Paz tensa entre capitales y regiones europeas
La colaboraci¨®n entre Administraciones oscila entre la lealtad y el reproche
El entramado institucional europeo amenazaba con convertirse en un polvor¨ªn de ¨®rdenes cruzadas entre Ayuntamientos, regiones y Gobiernos centrales en plena emergencia sanitaria. La sangre no ha llegado al r¨ªo. En la mayor¨ªa de Estados se ha evitado la guerra abierta, y solo desencuentros puntuales en torno al uso de mascarillas, la desescalada del confinamiento o la compra de test han agrietado el esp¨ªritu de lealtad que predomina entre las Administraciones de las grandes potencias europeas.
Con excepciones. La relativa paz territorial no significa que la pandemia haya servido para destensar las relaciones que ya ven¨ªan da?adas de serie. Las tiranteces entre la Generalitat y Moncloa sobre la gesti¨®n del coronavirus han tenido su r¨¦plica m¨¢s o menos similar en Italia, donde sigue la gresca entre el Gobierno y la Liga, que gobierna en Lombard¨ªa, la regi¨®n m¨¢s afectada.
Reino Unido
Las llamadas ¡°cuatro naciones¡± del Reino Unido (Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte) se han comportado con una relativa lealtad en la respuesta a la crisis del coronavirus. Cada una de ellas tiene su propio sistema p¨²blico de salud, pero las reuniones de coordinaci¨®n de los cuatro Ministerios de Sanidad han funcionado de modo fluido y eficaz. A principios de marzo surgi¨® un enfrentamiento entre la administraci¨®n galesa y Londres, a cuenta de un pedido de test a la multinacional farmac¨¦utica Roche. Cardiff, capital y sede del Gobierno aut¨®nomo, cerr¨® un contrato para obtener 5.000 PCR diarios, pero la empresa concedi¨® prioridad al encargo del Gobierno central, de un volumen muy superior. Finalmente, el ¨®rgano coordinador de los cuatro territorios decidi¨®, con el acuerdo de todos, que el sistema de compras funcionar¨ªa de modo centralizado.
Las discrepancias procedentes de Escocia, gobernada por el Partido Nacional Escoc¨¦s (SNP), han sido m¨¢s pol¨ªticas que reales, por la necesidad de la ministra principal, Nicola Sturgeon, de marcar un discurso propio. Se adelant¨® a Londres al recomendar el uso de mascarillas en tiendas y en el transporte p¨²blico ¡ªel Gobierno central a¨²n no se ha pronunciado¡ª. Tambi¨¦n en elaborar un borrador con los primeros esbozos de lo que deb¨ªa ser la estrategia de desescalada del confinamiento. Y prometi¨® a los ciudadanos que los tratar¨ªa ¡°como a adultos¡± a la hora de informarles de cada paso. Su mensaje, aplaudido incluso por el ala dura del Partido Conservador, chocaba con los esfuerzos del Gobierno central de esquivar ese debate, temeroso de que la ciudadan¨ªa comenzara a relajarse en el cumplimiento de las estrictas medidas impuestas. En su reaparici¨®n despu¨¦s de la convalecencia por la covid-19, Boris Johnson lanz¨® un mensaje impl¨ªcito sobre su voluntad de que ¡°todo el Reino Unido¡± saliera de la crisis al mismo tiempo.
Alemania
El cat¨¢logo de medidas que los Estados federados alemanes es estos d¨ªas un complej¨ªsimo organigrama con diversas fechas y grados de aplicaci¨®n. En Alemania, en virtud de la ley que regula el combate contra las infecciones, son los L?nder los que dise?an e implementan las medidas de contenci¨®n. El Gobierno federal coordina y trata de marcar una l¨ªnea com¨²n. As¨ª por ejemplo, en Alemania la mascarilla ha pasado a ser obligatoria desde el lunes en los comercios y el transporte p¨²blico, pero Berl¨ªn se desmarc¨® inicialmente del requisito de las tiendas, al que el martes finalmente accedi¨® y Schleswig-Holstein no empezar¨¢ a aplicarlo hasta mediados de semana. Hay Estados federados que impondr¨¢n multas y otros que no.
Pero al margen del detalle y de la concreci¨®n de las medidas, hasta ahora, los Estados han logrado unificar unas l¨ªneas generales de ¨¢mbito nacional. Eso no quiere decir que no haya habido de por medio tensiones entre los L?nder m¨¢s aperturistas y los m¨¢s estrictos. En parte porque la propagaci¨®n del virus y la situaci¨®n econ¨®mica de cada Land difiere enormemente. Pero tambi¨¦n, porque los dos Estados con posiciones m¨¢s distantes, Baviera y Renania del Norte-Westfalia, est¨¢n dirigidos por pol¨ªticos que rivalizan m¨¢s o menos abiertamente por el liderazgo del centro-derecha alem¨¢n.
Italia
La crisis del coronavirus ha agudizado las vejas tensiones entre las regiones del norte de Italia y el Gobierno central en Roma. La batalla principal del Ejecutivo se ha librado con Lombard¨ªa, la regi¨®n con mayor n¨²mero de contagios (73.479) y muertes (13.449), gobernada por la Liga. Los errores cometidos y la lucha soterrada que mantiene el Gobierno con Matteo Salvini han provocado grandes fricciones y acusaciones cruzadas de mala gesti¨®n.
