Cuando los vecinos ni se reconocen: el impacto de la turistificaci¨®n y la gentrificaci¨®n en la salud mental
La masificaci¨®n tur¨ªstica y la especulaci¨®n inmobiliaria no solo cambian el centro de las ciudades, tambi¨¦n tienen un impacto negativo en la salud mental de los vecinos. Tanto en los que se quedan como en los que se van
Muchos ciudadanos encuentran sus barrios extra?os. No reconocen las caras de la gente. Los comercios han cambiado. No encuentran el peri¨®dico en el bar de siempre. Temen que su peluquer¨ªa o librer¨ªa de confianza desaparezcan. Solo ven gente cargando maletas. Les resultan desconocidos los rostros en el ascensor¡ Los vecinos son turistas o n¨®madas. Aunque se reflexionara sobre el futuro de las ciudades tras la pandemia, lo cierto es que se ha vuelto a casi todos los problemas de antes. La era de las redes sociales inaugur¨® un turismo que busca experiencias sin compromisos. El objetivo no es conocer en profundidad el destino y mezclarse con los locales, sino marcar ese barrio, esa ciudad o ese pa¨ªs como ¡°vistos¡±.
Varios estudios relacionan los entornos urbanos con una mayor probabilidad de desarrollar problemas de salud mental frente a las zonas rurales. Y a ello se suman los estudios que ponen de relevancia c¨®mo el turismo masificado tiene un impacto psicol¨®gico negativo en los habitantes de las zonas m¨¢s transitadas, que normalmente coinciden con el centro de las ciudades. Investigaciones como las de la Agencia de Salud P¨²blica de Barcelona recogen datos de mayor estr¨¦s, insomnio, ansiedad, frustraci¨®n e irritabilidad. Lo relacionan principalmente con el exceso de ruido y con las dificultades para ejercer una rutina diaria de trabajo y descanso en un espacio compartido con visitantes que no siguen los mismos horarios. Mientras unos madrugan, otros se acuestan. El peligro es que esta situaci¨®n derive en un estr¨¦s cr¨®nico que deteriore la salud y la calidad de vida, pudiendo tener como consecuencia un aumento de malos h¨¢bitos, como el incremento en el consumo de alcohol o una peor alimentaci¨®n.
Desde la psicogeograf¨ªa o psicolog¨ªa del lugar, el neurocient¨ªfico Colin Ellard explica cu¨¢l es la relaci¨®n que el ciudadano establece con su entorno y c¨®mo este influye en sus pensamientos, emociones y correlatos fisiol¨®gicos. Su libro La influencia de los lugares en la mente y el coraz¨®n se?ala que cada individuo necesita sentirse resguardado, acompa?ado y protegido en su barrio. El hecho de que muchos residentes no reconozcan a sus vecinos hace que se desapeguen de esos lugares que habitan y sus vivencias se diluyan en un entorno que est¨¢ en permanente transformaci¨®n. Si un ciudadano se va identificando menos con los espacios que habita, desaparecen costumbres, apegos y ritos sociales que le dejan como hu¨¦rfano de una herencia cultural. Esto puede generar una sensaci¨®n de desarraigo y de falta de pertenencia. En el libro Los no lugares, el antrop¨®logo franc¨¦s Marc Aug¨¦ se refer¨ªa a espacios donde personas estaban en tr¨¢nsito, como el avi¨®n, el metro o el tren¡ Ahora, esos no lugares se parecen al centro de muchas ciudades, como bien han apuntado In¨¦s Garc¨ªa y Paula Ducay en alguna de las entregas de su podcast Punzadas Sonoras.
Agust¨ªn Cocola-Gant, investigador del Instituto de Geograf¨ªa y Ordenamiento del Territorio de la Universidad de Lisboa, recoge en sus estudios testimonios de residentes que se mudan de sus barrios debido a la presi¨®n tur¨ªstica. A veces, lo hacen por el aumento del precio de la vivienda, y otras, por la incomodidad de vivir all¨ª. Estas mudanzas conllevan problemas para la salud mental. Irse es doloroso. Y los residentes suelen elegir como alternativa un barrio perif¨¦rico donde se refuerza un mundo que favorece el individualismo y la desconexi¨®n social, como se?ala Jorge Dioni en La Espa?a de las piscinas. Los vecinos que se marchan mantienen la nostalgia de lo que ten¨ªan y los que se quedan tambi¨¦n pierden las redes de apoyo social y emocional. La investigadora Helen Cole ha escrito sobre esta problem¨¢tica. Esto afecta especialmente a las personas mayores, para los que la p¨¦rdida de sus vecinos de siempre genera desconfianza y hasta miedo a salir de casa.
La turistificaci¨®n y la gentrificaci¨®n de las ciudades tienen consecuencias directas en la vida cotidiana de los residentes, pudiendo redundar en unos vecinos hostiles y enfadados que perciben que su ciudad est¨¢ m¨¢s adaptada a las apetencias y necesidades del turista que a las suyas.
No es f¨¢cil se?alar a los culpables de esta situaci¨®n, ya que se trata de un fen¨®meno multicausal. Adem¨¢s, viajar es una de las actividades m¨¢s placenteras para muchas personas. Pero si las ciudades se convierten en lugares solo para gente que est¨¢ de paso, se pierde su esencia. Dejan de ser reconocibles, lo que tiene un impacto en la salud mental. Como viajero o persona en tr¨¢nsito, cabe preguntarse por qu¨¦ viajamos. Quiz¨¢s la respuesta lleve a una manera m¨¢s respetuosa de descubrir la esencia de cada lugar.
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