El innovador m¨¦todo para ¡®reforestar¡¯ el mar que ha unido a cient¨ªficos y pescadores en el Mediterr¨¢neo
El sistema b¨¢dminton se utiliza con ¨¦xito en la Costa Brava para restaurar el fondo marino. Se trata de un ejemplo de c¨®mo avanzar hacia el objetivo marcado por la Uni¨®n Europea de restaurar al menos el 20% de las zonas terrestres y marinas alteradas para 2030
A?o 2014, inmersi¨®n cient¨ªfica en el mar Mediterr¨¢neo, en el canal de Menorca, a m¨¢s de 100 metros de profundidad. A bordo de un submarino Jago, un peque?o sumergible biplaza de color amarillo, el bi¨®logo marino Josep Maria Gili no da cr¨¦dito a lo que ve. ¡°Los fondos marinos estaban muy bien conservados y cubiertos de bosques de gorgonias, cuando esta es una zona de pesca artesanal constante, hay mucha actividad pesquera¡±, recuerda hoy este investigador del Institut de Ci¨¨ncies del Mar de Barcelona (ICM)-CSIC, ahora ya retirado. ¡°No entend¨ªamos c¨®mo era posible, qu¨¦ demonios pasaba all¨ª¡±.
Aunque las gorgonias parecen plantas marinas, al igual que los corales, las esponjas o los briozoos son animales que viven fijados en el fondo del mar. Estos organismos forman estructuras con una gran relevancia ecol¨®gica, pues contribuyen a crear h¨¢bitats en el lecho marino que dan refugio y alimento a muchas otras especies asociadas. ¡°?D¨®nde pondr¨ªan los nidos los p¨¢jaros si no hubiera ¨¢rboles en los bosques?¡±, explica el bi¨®logo. Por esto mismo, unos fondos bien conservados tambi¨¦n aumentan la riqueza pesquera. Parad¨®jicamente, son justo los aparejos de pesca los que han da?ado ya en muchos lugares estos ecosistemas tan valiosos. Menos en esta zona de Menorca, en los espectaculares fondos que contempla Gili a trav¨¦s del visor de observaci¨®n del submarino, por lo que los investigadores quisieron indagar qu¨¦ se hac¨ªa all¨ª diferente.
En otros sitios del Mediterr¨¢neo, cuando estas especies bent¨®nicas quedan enganchadas en las redes, los pescadores las tiran en cualquier parte de regreso a puerto o incluso en tierra, sin prestar atenci¨®n a si terminan en una superficie donde puedan prosperar o en qu¨¦ posici¨®n quedan colocadas. Esto ¨²ltimo resulta crucial, pues, como detalla el investigador, ¡°si se arranca una gorgonia y queda tumbada en el lecho marino, ya no se levanta y muere¡±. Sin embargo, en esta zona de Menorca todo era muy distinto, por cuestiones totalmente fortuitas. ¡°Descubrimos que cuando los pescadores artesanales de all¨ª sacan alguno de estos organismos en sus redes, lo vuelven a tirar al mar ah¨ª mismo¡±. Caen en el mismo entorno del que han sido arrancados. Pero, adem¨¢s, como destaca Gili, lo retornan al agua sin quitarle el sustrato al que suelen estar adheridos, algas calc¨¢reas (rodolitos) sobre las que crecen, algo aparentemente trivial que determina c¨®mo se hunden en el agua. ¡°Probamos nosotros mismos y comprobamos que con este sustrato todas las gorgonias ca¨ªan de pie y sobreviv¨ªan¡±, relata Gili. ¡°Sin quererlo realmente, estos pescadores manten¨ªan sus fondos de forma sostenible¡±.
A partir de este descubrimiento de hace 10 a?os, los investigadores del ICM han desarrollado lo que denominan el m¨¦todo b¨¢dminton, como el juego de raqueta, un innovador sistema para restaurar fondos marinos a gran profundidad. Para ello, cogen las gorgonias recuperadas en las redes de pesca y las fijan a piedras con una masilla especial, como si fueran ¨¢rboles diminutos sobre rocas. Al igual que ocurre con las pelotas (volantes) del b¨¢dminton, que a cada golpe de raqueta se colocan en la misma posici¨®n, con la punta por delante, cuando estas gorgonias se devuelven al mar de esta forma van bajando en el agua en l¨ªnea vertical, serpenteando suavemente, hasta quedar posadas sobre el fondo marino, erguidas.
