Clara Roquet, cineasta: ¡°La gente buena crea mejor¡±
Ha dirigido en cine y en televisi¨®n, pero se reivindica como guionista, un oficio en el que ha destacado con un estilo propio: los personajes mandan en las historias; nunca al rev¨¦s.
Cuando en los t¨ªtulos de cr¨¦dito de alguna pel¨ªcula o una serie aparece el nombre de Clara Roquet (Malla, Barcelona, 35 a?os), la apuesta gana enteros. Si repasamos, se dar¨¢n cuenta. Suyos son los guiones de pel¨ªculas como 10.000 kil¨®metros, junto a su director, Carlos Marqu¨¦s-Marcet; Petra, con Jaime Rosales; ...
Cuando en los t¨ªtulos de cr¨¦dito de alguna pel¨ªcula o una serie aparece el nombre de Clara Roquet (Malla, Barcelona, 35 a?os), la apuesta gana enteros. Si repasamos, se dar¨¢n cuenta. Suyos son los guiones de pel¨ªculas como 10.000 kil¨®metros, junto a su director, Carlos Marqu¨¦s-Marcet; Petra, con Jaime Rosales; Creatura, que rod¨® Elena Mart¨ªn Gimeno; Que nadie duerma o Libertad, que dirigi¨® la propia Roquet, tambi¨¦n¡ O de las series Galgos, en Movistar+, y ahora de Las largas sombras, para la que se ha puesto detr¨¢s de la c¨¢mara tambi¨¦n y se ha colocado entre las m¨¢s vistas este a?o en la plataforma Disney+. Aunque dirija, se reivindica como guionista, un oficio que aprendi¨® como estudiante en universidades como la Pompeu i Fabra o en la de Columbia, de Nueva York, y que la hicieron tomar conciencia del poder del escritor. ¡°Del guionista parte todo, es el m¨¢s importante de la cadena¡±, asegura. Desde ese germen, en todo lo que ha hecho, Roquet ha aportado un sello y la dimensi¨®n de un mundo propio en el que se cruza dentro de su particular relectura de los g¨¦neros la obsesi¨®n por el pasado, la prevalencia del personaje por encima de la trama y una propuesta sutil de ruptura de c¨®digos y din¨¢micas para imponer nuevas narrativas.
A usted ?qu¨¦ le ocurre con el pasado?
Cuando ten¨ªa 12 a?os, el primer cuento que escrib¨ª trataba de un vagabundo que recordaba todo su pasado¡ Me viene de serie. Siempre he sido muy melanc¨®lica.
?Por qu¨¦?
Esa es mi naturaleza de personaje. Somos lo que hemos vivido. Nos van conformando las experiencias. A m¨ª me interesa mucho el psicoan¨¢lisis. Redescubrir los significados de lo que nos ha ocurrido. Ponerles luz y repensarlo. Al final, el pasado, ?qu¨¦ es? Una narrativa, c¨®mo t¨² recuerdas las cosas no necesariamente es lo que aconteci¨®, sino lo que tu memoria elabora subjetivamente.
?Los cuentos que nos contamos, las pel¨ªculas que nos hacemos¡?
Exactamente, ese cl¨¢sico: no te hagas pel¨ªculas. Nos va forjando una identidad. Me interesa mucho todo lo referente a eso. Muchas veces, dicho proceso es un misterio y me motiva desentra?arlo.
?En ese misterio reside la clave de casi todas sus historias?
En gran parte¡ Cuando conozco a alguien y cojo algo de confianza, lo primero que pregunto es qu¨¦ le ha pasado. Tampoco hay que fiarse nada de lo que te cuentan.
?Del vagabundo de su cuento infantil pudo fiarse?
S¨ª, era un hombre triste que, al rememorar su pasado, comprendi¨® que su vida no hab¨ªa sido tan mala.
?Lo conserva?
Estar¨¢ en la revista del colegio.
?Qu¨¦ colegio?
Sant Miquel dels Sants, en Vic, donde estudi¨® un poeta muy famoso y querido en Catalu?a, Jacint Verdaguer. Un lugar de pocos habitantes, con atm¨®sfera algo represiva, aunque no quiero rajar mucho de eso porque me van a dejar de querer.
?Hombre, atm¨®sferas represivas en este pa¨ªs, ha habido montones! No se preocupe¡
Montones, cierto. En los noventa, ser lesbiana en un pueblo no era f¨¢cil, por ejemplo.
?C¨®mo de dif¨ªcil?
No lo viv¨ª en carne propia, porque yo soy heterosexual, pero recuerdo verlo. Mucho acoso, mucha autorrepresi¨®n tambi¨¦n, que es peor. Mucho sentido de culpa con esa pregunta: por qu¨¦ no puedo cambiar¡
?Le gusta este pa¨ªs?
