Felipe VI, ante su discurso m¨¢s dif¨ªcil
Pol¨ªticos, juristas e historiadores, mon¨¢rquicos y republicanos responden a EL PA?S qu¨¦ mensaje esperan del Rey tras un a?o marcado por la pandemia y los esc¨¢ndalos de Juan Carlos I
Los reyes hablan poco de s¨ª mismos, incluso por s¨ª mismos. Casi todos sus discursos los escribe el Gobierno. Una de las excepciones es Nochebuena. El pr¨®ximo jueves, Felipe VI se dirigir¨¢ a los espa?oles con un mensaje propio. Entrar¨¢ en millones de hogares que han sufrido las consecuencias de la pandemia desde una casa (La Zarzuela) que tiene otros, pero no pocos problemas. Los esc¨¢ndalos de Juan Carlos I ¨Dque le obligaron a poner miles de kil¨®metros de distancia con el pa¨ªs en el que rein¨® durante casi 40 a?os y a pagar 678.393 euros a Hacienda para evitar una causa judicial¨D han desgastado a una instituci¨®n cuya primera misi¨®n es la ejemplaridad, como declar¨® el propio don Felipe en su proclamaci¨®n, cuando era el esc¨¢ndalo del caso N¨®os ¨Dque llev¨® a su cu?ado a prisi¨®n¨D el que erosionaba a la Corona. ¡°Hoy m¨¢s que nunca, los ciudadanos demandan con toda raz¨®n que los principios morales y ¨¦ticos inspiren, y la ejemplaridad presida, nuestra vida p¨²bica¡±, subray¨® entonces.
La cita de Nochebuena llega despu¨¦s de que don Felipe haya roto con su padre ¨Drenunciando a su herencia, retir¨¢ndole su asignaci¨®n anual y apart¨¢ndolo de la vida p¨²blica¨D; en un momento de m¨¢xima polarizaci¨®n pol¨ªtica, con un grupo de exmilitares envi¨¢ndole cartas que evocan el ruido de sables, e importantes diferencias en el Gobierno de coalici¨®n, donde el ala socialista pide separar a las personas de la Corona, y la de Podemos opina que ¡°dif¨ªcilmente¡± pueden disociarse cuando se trata de ¡°una instituci¨®n hereditaria¡±.
Pol¨ªticos, juristas, historiadores, mon¨¢rquicos y republicanos respondieron a EL PA?S estas seis preguntas sobre el momento m¨¢s complicado del Rey:
1. ?Cree que el discurso de Nochebuena puede ser determinante en el futuro de la instituci¨®n?
2. ?Debe el rey Felipe mencionar los esc¨¢ndalos de su padre y pedir perd¨®n por ellos?
3. ?Qu¨¦ le gustar¨ªa escuchar en el discurso?
4. ?Ve reversible el da?o a la instituci¨®n?
5. ?Es partidario de introducir cambios en el funcionamiento de la instituci¨®n y en su regulaci¨®n legislativa?
6. ?Debe perder Juan Carlos I su condici¨®n de rey em¨¦rito?
Jos¨¦ Bono, exministro de Defensa y expresidente del Congreso. ¡°La inviolabilidad del Rey es una antigualla medieval¡±
1. Determinante no, pero es importante. La Monarqu¨ªa no depende de un discurso de Nochebuena, pero s¨ª del respeto y consideraci¨®n que los espa?oles dispensen al Rey. Felipe VI tiene un reto nada f¨¢cil, pero creo que lo superar¨¢, porque hasta la fecha su comportamiento es ejemplar y no se oye a nadie hablar mal de ¨¦l, con excepci¨®n de alg¨²n ministro de Podemos.
2. Entre un s¨ª y un no sin matices me inclino m¨¢s por el s¨ª. M¨¢s que nunca la sinceridad debe prevalecer sobre la ret¨®rica palaciega. La mayor¨ªa de los espa?oles no aplaude algunas conductas del exrey, solo cuatro cortesanos pelotas mantienen que no ha pasado nada. Felipe VI es de este mundo y tengo la convicci¨®n de que ser¨¢ expl¨ªcito en que su condici¨®n de Rey de Espa?a est¨¢ por encima de su condici¨®n de hijo.
