La agitada gesti¨®n de Marlaska, el ministro que nunca se quit¨® la toga
El titular de Interior atraviesa sus peores momentos tras las cr¨ªticas por la actuaci¨®n de la Polic¨ªa contra fiestas ilegales y la sentencia por el cese ilegal del coronel P¨¦rez de los Cobos
¡±?Dimitir? No lo har¨¢ mientras sepa que cuenta con el apoyo de Pedro S¨¢nchez¡±. Quienes conocen a Fernando Grande-Marlaska (Bilbao, 58 a?os) est¨¢n convencidos de que, tras cerca de tres a?os al frente del Ministerio del Interior, no va a tirar la toalla pese a que las dos ¨²ltimas pol¨¦micas hayan afectado al que, como juez, es su flanco fuerte: el jur¨ªdico. Su defensa de la actuaci¨®n en la que seis polic¨ªas derribaron sin orden judicial la puerta de un piso en Madrid en el que se celebraba una fiesta ilegal y la sentencia de la Audiencia Nacional que obliga a su departamento a restituir como jefe de la Guardia Civil en Madrid al coronel Diego P¨¦rez de los Cobos han provocado una marejada pol¨ªtica aprovechada por la oposici¨®n para pedir su dimisi¨®n, pero tambi¨¦n un ¡°desgaste personal importante¡±, admiten en el PSOE. ¡°?l est¨¢ muy tranquilo, porque sabe que le asiste la raz¨®n jur¨ªdica y pol¨ªtica¡±, insisten en su equipo.
La pol¨¦mica ha acompa?ado a Grande-Marlaska desde su llegada al Gobierno, en junio de 2018. En las filas del PSOE se recibi¨® entonces su nombramiento con recelo porque, en 2013, hab¨ªa sido elegido vocal del Consejo General de Poder Judicial (CGPJ) a propuesta de PP. El ministro, que se define como ¡°progresista¡±, logr¨® arrumbar esas dudas con su implicaci¨®n en las campa?as electorales de 2019, en las que fue candidato por C¨¢diz. ¡°No tiene carn¨¦, pero nadie duda de su fidelidad, sobre todo a S¨¢nchez¡±, aseguran ahora en el partido. Su elecci¨®n tampoco gust¨® a la oposici¨®n. ¡°Se convirti¨® r¨¢pidamente en un traidor para la derecha pol¨ªtica y medi¨¢tica, que hasta ese momento hab¨ªa pensado que era uno de los suyos¡±, le defiende su entorno.
A la sorpresa de su nombramiento siguieron dos decisiones que han definido la tormentosa relaci¨®n de Grande-Marlaska con la Guardia Civil, el cuerpo que, 10 a?os antes, desarticul¨® el comando de ETA que ten¨ªa ¨®rdenes de atentar contra ¨¦l. En julio, nombr¨® a un comisario de la Polic¨ªa Nacional para sustituir al coronel Juan Hern¨¢ndez Mosquera como director del Gabinete de Estudios y Coordinaci¨®n, un puesto que convierte al que lo ocupa en el verdadero n¨²mero tres operativo del ministerio y que, hasta ese momento, siempre hab¨ªa ocupado un alto mando del instituto armado. En agosto, destituy¨® al tambi¨¦n coronel Manuel S¨¢nchez Corb¨ª como jefe de la Unidad Central Operativa (UCO), tras la filtraci¨®n a la prensa de un correo interno en el que criticaba la falta de fondos reservados. Sobre esta destituci¨®n a¨²n tiene que pronunciarse el Tribunal Supremo. ¡°En sectores de la Guardia Civil se consideraron estas decisiones como afrentas¡±, recuerdan fuentes de Interior.