Me gustan muchas cosas y me repugnan otras.
?Est¨¢ bien que algo nos repugne para intentar cambiarlo o solo comprenderlo para tratar de convivir con ello?
Las buenas historias salen de las malas, de lo que no nos gusta¡
Vayamos a lo que le gusta.
Me gusta la tradici¨®n de artistas y creadores libres que tenemos en Espa?a.
?Empezando por¡?
Pues, mira, la triada Bu?uel, Lorca, Dal¨ª¡ ?Qu¨¦ maravilla poder tomar ejemplo de esa herencia! De esa Espa?a arriesgada y vanguardista que en un momento se trunc¨®.
D¨¦jeme adivinar: ?no le gusta entonces aquella Espa?a que la desbarat¨®?
Exacto.
Pues vuelve a asomar la patita por ah¨ª.
S¨ª, cierto. Nos enfrentamos a muchas fuerzas que tiran de nuevo hacia all¨ª. Tiene que ver con no conocer bien el pasado, precisamente. Desconocerlo como persona y como naci¨®n es lo mismo. Si has tenido una relaci¨®n t¨®xica y vuelves, es que no has aprendido. Y en Espa?a, como pa¨ªs, hemos sufrido muchas relaciones t¨®xicas.
En la triada de amigos que ha se?alado, ha puesto en primer lugar a Bu?uel, ah¨ª se nota la cineasta.
Eso parece.
Cuando se convirtieron en amigos, as¨ª como Lorca sab¨ªa ya que era poeta, y Dal¨ª, pintor, Bu?uel no ten¨ªa ni idea de qu¨¦ hacer con su vida. ?Y usted?
Nos pasa a todos los cineastas, creo. A m¨ª me interesaban mucho otras cosas. La filosof¨ªa, por ejemplo. Puse cinco opciones, cuando me preguntaban en esos formularios en los que hab¨ªa que hacer lista de carreras. Mi madre me dec¨ªa: ¡°No lo tienes muy claro, ?no?¡±. Al final eleg¨ª Comunicaci¨®n Audiovisual porque me parec¨ªa que entraba un poco de todo.
?No lo hizo porque no le daba la nota para otras?
?Uy, qu¨¦ va! Era muy alta la nota.
?Qu¨¦ sac¨®?
Un nueve, creo.
Con eso podr¨ªa haber ido donde quisiera¡
S¨ª, a m¨ª ya me gustaba mucho el cine gracias a mi t¨ªo Miquel Obiols, que es escritor y muy cin¨¦filo. A los 14 a?os me regal¨® Los 400 golpes, de Truffaut. A¨²n guardo el VHS. Cuando lo vi, dije: ?Qu¨¦ es esto? Le ped¨ª m¨¢s pel¨ªculas. Hiroshima mon amour, Ser o no ser¡ En la carrera ya me decant¨¦, aunque lo que me considero es una picaflor, me gusta ir descubriendo mundos. Ser guionista te permite eso, estudiar. Para escribir Galgos, por ejemplo, me hice experta en empresas galleteras, en lobbies de Bruselas, en las leyes del az¨²car¡ Aparte de que en esa serie trabaj¨¦ con F¨¦lix Viscarret como director, es decir, la bondad personificada. Yo creo en la bondad a la hora de trabajar con gente.
?Desde la bondad se puede retratar mejor la maldad?
Creo que s¨ª. Y cualquier cosa. La gente buena crea mejor. Estoy convencida. Se nos ha vendido mucho lo del artista torturado, incluso manipulador, yo no estoy segura de eso. A lo mejor no puedes llegar a determinados lugares, pero son espacios que a m¨ª no me interesan.
?Se pone l¨ªmites, entonces?
No me los pongo. Me salen naturalmente. Aunque he ido venciendo tambi¨¦n resistencias personales. Yo era muy t¨ªmida, por ejemplo.
?Era¡?
S¨ª, cre¨ª que dirigir, por ejemplo, no cuadraba con mi car¨¢cter. Que para eso deb¨ªas mostrarme m¨¢s autoritaria. Luego aprend¨ª que mi aproximaci¨®n deb¨ªa ser distinta. Que me pod¨ªa permitir dudar y que, si dudaba, consultar¨ªa. Para m¨ª, hacer una pel¨ªcula consiste en propiciar un lugar de di¨¢logo y cooperaci¨®n donde cualquier buena idea es bienvenida, c¨®mo no.
Pero alguna vez habr¨¢ que meter un grito¡
Bueno, s¨ª. En fin, gritos creo que a¨²n no he metido, pero hay veces que te tienes que cuadrar e imponer. La producci¨®n va r¨¢pido, el dinero escasea. Ante la presi¨®n, cuando ves que no logras lo que quieres, hablas con el equipo y les planteas: mirad, chicos, yo necesito esto¡ Partes de la firmeza, pero con los actores, conf¨ªo mucho cuando participan de los procesos creativos y se sienten involucrados. No resulta inteligente no aprovechar eso.
