Menores en primera l¨ªnea del caos
Cientos de ni?os y adolescentes que cruzaron a Ceuta a principios de semana permanecen alojados en naves mientras aguardan a que se aclare su situaci¨®n
A Karim le dan arcadas mientras atiende la videollamada. Acaba de entrar en el cuarto de ba?o de la nave industrial de Ceuta donde las autoridades han concentrado a los ni?os que Marruecos empuj¨® a su frontera. Muestra dos inodoros embozados de agua negra y mascarillas, y un suelo inundado y plagado de excrementos. Los ba?os no funcionan y casi 800 menores han estado d¨ªas haciendo sus necesidades donde han podido. Durante el recorrido que el joven marroqu¨ª de 17 a?os muestra con su c¨¢mara se ve a decenas de ni?os y adolescentes tirados en el suelo, dormitando bajo una manta fina o comiendo bocadillos. Karim (el nombre es ficticio para proteger su identidad) entr¨® nadando el pasado lunes. Dice que quer¨ªa llegar a Europa, pero acab¨® durmiendo en la calle y, d¨ªas despu¨¦s, en esa nave. Tras unas pocas horas all¨ª dentro mand¨® un WhatsApp que rezaba: ¡°Quiero salir de aqu¨ª¡±.
Los ni?os son los protagonistas de la crisis que se ha desencadenado en Ceuta cuando, el lunes y el martes, la ciudad recibi¨® un ¨¦xodo expr¨¦s de unas 9.000 personas. Los gendarmes marroqu¨ªes miraban para otro lado mientras 2.000 o 3.000 ni?os y adolescentes se lanzaban al mar para atravesar una de las fronteras m¨¢s desiguales del mundo. Sal¨ªan del agua asustados, temblando de fr¨ªo. Los que no fueron devueltos seg¨²n pisaban la orilla se encontraron solos en mitad del caos. Todas las cifras de esta crisis son aproximadas, porque hubo un momento entre el lunes y el martes que se dej¨® de contar. Llegaron a entrar hasta a 90 personas por minuto, seg¨²n los datos que manejan las fuerzas de seguridad espa?olas.
La gesti¨®n de esta crisis fronteriza ha dejado un reguero de denuncias p¨²blicas que apuntan a vulneraciones de derechos que se han cometido contra los ni?os. A pesar de que el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, garantiz¨® que no se har¨ªa, los menores de edad tambi¨¦n han sido devueltos en caliente a su pa¨ªs. Lo han captado las c¨¢maras de las decenas de fot¨®grafos desplegados en la ciudad y lo han reconocido a EL PA?S varios militares que actuaban en la playa. Las devoluciones en caliente o rechazos en frontera, como las llaman las autoridades, fueron respaldadas por el Constitucional el pasado noviembre, pero el tribunal de garant¨ªas marc¨® algunas l¨ªneas rojas. Entre ellas, la imposibilidad de expulsar de esta forma expr¨¦s a los menores. ¡°Habr¨¢ que investigar qu¨¦ se ha hecho estos d¨ªas en la frontera con las devoluciones de posibles menores y tambi¨¦n de adultos¡±, mantiene Marina P¨¦rez, responsable de la delegaci¨®n en Ceuta de la Federaci¨®n Andaluc¨ªa Acoge.
Las devoluciones de menores se han realizado incluso desde la nave del Tarajal donde esperaban a ser rese?ados, seg¨²n inform¨® el jueves la Cadena SER. ¡°Sacar a alguien de la nave, sea un ni?o o un adulto, no es siquiera una devoluci¨®n en caliente, es directamente una ilegalidad¡±, sentencia el abogado especialista en Extranjer¨ªa, Jos¨¦ Luis Candela.
Reduan, un adolescente de 14 a?os, asegur¨® a la SER y a EL PA?S que ¨¦l fue uno de los devueltos. El chico, que tiene un hermano que vivi¨® en Ceuta, cruz¨® a nado el espig¨®n del Tarajal el lunes y, seg¨²n cuenta, le trasladaron a la nave. ¡°El martes me sacaron de all¨ª y me devolvieron a la frontera¡±, afirma. No era siquiera un retorno voluntario, porque al d¨ªa siguiente de volver a Marruecos el ni?o se volvi¨® a lanzar al agua y apareci¨® en la orilla descalzo y con su uniforme del Bar?a empapado. Esta vez, un militar advirti¨® lo peque?o que era y le dej¨® ¡°libre¡±, cont¨®. La ¨²ltima vez que EL PA?S vio a Reduan, la tarde del viernes, estaba de nuevo en la nave. Surg¨ªa de un hueco entre las paredes de dos almacenes y hu¨ªa del recinto con otros dos ni?os y una magdalena en la mano. ¡°Me siento humillado aqu¨ª¡±, dijo.
Espa?a ya fue reprendida en 2019 por el Comit¨¦ de Derechos del Ni?o de la ONU por devolver en caliente a un menor que salt¨® la valla de Melilla en 2014. ¡°Las directivas comunitarias contemplan a los menores como un colectivo vulnerable que est¨¢ sometido al principio de no devoluci¨®n¡±, explica el abogado Rodr¨ªguez Candela. ¡°Nuestra ley de extranjer¨ªa es clar¨ªsima al establecer que cuando se detecta una persona cuya minor¨ªa de edad puede ser dudosa, lo primero que hay que hacer es protegerlo¡±, mantiene el letrado.
