Marlaska encalla en Canarias
La crisis migratoria torpedea el concepto de ¡°seguridad humana¡± con el que el ministro del Interior define su cartera
El 15 de junio de 2018, en su primer acto como ministro del Interior, ante los 1.298 nuevos polic¨ªas que juraban su cargo en la Escuela de ?vila, Fernando Grande-Marlaska explicaba y defin¨ªa el que pretend¨ªa que fuese el car¨¢cter de su flamante cartera: ¡°Yo hablo de seguridad con humanidad: control de fronteras con medios no cruentos, una gesti¨®n siempre acorde con el tratamiento humanitario en materia de refugio y asilo para aquellos que llegan a nuestro pa¨ªs huyendo de situaciones devastadoras, o con la ilusi¨®n de tener una oportunidad y un espacio mejor para s¨ª y los suyos¡±. Acto seguido anunciaba la retirada de las concertinas en la frontera Sur de Ceuta y Melilla. Y solo unos d¨ªas despu¨¦s se recib¨ªa ¡ªcon banda de m¨²sica¡ª en Valencia a los 629 migrantes rescatados por el Aquarius.
Ahora, apenas dos a?os y medio m¨¢s tarde, la crisis migratoria en Canarias ¡ªque ha recibido 18.000 inmigrantes en lo que va de a?o¡ª ha hecho saltar las costuras de ese concepto de ¡°seguridad humana¡± zurcido por el ministro para vertebrar su gesti¨®n.
En las islas, colapsadas ante la decisi¨®n del Gobierno de no trasladar migrantes a otros puntos de la pen¨ªnsula, las ONG, los jueces, los pol¨ªticos locales y las fuerzas de seguridad vienen denunciando desde antes del verano situaciones de falta de respeto a los derechos humanos porque se ha separado a ni?os de sus madres durante semanas por los retrasos en las pruebas de filiaci¨®n del ADN; no se ha ofrecido asistencia letrada a muchos inmigrantes, sustray¨¦ndoles de la posibilidad de pedir asilo o refugio; se les ha hacinado por miles en el muelle de Arguinegu¨ªn (Gran Canaria) ¡ªcon capacidad para 400¡ª durante semanas; y hasta se les ha trasladado por cientos sin tener un lugar de acogida previsto.
Contra las cuerdas
Este ¨²ltimo episodio, ocurrido el pasado martes y que ¡°est¨¢ siendo investigado¡± por Interior, que lo achaca a un ¡°error policial¡±, ha llevado a los partidos de la oposici¨®n a pedir de nuevo la dimisi¨®n del ministro esta semana. Marlaska vuelve a estar contra las cuerdas, tras la crisis vivida el pasado mes de mayo con el cese del coronel Diego P¨¦rez de los Cobos.
Fue tambi¨¦n entonces, coincidiendo con los nuevos nombramientos del Instituto Armado, y enmarcado en lo que el ministro denomin¨® ¡°redistribuci¨®n de equipos¡±, cuando Marlaska apart¨® de la gesti¨®n migratoria al a¨²n responsable de la Guardia Civil en Canarias, el general Juan Miguel Arribas Revuelto. Y lo explic¨® como un ¡°traslado de competencias¡±, ya que pasaba a asumirlas el responsable de la Jefatura de Fronteras, el general Juan Luis P¨¦rez Mart¨ªn, hasta entonces autoridad de coordinaci¨®n de las actuaciones para hacer frente a la inmigraci¨®n irregular en la zona del Estrecho de Gibraltar y mar de Albor¨¢n.
Este s¨¢bado, pese a haberse reubicado en campamentos militares a buena parte de los hasta 2.300 inmigrantes que se acumulaban en ese muelle del municipio canario de Mog¨¢n, segu¨ªan siendo m¨¢s de 700 las personas all¨ª atascadas, la mayor¨ªa hombres j¨®venes de origen magreb¨ª, 17 de ellos con coronavirus. Adem¨¢s, algunos complejos hoteleros de las islas (asolados por la crisis del turismo provocada por la pandemia) dan alojamiento temporal y acogen a unos 7.000 migrantes, seg¨²n fuentes del gobierno canario. El mismo n¨²mero de nuevas plazas que se ha comprometido a habilitar el Gobierno en las pr¨®ximas semanas.
De poco le sirvi¨® a Marlaska acudir a las islas y hacerse la foto hace una semana con la comisar¨ªa de Interior europea, Ylva Johansson. Entonces prometi¨® cerrar el campamento del muelle del Arguinegu¨ªn. Este viernes vol¨® hacia Marruecos para pedir su colaboraci¨®n y frenar la salida de inmigrantes desde sus costas, aunque no aclar¨® si el pa¨ªs alau¨ª reactivar¨¢ las repatriaciones.
¡°Canarias no puede convertirse en un Lesbos o en una Lampedusa¡±, clamaba en el Congreso entre sollozos la diputada de Coalici¨®n Canaria (CC), Ana Oramas, con quien el Gobierno de Pedro S¨¢nchez no logr¨® en su d¨ªa un acuerdo para su investidura. ¡°Canarias es un polvor¨ªn, un volc¨¢n¡±, describ¨ªa. Y junto a ella, PP y Ciudadanos, se sumaron a pedir la dimisi¨®n de Grande-Marlaska por la que cada vez se parece m¨¢s a la crisis migratoria de 2006.
¡°No voy a dimitir¡±, espet¨® el ministro en su tribuna. Es la segunda gran crisis que afronta, pero ahora el asunto cuestiona la filosof¨ªa ¨ªntima de su proyecto para el ministerio, que siempre ha apelado a la ¡°humanidad¡± y al ¡°control de fronteras no cruento¡±.
Las concertinas, esas alambradas de cuchillas que desde enero han sido retiradas progresivamente de suelo espa?ol, vuelven a elevarse sin embargo en otra nueva valla, a pocos metros, en terreno marroqu¨ª. La verja espa?ola, por su parte, un 30% m¨¢s alta que la anterior, est¨¢ siendo coronada con una ristra de peines invertidos, ¡°menos cruentos¡± que las concertinas, pero que terminan de blindar ese per¨ªmetro para impedir los saltos masivos de inmigrantes.
Por ¨²ltimo, y frente al giro inicial que quiso dar el Gobierno de Pedro S¨¢nchez en pol¨ªtica migratoria, el Tribunal Constitucional acaba de avalar, siguiendo la estela de la ¨²ltima sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, las devoluciones en caliente (o rechazos en frontera) para Ceuta y Melilla, una actuaci¨®n inicialmente criticada por los socialistas pero respaldada despu¨¦s. ¡°La violencia es un l¨ªmite al ejercicio de los derechos fundamentales¡±, matizaba Marlaska el pasado febrero en la comisi¨®n de Interior del Congreso en referencia a la forma de proceder de los inmigrantes que intentan saltar la valla a las bravas.
As¨ª, el ministro que presum¨ªa de haber dedicado el 70% de los esfuerzos de su departamento a la pol¨ªtica migratoria, que hablaba de ¡°una respuesta ¨¦tica al fen¨®meno¡±, y aseguraba haber reducido las entradas de inmigrantes por la frontera Sur m¨¢s del 50%, ha encallado en Canarias.
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