Pedro del Hierro, la historia olvidada de la moda espa?ola
El dise?ador espa?ol marc¨® el final de una ¨¦poca y el comienzo de otra. No existe un archivo que re¨²na su trabajo, pero ahora una exposici¨®n en el Museo L¨¢zaro Galdiano de Madrid reconstruye su vida y legado
Una de las paradojas de la moda es que, cuando una compa?¨ªa logra superar con ¨¦xito el paso del tiempo, siempre llega un momento en que debe luchar para que su historia no se pierda en el olvido. Algo as¨ª sucede con Pedro del Hierro. La marca m¨¢s formal de la empresa espa?ola Tendam, antiguo Grupo Cortefiel, cumple 50 a?os y vuelve la vista atr¨¢s para reencontrar la historia de un nombre que, antes de ser un logo bordado en el pecho de un polo, fue una persona y casi un mito en vida. El ¨²ltimo modista y el primer dise?ador moderno de Espa?a, Pedro del Hierro (Madrid, 1948-2015), fue un creador improbable en una ¨¦poca dif¨ªcil, un empresario con mentalidad de creativo y un artista que nunca despeg¨® los pies del suelo.
Desde el 10 de septiembre, las paredes del Museo L¨¢zaro Galdiano de Madrid lucen parte de este tiempo recobrado. La exposici¨®n Pedro del Hierro, del maestro a la marca, organizada por la marca y La F¨¢brica, re¨²ne bocetos, dibujos, materiales, objetos y fotograf¨ªas que rara vez han visto la luz. Para reencontrar la memoria del dise?ador, la comisaria Laura Cerrato (que ya se ocup¨® del legado de Sybilla en la exposici¨®n El hilo invisible) ha acudido a unos archivos que ni siquiera estaban estructurados como tales. Parte del m¨¦rito corresponde a Diego Santos Vivero, pareja y colaborador del dise?ador durante las dos ¨²ltimas d¨¦cadas de su vida. ¡°Pedro ve¨ªa moda en todo¡±, explica hoy. ¡°Cada vez que ve¨ªamos una pel¨ªcula de ¨¦poca juntos, ten¨ªamos que verla dos veces. La primera vez, ¨¦l se la pasaba comentando el vestuario, analizando lo que estaba bien y mal. As¨ª que despu¨¦s ten¨ªamos que volver a verla para saber de qu¨¦ iba¡±.
Es uno de los primeros rasgos que sobresalen de la trayectoria del madrile?o: una mezcla de curiosidad, erudici¨®n y sensibilidad que remite a su propia trayectoria vital. A aquel ni?o que, como cuenta Santos, ¡°pintaba muy bien desde peque?ito¡±. Pero ni siquiera vivi¨® aquel talento con plenitud: su padre era catedr¨¢tico de Bellas Artes y elogiaba sus dibujos, ¡°pero ¨¦l se enfadaba mucho, porque no quer¨ªa satisfacer a su padre¡±, recuerda Santos. ¡°En el colegio le pon¨ªan muy buenas notas en Pl¨¢stica. Y su madre sol¨ªa decir: ¡®?Qu¨¦ ni?o m¨¢s raro, pinta ya como si fuera mayor!¡±.
Aquel ni?o que pintaba como un adulto se convirti¨®, con los a?os, en un veintea?ero en un mundo de veteranos. En 1976, dos a?os despu¨¦s de abrir su taller, le admitieron en la C¨¢mara de la Moda espa?ola, el organismo que regulaba el sector. Hac¨ªa tiempo que Balenciaga hab¨ªa echado el cierre, Pedro Rodr¨ªguez enfilaba sus ¨²ltimas colecciones y Elio Berhanyer y Manuel Pertegaz exploraban otras fuentes de ingresos ante la crisis de la costura a medida tradicional. Del Hierro, de apenas 28 a?os y educado en la m¨ªstica de los talleres, hab¨ªa llegado tarde a la ¨¦poca dorada del tafet¨¢n, pero no a la de la ropa de confecci¨®n de calidad. En ello centr¨® sus esfuerzos. ¡°Me interesaba contar esa b¨²squeda de alianzas con la industria, y su voluntad de expandir su marca m¨¢s all¨¢ de su persona, para que le trascendiera¡±, explica Cerrato. ¡°Pedro es como una bisagra. Llega el ¨²ltimo a la costura, cuando ya todos los dem¨¢s son mayorc¨ªsimos y la alta costura no va a ning¨²n lado. Despu¨¦s de ¨¦l vienen los dise?adores de la Movida, que pertenecen a un mundo distinto. ?l est¨¢ en medio. Recoge varios elementos del buen hacer, como la obsesi¨®n por los acabados de las prendas, pero con la visi¨®n de que el negocio debe avanzar en otra direcci¨®n. Y lo curioso es que, estando en esa posici¨®n intermedia, fue el que consigui¨® mantenerla¡±.