A punto de cumplirse una semana del ¨®rdago lanzado por Marruecos, hay unos 800 ni?os identificados y bajo custodia de las autoridades. Unos 300 est¨¢n todav¨ªa en la nave que muestra Karim con su c¨¢mara y que solo el s¨¢bado, tras seis d¨ªas desde el inicio del caos, recibi¨® las suficientes camas plegables para proteger del suelo a los chavales.
Otros casi 500 ni?os, que ya est¨¢n rese?ados por la polic¨ªa y se han hecho las pruebas de covid, han empezado a instalarse en un campamento de emergencia de barracones y un polideportivo, donde se pondr¨¢ en marcha un programa de actividades para los alojados. Las condiciones siguen sin ser adecuadas, seg¨²n denuncian las asociaciones sobre el terreno. La Delegaci¨®n de Gobierno, que ha coordinado las acciones junto al Ayuntamiento de la ciudad aut¨®noma, no ha respondido a las llamadas de EL PA?S. Fuentes del gobierno local han se?alado la dificultad de un enclave tan peque?o para responder a una emergencia de este calibre.
La llegada de miles de ni?os ha dejado una legi¨®n de padres y madres desesperados al otro lado de la valla. El gobierno de la ciudad ha recibido m¨¢s de 4.400 llamadas de familias que quieren saber algo de sus hijos, y la Cruz Roja va a habilitar otra l¨ªnea telef¨®nica. Reagrupar el mayor n¨²mero de ni?os con los suyos es una prioridad de las autoridades locales y nacionales, pero en toda esta semana ninguna ha sido capaz de explicar el protocolo que est¨¢ siguiendo para hacerlo dentro de los cauces legales ya establecidos. A pesar de la falta de instrucciones, fuentes policiales afirman que unos 100 ni?os han sido devueltos a sus familias que esperaban en el lado marroqu¨ª de la frontera.
Pero no todos van a volver. En la calle hay a¨²n decenas de chavales malviviendo como fantasmas para evitar las batidas policiales. Tras tres d¨ªas sin dar se?ales de vida, Maruan, de 16 a?os, marca el n¨²mero de su madre. El chico, con la hebilla del cintur¨®n de un gendarme marroqu¨ª estampada en la cara, le cuenta que est¨¢ en Ceuta, que est¨¢ bien. ¡°Vuelve, hijo¡±, le pide ella tras interrogarlo. ¡°?Comes bien?, ?Est¨¢s abrigado?, ?Duermes bien?¡±. Maruan, que duerme en el puerto de Ceuta, miente y le dice a todo que s¨ª. Se despide de su madre advirtiendo de que no volver¨¢. Sus amigos del barrio, ni?os de chabolas que escuchan la conversaci¨®n a su lado, est¨¢n con ¨¦l: ¡°Nos vamos a Europa¡±. Es un desaf¨ªo gigante para una ciudad diminuta, sin infraestructura, que ejerce de frontera europea en el continente africano.
La crisis de Ceuta es hist¨®rica, pero una vez m¨¢s Espa?a no ten¨ªa un plan. El Ministerio de Derechos Sociales se ha apresurado a organizar un reparto entre las comunidades de los m¨¢s de 200 ni?os que ya tutelaba Ceuta y as¨ª dar un respiro a la ciudad. Destinar¨¢ cinco millones de euros para compensarlas y espera cerrar un trato la semana que viene. Las regiones que m¨¢s deber¨ªan acoger, seg¨²n el criterio del ministerio que tiene en cuenta poblaci¨®n o ni?os ya acogidos, apenas tienen que hacerse cargo de 20 nuevas plazas. Son Madrid y Galicia, que han aceptado, pero no sin mostrar dudas y reparos.
Todas las fuentes consultadas ven en la iniciativa un buen primer paso, pero reconocen que no deja de ser un parche. Ese reparto no resuelve el problema en Ceuta. ¡°Espa?a entera es una frontera y hay que tener en cuenta esta realidad para dise?ar nuestras pol¨ªticas p¨²blicas¡±, afirma Catalina Perazzo, directora de Pol¨ªticas de Infancia de Save the Children. ¡°Lo de Ceuta ha sido extraordinario, hist¨®rico, pero no puede seguir pill¨¢ndonos por sorpresa cada repunte de llegadas. Nos pasa todos los veranos¡±, advierte.
Hace a?os que Espa?a necesita revisar su modelo de atenci¨®n a los menores migrantes y evitar que las comunidades de entrada sean las que acaben asumiendo un n¨²mero desproporcionado de menores en relaci¨®n con el resto de autonom¨ªas. El problema explota en cada crisis. Y en Ceuta y Melilla siempre fue una reivindicaci¨®n. Ahora est¨¢ ocurriendo en Canarias que, con el repunte de cayucos en 2020, pas¨® a tutelar de golpe a 2.700 ni?os. Pero ya lo vivi¨® Andaluc¨ªa en 2018 cuando recibi¨® un n¨²mero hist¨®rico de menores en sus costas. Una vez m¨¢s, la falta de un plan y de acuerdos para distribuir de forma m¨¢s equilibrada las tutelas llev¨® a una intensa negociaci¨®n que acab¨® en fiasco. En aquel momento hab¨ªa 11.000 ni?os y adolescentes en centros de acogida de toda Espa?a, concentrados en un pu?ado de territorios; pero, como ahora, las comunidades apenas se comprometieron a asumir un par de centenares.
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