El entorno de Grande-Marlaska reconoce ahora que el ministro tal vez ¡°no calcul¨® bien¡± las consecuencias de estas medidas que, adem¨¢s de abrir un abismo en su relaci¨®n con el instituto armado, ¡°puso en marcha una gran maquinaria en su contra¡± que explica hechos posteriores. As¨ª, en septiembre de 2019 volvi¨® a protagonizar un enfrentamiento con el instituto armado, a cuyos responsables recrimin¨® que no le informaran del alcance de una operaci¨®n que desemboc¨® en el arresto de nueve miembros de los Comit¨¦s de Defensa de la Rep¨²blica (CDR) ¡ªcolectivos de independentistas radicales¡ª acusados de terrorismo. ¡°No soporta enterarse de las cosas por la prensa¡±, admite un antiguo colaborador.
Esa es tambi¨¦n la raz¨®n que est¨¢ detr¨¢s del cese fulminante, en mayo de 2020, del coronel P¨¦rez de los Cobos. El ministro tom¨® la decisi¨®n tras conocer por un diario que el instituto armado investigaba al director del centro de Alertas y Emergencias, Fernando Sim¨®n, dentro del caso 8-M por la celebraci¨®n de manifestaciones feministas d¨ªas antes del primer estado de alarma. En el PSOE se consider¨® que Grande-Marlaska gestion¨® ¡°mal y a destiempo¡± una destituci¨®n en la que, adem¨¢s de las formas ¡ªse comunic¨® la destituci¨®n al coronel un domingo de noche¡ª, fallaron las explicaciones p¨²blicas, que fueron cambiando desde la ¡°remodelaci¨®n de equipos¡± a la negativa del coronel a facilitar informaci¨®n de una causa judicial.
Sin contrapeso pol¨ªtico en Interior
¡°Un ministro debe hacer este tipo de cosas con el m¨ªnimo ruido posible y, por supuesto, sin generar un problema mayor¡±, se?ala un diputado socialista, que achaca la ¡°mala gesti¨®n¡± del cese a la condici¨®n de magistrado del ministro: ¡°En un juzgado, el juez lleva todo el peso y decide sin consultar. Dirigir un ministerio es muy distinto¡±, recrimina. Un antiguo colaborador achaca sus actuaciones m¨¢s recientes a ¡°la falta de un contrapeso pol¨ªtico en el ministerio que le haga contar hasta 10 antes de actuar¡±, tras el cese como secretaria de Estado de Seguridad, en enero de 2020, de Ana Botella, la persona elegida por el partido como su contrapeso pol¨ªtico en Interior. ¡°Toma una decisi¨®n y no hay vuelta atr¨¢s¡±, a?ade. El entorno de Grande-Marlaska niega el error, y se muestra convencido de que la destituci¨®n de P¨¦rez de los Cobos era inaplazable: ¡°Ha sido el primero en actuar contra ciertas personas, sobre todo dentro de la Guardia Civil, que se cre¨ªan intocables¡±. El ministro est¨¢ convencido de que la justicia admitir¨¢ el recurso y confirmar¨¢ el cese ahora declarado ¡°ilegal¡±.
En las filas socialistas no gustan las formas ¡°excesivamente jur¨ªdicas¡± del ministro. ¡°Le pesa la toga, su pasado como juez. Sus decisiones pecan muchas veces de poco pol¨ªticas¡±, se?ala un diputado socialista. ¡°Parece no entender que cuando ¨¦l habla, lo hace tambi¨¦n el Gobierno y el partido¡±, apunta otro parlamentario. Ambos coinciden en que la defensa que Grande-Marlaska hizo del asalto de la polic¨ªa a una vivienda en la que se celebraba una fiesta ilegal ¡ªpuso en duda la inviolabilidad de los pisos tur¨ªsticos por considerar que no son morada pese a la jurisprudencia del Tribunal Constitucional en sentido contrario¡ª les dej¨® ¡°espantados¡±. Sin embargo, su entorno rechaza que esa ¡°impronta¡± judicial sea un lastre en su gesti¨®n. ¡°La pol¨ªtica debe ir de la mano de la ley¡±, afirman. E insisten en que con aquellas palabras ¡°no quiso entrar en un debate jur¨ªdico, sino defender a los suyos, a los agentes¡±.
