 2004, tras un pasado como corresponsal de guerra para la TV3 y con varios libros a medio escribir, Carles Porta (Vila-sana, Lleida, 60 a?os) y su productora dieron c¨¢maras a 12 adolescentes para que grabaran su vida. Efecte mirall gan¨® premios en todo el mundo. Y se adelant¨® a la racha de distop¨ªas que invadir¨ªan series y novelas. Luego se arruin¨® para producir Mecanoscrit del segon origen, la novela de Manuel de Pedrolo que deb¨ªa dirigir Bigas Luna, y que termin¨® filmando ¨¦l cuando el director de Jam¨®n, jam¨®n muri¨® un mes antes de iniciar el rodaje. Lo cuenta en un piso del centro de Girona, donde ha instalado su productora junto al r¨ªo Onyar. Explica que no tiene lavavajillas porque le gusta el tiempo que le regala fregar platos. Tambi¨¦n que va al mercado. Aunque, desde que el programa de humor de TV3 Polonia lo convirtiera en personaje, le cuesta porque lo reconocen. ¡°Si dejo de ir pierdo el contacto con la calle¡±, apunta con esa voz suya de marca ilerdense. El director, productor, guionista y narrador de Crims (TV3) y Luz en la oscuridad (Movistar Plus+) admite que la sangre vende. Tambi¨¦n que las c¨¢rceles est¨¢n llenas de errores.
?Por qu¨¦ matamos?
?Por qu¨¦ amamos? Hay quien solo matar¨ªa bajo amenaza extrema y quien mata por placer o falta de educaci¨®n. Muchos no saben ni por qu¨¦. Un crimen es un fracaso global. Tiene un responsable, pero con ¨¦l falla toda la cadena social.
?C¨®mo aprendi¨® a mirar?
Observando con empat¨ªa y narrando con distancia. Para mirar tienes que acercarte. Pero para contar debes tomar distancia porque la cercan¨ªa produce empat¨ªa.
?C¨®mo hacer que la experiencia no distorsione?
Evitando prejuzgar. Lo aprend¨ª en Santo Domingo. Le regal¨¦ mis deportivas a un gu¨ªa que llevaba chanclas. Pregunt¨®: ?para qu¨¦ quiero unas zapatillas si tengo libertad en los pies y t¨² tienes una c¨¢rcel? Ten¨ªa raz¨®n. Una cosa es mirar con tus ojos y otra lo que vio el que lo hizo.
Mirar con los ojos y no con la experiencia.
Claro: prejuicios, pensamientos autom¨¢ticos¡ Es clave volver al momento de los hechos y no mirar desde el actual. Han salido libros que ponen a Winston Churchill a parir. Vale. Pero ?c¨®mo manej¨® las herramientas que ten¨ªa? Nadie resiste una revisi¨®n hist¨®rica porque se hace desde criterios y conocimientos actuales. Los grandes errores de investigaci¨®n vienen de prejuicios. Quien ve un hematoma y anota: ¡°Lo golpearon desde¡¡± en lugar de ¡°probablemente lo golpearon desde¡±. Ese adverbio mantiene la mente abierta. Hay investigaciones inductivas, que parten de una idea e intentan demostrarla. Pero las buenas son deductivas: parten de los hechos. La realidad es insuperable. Pero cuando se manipula, la sociedad se va a la mierda.
?La prensa distorsiona?
Piensa en el caso de Roc¨ªo Wanninkhof. Dolores V¨¢zquez fue condenada por un jurado sin tener ni una sola prueba. El retrato de los momentos oscuros de nuestra sociedad es tantas veces el juicio como el crimen.
?D¨®nde deja eso al sistema judicial?
Es una excepci¨®n que un inocente vaya a la c¨¢rcel. Ahora, cuando sucede, lo cuestiona todo. Es como llevar una camisa blanca impoluta y manch¨¢rsela. La muerte vende. Creemos que hablar muchas horas de muerte va a dar m¨¢s audiencia. Y eso no es saludable para una sociedad.
?Por qu¨¦ se acerc¨® entonces a la muerte?
La sangre mancha mucho, pero no ayuda a contar un buen caso. Yo no debato. Cuento casos juzgados. Y no los alargamos. El periodismo de sucesos centrado en dar datos es necesario porque todos queremos saber qu¨¦ ha pasado.
?El porqu¨¦ qui¨¦n lo cuenta?
Un m¨®vil no siempre se conoce. Los cr¨ªmenes m¨¢s dif¨ªciles de resolver son los que contienen un componente de azar. ?Por qu¨¦ un asesino en serie mat¨® a cuatro? ?Qu¨¦ conecta a esos muertos? El asesino de la baraja fue dif¨ªcil de encontrar porque no hab¨ªa ni patr¨®n ni coincidencias.