3. Un mensaje sincero en favor de la transparencia, del entendimiento entre los pol¨ªticos y en defensa de la Constituci¨®n. Sin ser ajeno a las adversidades del pa¨ªs y a los contratiempos que ha tenido la instituci¨®n.
4. Puede serlo porque el rey Felipe es harina de otro costal. Tiene tiempo y capacidad para demostrar un arbitraje limpio y ejemplar.
5. Si, la inviolabilidad del Rey es una antigualla medieval que s¨®lo debe estar referida a las decisiones del jefe del Estado y no a la conducta de la persona. La ley ha de ser igual para todos, incluido el Monarca, y ¨¦ste debe estar sujeto a responsabilidad penal o civil por sus actos.
6. No me preocupa mucho ese t¨ªtulo. Adem¨¢s, seg¨²n la RAE, em¨¦rito es ¡°una persona que mantiene sus honores y alguna funci¨®n¡±, y Juan Carlos ya no tiene funciones como miembro de la familia, ni se le rinden honores.
Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa Margallo, ministro de Asuntos Exteriores entre 2011 y 2016: ¡°Retirar a don Juan Carlos el t¨ªtulo de rey ser¨ªa mezquino¡±
1. Espa?a est¨¢ atravesando la mayor crisis sanitaria, econ¨®mica, social e institucional que hemos conocido desde hace mucho tiempo. Creo que el Rey debe aprovechar este coloquio ¨ªntimo con los espa?oles para paliar los da?os que ha sufrido la Corona en los ¨²ltimos tiempos, garantizar que seguir¨¢ siendo en el futuro el s¨ªmbolo de la unidad y permanencia de Espa?a, uno de nuestros mejores activos en el exterior, y garant¨ªa ¨²ltima del pacto constitucional.
2. Creo que el Rey no dejar¨¢ pasar la ocasi¨®n de aludir a los incidentes que hemos conocido recientemente. Estoy convencido de que reiterar¨¢ su compromiso con la ejemplaridad y la transparencia que deben guiar siempre la conducta de la Familia Real. Es probable que aluda tambi¨¦n a las reformas internas que desde el mismo d¨ªa que accedi¨® al trono puso en marcha para garantizar que determinados incidentes no se repetir¨¢n en el futuro.
3. Cercan¨ªa con las personas que han perdido a seres queridos y con todos los espa?oles que han perdido su puesto de trabajo, se han visto obligados a cerrar sus negocios o tienen enormes dificultades para llegar a fin de mes. Creo que el Rey aprovechar¨¢ esta ocasi¨®n para reiterar la neutralidad de la Corona y para pedir m¨¢s consenso entre las fuerzas pol¨ªticas, que es la ¨²nica manera de superar la crisis y afrontar el futuro.
4. Creo que es absolutamente reversible. Porque los espa?oles son conscientes de que la Monarqu¨ªa parlamentaria nos ha dado unos a?os de libertad, estabilidad pol¨ªtica y prosperidad como no hab¨ªamos conocido desde las Cortes de C¨¢diz de 1812 y porque tambi¨¦n saben que la rep¨²blica en este momento hist¨®rico ser¨ªa tra¨ªda por Pablo Iglesias y por los separatistas. La Corona es hoy el ¨²ltimo obst¨¢culo para evitar que la Espa?a constitucional se convierta en una Espa?a plurinacional y confederal como quiere Unidas Podemos o, lo que es m¨¢s grave a¨²n, que empiece un proceso de disoluci¨®n irreversible.
5. Es obvio que s¨ª. Yo introducir¨ªa dos reformas urgentes: circunscribir la inviolabilidad del Rey a los actos que realice en el ejercicio de sus funciones constitucionales; y acabar con la primac¨ªa del var¨®n sobre la mujer en la sucesi¨®n de la Corona. En un plazo medio habr¨ªa que abordar una ley org¨¢nica de la Corona para adecuarla a los tiempos que corren.
