Abascal en Col¨®n, Santi en casa
El l¨ªder de Vox hace suya la plaza de la derecha en Madrid con Casado como invitado
Si hay algo capaz de retratar la pol¨ªtica de un pa¨ªs con una fiabilidad implacable es el dinero. Cuando se trata de ganarlo, especialmente. Por eso este domingo los l¨ªderes de los partidos, los analistas y los expertos har¨¢n muchas y muy variadas interpretaciones de la concentraci¨®n de la plaza de Col¨®n, en Madrid, contra los indultos de los presos independentistas catalanes. Pero el hombre que est¨¢ en Recoletos frente a la estatua de Valle-Incl¨¢n, asado de calor, vende a tres euros la bandera de Espa?a y al mismo precio la bandera de Vox. Ni le va ni le viene la escandalera que hay montada metros arriba; ¨¦l es un algoritmo, una traza valios¨ªsima del capitalismo en cuanto a capacidad de diagn¨®stico; si quiere ganar dinero, tiene que vender banderas de Espa?a y de Vox. A 200 metros, la comitiva de Pablo Casado, ajena al movimiento tect¨®nico que se produce a su derecha (a toda su derecha), cruza la calle para llegar a la plaza.
En el cruce de las calles Armada Espa?ola, Jorge Juan y Serrano, el lateral de la estatua de Blas de Lezo de Col¨®n, la organizaci¨®n cierra las vallas. Aqu¨ª un hombre de buena barba y pecho palomo, camisa abiert¨ªsima, tirantes gruesos y boina peaky blinder, se fuma un purito. Sonr¨ªe a la gente que lo saluda y lo aclama. Se acerca un momento a la valla y se hace un selfi entre bromas con unos se?ores: ¡°?T¨² no eres Santi!¡±, le dicen. No es Santiago Abascal, pero da la impresi¨®n de que dar¨ªa lo que fuese por serlo al punto de disfrazarse de ¨¦l; un tipo as¨ª un domingo de mani en Col¨®n es como el doble de Messi un d¨ªa de partido en el Camp Nou.
Se amontona gente fuera, pero la organizaci¨®n es clara: no se va a permitir m¨¢s aforo del aconsejado por las restricciones de la pandemia. Es un intento loable por parte de los voluntarios de la asociaci¨®n Uni¨®n 78 (por supuesto la gente se agolpa, especialmente en los alrededores del escenario, pero en los laterales hay espacio para respirar y m¨¢s distancia que la del metro y medio de separaci¨®n exigido), que tambi¨¦n son escrupulosos con la neutralidad pol¨ªtica sobre los l¨ªderes (¡°?Sabe a qu¨¦ hora llega Abascal?¡±, pregunta el periodista. ¡°No sabemos ni estamos para saberlo; vendr¨¢, si viene, a la hora que le parezca¡±). Un estruendo de aplausos interrumpe la conversaci¨®n. ?Es Abascal, por fin? ?Es Rosa D¨ªez, en su en¨¦simo renacimiento pol¨ªtico como organizadora del acto? No, es un votante del PSOE. Un votante socialista al que cientos de personas aplauden a su paso y le gritan ¡°viva Espa?a¡± y ¡°ol¨¦ tus huevos¡±, porque obviamente es un votante del PSOE arrepentido, o eso dice ¨¦l, con una pancarta que cuenta: ¡°Yo, votante del PSOE, al pueblo pido perd¨®n y al Gobierno, dimisi¨®n¡±.
Santiago Abascal ha citado a los periodistas frente a la estatua de Blas de Lezo, en la esquina contraria del cuadril¨¢tero de Col¨®n por la que entra Casado. Santiago Abascal en Col¨®n es ¡°Santi¡±. ¡°?A qu¨¦ hora llega Santi?¡±, ¡°?aquel de all¨ª es Santi?¡±, ¡°?no va a hablar Santi en el escenario?¡±, ¡°por ah¨ª viene Santi¡±. Y efectivamente, por ah¨ª llega Santiago Abascal, mascarilla militar, bandera de Espa?a y camisa apretada y arremangada. Sus escoltas despejan el camino y se forma un pasillo espont¨¢neo en la plaza con el entusiasmo de los manifestantes, que se parten en dos como a Mois¨¦s las aguas. Una mujer que se queda en uno de los lados pretende pasar al contrario, abri¨¦ndose paso. ¡°?No ves que est¨¢ pasando Santi?¡±, le reprocha un caballero espa?ol. Abascal re¨²ne a los medios; como es un d¨ªa especial, juguetea con los sintagmas, desmont¨¢ndolos para volverlos a montar: ¡°separatismo golpista¡± y ¡°golpismo separatista¡±, dice como si valorase cu¨¢l es m¨¢s grave. Luego explota: ¡°traici¨®n¡±, terroristas¡±, ¡°ileg¨ªtimo¡±, ¡°corrupci¨®n¡±, ¡°comunismo¡±. Y vuelve a amansarse: ¡°golpismo separatista¡±, ¡°separatismo golpista¡±.
?No habr¨¢ foto con Pablo Casado e In¨¦s Arrimadas? ¡°No tengo miedo ni verg¨¹enza de ning¨²n tipo de foto¡±, dice. Pero no hubo foto. No le llames miedo o verg¨¹enza, ll¨¢malo Dios o ll¨¢malo energ¨ªa. En cualquier caso, de estos actos siempre salen los mismos dos vencedores: Abascal, l¨ªder de la extrema derecha recibido entre gritos de ¡°presidente, presidente¡±, jaleado tambi¨¦n por los grup¨²sculos fascistas que se presentaron en el acto, y Pedro S¨¢nchez, al que cada reuni¨®n de salvaci¨®n nacional le da aire incluso en decisiones con las que ¨¦l mismo no estaba de acuerdo meses atr¨¢s. Col¨®n es diagn¨®stico y b¨¢lsamo.
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