A sangre fr¨ªa demostr¨® el sinsentido detr¨¢s de cr¨ªmenes espeluznantes.
Lo m¨¢s importante es la manera de contarlo de Truman Capote. Ley¨® un breve en The New York Times. Para un diario de tirada mundial era un breve, pero ¨¦l lo convirti¨® en un cl¨¢sico universal. Lo he le¨ªdo tres veces. Logra lo que quiero: contar toda la pel¨ªcula.
?Qu¨¦ hace que alguien quiera hablar?
El primer caso que hicimos para la serie Luz en la oscuridad contaba que alguien se hac¨ªa pasar por mujer en internet. Los hombres iban a Los Monegros y les robaban y apaleaban. A uno lo mataron. Conseguimos hablar con uno, Juli¨¢n. ?Por qu¨¦ acept¨®? El d¨ªa que estrenamos el cap¨ªtulo en el C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid subi¨® al escenario y dijo: ¡°Me he visto. No me he sentido agredido¡±. Llevaba cuatro a?os encerrado en casa.
Crims tambi¨¦n cuenta el caso del avi¨®n de Dan Air que se estrell¨® en el Montseny en 1970.
Fue casi un crimen de Estado. Se ocult¨® porque la aviaci¨®n en Espa?a estaba controlada por los militares. Si se hubiera conocido, el destino de Espa?a como pa¨ªs tur¨ªstico hubiera podido alterarse.
?Por qu¨¦ quiso cubrir guerras?
Para ver de cerca lo m¨¢s importante de los informativos.
Trabaj¨® en Bosnia, Kosovo, Ruanda¡ ?Una muerte en una guerra es ¨¦pica y un asesinato en un piso es psicol¨®gico?
Escribir periodismo local de sucesos, para el diario Segre, me ense?¨® que alg¨²n d¨ªa hablar¨ªa de alguien conocido. Deb¨ªa tratar cualquier crimen con la conciencia limpia. Luego, fui a Ruanda, Hait¨ª o Israel con TV3¡ Eso te hace ver una muerte industrializada. Ahora mismo, en Gaza, en Ucrania, la vida humana no vale nada. Lo que llamamos comunidad internacional es mercadeo a lo grande. Aqu¨ª nos enfadamos por un sem¨¢foro en rojo. En Sarajevo, 9 de cada 10 muertos eran ni?os. ?Sabes por qu¨¦? Porque eran los primeros que perd¨ªan el miedo y volv¨ªan a la calle. Un d¨ªa, hablando con mi hija de tres a?os, una bomba cort¨® la conexi¨®n. Decid¨ª que me quedaba en casa vi¨¦ndola crecer. Cuando alguien muere en la guerra lo consideramos un m¨¦rito. Pero si un periodista muere en accidente yendo al pueblo de al lado no le damos m¨¦rito.
?Hoy se puede ver una guerra de cerca?
Puedes ver dramas humanos. Hice lo que creo que debemos hacer los periodistas: ponerte en la piel del que est¨¢ sufriendo para que se averg¨¹encen nuestros dirigentes y quienes toman decisiones.
Con lo que estamos viendo en Gaza, ?quedan pol¨ªticos que puedan hacer algo?
A finales de los noventa, en Catalu?a hubo grandes incendios que quemaron 25.000 hect¨¢reas. El presidente de una agrupaci¨®n de defensa forestal, Josep Duocastella, se quem¨® un 80% del cuerpo. Le pregunt¨¦ c¨®mo se lucha contra los fuegos. Contest¨® ¡ªy vale para Gaza¡ª: ¡°Todos los incendios cuando empiezan son peque?os. Es cuando hay que apagarlos¡±. Lo intento aplicar a mi vida.
?A incendios personales?
Por exceso de trabajo y mi mala cabeza romp¨ª mi matrimonio. Cuando lo miras con perspectiva, ves d¨®nde te equivocaste. El trabajo me ha abducido. Pero si no hacemos bien nuestro trabajo, la recompensa econ¨®mica est¨¢ podrida. Acabar¨¢ haci¨¦ndonos da?o.
Escribi¨® Tor, traducido a varios idiomas, sobre la divisi¨®n de una monta?a entre 13 familias.
Me mand¨® Francino para hacer un reportaje de tres minutos para el Telenot¨ªcies y volv¨ª con una novela. Pas¨¦ all¨ª tres meses. Entonces se pod¨ªa hacer eso. Yo se lo permito a mis guionistas, les doy tiempo.
No ha abandonado esa historia.
