La pena de llevar flores a un vertedero
Txisko Beltr¨¢n, el hermano de uno de los trabajadores sepultados en Zaldibar siempre presinti¨® que no se encontrar¨ªan sus restos. Las labores de b¨²squeda han finalizado sin ¨¦xito
Hay cosas que no se le pueden decir a una madre. Aunque uno tenga la certeza de que ese presentimiento que te rompe el sue?o cada noche terminar¨¢ antes o despu¨¦s haci¨¦ndose realidad.
¡ªYo no le puedo decir a mi madre que tendr¨¢ que llevarle flores a Joaqu¨ªn a un vertedero, ?c¨®mo voy a decirle que un vertedero ser¨¢ el cementerio de su hijo?
Es la tarde del 10 de junio de 2020. Han pasado cuatro meses y cuatro d¨ªas desde que el vertedero de Zaldibar, una monta?a de residuos del volumen de cuatro campos de f¨²tbol, se precipitara sobre la autopista A-8, justo en el l¨ªmite entre Gipuzkoa y Bizkaia. Seg¨²n el Gobierno vasco, una decena de excavadoras sigue buscando sin parar, bajo la supervisi¨®n de la Ertzaintza, los cuerpos de Joaqu¨ªn Beltr¨¢n, de 51 a?os, y Alberto Sololuze, de 62. Pero Txisko, hermano de Joaqu¨ªn, no las tiene todas consigo.
De pie sobre una colina situada justo enfrente del vertedero, asegura que ni son tantas las excavadoras ni la b¨²squeda se est¨¢ llevando como Dios manda. ¡°Cada vez que vienen los medios o las autoridades¡±, denuncia, ¡°ponen las m¨¢quinas a trabajar, y al d¨ªa siguiente, fuera. Se lo dije al lehendakari: ¡®a m¨ª no me vais a enga?ar¡¯. Se lo dije a la cara y se mosque¨®. Ya ni me dejan acercarme por el vertedero. De vez en cuando vengo aqu¨ª, miro desde lejos el ritmo de los trabajos y pienso que ojal¨¢ los encuentren. Pero el presentimiento sigue ah¨ª. Todas las noches¡±.
Solo unos d¨ªas antes del encuentro con Txisko, el Gobierno vasco hab¨ªa aceptado que un reportero y un fot¨®grafo de El Pa¨ªs Semanal entraran en el vertedero. Elena Moreno, la entonces viceconsejera de Medio Ambiente, y otros cargos pol¨ªticos y t¨¦cnicos del Gobierno vasco estaban reunidos en una caseta de obra a la entrada de las instalaciones. Ya se hab¨ªan puesto los equipos de protecci¨®n y hab¨ªan desplegado sobre una mesa un gran plano del vertedero. El ambiente que se respiraba era de una cierta esperanza, pese a la magnitud de la empresa que ten¨ªan por delante.
¡ªSe han delimitado unas zonas de b¨²squeda prioritarias donde creemos que puedan estar los desaparecidos ¡ªexplicaba la viceconsejera¡ª. En esas zonas se trabaja muy lentamente, con un rastrillo dotado de c¨¢maras. Todo se graba y se supervisa en directo por la Ertzaintza. Si aparece cualquier resto extra?o, se paran las m¨¢quinas y los polic¨ªas hacen la inspecci¨®n ocular. Luego entran los perros de rescate y solo cuando el indicio es negativo se contin¨²a con el rastrillado.
Desde lo alto del vertedero, la empresa parec¨ªa imposible, pero dos meses y medio despu¨¦s aparecieron restos de Alberto Sololuze. Pero aquel resquicio de esperanza se acaba de apagar. El mal presagio de Txisko se ha cumplido: lleg¨® el d¨ªa en que el Gobierno vasco dejar¨ªa de buscar a Joaqu¨ªn. Solo le queda el consuelo de que all¨¢ abajo descansa un h¨¦roe:
¡ªFue el primero en darse cuenta del derrumbe, y corri¨® y grit¨® para avisarnos. Mi hermano muri¨® para salvarnos a todos.
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