La lecci¨®n de Ripoll
Es falso que los inmigrantes vengan a Europa a delinquir: la inmensa mayor¨ªa viene a ganarse la vida
Qu¨¦ man¨ªa: los escritores no somos profetas. No lo fueron Homero, ni Shakespeare, ni Cervantes, ni Kafka, el ¨²ltimo al que se han atribuido dotes adivinatorias (o el pen¨²ltimo: el ¨²ltimo es Michel Houellebecq, pese a la evidencia de que sus novelas jam¨¢s han predicho nada); ni siquiera lo fue Virgilio, a quien muchos, en la Edad Media, consideraban un mago capaz de prever el porvenir en sus versos. No: bastante tenemos los escritores con tratar de entender el presente y el pasado como para, encima, tener que adivinar el futuro. Y, si no fueron profetas esos escritores capitales, mucho menos va a serlo un mindundi como un servidor.
Digo esto porque algunos lectores han observado que una novela m¨ªa publicada en 2021 y ambientada en 2025 gira en torno a una alcaldesa con cuyo ¨¦xito pol¨ªtico aflora en Catalu?a un discurso islam¨®fobo hasta entonces ausente del debate p¨²blico; en esa misma novela, un personaje afirma que lo que ha cambiado de veras Catalu?a no fue el proc¨¦s (¡°El proc¨¦s lo ¨²nico que hizo fue cambiar algo, muy poquito y muy anecd¨®tico, para que nada esencial cambiase [¡] Para eso lo lanzaron los que aqu¨ª han tenido desde siempre la sart¨¦n por el mango, usando a la gente como carne de ca?¨®n¡±): lo que ha cambiado Catalu?a, seg¨²n ¨¦l, fueron los atentados islamistas de 2017, perpetrados por un grupo de chavales de Ripoll¡ Pues bien, en 2024 ya tenemos en Catalu?a una alcaldesa que no s¨®lo ha conseguido gobernar en Ripoll ¡ªof all places¡ª, sino que, al frente de un partido islam¨®fobo (Alian?a Catalana), ha obtenido en las ¨²ltimas elecciones auton¨®micas casi 120.000 votos y dos esca?os en el Parlament; y lo m¨¢s importante: como la alcaldesa ficticia de mi novela, la alcaldesa real ha inoculado en el debate p¨²blico una ideolog¨ªa embustera y repugnante que ya ha empezado a contagiar a otros grupos pol¨ªticos. ?Profec¨ªa? Bobadas: bastaba con seguir la l¨ªnea de puntos. La islamofobia es uno de los ingredientes esenciales de la extrema derecha europea, y no hab¨ªa que ser un ar¨²spice para prever que, tarde o temprano, acabar¨ªamos import¨¢ndolo (aunque Vox se alimenta de la xenofobia, igual que cualquier partido nacionalista, no ha convertido en bandera la islamofobia como lo ha hecho Alian?a Catalana). Pero hay m¨¢s. Los atentados de 2017 dejaron una herida sangrante en Ri?poll, una apacible localidad gerundense de apenas 10.000 habitantes, con uno de los ¨ªndices m¨¢s bajos de emigraci¨®n de Catalu?a, donde nadie entend¨ªa c¨®mo era posible que siete muchachos en apariencia integrados ¡ªsignifique lo que signifique esa palabra¡ª hubieran perpetrado aquella masacre. Al principio, la reacci¨®n de las autoridades fue la correcta: tratar de averiguar qu¨¦ hab¨ªa ocurrido y por qu¨¦ hab¨ªa ocurrido; el problema fue que, como no les gustaron las conclusiones de los expertos (seg¨²n las cuales en Ripoll y sus alrededores exist¨ªa un caldo de cultivo que permiti¨® o foment¨® la aparici¨®n de los terroristas), optaron por ignorar la realidad. El resultado es Alian?a Catalana. En otras palabras: si una herida no se limpia y se cura, acaba infect¨¢ndose. Lo ocurrido en Ripoll deber¨ªa servirnos de lecci¨®n: los problemas no se combaten ocult¨¢ndolos o ignor¨¢ndolos; se combaten afront¨¢ndolos. Los discursos de Alian?a Catalana y similares no se neutralizan demonizando a sus votantes y tratando de esconder a sus dirigentes, o de aislarlos; se neutralizan demostrando que esos pol¨ªticos enga?an y desenmascarando sus mentiras con datos y razones, en buena lid y en campo abierto. Es falso que los inmigrantes vengan a Europa a delinquir: la inmensa mayor¨ªa viene a ganarse la vida; es falso que los inmigrantes vengan a quitarnos nuestros trabajos: la inmensa mayor¨ªa viene a hacer los trabajos que nosotros no queremos hacer; es falso que nos est¨¦n invadiendo y empobreciendo: la verdad es que nos enriquecen, y que, en una Europa cada vez m¨¢s envejecida, nosotros los necesitamos a ellos al menos tanto como ellos nos necesitan a nosotros. Y as¨ª sucesivamente.
?Aprenderemos la lecci¨®n de Ripoll? A juzgar por lo ocurrido en otros lugares de Europa, no creo que haya muchas razones para el optimismo.
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