Llevo 27 a?os con ella. Tiene dos partes: el asesinato de Sansa, declarado en 1995 propietario de la monta?a tras 100 a?os de discusiones, y lo que pasa con los herederos que se vuelven a odiar. El odio es una planta que crece sola. No hay ni que regarla. En cambio, el amor hay que cultivarlo con enorme delicadeza. Si te pasas, lo ahogas, y si te quedas corto, lo secas. Cuando hay un muerto, me llaman. Eso me hac¨ªa sentir importante. Pero mi trabajo no es meter gente en la c¨¢rcel. Es ofrecer datos al espectador.
?Ha sentido miedo?
Nunca. Amenazan para defenderse. Quieren que calle. Pero nunca he sentido investigando el peligro que viv¨ª cuando disparaban en Bosnia.
Analiza casos famosos: Marta del Castillo, la farmac¨¦utica de Olot, Anabel Segura, Quini¡
Si nos fij¨¢semos m¨¢s en las circunstancias de nuestros cr¨ªmenes, entender¨ªamos mejor nuestra sociedad y podr¨ªamos corregirla en el origen. Hay que invertir menos en c¨¢rceles y en polic¨ªa y m¨¢s en educaci¨®n y asistencia social.
Tiene una empresa que vive del crimen.
Vivimos de contar historias bien contadas que, en este caso, son cr¨ªmenes. Recordamos que el mal existe. Me gusta pensar que la gente bien informada tiene menos miedo.
?No generan alarma social?
En Espa?a tienes muchas m¨¢s posibilidades de que te toque la loter¨ªa que de verte involucrado en un crimen.
?Existe un etic¨®metro?
Hay l¨ªneas que no se pueden cruzar. Curiosidad, s¨ª. Morbo, no. No buscamos alargar un tema, buscamos llevar luz.
Dedicaron un programa a Mario Biondo¡
Por aclamaci¨®n popular. Para m¨ª, no hay caso. Se ha construido sobre la negligencia del levantamiento del cad¨¢ver y de la primera autopsia. Si se hubiera hecho bien¡, ah¨ª se acaba. La familia de la v¨ªctima tiene derecho a saber la verdad. Y si la verdad no est¨¢ basada en evidencias, buscan la suya. Otra cosa es no aceptar la verdad. Eso sucede cuando est¨¢s intoxicado o cuando, como en este caso, no te han dado las respuestas correctas.
La viuda, Raquel S¨¢nchez Silva, era una figura p¨²blica¡
La televisi¨®n es multiplicadora de lo bueno y de lo malo. Lo primero justifica que exista. Multiplicar lo segundo hace da?o. Por eso hay que ser exigentes al inicio. Pero¡ ?qu¨¦ hay m¨¢s espectacular que una madre pidiendo justicia para un hijo supuestamente asesinado por una mujer famosa? Ah¨ª no hay nada cierto m¨¢s que el dolor de la madre.
?Hay gente que vive mejor en la c¨¢rcel que fuera?
Hay gente que de peque?o no aprendi¨® que no deb¨ªa robar bicicletas. Entr¨® en la c¨¢rcel y ha acabado matando. Es lo mismo que el maltrato a mujeres: se hereda.
?Un asesino se levanta odi¨¢ndose?
Probablemente no es feliz. En un crimen hay una acci¨®n contra otro. Un fiscal dijo que la mayor¨ªa se resolv¨ªa en un palmo: el que va entre la bragueta y el bolsillo.
?De ni?o ya le atra¨ªan los cr¨ªmenes?
Tuve una infancia tranquila en Vila-sana, un pueblo de Lleida de 400 habitantes. Mi familia no hac¨ªa m¨¢s que trabajar. Eran agricultores y ganaderos. Mis hermanos siguieron con la ganader¨ªa porcina y de terneros. Yo me levant¨¦ muchas ma?anas a las cinco, que es cuando est¨¢ blanda la tierra, para recoger cebollas.
?Huy¨®?
De la dureza de ese trabajo: los animales comen cada d¨ªa. Mi padre me ayud¨®. Dec¨ªa: ¡°Vete, ve mundo. La tierra no se va a mover¡±. Y eso que era el hereu.
?Y sus hermanos?
Ellos tres se quedaron. El segundo y el tercero llevan las granjas. El peque?o hizo una ingenier¨ªa y convierte la mierda de los cerdos en energ¨ªa.
?Sus padres lo han visto triunfar?
Ver su satisfacci¨®n es de lo que me hace m¨¢s feliz. Por eso cuando hago algo no pienso en el beneficio econ¨®mico. Me parece m¨¢s importante que mis hijos y quien trabaja conmigo se sientan orgullosos de ese trabajo. Tenemos ¨¦xito porque no nos manchamos de sangre. Contamos historias de cr¨ªmenes. Pero hablamos m¨¢s de vida que de crimen.
?Necesitamos contar la verdad?
La verdad nos hace libres, ?no?