El m¨¦todo b¨¢dminton se puso a prueba con un ensayo piloto en el cabo de Creus en el que se recuperaron 6.000 gorgonias en dos hect¨¢reas de mar. Pero esta investigaci¨®n impulsada por Gili ha derivado en un desaf¨ªo mucho m¨¢s ambicioso, el proyecto Ecorest, con el que se intenta en estos momentos restaurar 30.000 hect¨¢reas de h¨¢bitats marinos profundos en Catalu?a. Con un presupuesto de 3,6 millones de euros de 2021 a 2026, financiados en un 60% a trav¨¦s del programa LIFE de la Uni¨®n Europea, esta iniciativa tiene otra particularidad muy llamativa: son pescadores los que se encargan de recabar los organismos enganchados en las redes y los que los devuelven al mar para restaurar estos ecosistemas a m¨¢s de 100 metros de profundidad.
Este proyecto coordinado por el Institut de Ci¨¨ncies del Mar de Barcelona resulta especialmente relevante despu¨¦s de la aprobaci¨®n definitiva hace unos meses de la Ley de Restauraci¨®n de la Naturaleza de la UE, que pretende restaurar al menos el 20% de las zonas terrestres y marinas para 2030. ¡°Al final, lo que estamos intentando es reforestar el mar¡±, asegura Miquel G¨®mez, t¨¦cnico de proyectos para el Mediterr¨¢neo de la organizaci¨®n ecologista WWF Espa?a, otra de las entidades que participan en Ecorest, junto a ICM-CSIC, la Federaci¨® Territorial de Confraries de Pescadors de Girona, la Fundaci¨®n Biodiversidad del Ministerio para la Transici¨®n Ecol¨®gica y la Universidad de Barcelona. ¡°La diferencia es que reforestar bosques se hace desde hace muchos a?os, pero con la reforestaci¨®n del mar estamos en pa?ales¡±, incide. ¡°Aunque la UE ha marcado este objetivo, la realidad es que no sabemos todav¨ªa c¨®mo restaurar ecosistemas marinos; sabemos recuperar especies, pero no ecosistemas, por eso resulta tan innovador y relevante este proyecto, pues sirve para marcar pautas de qu¨¦ se puede hacer de forma realista, d¨®nde y cu¨¢nto puede costar¡±, afirma el ecologista, que recalca tambi¨¦n la importancia de trabajar mano a mano con los pescadores.
En el puerto de Roses, el patr¨®n mayor Toni Abad, presidente de la Federaci¨® Nacional Catalana de Confraries de Pescadors, recuerda los gritos y los pu?etazos que se daban en la mesa la primera vez que se plante¨® prohibir las capturas en un caladero de merluza cercano para intentar recuperar la especie. Tambi¨¦n reconoce que no siempre fue tan cordial la relaci¨®n de pescadores con cient¨ªficos o con ecologistas. Mucho ha cambiado en esta zona todo lo relacionado con la pesca. ¡°El cient¨ªfico tambi¨¦n ha cambiado, porque antes ven¨ªa aqu¨ª, te soltaba un rollo y se iba. Te amenazaba: ¡®Si sigues pescando as¨ª, dentro de 10 a?os no vas a pescar una cigala¡¯. Ahora no, ahora el cient¨ªfico es parte nuestra¡±, comenta Abad. ¡°Hostia, yo no hab¨ªa pensado decir esto nunca¡±.
La de Roses es una de las nueve cofrad¨ªas catalanas que participan en la restauraci¨®n de fondos marinos. Recogen los organismos bent¨®nicos enganchados en sus redes y los dejan en unos grandes contenedores de color azul colocados en el puerto que funcionan como acuarios. Luego, una vez que el equipo de bi¨®logas del ICM ha preparado las muestras, los pescadores salen al mar, pero esta vez no para sacar nada, sino para devolverlo. ¡°Te sientes bien, porque estamos colaborando¡±, admite el patr¨®n mayor. Para poner en marcha una iniciativa as¨ª, result¨® clave el desarrollo cient¨ªfico del m¨¦todo b¨¢dminton, pero tambi¨¦n que se cerraran a la pesca 14 nuevas reservas marinas en el litoral catal¨¢n, que es donde se devuelven los organismos. Como enfatiza el ecologista Miquel G¨®mez, ¡°no tiene sentido restaurar una zona si no se para antes la actividad pesquera¡±.
