La votaci¨®n consagra la divisi¨®n del centro derecha y del nacionalismo catal¨¢n
Abascal llama ¡°ministro servil de la oposici¨®n¡± a Casado y el l¨ªder del PP elude el duelo
Ciudadanos vot¨® al final un s¨ª cr¨ªtico al estado de alarma hasta el 9 de mayo; el PP, una abstenci¨®n con muchos reparos; y Vox, un no rotundo y falt¨®n. Ese fue el panorama de divisi¨®n en el centro derecha que reflej¨® la votaci¨®n de ayer. La fragmentaci¨®n fue igual de fratricida en el nacionalismo catal¨¢n. El partido conocido hasta ahora como Junts per Catalunya consagr¨® en el Congreso su descomposici¨®n en dos grupos y ha perdido totalmente la hegemon¨ªa de la interlocuci¨®n con el Gobierno en favor de ERC, de nuevo el socio principal.
En el bando del s¨ª a que el decreto de alarma se pueda extender seis meses se situaron este jueves en el Congreso, con la mayor¨ªa gubernamental habitual, Ciudadanos y el PDeCat, dos formaciones en teor¨ªa del ¨¢mbito del centro derecha que sin embargo se repelen en Catalu?a y en Madrid.
La l¨ªder de Cs, In¨¦s Arrimadas, lleva unas semanas instalada en un complejo terreno de nadie en la pol¨ªtica espa?ola, un pretendido ¨¢rbitro que ella denomin¨® ayer ¡°Pepito Grillo¡±. Critica a la oposici¨®n m¨¢s dura ¡ªde Vox y en ocasiones del PP¡ª por no ser responsables ante el largo y dram¨¢tico invierno que pronostica la pandemia; pero arremete sin concesiones contra la coalici¨®n en el Gobierno, y en especial contra las obsesiones que parece despertar en Unidas Podemos. Al final Cs dio su s¨ª al decreto, pero Arrimadas cuestion¨® la ¡°verg¨¹enza¡± pol¨ªtica del ministro Salvador Illa por prestarse a cubrir el hueco que ayer no quiso ejercer el presidente, Pedro S¨¢nchez. Y hasta tuvo conatos de enfrentamientos y palabras cruzadas con el vicepresidente de la C¨¢mara, Alfonso Rodr¨ªguez G¨®mez de Celis, porque le cort¨® bruscamente su intervenci¨®n al pasarse de tiempo.
El papel ahora en el Parlamento de Arrimadas y Cs no est¨¢ claro, sobre todo ante el nivel de enconamiento que se ha destapado entre el l¨ªder de la ultraderecha, Santiago Abascal, y de la derecha en ocasiones moderada, Pablo Casado. Abascal pareci¨® este jueves querer buscar la revancha dial¨¦ctica del repaso que le propin¨® el jueves de la semana pasada Casado en el debate de su fracasada moci¨®n de censura contra S¨¢nchez. Hasta le nombr¨® ¡°ministro servil de la oposici¨®n¡± y se mof¨® de que el PP solo se atreviera a abstenerse. Vox persigue el se?uelo de ser la ¨²nica y verdadera oposici¨®n en las Cortes al Ejecutivo y de conectar as¨ª con el enfado que observa en las calles.
Casado no estaba en este caso para Abascal y sus provocaciones, y apenas repar¨® en esa rivalidad. El PP cree que esa batalla est¨¢ ya superada, que no le reporta nada, y pretende evitarla. Su debate interno estaba en reconocer qu¨¦ le beneficiaba m¨¢s en la votaci¨®n: un s¨ª cr¨ªtico o una abstenci¨®n plagada de advertencias. La noche anterior gastaron muchas horas en dilucidar si a Casado le conven¨ªa intervenir, aunque el presidente no lo hiciese, o dejar esa posici¨®n para un debate m¨¢s t¨¦cnico a cargo de la portavoz, Cuca Gamarra. Al final Casado se sinti¨® aludido por Illa y subi¨® a la tribuna presumiendo de ¡°ingenuidad¡± y asegurando que improvisaba lo que en realidad era un discurso muy elaborado. Gamarra ense?¨® m¨¢s tarde la decena de folios que se hab¨ªa redactado para apuntalar los argumentos de Casado.