Los cr¨ªmenes sin resolver generan impotencia. Madeleine McCann se ha convertido en un fantasma.
Claro. Pero para trabajar un caso debemos tener acceso a toda la informaci¨®n. Y ese est¨¢ plagado de mentiras. Es dif¨ªcil distinguir intoxicaci¨®n de informaci¨®n. Investigar desapariciones no es nuestro trabajo. La polic¨ªa, los fiscales y los jueces deben hacerlo. Aunque detr¨¢s de esos cr¨ªmenes haya grandes historias que querr¨ªa contar.
?C¨®mo es posible que los asesinos sigan llevando encima el m¨®vil?
Hay dos elementos fundamentales en la mayor¨ªa de las investigaciones: el ADN y el m¨®vil. Se ha demostrado que dejar el m¨®vil en casa es un indicio para culpabilizarte. ?Por qu¨¦ llevas 20 a?os con el tel¨¦fono encima y ese d¨ªa no? Eso cambia tu patr¨®n de comportamiento. El m¨®vil nos vigila.
?Se busca m¨¢s a las desaparecidas guapas?
No lo puedo confirmar, pero esa posibilidad entristece. Y nos retrata. Si Rosa Peral no hubiera sido una mujer tan atractiva, ?hubiera tenido tanto impacto? Es una mujer enamorada de s¨ª misma. El narcisismo siempre hace da?o. Somos animales sociales, cuando todo lo haces solo para verte guapo en el espejo tienes un problema. Ahora, si no conf¨ªas en ti¡, pues te complicas tambi¨¦n mucho la vida.
?El miedo es una forma de control social?
Sin duda. Hay unos intereses que precisan infundir miedo. En la pol¨ªtica, en el deporte, en las relaciones de pareja¡, nos hace vulnerables. Cuando a un ni?o le dicen: ¡°Si no haces esto vendr¨¢ el coco¡±, deber¨ªa contestar: ¡°Llamar¨¦ a la polic¨ªa¡±.
?Hay m¨¢s asesinos que asesinas?
S¨ª. Los hombres somos menos inteligentes y recurrimos a la violencia para solucionar carencias. Las mujeres cometen cr¨ªmenes m¨¢s sofisticados, menos sangrientos y m¨¢s calculados.
?Ha llegado a comprender a alg¨²n asesino?
Comprendes las circunstancias de una persona cuando ha visto en peligro su vida o la de alguien querido. Me he preguntado qu¨¦ habr¨ªa hecho yo en su situaci¨®n. Y quiz¨¢ hubiera hecho lo mismo.
A Santiago Mainar lo visit¨® 70 veces en la c¨¢rcel.
Y a su hermana, 200. Puedo entender lo que hizo, si es que lo hizo. Pero no puedo aprobarlo. Aunque comprender es una manera de aprobar¡ Nada debe resolverse con un asesinato. Pero hay que actuar, ya digo, cuando el incendio es peque?o.
?C¨®mo vivir habiendo matado?
Es una cuesti¨®n tremenda. ?Perdonamos o no?
?O te perdonas?
El libro de Fago creo que es de los mejores que he escrito. La clave no es el asesinato, la clave es la hermana, Marisa Mainar. Por eso el subt¨ªtulo es: Si te dicen que tu hermano es un asesino. Ella lo defiende. Pero tambi¨¦n pregunta: ¡°?Qu¨¦ hago? ?Dejo de quererlo?¡±. Sigue siendo su hermano. Es ¨¦l el que le dice: no vuelvas m¨¢s a la c¨¢rcel. Hoy Mainar podr¨ªa estar fuera. Pero quiere cumplir toda la condena.
?Eso puede ser una confesi¨®n?
Jesucristo se dej¨® crucificar. Eso es lo que dijo Amparo, su esposa. ?Por qu¨¦ no podemos entender que se declarase culpable para mantener la paz en el pueblo?
?Creer m¨¢s a unos que a otros tiene que ver con las horas dedicadas a investigar los casos?
Hay una fase de empat¨ªa peligrosa. Puedo empatizar con Mainar, pero los datos me generan dudas sobre su inocencia. No s¨¦ si lo hizo o no. S¨¦ que, si yo hubiera sido miembro de un jurado popular, con esas pruebas no le hubiera condenado. ?Qu¨¦ es la verdad? Los jueces tienen la potestad de decir la oficial. ?Cu¨¢ntas veces no coincide con la realidad?
?Hasta d¨®nde se puede dudar?
Hay que dudar siempre. Otra cosa es desmontar el sistema. El judicial y el policial funcionan. Yo me siento tranquilo. La justicia penal es garantista.
?Todos podr¨ªamos llegar a matar?
Seguro. Pero a priori todo el mundo dir¨¢ que no.