Tambi¨¦n levant¨® ampollas el uso que hizo, durante el primer estado de alarma, de la Ley de Seguridad Ciudadana, m¨¢s conocida como ley mordaza. El PSOE hab¨ªa recurrido esta norma, aprobada por el PP en 2015, ante el Tribunal Constitucional y convirti¨® su derogaci¨®n en una promesa electoral. Pese a ello, fue la norma que sirvi¨® para proponer m¨¢s de 1,2 millones de propuestas de sanci¨®n aquellos d¨ªas, un elevado n¨²mero que provoco quejas desde Unidas Podemos, socio de Gobierno. ¡°La utiliz¨® porque era una ley en vigor, simplemente¡±, justifica un antiguo colaborador. Seg¨²n una respuesta parlamentaria, solo uno de cada cinco de estas propuestas ha derivado en la apertura de expediente sancionador.
La pol¨¦mica tambi¨¦n ha salpicado su gesti¨®n de la inmigraci¨®n irregular. Con una pol¨ªtica de mano dura en guante de seda ¡ªha mantenido las expulsiones en caliente, luego avaladas por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, a la vez que retiraba las concertinas de las vallas fronterizas de Ceuta y Melilla¡ª, en 2019 logr¨®, contra todo pron¨®stico, el objetivo de reducir a la mitad la llegada de sin papeles a las costas. Un hito que dur¨® pocos meses. En 2020 se vivi¨® el segundo repunte hist¨®rico de llegadas en patera a las islas Canarias. Grande-Marlaska era el responsable del campamento que se improvis¨® en el puerto de Arguinegu¨ªn (Gran Canaria) y que lleg¨® a hacinar a m¨¢s de 2.000 personas. El ministro, ante las denuncias de que los migrantes pasaban all¨ª semanas, asegur¨® que nadie superaba las 72 horas de custodia policial. El Defensor del Pueblo y organizaciones no gubernamentales constataron lo contrario. La improvisaci¨®n dur¨® casi cuatro meses.
Choques con la oposici¨®n y en el seno del Gobierno
En su etapa de ministro, Grande-Marlaska ha tenido tambi¨¦n sonados choques en el ¨¢mbito pol¨ªtico. En 2019, protagoniz¨® un enfrentamiento con Ciudadanos por sus cr¨ªticas a sus acuerdos con Vox y aquella alusi¨®n a que esos pactos tendr¨ªan ¡°consecuencias¡±, justo antes de la manifestaci¨®n del Orgullo Gay que acab¨® con empujones y escupitajos a los miembros del partido que entonces lideraba Albert Rivera. M¨¢s soterrados han sido sus roces con otra integrante de la judicatura que se sienta en el consejo de Ministros, la titular de Defensa, Margarita Robles. Tanto la elecci¨®n de la persona que deb¨ªa dirigir la Guardia Civil ¡ªcuerpo policial con dependencia de ambos departamentos¡ª como, m¨¢s recientemente, por el despliegue de la Unidad Militar de Emergencias (UME) en Madrid durante la tormenta Filomena han complicado una relaci¨®n que las fuentes consultadas dudan de que pueda reconducirse.
En su libro autobiogr¨¢fico Ni pena ni miedo (Ariel), Grande-Marlaska reconoc¨ªa que el orgullo es uno de sus peores defectos: ¡°Con facilidad me siento herido, no doy f¨¢cilmente mi brazo a torcer¡±. Varias de las personas que han trabajado con ¨¦l lo confirman: ¡°Las cr¨ªticas de la prensa o de la oposici¨®n no le afectan, las considera gajes del cargo. Las que no soporta son las que vienen de personas cercanas¡±. Tambi¨¦n le incomodan los reproches de las v¨ªctimas del terrorismo. ¡°No me es c¨®modo debatir con usted¡±, le dijo en el Congreso, en mayo de 2020, a la diputada del PP Teresa Jim¨¦nez-Becerril, hermana de un concejal asesinado por ETA, cuando esta le recrimin¨® los traslados de reclusos etarras. En este cambio de la pol¨ªtica penitenciaria, Grande-Marlaska tambi¨¦n tira de su condici¨®n de jurista al asegurar una y otra vez que estos acercamientos se hacen en ¡°estricto cumplimiento de la ley¡±.
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