La odisea de esquilar ovejas a 10.000 kil¨®metros
Los ganaderos espa?oles reciben a centenares de especialistas uruguayos para retirar la lana tras dos meses de espera y burocracia con las fronteras cerradas
El uruguayo Alfonso Gonz¨¢lez esquila a ritmo de los australianos ACDC en Santa Colomba de la Vega (al oeste de Le¨®n, 262 habitantes). El altavoz compite con un coro de balidos, ladridos, el sonido de cinco cuchillas hiperactivas y onomatopeyas humanas cada vez que una oveja intenta escaparse del esquilador que la atrapa para acercarla a la m¨¢quina. Algunas se resisten, pero pronto las libran de sus lanas. Alfonso se seca el sudor y sigue a lo suyo entre cuatro colegas, todos con mascarilla. Dos de ellos son uruguayos y han venido al campo espa?ol tras una odisea de burocracia internacional para aliviar el sofoco de ganaderos y de animales que empiezan a pasar calor.
Los esquiladores uruguayos est¨¢n muy cotizados en el rural espa?ol por su habilidad para despojar a las ovejas de su grueso abrigo, y cada primavera cruzan el Atl¨¢ntico para reforzar a las cuadrillas locales, diezmadas por la nula renovaci¨®n del oficio. Pero la campa?a de pelar, como dicen los charr¨²as, a los reba?os ha empezado muy tarde. Ambos compatriotas de Alfonso llegaron a Espa?a justo antes del cierre de fronteras por el coronavirus, pero este y otros 250 colegas han tenido que esperar unos dos meses de burocracia, papeleos de embajadas y permisos para conseguirlo. Este hombre, de 30 a?os y vestido con ropa c¨®moda y gorra blanca, resopla mientras merienda y recuerda esta odisea. Una vez conseguidos los permisos, las ocho empresas espa?olas que los contratan fletaron un vuelo, por m¨¢s de 500.000 euros, para traerlos. Y de Madrid al campo, PCR negativo mediante.
La historia va de Alfonsos. El leon¨¦s Alfonso Su¨¢rez, que asegura haber pedido ¡°10.000 permisos¡±, dirige Esquiladores de Le¨®n, una compa?¨ªa con ocho trabajadores espa?oles que incorpora a otros 50 especialistas sudamericanos. El abandono de las tradiciones rurales y el desinter¨¦s de la juventud conlleva esta desproporci¨®n. Su¨¢rez critica junto a Andr¨¦s Alonso, propietario de esta explotaci¨®n de unas 600 cabezas de ganado que en unas horas estar¨¢n afeitadas, c¨®mo se desde?a lo agrario. ¡°Luego dir¨¢n que los extranjeros vienen a quitarnos el trabajo. ?Vienen a hacer lo que t¨² no quieres, es distinto!¡±, exclama. Los 16,5 millones de ovejas de Espa?a necesitaban que alguien les retirara los hasta cinco kilos de lana que acumulan y que puede causarles enfermedades o problemas en el parto por impedirles levantarse. Lo que les faltaba a los ganaderos, castigados por el descenso de demanda de carne ovina derivada del coronavirus.
El mundo al rev¨¦s en su pa¨ªs, explica Gonz¨¢lez. Las afamadas escuelas de esquiladores cuentan con alumnos interesados en el secreto de retener a los animales, de unos 60 kilos, tranquilizarlos, pasar la cuchilla por toda su piel y soltarlos en un santiam¨¦n. El uruguayo relata que los alumnos acuden con ciertos conocimientos sobre los ovinos y la maquinaria. Una semana intensiva les aporta el diploma, pero no basta con eso. ¡°Los primeros cinco a?os hay que acreditar que has estado pelando¡±, asegura el esquilador, para que el carnet siga vigente. Tambi¨¦n hay una especie de examen, con maestros observando el desempe?o. Una vez superado el lustro de pr¨¢ctica, a?ade entre risas, ¡°?Ya eres libre!¡±.
Esta es su sexta visita a Espa?a. ¡°Los ingresos son mayores ac¨¢ y por menos tiempo¡±, destaca. Cobran aproximadamente un euro por cada oveja de las 200 diarias que son capaces de esquilar. Las cuentas le salen, m¨¢s all¨¢ de la complejidad de esta temporada. Los ganaderos calculan que la ayuda extranjera resolver¨¢ la campa?a en algo menos de dos meses. Su¨¢rez detalla que su empresa sirve a varias explotaciones ganaderas como las de Alonso y que el grupo pasar¨¢ la maquinilla por unos 700.000 borregos. Ambos coinciden en que hay negocio y, ardua labor mediante, se gana un buen dinero. Las perspectivas econ¨®micas son menos halag¨¹e?as para los ganaderos. China ha sustituido a aquellos comerciantes de Flandes que valoraban el prestigioso vell¨®n merino en el siglo XV. La crisis sanitaria provoca que lo que el a?o pasado se pagaba a 1,8 euros por kilo ahora, con suerte, se vender¨¢ a 0,4 euros.
Esquilar en tiempos de crisis sanitaria
La pandemia tambi¨¦n salpica a Santa Colomba de la Vega. Los profesionales se protegen con mascarillas a pesar de que les supone ¡°sensaci¨®n de ahogo¡±. La Ba?eza, a tres kil¨®metros, registr¨® un fuerte impacto del virus. Los tres uruguayos conviven en un piso cercano que les habilita la empresa y desde all¨ª se desplazan a las naves de quienes les requieren.
Alfonso Gonz¨¢lez admite que la tarea ¡°es m¨¢s complicada¡± porque ahora comen con los ¡°tuppers marcados¡± y deben usar tapabocas. Hay que adaptarse para tranquilizar a sus familias. ¡°Est¨¢n preocupados, me pidieron que evite multitudes¡±, indica el uruguayo, consciente de que pocas aglomeraciones ver¨¢ en esa comarca. El lugar es de los m¨¢s rezagados en la desescalada, pues Castilla y Le¨®n aplica las fases por zonas de salud. Hasta la fase 1 era imposible tomar una ca?a en una terraza. En su lugar, los esquiladores optaban por acompa?ar una lata de cerveza con embutido casero. Tampoco es mal sustituto.
Informaci¨®n sobre el coronavirus
- Aqu¨ª puede seguir la ¨²ltima hora sobre la evoluci¨®n de la pandemia
- As¨ª evoluciona la curva del coronavirus en Espa?a y en cada autonom¨ªa
- Buscador: La desescalada por municipios
- Preguntas y respuestas sobre el coronavirus
- Gu¨ªa de actuaci¨®n ante la enfermedad
- Pinche aqu¨ª para suscribirse a la newsletter diaria sobre la pandemia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.