Votar sin haber escuchado

Primero votaron y luego debatieron. En estos d¨ªas extra?os, hasta las resoluciones del Congreso estaban sentenciadas de antemano. No por ello la tarde fue corta. La sesi¨®n se alarg¨® m¨¢s de diez horas en un hemiciclo de aspecto fantasmal, en el que hasta 307 de los 350 diputados hab¨ªan solicitado el voto a distancia. Las intervenciones se sucedieron con la certeza de que ninguna palabra dicha podr¨ªa mover un apoyo, algo que ya sucede a menudo, pero que este mi¨¦rcoles result¨® m¨¢s evidente, con m¨¢s de dos tercios de los votos emitidos desde la ma?ana. No era un debate hacia dentro, sino hacia afuera.

Ese exhibicionismo no existi¨® siempre en las Cortes. En 1933 un diputado propuso por primera vez que las sesiones fuesen retransmitidas por radio. La C¨¢mara rechaz¨® la iniciativa. ¡°?Pero qu¨¦ miedo tienen sus se?or¨ªas a que el pa¨ªs sepa lo que dicen?¡±, respondi¨® el pol¨ªtico, seg¨²n recoge en un libro de an¨¦cdotas sobre el Parlamento el periodista Luis Carandell. Casi 90 a?os despu¨¦s, el miedo es a no ser o¨ªdo. Incluso un d¨ªa como el de hoy, en el que no hab¨ªa la mara?a de periodistas habitual en el hemiciclo por el estado de alarma, se les escuch¨® m¨¢s que nunca. A los que estaban y a los que no.

Se escuch¨® a los que intervinieron desde el atril del Congreso a trav¨¦s de la televisi¨®n. Se escuch¨® a los que no asistieron pero subieron a su perfil de redes sociales su mesa de trabajo desde casa, con el ordenador enganchado a la se?al en directo de la C¨¢mara. Se les escuch¨® incluso debatir con trolls entre el ruido de Twitter.

Al poco de comenzar la sesi¨®n, un tuitero (que no llega a los cien seguidores) anunci¨® que el diputado de Vox Iv¨¢n Espinosa de los Monteros estaba ingresado en la UCI por coronavirus. No ser¨ªa m¨¢s que uno de los miles de bulos que las redes sociales son capaces de crear por minuto y a los que todos los manuales de supervivencia en esas lides recomiendan ignorar y no compartir. Pero Espinosa de los Monteros, que estaba sentado en su esca?o siguiendo un debate de importancia m¨¢xima para el pa¨ªs, cogi¨® su m¨®vil y, por si alguno de sus casi 200.000 seguidores estaba preocupado, escribi¨® rebotando el fake: ¡°Estoy perfectamente, gracias. Preparado para intervenir en el pleno del Congreso de esta tarde. No se lo pierdan!¡±.

Los 43 asistentes en realidad se perdieron la mayor parte y no se juntaron hacia el final de la jornada cuando lleg¨® el momento de votar las medidas econ¨®micas acordadas para paliar la crisis derivada de la pandemia. Voto, luego existo. El cl¨ªmax no se acerc¨® hasta pasadas las diez de la noche. El presidente Pedro S¨¢nchez defendi¨® la necesidad de extender el estado de alarma hasta el 11 de abril, lo que oblig¨® a los l¨ªderes de la oposici¨®n a transitar por un dif¨ªcil equilibrio. Votar por un lado a favor de la propuesta del Gobierno y atacar por otro con dureza al Ejecutivo. Hicieron las dos cosas. Cuando la sesi¨®n acab¨® eran casi las dos de la madrugada. Son tiempos extra?os.

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