El modelo territorial de Italia no se acerca al nivel de transferencias auton¨®micas de Espa?a. Pero la Sanidad es competencia exclusiva de las regiones. Sin embargo, el gobernador de Lombard¨ªa, Attilio Fontana, siempre ha reprochado a Roma que actuase mal y tarde, omitiendo que los principales focos se produjeron en hospitales p¨²blicos. A pesar de ello y de que la curva de contagios sigue muy por detr¨¢s de la media italiana, la regi¨®n ha intentado adelantar el desconfinamiento para contentar las exigencias de los empresarios e industriales del norte.
Francia
La mejor muestra del fuerte centralismo que rige en Francia es el hecho de que pr¨¢cticamente todos los franceses, representantes nacionales, regionales y locales incluidos, se enteraron de que el desconfinamiento comenzar¨¢ el 11 de mayo cuando el presidente, Emmanuel Macron, lo anunci¨® en un discurso televisado el pasado 13 de abril. Las decisiones las toma Par¨ªs y las cumplen las regiones a trav¨¦s de las ¨®rdenes recibidas por los prefectos, que son funcionarios del Estado y no pol¨ªticos elegidos en unos comicios.
Ello no quita que haya habido tensiones, sobre todo a nivel municipal. Como cuando el alcalde de Niza, el conservador Christian Estrosi, rechaz¨® los llamamientos a la cautela emitidos por el Gobierno y anunci¨® que iba a ordenar la puesta a disposici¨®n del p¨²blico en farmacias de la cloroquina, el tratamiento contra el paludismo que un reputado pero controvertido m¨¦dico en la vecina Marsella, Didier Raoult, preconiza como remedio efectivo contra la covid-19 a pesar de que no se han realizado suficientes pruebas. Alcaldes como Estrosi tambi¨¦n han cuestionado duramente la lentitud del Gobierno central de hacer obligatorio el uso de mascarillas (todav¨ªa no lo es) a toda la poblaci¨®n, que ¨¦l s¨ª quiere imponer en su ciudad cuando comience la desescalada, seg¨²n ha adelantado.
Se antoja complicado. Cuando el alcalde de la localidad de Sceaux, Philippe Laurent, quiso imponer este mes por decreto la obligaci¨®n de taparse nariz y boca ¡ªcon mascarilla o un pa?uelo¡ª para salir a la calle, la justicia le par¨® los pies. En su respuesta ¡ªrechazando la apelaci¨®n de Laurent¡ª, el Consejo de Estado fue taxativo al recordar que ¡°la ley de emergencia del 23 de marzo de 2020 confi¨® al Estado la responsabilidad de dictar las medidas generales o individuales de lucha contra la covid-19, en vista, especialmente, de garantizar su coherencia y eficacia en todo el territorio¡±.
La mayor autoridad administrativa del pa¨ªs fue m¨¢s all¨¢ a¨²n del caso de Sceaux y, con vistas a cortar alas a otros potenciales regidores rebeldes, subray¨® en su decisi¨®n que ¡°si bien los alcaldes pueden contribuir a su buena aplicaci¨®n, no pueden tomar otras medidas espec¨ªficas a menos que, por un lado, haya razones imperiosas ligadas a circunstancias locales que las hagan indispensables y, en cualquier caso, a condici¨®n de que no comprometan la coherencia y eficacia de las medidas decididas por el Estado¡±.
B¨¦lgica
En B¨¦lgica, un estado ampliamente descentralizado, los presidentes de sus cuatro regiones (Flandes, Valonia, Bruselas y Comunidad German¨®fona) participan en las reuniones del Consejo Nacional de Seguridad, el ¨®rgano que toma las decisiones sobre la crisis. Todos ellos comparecen juntos al acabar y toman la palabra junto a la primera ministra, la liberal Sophie Wilm¨¨s. Las tensiones entre flamencos y franc¨®fonos han provocado en el pasado largos periodos de Gobiernos en funciones por la falta de acuerdo para perge?ar coaliciones. En la emergencia sanitaria, esas fricciones han reaparecido espor¨¢dicamente y han sido de baja intensidad, lejos de generar una guerra abierta.
El presidente flamenco, el nacionalista Jan Jambon, no ha reclamado una gesti¨®n asim¨¦trica. Al contrario. Cuando la crisis comenzaba, pidi¨® al Gobierno federal que coordinase los pasos a seguir. ¡°Mismas medidas para la misma amenaza¡±, dijo. Su mayor desacuerdo lleg¨® con la decisi¨®n del Gobierno federal de cerrar las escuelas, por el temor a que los abuelos, grupo de riesgo, asumieran el cuidado de los menores y resultaran contagiados. La primera ministra cerr¨® la discordia permitiendo a los centros abrir para recibir a los ni?os que solo tuvieran como opci¨®n quedar al cuidado de sus abuelos.
Con informaci¨®n de Rafa de Miguel, Ana Carbajosa, Daniel Verd¨² y Silvia Ayuso.
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