Figura irremplazable en el equipo titular de la moda espa?ola
Pedro del Hierro fue un visionario vaticinando que el futuro de la moda pasar¨ªa por la industrializaci¨®n, adem¨¢s de una forma de expresi¨®n
Las leyendas crecen cuanto mayor distancia se mantiene con los medios de comunicaci¨®n, pero a Pedro del Hierro empezaron a salirse sombras hace m¨¢s de diez a?os. De ah¨ª quiz¨¢ el que se especule con su perfil en el que a mayor conocimiento de marca se correspond¨ªa un menor conocimiento del personaje.
A?os convulsos en los que se han querido ocultar demasiadas cosas y en los que Pedro, nos consta a todos, ha padecido muchos dolores f¨ªsicos y ps¨ªquicos que le han mantenido apartado de las candilejas hasta conducirle casi al olvido.
En 1990 conoc¨ªa poco el trabajo del creador, algo m¨¢s de un par desfiles en la Pasarela Cibeles y alg¨²n encuentro espor¨¢dico en presentaciones puntuales, pero conoc¨ªa de su oficio. Por eso no tuve ning¨²n reparo cuando nuestra com¨²n amiga Jacqueline de la Vega, durante la producci¨®n del ¡®¡¯Para ti con¡¡¯¡¯, programa que codirig¨ªa para Antena 3 TV, le propuso para realizar su vestuario.
Este fue el primer programa peri¨®dico de moda de una televisi¨®n generalista y por ¨¦l desfilaron quienes montaban tanto como tanto montaban, no hab¨ªa m¨¢s all¨¢, y Pedro del Hierro acababa de proclamar a los cuatro vientos, ante la sorpresa de la ¨¦lite de la moda espa?ola, que la moda no era nada sin la industria. Como aseveraci¨®n de tal osad¨ªa, firmaba con el grupo Cortefiel la apertura de una amplia red de tiendas con nombre propio en el territorio nacional.
De esta guisa, Pedro comenzaba un exitoso camino en pos de la mayor¨ªa de edad de la Moda de Espa?a que en aquella d¨¦cada no pasaba sino por ser un intento m¨¢s de modernidad, nacido con la ¡®¡¯movida madrile?a¡¯¡¯ y el respaldo de una sociedad que quer¨ªa adentrarse en la europeidad.
Formaba parte de una primera generaci¨®n en donde creadores como Adolfo Dom¨ªnguez, Roberto Verino, Jes¨²s del Pozo, Manuel Pi?a, Nacho Ruiz, Paco Casado o Francis Montesinos, entre otros, intentaban abrirse camino como grupo avanzadilla hacia la industrializaci¨®n y las licencias en Espa?a.
Entre esta pl¨¦yade, el modisto madrile?o Pedro del Hierro fue un s¨²per visionario vaticinando no solo que el futuro pasara por la industrializaci¨®n, sino que adem¨¢s la moda era una forma de expresi¨®n que ayuda a encontrar las mejores cualidades de uno mismo.
Conocerle en aquellos momentos, la verdad, fue cat¨¢rtico, ya que yo era ¨Cy sigo siendo- de los que creen que la moda no es solo industria, sino que adem¨¢s es arte y cultura. Esta coincidencia de criterios y otras afinidades, dar¨ªa como consecuencia el hecho de que me encargaran la comunicaci¨®n de la apertura de su nueva tienda y fase de vida, a la saz¨®n principio del fin del creativo.
Cada autor tiene sus particularidades y sus rarezas, y en un m¨¦tier tan creativo como la moda conozco a pocos dise?adores que no echen pestes de sus clientas bien por hast¨ªo, por misoginia, por aburrimiento o porque del roce nace el odio y de ellas no se pueden divorciar.