?Es la suya la generaci¨®n que ha abandonado ya el grito pelao como m¨¦todo?
Creo que s¨ª, no nos funciona.
Volvamos a su timidez, ?cu¨¢ndo lo fue?
De peque?a. No se me ha quitado del todo, me ha ayudado mucho impartir clases. Ahora dir¨ªa que soy una falsa extrovertida. Soy feliz en mi casa, en mi escritorio. Era una ni?a lectora, solitaria. Estaba c¨®moda en la retaguardia. Un poco rarita. Me ganaba a la gente como ahora, contando historias. Y fui lectora precoz, recuerdo leer a Virginia Woolf con 14 a?os, por ejemplo. Mi madre y mi t¨ªo me sab¨ªan dirigir bien con las lecturas.
Importante contar con alguien cercano que a esa edad ayude a construir un sentido del gusto, ?no? Porque si nos dejamos llevar por modas y tendencias que no crean traumas¡
Ya. Yo era muy ecl¨¦ctica. Me gustaba Virginia Woolf, s¨ª, pero tambi¨¦n Harry Potter o la colecci¨®n del Barco de Vapor. Luego, pronto, ped¨ª el Ulises, de Joyce, y me dijeron: ¡°?D¨®nde vas¡?¡±. Para m¨ª no hay que establecer l¨ªmites entre alta o baja cultura. El elitismo no va conmigo.
?Qu¨¦ aprendi¨® en la Universidad de Columbia?
Yo acab¨¦ en la Pompeu en 2010, en plena crisis, cuando nos met¨ªan en la cabeza que en la vida ¨ªbamos a trabajar. Muchos nos fuimos fuera de Espa?a. Convenc¨ª a mi madre para que me ayudara para meterme en un m¨¢ster de literatura comparada. Me pregunt¨® si de mayor quer¨ªa ser rica¡ Pero Carlos Marqu¨¦s-Marcet, con quien estaba escribiendo el guion de 10.000 kil¨®metros a cambio de cruasanes, me convenci¨® para que pidiera una beca para Nueva York. Me la dieron, no s¨¦ por qu¨¦¡
?Por lista?
Bueno, hab¨ªa escrito un guion que hab¨ªa ganado premios, lo vend¨ª bien. Y me fui cuatro a?os. Columbia me gustaba porque pod¨ªa combinar las clases de cine con literatura, filosof¨ªa, y estaban m¨¢s decantados en sus gustos al cine europeo.
Al volver a Espa?a, ?c¨®mo logr¨® meterse en la industria?
Tuvimos mucha suerte con 10.000 kil¨®metros, la peli fue muy bien y gan¨® muchos premios. Despu¨¦s me llam¨® Jaime Rosales para Petra y as¨ª empec¨¦ a trabajar de guionista. Viv¨ªa en Nueva York, pero es una ciudad car¨ªsima. Daba clases, hac¨ªa de canguro, era asistente de profesores, escrib¨ªa de noche. Par¨¦ y me dije: un momento, ?qu¨¦ hago aqu¨ª? Yo quiero escribir y el hecho de tener que ganarme la vida as¨ª para sobrevivir, no me lo permite. ?Para qu¨¦ deslomarme a 10 grados bajo cero?
?Le venci¨® la ciudad?
No s¨¦, tampoco lo dir¨ªa as¨ª. Me cost¨® volver, ten¨ªa muchos amigos all¨ª, lo echo de menos.
?Y la Gran Manzana la ayud¨® a vencer la timidez?
S¨ª, tambi¨¦n. Aunque me mov¨ªa con amigos frikis, contadores de historias, ya sabes. Para escribir, nos ense?¨® Abilio Est¨¦vez, el autor cubano, debes salirte de la realidad con la intenci¨®n y el compromiso de observarla. Quien cuenta historias se va por las nubes, tiene obsesiones extra?as. ?ramos una pi?a. Se mor¨ªa alg¨²n familiar de un amigo, le organiz¨¢bamos una misa; pronosticaban un hurac¨¢n, todos a pasarlo juntos en alguna casa¡
?Le cost¨® volver?
Al principio todo me parec¨ªa muy lento en Espa?a. La gente ten¨ªa reuniones a las diez de la ma?ana, tardaban un d¨ªa en responder a un correo.
Bueno¡, ?y qu¨¦ es mejor respecto a los tiempos? ?La otra vor¨¢gine?
Los americanos est¨¢n locos, cierto. Pero me tuve que adaptar a ese ritmo. Ahora, me parece mucho mejor esto. Empec¨¦ a trabajar en Mediapro, desarroll¨¦ guiones. Pero quer¨ªa rodar Libertad, dirigirla.