El padre del patr¨®n mayor de Roses se llamaba Antonio y tambi¨¦n era pescador, igual que su abuelo Francisco. Como cuenta Abad, los dos alucinar¨ªan de c¨®mo se ve hoy el mar y la profesi¨®n. ¡°En la ¨¦poca de mi abuelo todo era pescar, pescar y m¨¢s pescar, sin descansar, se pensaba que cu¨¢ntas m¨¢s capturas, mejor. Ahora es lo contrario, trabajamos cinco d¨ªas a la semana y si hay mal tiempo no salimos, si hay menos capturas, m¨¢s caro se vender¨¢n, menos trabajar¨¦ y mejor me ganar¨¦ la vida, como se dice, se trata de pescar euros y no peces¡±, se?ala Abad. ¡°Con la generaci¨®n de mi padre la historia fue a peor, pues ten¨ªan barcos mucho m¨¢s grandes y motores m¨¢s potentes¡±. No es que los pescadores de ahora sean m¨¢s especiales, pero s¨ª han tenido que adaptarse a la nueva realidad. ¡°T¨² vas hoy con un motor de 1.000 caballos, GPS, sondas de pesca, radar, la hostia, todo lo que t¨² quieras, y no pillas ni la mitad que antes¡±, reconoce Abad. ¡°Hemos hecho algo mal¡±, asegura. ¡°Esto es una inversi¨®n de futuro, si cuidamos el mar, tendremos un recurso m¨¢s sano, y si lo gestionamos bien, nos ganaremos mejor la vida¡±.
En el puerto de Sant Feliu de Gu¨ªxols, las investigadoras Marina Biel y Sof¨ªa Faramelli aparcan su furgoneta de trabajo y abren el port¨®n trasero para ponerse los pantalones impermeables y las botas de goma. Estas apasionadas del mar deben recorrer cada semana muchos kil¨®metros de carretera de la costa de Girona, pues son las encargadas, junto con una tercera bi¨®loga marina, de revisar los acuarios y preparar las muestras para su retorno a los fondos marinos. Abren los contenedores, verifican los par¨¢metros del agua y el sistema de depuraci¨®n, y comprueban lo que han dejado los pescadores. Hasta ahora, est¨¢n trabajando con ocho especies de gorgonias, dos de corales, cinco de esponjas y dos de plumas de mar. El ritual es siempre el mismo: examinan cada nuevo esp¨¦cimen, retiran las partes muertas y lo fotograf¨ªan sobre una tablilla negra cuadriculada para calcular luego qu¨¦ cantidad de biomasa est¨¢n devolviendo al mar. ¡°Llevamos unos 2.500 organismos recuperados desde que empezamos hace un a?o y medio¡±, comenta Biel, que afirma que han recibido ya peticiones desde la Comunidad Valenciana y Andaluc¨ªa para replicar all¨ª este sistema de restauraci¨®n.
Seg¨²n ella, ¡°lo bueno del m¨¦todo b¨¢dminton es que resulta sencillo y tiene un coste relativamente reducido¡±. Sin embargo, no tiene el mismo ¨¦xito con todas las especies. Hasta ahora, ha funcionado bien con las gorgonias, que las bi¨®logas marinas sujetan a unas piedras de jard¨ªn (con unas caracter¨ªsticas concretas de peso, porosidad y PH) que compran al por mayor en tiendas de ¨¢ridos. ¡°Ya hemos utilizado m¨¢s de una tonelada de piedras y empezamos ahora con la segunda¡±, especifica Faramelli. Con las esponjas y corales no consiguen tan buenos resultados, por eso siguen probando f¨®rmu?las nuevas. Una vez preparadas las muestras, estas se quedan en el agua fr¨ªa de los acuarios hasta que los pescadores salgan para llevarlas de vuelta al mar. Como destaca Jordi Fulcar¨¤, patr¨®n mayor de Llan?¨¤, otra de las cofrad¨ªas gerundenses que colaboran con los cient¨ªficos, ¡°adem¨¢s de hacer un bien al ecosistema, devolvemos lo que no deber¨ªamos habernos llevado¡±.