6. Ser¨ªa un gesto muy mezquino, porque una cosa es que deba responder de sus actos como cualquier ciudadano espa?ol, y otra que se ¡°inventen¡± penas que no existen en nuestro ordenamiento. Adem¨¢s, dudo que se pudiera hacer sin modificar la Constituci¨®n, que alude a don Juan Carlos como heredero de la dinast¨ªa hist¨®rica desde la abdicaci¨®n de su padre, don Juan de Borb¨®n. Cuando cese el ruido medi¨¢tico se reconocer¨¢ que, a pesar de todo lo que ha pasado en los ¨²ltimos tiempos, don Juan Carlos merece el reconocimiento de la naci¨®n por habernos devuelto las libertades y la democracia representativa y por haberlas defendido cuando fueron asaltadas en 1981.
Gaspar Llamazares, exl¨ªder de IU. ¡°El Rey debe desautorizar cualquier manipulaci¨®n golpista de su figura¡±
1. No s¨¦ si determinante, pero seguro que muy importante, porque la legitimidad de ejercicio de Juan Carlos I se est¨¢ viendo sometida por sus actividades privadas irregulares a una verdadera demolici¨®n descontrolada, y la extrema derecha pretende patrimonializar al actual jefe del Estado como parte de una monarqu¨ªa y una justicia propias del absolutismo.
2. Directa o indirectamente debe hacer menci¨®n a quien le ha precedido y escandaliza a la ciudadan¨ªa y del que en este a?o ha tratado de desmarcarse. M¨¢s que pedir perd¨®n, que en boca de don Juan Carlos no ha servido de nada, debe tomar distancia y sobre todo adoptar medidas m¨¢s contundentes en materias como la transparencia, el control de su patrimonio y la igualdad ante la justicia y la acotaci¨®n de la inviolabilidad.
3. Empat¨ªa con las consecuencias de la pandemia, ¨¢nimo a los espa?oles para superarlas, igualdad de todos ante la ley y llamamiento al di¨¢logo pol¨ªtico y social como bases de la convivencia. Tambi¨¦n debe desautorizar cualquier manipulaci¨®n golpista de su figura. Pero m¨¢s que discurso se necesitan medidas y gestos claros.
4. Soy republicano, y precisamente por eso creo en las instituciones y tambi¨¦n en la posibilidad de su regeneraci¨®n. En una monarqu¨ªa parlamentaria, se trata de legitimidad de ejercicio. En sus manos est¨¢.
5. Defiendo la acotaci¨®n de la inviolabilidad a lo derivado estrictamente del cargo. Y creo necesario un estatuto del jefe del Estado que incluya su patrimonio, intereses e incompatibilidades.
6. Creo que es una figura improcedente, y que hoy con sus actos se ha convertido en contraproducente.
Jos¨¦ ?lvarez Junco, historiador. ¡°Juan Carlos I debe perder la condici¨®n de rey em¨¦rito y no volver a Espa?a¡±
2. Creo que ser¨ªa mejor que no mencionara los esc¨¢ndalos de su padre; si lo hace, no pedir perd¨®n, pero s¨ª distanciarse mucho de ellos; y de don Juan Carlos en general, que no deber¨ªa volver a Espa?a bajo ning¨²n pretexto. Cualquier relaci¨®n que se establezca entre ¨¦l y su padre puede ser, en estos momentos, da?ina para la instituci¨®n.
3. Pedir a los pol¨ªticos un poco m¨¢s de distensi¨®n, de consenso sobre temas b¨¢sicos, como la justicia. No hay en Espa?a problemas m¨¢s graves que en 1975-1982, y en ese momento se logr¨® un acuerdo. Que recuerde aquello. Se est¨¢ polarizando demasiado la situaci¨®n, se est¨¢ adoptando un lenguaje de exclusi¨®n completa del adversario que no es, en absoluto, beneficioso para el pa¨ªs.
4. No creo que el da?o sea irreversible, pero no puede haber m¨¢s errores. Y no me da la impresi¨®n de que Felipe VI no sea consciente de esto.