Luego ha seguido dirigiendo, como ahora Las largas sombras, pero sin dejar de ser guionista para otros. ?Le gusta reivindicarse como guionista?
Tenemos mucho que agradecer a las ¨²ltimas huelgas del sector en Hollywood. Par¨® la industria. Sin nosotros trabajando, todo deja de existir.
?Vivimos un nuevo prestigio del guionista?
Cuando me fui de Espa?a, la consideraci¨®n era muy precaria. Cuando la industria resurge y viene la competencia con las plataformas, los buenos empiezan a reivindicar su papel. La cosa ha cambiado. As¨ª lo he defendido siempre, cuando ped¨ª mi beca, lo hice como guionista y a¨²n me considero mucho m¨¢s esa categor¨ªa que directora. Es el oficio m¨¢s dif¨ªcil y el m¨¢s importante.
En ese sentido, su estilo se reconoce: desde Creatura hasta Galgos o de Que nadie duerma a Las largas sombras, si vemos su firma, sabemos que nos enfrentaremos a unas determinadas neuras. Y algo crucial: lo ¨²nico que no negocia es el desarrollo del personaje.
Es que la acci¨®n debe supeditarse al personaje y no al rev¨¦s. Aparte, no hay cosa que m¨¢s me guste que disfrutar con un buen actor, como con todo el reparto de los t¨ªtulos que has citado. Metes a ciertos int¨¦rpretes en cualquier escena y sabes que funciona. Lo que suelo pedir cuando dirijo es mucho tiempo de ensayos. Adem¨¢s, me gusta tener libertad para elegirlos. En Las largas sombras, la tuve. Lo agradezco, sentirme bien rodeada por los productores y desarrollar una visi¨®n conjunta con las actrices, en este caso. Con eso puedo cambiar cosas sobre la marcha, si es necesario. A veces lo hago, aunque no guste. Trato de estar abierta a los accidentes felices que a veces se dan en los rodajes.
?Qu¨¦ quer¨ªa contar en Las largas sombras?
Una historia sobre c¨®mo seguimos siendo quienes somos desde muy temprano en la vida. Y c¨®mo a trav¨¦s de la amistad se pueden sanar muchas heridas. No todas, porque los errores del pasado no pueden curarse del todo, pero s¨ª puedes encontrar luz donde no la hallabas.
Y perdonar, perdonarnos, ?podemos? Sobre todo, responsabilizarnos ¨ªntimamente de las cosas que fuimos incapaces de hacer mejor y se escaparon.
Muy de acuerdo. En determinadas aproximaciones psicoanal¨ªticas te ense?an a comprender el pasado, pero no a responsabilizarnos de ¨¦l. Es necesario para afrontar luego el futuro. En Las largas sombras creo que tratamos este asunto de alguna forma. Son mujeres muy imperfectas, todas con sus errores y complejidades.
Y a usted, aunque es muy joven, ?empieza a pesarle la responsabilidad sobre el pasado?
Creo que s¨ª.
?Ha llegado a esa cruda conclusi¨®n de que existen cosas que no podremos resolver nunca?
S¨ª, desde el psicoan¨¢lisis lo he descubierto. C¨®mo saber llevar el peso de las cosas en la mochila. Lo importante es saber hablar de ello, con eso, el peso no desaparece, pero se aligera. La serie trata de eso, de compartir la carga com¨²n habl¨¢ndolo. En eso consisti¨® el MeeToo, en mujeres que decidieron empezar a hablarlo en com¨²n y p¨²blicamente.
?El gran silencio lo enfanga todo?
Esos pactos, esos c¨®digos, s¨ª.
Pero son c¨®digos sociales dif¨ªciles de desactivar¡
S¨ª, en todas partes, en todos los lugares, familias, pueblos, universalmente. Cuesta mucho. Romperlo es¡
?Una revoluci¨®n moral?
Exactamente. Y debemos evitar en ese proceso el castigo. Lo peor que nos puede pasar es vernos obligados a vivir con una culpa. Ya bastante condena es esa, como para articular otras. Ah¨ª radica la ¨®ptica femenina. La narrativa cl¨¢sica, lo he hablado con Elena Mart¨ªn cuando escrib¨ªamos Creatura, es muy patriarcal. Tiene que ver con el orgasmo masculino. El viaje del h¨¦roe con el cl¨ªmax final. ?C¨®mo ser¨ªa si sigui¨¦ramos las pautas del orgasmo femenino? En Creatura lo probamos. El proceso de descubrimiento de la protagonista es m¨¢s sostenido hasta llegar a la sanaci¨®n. En la serie hemos buscado esa narrativa distinta. Lo hemos intentado, al menos.