¡°Esta gente lo resuelve todo a tiros¡±
Cinco incidentes con armas de fuego en el ¨²ltimo mes reavivan la espiral de violencia en la Costa del Sol con el narcotr¨¢fico de fondo
Hay dos escenas recientes que definen bien qu¨¦ ocurre con las armas de fuego en la Costa del Sol. La primera sucedi¨® a principios de la semana pasada en Estepona. Miembros de una organizaci¨®n de narcotraficantes intent¨® secuestrar al hijo de una banda rival de nacionalidad polaca. No lo consiguieron, pero, como aviso, le dispararon en una pierna y un brazo. La segunda tuvo lugar en Marbella este s¨¢bado. Un grupo de amigos brit¨¢nicos sali¨® de fiesta temprano, para aprovechar el d¨ªa. Corri¨® el alcohol, se divirtieron. A ¨²ltima hora de la tarde se enzarzaron en una pelea en un pub y, ya en la calle, uno de ellos recibi¨® dos tiros en la cara. Quien le dispar¨® era un amigo, fichado como traficante de marihuana. Como estos, ha habido tres incidentes m¨¢s con armas de fuego en M¨¢laga en el ¨²ltimo mes. ¡°Esto est¨¢ salvaje: hay armas y gente muy mala¡±, subraya un agente de la Polic¨ªa Nacional con mucha experiencia en el terreno.
Ambas v¨ªctimas sobrevivieron, pero no siempre es as¨ª. Marbella, Estepona y las localidades cercanas se han convertido en el escenario perfecto para m¨²ltiples bandas de narcotraficantes. Es en el anonimato de sus urbanizaciones donde estos grupos de delincuentes se han hecho fuertes. Y es en sus calles donde resuelven, a tiros, sus conflictos. Desde 2018, las autoridades han registrado una veintena de muertes asociadas a ajustes de cuentas en este rinc¨®n del litoral malague?o con unos 60 kil¨®metros de costa.
Fue especialmente sangriento el pasado oto?o, aunque las dos ¨²ltimas muertes son recientes, de junio y agosto, ambas en Marbella. En la hemeroteca hay incidentes con artefactos explosivos, secuestros y ejecuciones con varios tiros en la cabeza. Tambi¨¦n r¨¢fagas o asesinatos con armas de guerra como el Kalashnikov. A todo ello se suma la violencia local, como el hombre que, el pasado 6 de octubre, recibi¨® un tiro en la nuca durante un robo con violencia. Milagrosamente, tambi¨¦n salv¨® su vida.
La respuesta de los expertos policiales a qu¨¦ ocurre en la Costa del Sol es siempre la misma. Si el clima, la calidad de vida y las buenas comunicaciones de la zona son atractivos para cualquier persona, a¨²n m¨¢s para narcotraficantes. Ellos tienen, adem¨¢s, la opci¨®n de gastar su mucho dinero en una zona donde el lujo pasa desapercibido mientras realizan sus actividades il¨ªcitas.
Algunos ingredientes, sin embargo, han modificado las circunstancias en los ¨²ltimos tiempos. El principal, la llegada de nuevos actores. Cada vez m¨¢s organizaciones miran hacia M¨¢laga para hacer negocios millonarios en base a dos pilares: el tr¨¢fico de hach¨ªs, gracias a la cercan¨ªa de Marruecos y un amplio litoral para alijar; y la marihuana, con un clima perfecto para el cultivo y una geograf¨ªa monta?osa ideal para esconder plantaciones. En ambos casos se suma la facilidad para acceder a servicios especializados: hay grupos expertos en alijar, en robo de coches o surtir de combustibles a las narcolanchas. Tambi¨¦n, guarder¨ªas para esconder la droga. Por supuesto, hay disponibilidad de sicarios para eliminar problemas. ¡°Esta gente resuelve todo a tiros¡±, dice un polic¨ªa.
