La ni?a que escap¨® de todo se reencuentra con su padre
Malika y su madre Mariam emprendieron un tr¨¢gico viaje para huir de la ablaci¨®n, pero la mam¨¢ muri¨® ahogada rumbo a Canarias
Estaban a menos de tres millas de la costa, sin combustible, pero a punto de celebrar que llegar¨ªan sanos y salvos. Juan Manuel Cabrera, un pescador de Tenerife, los encontr¨® mientras faenaba con su barco, avis¨® a Salvamento Mar¨ªtimo y esper¨® junto a ellos el rescate. Las fotos que tom¨® el pescador tras el hallazgo muestran c¨®mo algunos de los n¨¢ufragos sonre¨ªan. En medio de m¨¢s de 40 personas, en la banda de la precaria embarcaci¨®n, pod¨ªa verse a Mariam Cissoko, una marfile?a de 36 a?os, mirando con angustia a la c¨¢mara. Entre sus brazos ten¨ªa a su hija Malika, que ese 26 de marzo cumpl¨ªa cinco a?os. Aquel rescate que casi conmemoran se torci¨®.
El barco de Salvamento Mar¨ªtimo no tard¨® en llegar y se peg¨® a la banda de la patera. La tripulaci¨®n embarc¨® primero a Malika y a otros cinco ni?os, pero cuando comenz¨® a subir a las mujeres la impaciencia llev¨® al resto de ocupantes hacia el lado de los rescatadores. Quisieron salvarse todos a la vez y la barca volc¨®. M¨¢s de 30 personas cayeron al agua. Mariam, que no sab¨ªa nadar, muri¨® ahogada ante los ojos de la ni?a. Otra mujer y un hombre tambi¨¦n fallecieron aquel d¨ªa.
Unas horas despu¨¦s, en Par¨ªs, Adama Diko, el marido de Mariam, marcaba el n¨²mero de su mujer para felicitar a la m¨¢s peque?a de los cuatro hijos que ten¨ªan en com¨²n. Nadie le respondi¨®, pero no se preocup¨®. Pens¨® que la ni?a habr¨ªa gastado la bater¨ªa jugando con el m¨®vil de su madre. La noticia le llegar¨ªa al d¨ªa siguiente, cuando recibi¨® una llamada de la Polic¨ªa. Los agentes lo localizaron gracias al testimonio de una mujer que viajaba con Mariam y que les puso en contacto con una amiga que se hab¨ªa quedado en Marruecos y ten¨ªa el contacto del viudo. Adama entr¨® en estado de shock, recuerda. ?l ni siquiera sab¨ªa que su mujer se hab¨ªa marchado de Costa de Marfil, que iba camino de reunirse con ¨¦l. ¡°Si lo hubiese sabido, habr¨ªa intentado imped¨ªrselo porque s¨¦ lo peligroso que es¡±, lamenta Adama, que se lanz¨® al mar en una neum¨¢tica desde la costa libia cuando Malika era un beb¨¦. ¡°Hac¨ªa tiempo que mi vida corr¨ªa peligro. Pero no quiero hablar de ello. Esta es la historia de Mariam¡±, zanja.
Padre e hija, reunidos
Un mes despu¨¦s de la tragedia, Adama, de 42 a?os, sigue descompuesto, pero ha conseguido reunirse con su peque?a, a la que vio crecer por videollamada. La Unidad de Infancia del Cabildo de Tenerife movi¨® cielo y tierra para que la ni?a, risue?a y cari?osa, se encontrase cuanto antes con ¨¦l. ¡°No hab¨ªa que perderse en n¨²meros, ni en cifras¡±, advierte la subdirectora de la Unidad, Ana Elba. ¡°La mirada hab¨ªa que ponerla en la ni?a, en su proyecto migratorio y en movilizar a todo el mundo¡±. Fue duro. Era el primer caso parecido y el sistema est¨¢ dise?ado para los vivos, no para los muertos y sus beb¨¦s. El cuerpo de Mariam, de hecho, a¨²n no ha sido enterrado.
La peque?a lleg¨® a Par¨ªs el pasado 16 de abril sin saber muy bien qu¨¦ hab¨ªa pasado con su madre. ¡°Malika vio c¨®mo el mar se la llevaba. Llora por las noches y pide verla¡±, cuenta Adama. ¡°Yo le he explicado que se ha ido al m¨¢s all¨¢, que no va a volver, pero no consigue comprenderlo¡±. La ni?a vive ahora con su padre en un piso de los servicios sociales y ya comenz¨® el colegio.
El viaje secreto de Malika y su madre comienza unos meses atr¨¢s, no se sabe exactamente cu¨¢ndo. Con ellas iba tambi¨¦n la hija mayor del matrimonio, Yasmine, de 16 a?os. Mariam hab¨ªa decidido huir de la casa en la que viv¨ªa con sus suegros en Gagnoa, en el centro-sur de Costa de Marfil, dejando atr¨¢s a sus otros dos hijos de nueve y 13 a?os. Durante a?os, mientras su marido a¨²n viv¨ªa con ella, ambos se resistieron a la ablaci¨®n de la hija mayor, pero cuando ¨¦l se march¨® y conforme Malika cumpl¨ªa a?os la presi¨®n familiar para mutilar a ambas era cada vez mayor. En Costa de Marfil, la ablaci¨®n genital est¨¢ prohibida desde 1998, pero la costumbre a¨²n pesa m¨¢s que la ley y un 38% de las mujeres entre 15 y 49 a?os est¨¢n mutiladas, seg¨²n un informe de Unicef. Mariam no estaba dispuesta a pasar por aquello una vez m¨¢s. ¡°Nuestra primera hija muri¨® desangrada tras la escisi¨®n¡±, recuerda Adama.
El padre asegura que nunca se imagin¨® que las tres mujeres de su familia hab¨ªan emprendido un viaje para reencontrarle. Hablaban con cierta frecuencia, pero no sospech¨®. Adama no sabe si las tres llegaron juntas a Dajla (Sahara Occidental), desde donde parti¨® la patera, o si Yasmine se qued¨® escondida en alg¨²n lugar de Costa de Marfil. Hay piezas en la historia que no consigue cuadrar. Todo apunta a que la hija mayor no embarc¨®, al menos, en aquella barquilla, pero Adama no ha vuelto a saber nada de ella. ¡°Me preocupa mucho porque lo m¨¢s l¨®gico es que me hubiese llamado¡±, lamenta.
Mariam y Adama se conocieron hace m¨¢s de 20 a?os y el viudo habla de su esposa con devoci¨®n. Y en presente. ¡°No consigo explicar toda su riqueza, es una mujer excepcional, una luchadora, una mujer combativa, muy creyente...¡±, recuerda. ¡°Era peluquera y aunque yo le enviaba dinero de vez en cuando, ella nunca se quedaba sentada esperando. Puedo encontrar otra mujer que me acompa?e y me ayude con los ni?os, pero nunca llenar¨¦ el vac¨ªo que me deja su p¨¦rdida¡±, relata.
Adama ten¨ªa miedo de contar esta historia. Est¨¢ en situaci¨®n irregular en Francia, esperando a cumplir cinco a?os para intentar tramitar sus papeles, y quiere pedir asilo para su hija. ¡°No s¨¦ si el reportaje podr¨ªa perjudicar el proceso, pero al final quise rendirle este homenaje a Mariam¡±.
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