Las dos caras del premio millonario en Mayorga de Campos
El sorteo del Euromillones deja 145 millones de euros en una zona rural de Valladolid que teme que los agraciados se jubilen y reduzcan la actividad en los pueblos
Un ¨¢ngel iluminado ha tra¨ªdo a Mayorga de Campos (Valladolid) la cantidad de ciento cuarenta y cuatro millones quinientos cuarenta y dos mil trescientos quince euros, una cifra que en Mayorga se resume como ¡°un pastizal¡± para no quedarse sin aliento al pronunciarla. En cifras, 144.542.315 euros. ?ngel Iluminado Alonso regenta el bar La Central y su administraci¨®n de apuestas, donde se jug¨® la combinaci¨®n de n¨²meros en el sorteo del Euromill¨®n que ha agraciado con unos ocho millones de euros ¡ªuna vez Hacienda se cobre su 20% reglamentario¡ª a cada uno de los 14 vecinos que jugaron. El martes por la noche se quedaron patidifusos al saberse millonarios y el mi¨¦rcoles lo han celebrado con champ¨¢n, cerveza, vino y todo lo que pudiera refrescar las gargantas de un pueblo de 1.700 habitantes acechado por la despoblaci¨®n y la p¨¦rdida del trabajo rural que da de comer a la zona.
?ngel se atusa el bigote y sonr¨ªe orgulloso: todos quieren hacerse una foto con ¨¦l, con el cartel¨®n que anuncia el premio y, de paso, que pague una ronda. Este antiguo esquilador que colg¨® las tijeras y se pas¨® a las barras tiene decidido que su primer ¡°capricho¡± ser¨¢ viajar a Nueva Zelanda. Apenas puede explicar, entre tanta alabanza, que de la bendita secuencia, compuesta por el 41, 33, 23, 12, 16 y las estrellas 8 y 10, apenas dos n¨²meros tienen un significado especial. Los dem¨¢s eran fruto de un azar que ha revolucionado Mayorga. El due?o del local donde se ha repartido fortuna, Nicol¨¢s Mart¨ªnez, se ve millonario con 75 a?os y lo ¨²nico que le importa es estar con su familia: ¡°Despu¨¦s, ya veremos¡±. Este se?or es uno de los que contribuy¨® a comprar el boleto que les ha cambiado la vida.
El diluvio de millones pone una sonrisa en el rostro de una realidad perenne en el ¨¢mbito rural castellanoleon¨¦s, castigado por la despoblaci¨®n y el abandono. Cuenta Marcos P¨¦rez, de 62 a?os y propietario de un matadero, que el ¨²nico dinero europeo que conoc¨ªan en Mayorga era el de la Pol¨ªtica Agraria Com¨²n. La joven Raquel Lezcano, de 22 a?os, tambi¨¦n participa del premio y no sabe ni qu¨¦ har¨¢ con tanto billete. Sigue trabajando a destajo, sirviendo caf¨¦s y consumiciones a una parroquia enfervorecida. El contrato de arrendamiento vence en dos a?os y ya habr¨¢ tiempo de pensar c¨®mo invertir estos fondos.
El discurso de los distintos ganadores que se dejan caer por La Central coincide: familia, cabeza y salud. Algunos apenas se detienen unos minutos antes de seguir con la jornada laboral. El car¨¢cter de aquellos que llevan d¨¦cadas trabajando les pide cautela y reunirse con los suyos para decidir a qu¨¦ dedicarlo. David Magdaleno, eterno centrocampista de ese aguerrido equipo de f¨²tbol de Mayorga imbatible en su campo, celebra que su padre ingrese en el cupo de nuevos millonarios y bromea con comprarle parte del Real Valladolid a su presidente, el m¨ªtico Ronaldo Nazario. El alcalde, su hermano Alberto Magdaleno (PP), aspira a que su boda, aplazada por la pandemia, trascurra en un contexto m¨¢s halag¨¹e?o que en lo que va de 2020: tanto ¨¦l como su pareja hab¨ªan perdido el empleo. Ahora bien, teme que tras la buenaventura venga la ruina para ese pueblo encajado en la comarca de Tierra de Campos, caracterizada tanto por su pan como por el amarillo de sus campos.
Los ganadores tienen ya una edad, como la mayor¨ªa de los residentes en la zona, y regentan negocios peque?os como la panader¨ªa, una metalurgia o bares. Tanto el regidor como Mario Medina, que gestiona otra taberna mucho menos efusiva, recelan de que el premio anticipe las ganas de jubilaci¨®n de estos veteranos emprendedores y nadie prosiga su linaje, adelantando as¨ª la velocidad de decadencia de un lugar donde anta?o hab¨ªa 500 inmigrantes que viv¨ªan del campo. La crisis los espant¨® y ahora la cantidad es muy inferior. ¡°Esta es la realidad del medio rural¡±, reconoce Magdaleno.
La comunidad b¨²lgara abundaba entre los extranjeros e incluso hay dos tiendas de productos del este de Europa. Diyana Dimitrova despacha en una de ellas, llena de carteles en cir¨ªlico que contrastan en el paisaje castizo con motivos taurinos de Mayorga. ¡°Que disfruten con salud¡±, pide, y ruega para que este potos¨ª revista beneficios para la localidad. La joven Elsa P¨¦rez, cajera en un peque?o supermercado, recalca el valor de que el dinero se quede en el pueblo, harta de ver c¨®mo sus compa?eros de quinta se marchan al carecer de oportunidades.
La decisi¨®n saldr¨¢ del bolsillo de aquellos que siguen disfrutando en los soportales de la plaza de Espa?a, delante del Ayuntamiento. La tragaperras acaricia con unas monedas a quien la fortuna europea no abraz¨®; la euforia dificulta mantener la distancia reglamentaria en un pueblo donde el coronavirus no apareci¨® y el ¨²nico enfado procede de un se?or que refunfu?a porque uno de los premiados no le ha dado la mano ¡°por si acaso¡±.
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