El PP vot¨® abstenci¨®n, porque no pod¨ªa votar no ante la virulencia de los malos datos que refleja esta segunda ola de la pandemia, y descart¨® el s¨ª porque no puede asumir que se le regale as¨ª al Gobierno un estado de alarma con tantas prerrogativas durante seis meses. Fue una abstenci¨®n con muchos matices. Los populares reconocen que en las pr¨®ximas semanas los datos del virus ser¨¢n peores y que podr¨ªan tener que implantarse m¨¢s restricciones, con lo que el actual decreto podr¨ªa quedarse r¨¢pidamente viejo. Fuentes pr¨®ximas a Casado lamentaron que el Gobierno no hubiera hecho alg¨²n esfuerzo m¨¢s para sumarles al bloque del s¨ª, con una llamada, gesto o invitaci¨®n del presidente a su l¨ªder para consensuar un periodo de la alarma algo inferior a seis meses.
Los dem¨¢s partidos fueron apareciendo por la tribuna para exponer sus quejas, lamentos, reparos y exigencias al comportamiento del Gobierno. Y, sobre todo, por parte de los socios habituales de investidura, para advertirles de que est¨¢n jugando peligrosamente en ocasiones con fuego al dar por descontados sus votos. Gabriel Rufi¨¢n, de ERC, fue el m¨¢s directo en ese sentido.
El gran dilema de Rufi¨¢n es un reflejo perfecto de la actual interlocuci¨®n del nacionalismo catal¨¢n ahora con el Gobierno central en Madrid. Sus ¨¢cidas diatribas, como espetar ayer ¡°al carajo el relato¡± o su catarata de hastiados ¡°ya vale¡± ante el sombr¨ªo panorama que se vislumbra en esta segunda ola de la covid-19, son escuchados con atenci¨®n por la coalici¨®n gubernamental, que le ha encaramado como su camarada principal. Pero Rufi¨¢n es una parte de ERC con m¨¢s eco en Madrid que en Catalu?a y no se recata, adem¨¢s, en fustigar dial¨¦cticamente a los diputados de Junts, con los que gobiernan en la Generalitat.
Rufi¨¢n se atribuy¨® todo el m¨¦rito de que gracias a su negociaci¨®n en 48 horas con el PSOE hab¨ªa logrado que el Ejecutivo cediera que el presidente comparecer¨¢ cada dos meses para hacer balance del virus, el ministro Illa cada mes (ahora lo hace cada dos semanas) y de que las restricciones podr¨ªan levantarse en cuatro meses si las autonom¨ªas as¨ª lo concuerdan en sus foros de discusi¨®n. La portavoz de JunstxCat, Laura Borr¨¤s, relativiz¨® semejante logro: ¡°Tampoco vayamos a emocionarnos, no bajemos tanto el list¨®n, si quieren facilitar faciliten, pero no nos hagan comulgar con ruedas de molino¡±.
Borr¨¤s y los cuatro diputados de JuntsxCat se quedaron en la abstenci¨®n distanciada. Los otros cuatro diputados antes de esa formaci¨®n y ahora del PDeCat se fugaron al s¨ª. Su portavoz, Ferran Bell, dijo que eso no era una ruptura, sino que ¡°en raz¨®n¡± no pod¨ªan hacer otra cosa. Ese colapso se produce en v¨ªsperas de la negociaci¨®n de los presupuestos del Estado y ante la campa?a de las elecciones catalanas del 14 de febrero, donde esos dos partidos se presentar¨¢n por separado.
R¨¦cord de afiliaci¨®n en Vox
El l¨ªder de Vox, Santiago Abascal, intent¨® en el debate de ayer repatir sus ataques al Gobierno, al presidente ausente, a sus socios y a Pablo Casado y la abstenci¨®n del PP, a los que ya no considera oposici¨®n. A la salida, Abascal reconoci¨® a EL PA?S que esa postura del PP les beneficia: ¡°Hemos tenido durante cuatro d¨ªas n¨²meros de afiliaci¨®n r¨¦cord, con m¨¢s de 500 nuevos militantes diarios, y muchos llegan del PP con ganas de ense?arnos c¨®mo rompen el carn¨¦¡±.
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