El autoritarismo tambi¨¦n se contagia
La lucha contra la pandemia nos obliga a tolerar una mayor intromisi¨®n del Estado en nuestras vidas
La combinaci¨®n de maniobras de distracci¨®n, sectarismo y miedo construye una atm¨®sfera t¨®xica. As¨ª, mientras la campa?a de vacunaci¨®n avanza m¨¢s despacio de lo previsto, aunque parece ir tomando ritmo, la campa?a de las elecciones madrile?as nos pone a discutir de trampantojos. Las fiestas que contravienen la normativa sanitaria, despu¨¦s de un a?o de pandemia, se convierten en un peligro urgente. Para algunos, la amenaza justifica que la polic¨ªa te tire la puerta abajo: el Ministerio del Interior defiende la violaci¨®n de derechos fundamentales, con argumentos de sofista e ignorando la jurisprudencia del Tribunal Constitucional. El PP dec¨ªa que ve¨ªa ¡°bases legales¡± para la interpretaci¨®n de Interior.
El Gobierno suele utilizar a otras instituciones como parapeto: hay que investigar y detener los excesos y la polic¨ªa debe recibir una instrucci¨®n clara sobre los l¨ªmites. La legislaci¨®n tiende a la chapuza y a la restricci¨®n de las libertades: las dos C¨¢maras votan para que las mascarillas sean obligatorias al aire libre, aunque est¨¦s solo. La l¨®gica de la norma recuerda a las monjas que se desnudan tras un biombo en una habitaci¨®n donde no hay nadie m¨¢s, para no incomodar a un Dios que te¨®ricamente lo ve todo. Luego, ante la indignaci¨®n, se propone negociar la norma con las comunidades aut¨®nomas y se intenta maquillar el dislate con tergiversaciones.
La lucha contra la pandemia nos obliga a tolerar una mayor intromisi¨®n del Estado en nuestras vidas. Hemos interiorizado limitaciones asombrosas, algunas justificadas y otras arbitrarias: desde el encierro de los ni?os hasta las restricciones de la circulaci¨®n. Casi no nos sorprende que no puedas salir a pasear durante horas. Convivimos con m¨¢rgenes delirantes de discrecionalidad policial, interpretaciones extensivas de la ley de seguridad ciudadana, inseguridad jur¨ªdica y erosiones del Estado de derecho y de la separaci¨®n de poderes. Soportamos una gran intromisi¨®n; sospechamos que otros est¨¢n salt¨¢ndose las normas, y la vigilancia y delaci¨®n del vecino se presentan como virtud p¨²blica. Justificamos el recorte de los derechos, incluso cuando no se ajusta a los procedimientos legales, porque la situaci¨®n es excepcional. Pero no hay nada m¨¢s f¨¢cil que encontrar una excepci¨®n: el autoritarismo tambi¨¦n se contagia y siempre hay un problema a mano para recortar la libertad. @gascondaniel
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.