5. En cuanto a cambios en su papel o su regulaci¨®n, quiz¨¢s deber¨ªa perder su inviolabilidad en asuntos de la esfera privada.
6. Juan Carlos I deber¨ªa perder su condici¨®n de em¨¦rito. Posiblemente ser¨ªa bueno para la instituci¨®n y para la estabilidad del pa¨ªs.
Adela Cortina, catedr¨¢tica em¨¦rita de ?tica y Filosof¨ªa. ¡°Es preciso distinguir entra la persona y la instituci¨®n¡±
1. En absoluto. La monarqu¨ªa parlamentaria es la forma pol¨ªtica del Estado espa?ol, como consta en la Constituci¨®n, est¨¢ siendo muy beneficiosa para el conjunto de Espa?a, porque permite mantener la concordia en tiempos de conflicto y polarizaci¨®n, y nos sit¨²a junto a pa¨ªses tan pr¨®speros como Noruega, Dinamarca, Reino Unido o Suecia. Evidentemente, el discurso va a recibir cr¨ªticas, como todos los a?os o tal vez m¨¢s, pero mal est¨¢ un pa¨ªs en que se aprovecha un discurso para tirar por la borda sus mejores instituciones.
2. En las sociedades tribales, colectivistas, y en los grupos mafiosos los hijos pagan por los padres y los padres por los hijos. No se distingue entre los individuos. Afortunadamente, con la modernidad se instaur¨® ¡°la era del individuo¡±, que en este caso significa que cada persona es due?a y responsable de sus actos. Espa?a es y tiene que seguir siendo un pa¨ªs moderno.
3. El recuerdo entristecido de cuantos han muerto y sufrido a ra¨ªz de la covid-19, el agradecimiento a las gentes que se han entregado a fondo en la tarea de ayudar a otros, mostrando la fuerza de la solidaridad, y a quienes se atienen a las normas por temor al contagio y por responsabilidad. Tambi¨¦n quisiera escuchar un llamamiento a ocuparse de los problemas prioritarios, que son salvar vidas, evitar sufrimiento, atender a los que han quedado olvidados, fortalecer la maltrecha econom¨ªa de la que tanto y tantos dependen, estrechar lazos con la Uni¨®n Europea y con Iberoam¨¦rica, trabajando en la l¨ªnea de pa¨ªses que se proponen forjar un mundo multilateral y democr¨¢tico.
4. La instituci¨®n mon¨¢rquica est¨¢ cumpliendo sus tareas de forma impecable. Desgraciadamente, hay otras instituciones de las que no puede decirse lo mismo. Es preciso distinguir siempre entre la persona y la instituci¨®n. Cuando una instituci¨®n es valiosa es preciso mantenerla por bien de todos y ¨¦ste es el caso.
5. Afortunadamente en Espa?a contamos con excelentes especialistas en Derecho Constitucional y creo que es a ellos a quienes corresponde responder a esta pregunta.
6. Ignoro las condiciones que se deben reunir para ser rey em¨¦rito, y teniendo en cuenta la presunci¨®n de inocencia, esencial en nuestro sistema, me parece improcedente pronunciarse sobre si las cumple o no. Lo l¨®gico es que los jueces hagan su tarea y que invirtamos nuestros esfuerzos en cuestiones realmente prioritarias: superar la covid-19, reactivar la econom¨ªa y prepararnos para evitar que en el futuro se produzca una cat¨¢strofe semejante.
Tom¨¢s de la Quadra-Salcedo. Catedr¨¢tico em¨¦rito de Derecho Administrativo. Ministro de Justicia entre 1991 y 1993. ¡°La decepci¨®n por la conducta del rey em¨¦rito no justifica su transmisi¨®n a la instituci¨®n¡±
1. No. En una monarqu¨ªa parlamentaria, la jefatura del Estado que desempe?a el Rey no es una propiedad privada de la familia real, cuyos asuntos corresponda gestionar o resolver privativamente al Rey. La Jefatura del Estado es una instituci¨®n del mismo y cualquier cosa que le afecte con relevancia p¨²blica corresponde gestionarla o resolverla al Gobierno y, en su caso, a las Cortes Generales. No es posible asignar al discurso de Nochebuena la misi¨®n de resolver problemas de imagen o actuaci¨®n de la Jefatura de Estado (de su predecesor en este caso) que, de tener trascendencia pol¨ªtica, es al Gobierno a quien corresponde afrontarlos y velar por que el Rey, que es el jefe del Estado, act¨²e en todo momento con libertad, pero, incluso en sus discursos, dentro del marco constitucional establecido.