El Ministerio del Interior calcula que en la Costa del Sol trabajan m¨¢s de un centenar de organizaciones de numerosas nacionalidades. Cada vez son m¨¢s (en 2013 eran casi la mitad) y el negocio, el mismo o menor debido a la presi¨®n policial. Ah¨ª aparece un segundo motivo: un mayor n¨²mero de vuelcos ¡ªrobos de droga entre organizaciones¡ª lo que obliga a las bandas a equiparse para defenderse. A m¨¢s armas, m¨¢s asesinatos. Tanto, que la Polic¨ªa Nacional cre¨®, a principios de 2019, un grupo centrado exclusivamente en ajustes de cuentas. Est¨¢ formado por investigadores de gran experiencia y forma parte de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO), que tiene en la Costa del Sol uno de los puntos m¨¢s calientes de la geograf¨ªa espa?ola.
La poblaci¨®n, mientras tanto, mira de reojo una situaci¨®n a la que se ha acostumbrado. Es raro encontrar a quien diga que siente miedo o que la zona es insegura a pesar de las cifras de muertes. En los ayuntamientos, el mantra es el mismo. En los dos principales, Estepona y Marbella, no se cansan de decir que ambas ciudades son seguras, aunque piden m¨¢s medios. La localidad esteponera lo hizo la semana pasada, en una reuni¨®n de la Junta Local de Seguridad con presencia de la subdelegaci¨®n del Gobierno, a quien el alcalde, Jos¨¦ Mar¨ªa Garc¨ªa Urbano, pidi¨® ¡°reforzar con m¨¢s medios de seguridad a esta zona de la provincia¡±.
Es lo mismo que solicit¨®, en plena ola de asesinatos durante el oto?o pasado, la alcaldesa de Marbella, ?ngeles Mu?oz, quien incluso propuso la puesta en marcha de un plan policial similar al que arranc¨® en 2018 en el Campo de Gibraltar para atajar la actividad del crimen organizado. Con el foco puesto en tierras gaditanas, M¨¢laga es la zona elegida para seguir con la actividad. ¡°Esto funciona como vasos comunicantes: hay m¨¢s polic¨ªa all¨ª, pues operan m¨¢s aqu¨ª¡±, explica un agente de Fuengirola. Este verano se han registrado numerosos alijos a plena luz del d¨ªa y operaciones contra el narcotr¨¢fico pr¨¢cticamente a diario.
A finales de 2004, un ni?o de siete a?os y un hombre de 36 fallecieron tiroteados por tres encapuchados en una peluquer¨ªa marbell¨ª. La polic¨ªa recogi¨® 50 casquillos de bala, pero los autores no alcanzaron a su objetivo, de una banda rival. Aquel fue el ¨²ltimo episodio con v¨ªctimas colaterales de los ajustes de cuentas entre narcotraficantes. Los polic¨ªas de la zona destacan, de hecho, la profesionalidad de los sicarios: ¡°Vienen, disparan, aciertan y se esfuman¡±, asegura un experto polic¨ªa.
Pero los polic¨ªas tambi¨¦n insisten en que el riesgo est¨¢ ah¨ª. De hecho, en las ¨²ltimas semanas la actividad de los narcos ha dejado tres v¨ªctimas ¡ªde car¨¢cter leve¡ª entre la poblaci¨®n, adem¨¢s de una quincena de agentes policiales heridos. ¡°Esto es un polvor¨ªn, esperemos que no explote¡±, concluye otro agente, que mira hacia Am¨¦rica Latina confiando en que el narcotr¨¢fico de la Costa del Sol nunca llegue a esos extremos.
Se impone la ley del silencio
La mayor parte de ajustes de cuentas en la Costa del Sol son resueltos, antes o despu¨¦s, los las fuerzas de seguridad. Lo que no trasciende habitualmente son las causas que llevan a los sicarios a apretar el gatillo, porque incluso los propios investigadores las desconocen. Fuentes policiales explican que hay una ¡°Ley del silencio¡± entre las bandas que buscar lavar la ropa sucia en casa. Tras los asesinatos -o los disparos en las extremidades como aviso a navegantes- se esconden vuelcos debido a la escasez de mercanc¨ªa y a su alto precio, luchas de poder y mercado o, a veces, tambi¨¦n hay quien paga con su vida alg¨²n error en una operaci¨®n. Otras veces, todo es m¨¢s sencillo. Este verano, por ejemplo, un narcotraficante dispar¨® a un amigo despu¨¦s de conocer que ¨¦ste manten¨ªa una relaci¨®n con su mujer.
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