En aquel trecho inaugural, Pedro ya padec¨ªa una rara dolencia que le ocasionaba incomodidad y un no menos extra?o humor dif¨ªcil de transmitir. Pero no por ello en mi trabajo era menos consciente de la figura de uno de los hombres que m¨¢s han hecho por la tan cacareada industria de la moda espa?ola, hacia la democratizaci¨®n de la misma y la diferenciaci¨®n del creador/dise?ador de moda tan mal entendida en aquel entonces.
La colecci¨®n que realiz¨® para nuestro programa y que luci¨® al final la presentadora, que por cierto hoy se puede ver en el Museo del Traje de Madrid, no solo result¨® exquisita, sino que, adem¨¢s, represent¨® un antes y un despu¨¦s en la evoluci¨®n de la demi-couture que Pedro, equivocadamente a mi juicio, llamaba alta costura (t¨¦rmino no utilizable al ser una denominaci¨®n de origen propiedad del ministerio de industria franc¨¦s).
Si la costura artesana a la que se refer¨ªa el creador, por un lado s¨ª que estaba en contraposici¨®n a su trabajo en Cortefiel (m¨¢s popular que determinante por ventas), por otro comenzaba a marcar la revisi¨®n del futuro de la modister¨ªa en Espa?a, ya que los creadores que le siguieron (Palacio, Oliva, Laguna, Caprile, etc.) no dudaron en tomar como referencia inconsciente una forma de hacer que ir¨®nicamente en los 90 hab¨ªa sido vilipendiada y criticada por parecer antigua y obsoleta.
Ahora, el futuro de la moda en Espa?a parad¨®jicamente pasa por un lado por la industrializaci¨®n del low-cost (¨²nica evidencia real de moda en nuestro pa¨ªs), pero por otro por el refinamiento y el oficio de la costura. En ambos casos, Pedro del Hierro fue uno de sus adalides. Digo, en ambos casos. Y aqu¨ª reside precisamente la rareza del personaje y la inteligencia del creador que se reinventa en un mundo cada vez m¨¢s hostil para s¨ª y sus circunstancias.
Trabajar con Pedro fue quererle, pero tambi¨¦n lo fue el saber que en moda todo no es negro o blanco, liso o arrugado (a la arruga no le hace falta el b¨®tox), espa?ol o internacional¡, sino que como en todas las artes, en la moda caben tanto las sabidur¨ªas del artista como toda la red industrial que sea capaz de convertir el arte y la cultura en un gran negocio.
A partir de 2002 empiezo a perderle la pista al tiempo que la prensa amarilloide comienza con sus especulaciones. Un per¨ªodo de muchas sombras y pocas luces en el que ¨²nicamente se conoce su trabajo a trav¨¦s de los escaparates de Cortefiel y poco m¨¢s: desavenencias con productores, rifirrafes con amigos, malos consejeros, decisiones airadas¡ y muchos le vuelven la espalda.
Azares de la vida, el a?o pasado tuve ocasi¨®n de trabajar para su firma en un par de ocasiones. Y digo su firma, ya que en ninguna de las dos me encontr¨¦ con su persona. Fue durante la presentaci¨®n del traje oficial realizado para la Selecci¨®n Espa?ola de F¨²tbol, la interlocutora que nos encarg¨® la convocatoria, y en la presentaci¨®n de la exposici¨®n Entre Bambalinas¡ Arte y Moda¡¯ esponsorizada con y por su firma en el IVAM, en la que intervine con un texto para el cat¨¢logo.
Al final, como en todo proceso creativo de moda la elipse se cierra porque me encontr¨¦ en esta exposici¨®n con el primero de los trajes que luci¨® Jacqueline en el mencionado programa de televisi¨®n (p¨¢gina 64 del cat¨¢logo que edit¨® el Institut Valenci¨¤ d¡¯Art Modern). Pedro del Hierro acaba de morir a los 66 sin saber lo f¨¢cil que hubiera sido su empe?o de ¡®¡¯disfrazar a la mujer¡¯¡¯ viendo las tendencias y los cambios de la moda que ofrecen las redes sociales y las apps en la Espa?a del S. XXI.
Josep Lozano es periodista y experto en moda
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