2. El Gobierno, que dirige la pol¨ªtica interior de acuerdo con la Constituci¨®n, no deber¨ªa admitir que el Rey pida perd¨®n por las noticias sobre la conducta y hechos atribuidos a su padre (por s¨ª mismos reprobables) pues supondr¨ªa admitir que tiene, ¨¦l mismo, responsabilidad por ellos. Admitir que las eventuales faltas de un padre se trasmiten a su hijo va en contra de los principios liberales e ilustrados ¨Dinspiradores de nuestra cultura, civilizaci¨®n y orden pol¨ªtico¨D para los que la responsabilidad es personal e intransferible. No es aceptable entender que estemos ante una cuesti¨®n privada de la familia real. Ello presupone una err¨®nea comprensi¨®n de nuestro orden constitucional democr¨¢tico al considerar que la jefatura del Estado y la Corona son propiedad privada de quienes la desempe?en o encarnen, en lugar de una instituci¨®n del Estado establecida por la Constituci¨®n que aprob¨® el pueblo soberano. No es comprensible humana y ¨¦ticamente exigir de un hijo que denuncie a su padre. Tampoco exigirlo cuando ya los mecanismos del Estado de derecho est¨¢n en marcha para depurar eventuales responsabilidades, as¨ª como el cuarto poder para el caso de que no tengan relevancia penal, pero s¨ª moral.
3. Imagino que, adem¨¢s de los saludos y felicitaciones y del recuerdo de los que nos han dejado y del dolor y sufrimientos producidos por la pandemia, podr¨¢ haber una reafirmaci¨®n de principios como la igualdad ante la ley, la ejemplaridad y la transparencia. No espero nada especial, ni emocionante, salvo la funci¨®n de identificarnos por el propio discurso como espa?oles que compartimos valores, historia y sentimientos compatibles con nuestras diferencias e identidades territoriales. Mucho menos espero sensaciones propias de tragedias ed¨ªpicas o shakespearianas.
4. Da?o jur¨ªdico a la instituci¨®n no creo que exista, pero s¨ª gran decepci¨®n por el comportamiento del rey em¨¦rito. La decepci¨®n provocada por su conducta ni determina ni justifica su transmisi¨®n a la jefatura del Estado como instituci¨®n. Del mismo modo, la decepci¨®n que provocan los casos de corrupci¨®n pol¨ªtica ¨Dque no parecen terminar¨D no justifica poner en cuesti¨®n el sistema democr¨¢tico mismo. Forma parte de la madurez de un pa¨ªs saber asumir la realidad de que la perfecci¨®n absoluta no existe. La madurez exige luchar sin descanso contra el mal, mejorando nuestros sistemas de control y transparencia. Nos debe tambi¨¦n alertar contra la ¡°tentaci¨®n del bien¡± que ha llevado a veces a creer que, ante las imperfecciones y faltas, la ¨²nica respuesta es la demolici¨®n y destrucci¨®n total de lo existente por la culpa de no ser perfecto. A los fan¨¢ticos del bien absoluto se deben en la historia ¨Dy a¨²n en la actualidad¨D los mayores desastres y atrocidades. La mayor o menor perfecci¨®n de una democracia no depende, en absoluto, de si son monarqu¨ªas parlamentarias o rep¨²blicas; depende, en lo que toca a ejemplaridad, del sistema de controles, pesos y contrapesos que se haya puesto en pie, precisamente por asumir que nada es perfecto.
