Outumuro, 30 a?os de fotograf¨ªas en busca del ¨¢ngel que aquella vez se le escap¨®
En la exposici¨®n ¡®El ¨¢ngel que nunca fui¡¯, el fot¨®grafo Manuel Outumuro busca al esp¨ªritu celeste y otros recuerdos de infancia que durante tres d¨¦cadas de profesi¨®n han inspirado inconscientemente parte de sus im¨¢genes
Fue Rainer Maria Rilke el que dijo: ¡°La verdadera patria del hombre es la infancia¡±. Y el fot¨®grafo Manuel Outumuro (A Merca, 75 a?os) podr¨ªa a?adir que tambi¨¦n es la infancia la fuente de la mayor¨ªa de las obsesiones que luego nos perseguir¨¢n a lo largo de la vida.
Cuando a los siete a?os a Outumuro, entonces un ni?o de una aldea gallega, le dijeron que finalmente no se disfrazar¨ªa de ¨¢ngel para la procesi¨®n de la fiesta del Esp¨ªritu Santo porque el p¨¢rroco quiso que los ni?os no se disfrazaran de nada, el disgusto que se llev¨® fue tan grande que no volvi¨® a misa. Lo que no supo entonces es que acabar¨ªa buscando a ese ¨¢ngel que nunca fue a lo largo de su vida.
¡°Tuve ese recuerdo y quise fotografiar a un ni?o vestido de ¨¢ngel cuando, revisando mi archivo, vi que ya lo hab¨ªa fotografiado en 1994¡å, explica el fot¨®grafo por tel¨¦fono. Y no solo, en ese archivo Outumuro encontr¨® 20 fotograf¨ªas inspiradas en el ¨¢ngel.
As¨ª naci¨® la exposici¨®n El ¨¢ngel que nunca fui, donde 13 fotograf¨ªas actuales recrean los recuerdos infantiles del fot¨®grafo y dialogan con una selecci¨®n de im¨¢genes de su archivo basadas en otras obsesiones que silenciosamente se colaron en m¨¢s de tres d¨¦cadas de producci¨®n fotogr¨¢fica.
La costurera
¡°Se la ve¨ªa venir muy erguida con las manos en los bolsillos del delantal y la m¨¢quina de coser, en perfecto equilibrio, sobre su cabeza¡±, recuerda el fot¨®grafo sobre la costurera que visitaba la aldea.
El retrato de la ausencia
¡°Mis padres se fueron a Caracas cuando ten¨ªa un a?o y volvieron cuando cumpl¨ª 10¡å, recuerda el fot¨®grafo. Esta serie est¨¢ inspirada en el retrato de ambos que Outumuro ten¨ªa de ni?o en su habitaci¨®n.
Flores delatoras
¡°En casa hab¨ªa solo una planta de interior: una gran maceta con campanillas rojas ignorada por todos¡±, cuenta Outumuro, que se obsesion¨® con el jard¨ªn de una vecina lleno de flores ex¨®ticas.
Los danzantes de cristal
¡°A lo lejos los gaiteros, abriendo paso a la procesi¨®n, se acercaban lentamente. Los segu¨ªan los danzantes¡±, recuerda el fot¨®grafo sobre la romer¨ªa de la Virxe do Cristal.
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