Lo asible y lo inasible
Lo que tiene de turbador este atentado (como todos, por otra parte) es su grado de concreci¨®n. Vemos la expresi¨®n de la v¨ªctima al llevarse la mano a la oreja, as¨ª como la sangre desliz¨¢ndose en hilos por su rostro. Vemos luego el pu?o de Trump en alto, sus dientes apretados en un gesto de rabia, intuimos el desconcierto de los guardaespaldas, sus primeras reacciones mec¨¢nicas¡ No hay atentados abstractos, quiz¨¢ son metaf¨ªsicamente imposibles. Recuerden los de ETA: el tiro en la nuca, que llegaron casi a patentar. Podemos distinguir a¨²n, en el recuerdo, la boca del ca?¨®n de la pistola y el cogote del muerto o del premuerto. Pura figuraci¨®n, puro realismo costumbrista. Se pregunta uno c¨®mo logran los asesinos hacer el viaje de lo brutalmente concreto (la carne humeante, el oscuro agujero del cr¨¢neo, el olor a cabello chamuscado) a lo espiritualmente abstracto de la patria o Dios.
Lo raro es que se trata de un viaje muy com¨²n. Hay quienes vieron una mano celestial en el movimiento de la cabeza de Trump una mil¨¦sima de segundo antes de la llegada de la bala, que de otro modo le habr¨ªa entrado por el ojo. ?Qu¨¦ relaci¨®n hay entre ese ojo tan realista que se salv¨® de milagro (con perd¨®n) y un dios obligatoriamente ut¨®pico?
Se considera que la abstracci¨®n es una conquista del cerebro humano porque la concreci¨®n, supongo, la traemos de serie, como el resto de los animales. Comprendo por separado un concepto y el otro, pero me cuesta entender el v¨ªnculo que algunos establecen entre ambos. ?C¨®mo es posible matar de verdad para alcanzar un ideal de mentira?
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