Fulcar¨¤, pescador como su padre, Eugenio, y su abuelo Vicente, reconoce los errores del pasado. ¡°Antes se pensaba que el mar era inagotable¡±, se?ala. ¡°Yo he tenido muchas discusiones con mi padre porque a veces iban a pescar kilos, les daba igual si estaba barato o caro. No hace falta pescar tantos kilos, sino que hace falta pescar mejor¡±, defiende el patr¨®n mayor, que considera que las nuevas generaciones no son tan conscientes de lo mucho que se ha reducido la pesca porque no han vivido cuando las capturas eran mucho mayores. Este inconveniente lo tienen los propios cient¨ªficos para evaluar hasta qu¨¦ punto se est¨¢n recuperando los mares, pues los registros con los que trabajan son limitados. ¡°Hemos nacido en una ¨¦poca hist¨®rica donde todo ya estaba estropeado, el Mediterr¨¢neo dej¨® de ser virgen desde tiempos de los romanos¡±, comenta Jacopo Aguzzi, otro de los investigadores del ICM, que asegura que la ¨²nica forma de tener una idea de c¨®mo ser¨ªa una recuperaci¨®n plena es intentando buscar zonas pr¨ªstinas del mundo ecol¨®gicamente equivalentes en temperatura, salinidad o profundidad, como est¨¢n haciendo en el Caribe colombiano.
Con todo, la gran lecci¨®n de la conservaci¨®n marina es que simplemente cerrando un ¨¢rea a la pesca, pasado un tiempo, aumentan las capturas en las zonas aleda?as. Es lo que los cient¨ªficos denominan restauraci¨®n pasiva, que es la forma m¨¢s sencilla y eficiente, por poder aplicarse en muchos puntos diferentes del mar. La restauraci¨®n activa supone ya poner en marcha medidas concretas que aceleren esta recuperaci¨®n, pero su aplicaci¨®n resulta mucho m¨¢s restringida. En el caso del proyecto Ecorest, se dan estos dos tipos de actuaciones. ¡°Estamos viendo que, sin aplicar una restauraci¨®n activa, al cabo de tres a?os y medio las ¨¢reas marinas protegidas ya experimentan un incremento de biomasa en t¨¦rminos de n¨²mero de individuos y de tama?o que revierten en los datos de pesca que tienen lugar en los bordes de la reserva¡±, destaca Aguzzi, que se ocupa de poner a punto tecnolog¨ªas que permitan monitorear a distancia los cambios que se producen cuando se devuelven las gorgonias en estos h¨¢bitats poco accesibles, a profundidades de m¨¢s de 100 metros.
Trabajar en estos fondos profundos no resulta nada sencillo, de ah¨ª la importancia del m¨¦todo b¨¢dminton para poder actuar desde la superficie. Sin embargo, conseguir recuperar estos ecosistemas rec¨®nditos supone tambi¨¦n una oportunidad a?adida. Como subraya Gili, ¡°las zonas costeras de menor profundidad est¨¢n tremendamente castigadas por el aumento de las temperaturas, las olas de calor est¨¢n matando mucho, esponjas, gorgonias, corales, de todo¡±. Por el contrario, a m¨¢s de 100 metros, el calor no es tan importante y all¨ª las especies resisten mucho mejor. Para el veterano bi¨®logo, las zonas que se recuperen ahora pueden ser refugios de biodiversidad para el futuro. ¡°Si este calentamiento se revierte en alg¨²n momento, espero que s¨ª, aunque por ahora pinta mal, ya tendr¨ªamos esas especies ah¨ª¡±, se?ala Gili, que defiende que hoy los pescadores est¨¢n mucho m¨¢s concienciados que otros sectores, como el de la n¨¢utica o la pesca recreativa. ¡°Cuando se habla de objetivos para 2030, yo me conformar¨ªa si el 30% de la sociedad espa?ola tuviera cultura oce¨¢nica¡±.
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