5. Habr¨ªa que desarrollar algunos art¨ªculos del T¨ªtulo II sobre la Corona en aspectos que recojan lo que ya est¨¢ impl¨ªcito en nuestro sistema constitucional, pero que convendr¨ªa hacer expl¨ªcito sobre comportamientos. El Rey ya ha adelantado algunas previsiones muy acertadas estableciendo nuevas reglas; previsiones que no impiden las que puedan hacer las Cortes para profundizar en aspectos como la transparencia.
6. Sin anticipar la final aclaraci¨®n de los hechos que se le imputan ¨Dy al margen de si los mismos tienen relevancia penal (es decir, aunque no la tuvieran)¨D merecen absoluto reproche. Al margen de que quien ha sido Rey no pueda negarse que lo ha sido, la cuesti¨®n no es tanto el tratamiento, sino los honores, distinciones y reconocimientos oficiales que pueda merecer. En ese punto corresponde al Gobierno o a las Cortes, nunca al Rey mismo, modificar el Real Decreto de tratamientos vigente con el alcance que entienda oportuno - con determinaci¨®n, pero con prudencia y sin olvidar que fue Rey ¨C para mandar una se?al inequ¨ªvoca de que todos estamos sujetos no ya a las mismas leyes, sino a los mismos principios y exigencias morales; aunque algunos m¨¢s por razones de ejemplaridad.
Amelia Valc¨¢rcel, fil¨®sofa, miembro del Consejo de Estado. ¡°Siempre es preferible una monarqu¨ªa parlamentaria a una rep¨²blica bananera¡±.
Es el Rey quien debe ponderar eso [mencionar los esc¨¢ndalos de su padre en su discurso]. Siempre es preferible una monarqu¨ªa parlamentaria a una rep¨²blica bananera. Los republicanos han de ser los valores. La forma de gobierno, en las democracias, siempre es la misma, encarne quien encarne al Estado: Separaci¨®n de poderes, elecciones libres, libertades individuales. El rey Felipe y la reina Leticia merecen nuestro respeto.
Santiago Mu?oz Machado. Catedr¨¢tico de Derecho Administrativo. Director de la RAE. ¡°La regulaci¨®n de la Corona presenta insuficiencias¡±
1. No contemplo la posibilidad de que sea un fracaso. Estoy seguro de que abordar¨¢ los problemas m¨¢s importantes.
2. No le corresponde pedir perd¨®n por esc¨¢ndalos en los que no tiene ninguna responsabilidad ni ha intervenido. Me parecen m¨¢s responsables los Gobiernos y medios de comunicaci¨®n que han hecho la vista gorda. El deber del Rey es seguir manteniendo su conducta ejemplar.
3. Aliento ante la grav¨ªsima situaci¨®n sanitaria y econ¨®mica. Palabras de empat¨ªa y consideraci¨®n para quienes han perdido a seres queridos, y tambi¨¦n de ilusi¨®n, esperanza y liderazgo.
4. Depende de que la mayor¨ªa de partidos y medios de comunicaci¨®n respeten la Constituci¨®n, mantengan lealtad a la Corona, y no se empe?en en cambiar la forma de Estado. Tambi¨¦n hace falta que Felipe VI mantenga una conducta intachable y convenza a todos de que no hay alternativa mejor. Seguro que estar¨¢ a la altura.
5. La regulaci¨®n constitucional de la Corona presenta defectos e insuficiencias. Pero no es la ¨²nica instituci¨®n que necesita retoques. Si es posible llevarlos a cabo mediante ley org¨¢nica, mejor. En todo caso, no es urgente.
6. El rey Juan Carlos no perder¨¢ nunca su condici¨®n de rey precedente, rey que favoreci¨® la transici¨®n de la dictadura a la democracia, o de padre del rey actual, porque estas son circunstancias de hecho que las leyes no pueden cambiar. Si se trata de modificar su estatuto jur¨ªdico actual, ser¨¢ posible hacerlo sin necesidad de grandes reformas, pero habr¨¢ que subordinar la decisi¨®n a los resultados finales de las investigaciones que se est¨¢n desarrollando.
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