Que ¨¦l fuese capaz de mantenerla no quiere decir que aquello fuera sencillo. Los vaivenes empresariales de los a?os ochenta reflejan el ensayo y error de la moda de autor en Espa?a. Su primera alianza la firm¨® con El Corte Ingl¨¦s: en 1981, fue el primer dise?ador espa?ol en contar con un espacio propio en estos grandes almacenes. En 1986 prob¨® suerte con otras f¨¢bricas, primero en Galicia y despu¨¦s en el Levante. En aquellos a?os, la b¨²squeda de un socio industrial capaz de producir con calidad colecciones de dise?o, como suced¨ªa en Italia o Francia, fue un aut¨¦ntico rompecabezas que se llev¨® por delante a muchos nombres consagrados. Pedro del Hierro tard¨® una d¨¦cada en dar con la tecla definitiva. En 1990 empez¨® a colaborar con Cortefiel, entonces propiedad de Gonzalo Hinojosa. Durante los primeros a?os, las colecciones de Pedro del Hierro se vendieron en las tiendas de Cortefiel, el buque insignia de la empresa. En 1999, la empresa compr¨® la marca y abri¨® su primera tienda independiente. Fue en aquella ¨¦poca cuando comenzaron a agudizarse sus problemas de salud, de tipo cardiaco, que lo obligaron a reducir su actividad. La ¨²ltima colecci¨®n que dise?¨® ¨ªntegramente fue la de primavera-verano 2003. Durante los a?os siguientes, el dise?ador sigui¨® asesorando a los equipos de dise?o de la empresa, hasta que se retir¨® en 2009. En 2011, el Museo del Traje le rindi¨® homenaje con una exposici¨®n. En 2015 falleci¨® en su casa de Madrid.
Debido a sus azares empresariales, no existe un archivo que centralice el legado de Pedro del Hierro. La indagaci¨®n en los archivos de Tendam y en la colecci¨®n personal de Diego Santos ha permitido rescatar sus suntuosos dossiers de prensa, sus bocetos, sus figurines, los paneles donde dispon¨ªa las siluetas en el mismo orden que el desfile o las muestras de tejido. ¡°Le gustaba que los tejidos fueran innovadores, que nadie los hubiera usado, para ponerse un reto¡±, explica Santos. Este entusiasmo le llevaba a recorrer ferias de tejido o a viajar hasta una f¨¢brica italiana para comprobar c¨®mo se produc¨ªa una tela determinada. Tampoco se conformaba con los patrones habituales. ¡°Pedro me dec¨ªa: ¡®Mira, este vestido se hace as¨ª, y es lo correcto, lo que todo el mundo espera. Pero yo no quiero hacerlo de ese modo, porque ya lo he hecho y no me interesa. Quiero hacerlo de otra manera. Y si no puedo hacerlo de otra manera, no lo hago¡±.
En la moda, Pedro del Hierro presum¨ªa de su talante pr¨¢ctico, con los pies en el suelo. Aquel hombre que viv¨ªa entre piezas hist¨®ricas, muebles posmodernos y sus propias pinturas de desnudos, el dandi cult¨ªsimo que dise?aba escuchando ¨®pera fue curiosamente inmune a la moda espect¨¢culo. El relato de sus colecciones estaba en las prendas y los colores, tan peculiares que inventaba nuevos nombres para ellos. Santos recuerda un vestido de lentejuelas tan complejo de producir que el dise?ador se dio por vencido. ¡°Cuando dijo que no daba tiempo a hacerlo para el desfile, las patronistas empezaron a insistirle y decidieron viajar en el cami¨®n para acabarlo. Vinieron en el cami¨®n de M¨¢laga y cuando llegaron a Madrid ten¨ªan un vestido impecable. Recuerdo decirle a Pedro: ¡®Estas mujeres te idolatran, pero son hero¨ªnas¡±.
Es ah¨ª, en la pura t¨¦cnica, en la plasticidad de las prendas, donde hay que buscar unos rasgos de estilo que se resisten a la categorizaci¨®n. Es dif¨ªcil hablar de un estilo de Pedro del Hierro, porque hizo pr¨¢cticamente de todo. Pero s¨ª se puede hablar de las cosas que le apasionaban. Cerrato enumera varias: la asimetr¨ªa, las superposiciones de tejidos con texturas diferentes, las transparencias, los colores. Por encima de todo ello, una vestibilidad extrema. Ni nost¨¢lgico ni ensimismado, Pedro del Hierro quiso vestir a todo el mundo sin uniformes. ¡°Pedro era muy culto, pero no viv¨ªa encerrado. Pas¨® Mayo del 68 en Par¨ªs. Creo que ten¨ªa muy presente el cambio de la sociedad¡±, afirma la comisaria. Las elegancias del pasado no le interesaban. Diego Santos recuerda que, en una ocasi¨®n, se encontraron en un hotel con la actriz Andie MacDowell. ¡°Iba vestida con vaqueros y una camiseta blanca, y a m¨ª me sorprendi¨® mucho. ¡®?Es una estrella!¡¯, le dije, y Pedro me respondi¨®: ¡®Ahora las estrellas visten as¨ª¡±.
En una ¨¦poca dominada por personalidades bomb¨¢sticas, Del Hierro probablemente alcanz¨® un estatus propio gracias a una capacidad de adaptarse a las modas y a un envidiable ojo comercial. ¡°Su visi¨®n de moda consist¨ªa en que la gente estuviera bien vestida, fuera del nivel social que fuera¡±, explica Santos. Cerrato coincide. ¡°Desde el principio est¨¢ en su cabeza lo que hoy llamamos democratizaci¨®n de la moda, es decir, poder llegar a un mayor n¨²mero de personas y que cada uno elija c¨®mo vestir, porque tambi¨¦n era consciente de que ya hab¨ªa dejado de haber un ¨²nico estilo¡±.
Esta versatilidad sigue presente en el devenir actual de la marca, donde Nacho Aguayo y ?lex Miralles ostentan, respectivamente, la direcci¨®n creativa de las colecciones femeninas y masculinas de Pedro del Hierro. El 12 de septiembre, un gran desfile celebrar¨¢ el 50? aniversario de la marca. Pero, en esta ocasi¨®n, esta fecha va acompa?ada por un gesto de justicia po¨¦tica: dar al fundador de la marca el sitio que merece en la historia de la moda espa?ola.
Todas las fotograf¨ªas de este reportaje, a excepci¨®n del retrato de la primera p¨¢gina, provienen del archivo personal de Pedro del Hierro por cortes¨ªa de Diego Santos Vivero.