Quince d¨ªas de incendios, derrumbes e inundaciones ponen a prueba a los bomberos de Castell¨®n
El Consorcio provincial se ha enfrentado a un agosto at¨ªpico de actuaciones contra el fuego o los efectos las trombas de agua
¡±Ha sido en dos minutos¡±. Las lluvias torrenciales provocaron este mi¨¦rcoles en Vinar¨°s (norte de Castell¨®n) el desborde de barrancos y la inundaci¨®n de caminos, carreteras y casas. El agua oblig¨® al rescate de una veintena de personas, la mayor¨ªa atrapadas en la carretera nacional 238, en el tramo que une la Comunidad Valenciana con Catalu?a, cuyas comunicaciones estuvieron interrumpidas por carretera y ferrocarril durante horas.
Juan Ciudad es una de las personas que tuvo que ser rescatada al quedar atrapado en su coche, rodeado de agua y sin poder salir del veh¨ªculo. Primero la Guardia Civil y luego miembros del Consorcio provincial de Bomberos le tuvieron que asegurar con cuerdas, dada la fuerza de la corriente. En esos momentos apenas ca¨ªa lluvia, por lo que no fue una conducci¨®n temeraria, sino que la tromba lleg¨® por tierra, desbordada, rugiendo, en apenas unos minutos. ¡°Hemos pasado miedo. El agua iba subiendo por el coche y mi marido est¨¢ reci¨¦n operado¡±, cuenta Conchita Rollad, quien comenzaba este mi¨¦rcoles sus vacaciones. Ellos tambi¨¦n fueron rescatados y posteriormente trasladados en la pala de una excavadora hasta un punto seco. Descalzos, tratando de vencer el susto y con algunas heridas, todos coincidieron en agradecer el rescate.
A Isidro Fern¨¢ndez tuvieron que sacarlo de su casa. El tel¨¦fono en una mano y las llaves en otra. Nada m¨¢s. ¡°Desde que construyeron la nueva carretera 340 y desviaron las aguas, los barrancos se desbordan¡±, diagnostica.
La de este mi¨¦rcoles fue la ¨²ltima de las grandes actuaciones del Consorcio de Bomberos de Castell¨®n, que aglutina los parques de Nules, Segorbe, Oropesa y Benicarl¨®. Fuego, tierra y agua. Esos son los tres elementos a los que, en menos de 15 d¨ªas, han tenido que enfrentarse en un agosto at¨ªpico. At¨ªpico porque desde 2017 no se registraba un incendio del peligro del de Azu¨¦bar, junto al parque natural de Serra Espad¨¤. At¨ªpico porque nunca se hab¨ªan enfrentado al desplome de un edificio de apartamentos como el de Pe?¨ªscola, donde la estructura qued¨® pr¨¢cticamente convertida en tierra que fueron sacando en capazos, al igual que otros cascotes y bloques bajo los que rescataron a una persona con vida (otras dos fallecieron). At¨ªpica tambi¨¦n porque en tres d¨ªas han tenido que actuar de norte a sur de la costa: las tormentas descargaron unos 200 litros por metro cuadrado en varios puntos y un vendaval se llev¨® por delante decenas de ¨¢rboles y tendido el¨¦ctrico.
Carlos Verchili descansa en el sof¨¢ de la salita del parque de bomberos de la Plana Baixa, Nules (Castell¨®n). Junto a sus compa?eros, ve pruebas de atletismo de los Juegos Paral¨ªmpicos de Tokio. Le ha tocado actuar contra los tres elementos. Pero no es el ¨²nico. Otros como Juanfran Leal, Pepe Valero y David Ortega tambi¨¦n participaron en esas actuaciones junto a Pablo Estela, el jefe del parque que explica, con la energ¨ªa de alguien que ama su profesi¨®n, c¨®mo se controla el estr¨¦s, los nervios y la adrenalina.
Mientras gestiona facturas habla de los momentos m¨¢s complicados, aquellos en los que la vida de personas est¨¢ en juego. ¡°Sabes que existe un peligro real. Has de ir lo m¨¢s r¨¢pido posible, pero con seguridad porque si llegamos a ellos y no salimos ninguno¡¡±, relata. Cuenta que existe un momento de ¡°alivio¡± cuando llegan a la v¨ªctima, est¨¦ donde est¨¦, rodeado de agua, entre escombros o cerca del fuego. Pero ese momento no puede durar m¨¢s que instantes. La adrenalina vuelve a subir. Hay que salir. ¡°Est¨¢n en una situaci¨®n traum¨¢tica. Si est¨¢n conscientes hay que tranquilizarles¡±, explica. ¡°Les calmamos y gestionamos nuestros nervios. No podemos transmitirles estr¨¦s¡±.
Un equipo con ¨¦xitos y fracasos
Y llega el ¡°momento ¨¢lgido¡±, el del rescate. ¡°No siempre tenemos suerte¡±, menciona. Estela sabe que su trabajo est¨¢ ligado a la desgracia de alg¨²n ciudadano. Pero no puede evitar que le brillen los ojos al recordar, orgulloso, algunas de las intervenciones de su equipo. ¡°El ¨¦xito es de todos. Aunque el fracaso, tambi¨¦n¡±.
Las jornadas son de 24 horas, de ocho a ocho de la ma?ana. Los bomberos, por turnos, hacen un fondo com¨²n y compran la comida. Cada uno se encarga un d¨ªa de prepararla, seg¨²n su especialidad. Pero no saben cu¨¢ndo podr¨¢n hincar el diente. Ni siquiera si podr¨¢n realmente comer algo m¨¢s que un bocadillo en alg¨²n momento. Quiz¨¢ por eso no hay ni un resto de platos sucios en la peque?a cocina de la que disponen. Hay servicios de muchas, muchas horas, durante los que hacen relevos, pero que los mantienen fuera del parque todo el d¨ªa. Para las noches tranquilas o los ratos de descanso, cuentan con una decena de catres, sobre los que reposan vestidos. Nada que haga perder minutos en la salida tras una llamada.
¡°Eso de que los bomberos est¨¢n para apagar fuegos pas¨® a la historia¡±, bromea Pablo Estela. ¡°Tenemos un trabajo muy variopinto que requiere de mucha exigencia t¨¦cnica, profesional y f¨ªsica¡±, asegura. Porque los bomberos no desprecian el rescate de gatitos en los ¨¢rboles, ni la extracci¨®n de un enjambre de abejas, ni la retirada de placas de uralita. Todas esas cosas se unen al rescate de personas en monta?a, en el mar, en casas incendiadas, derruidas o inundadas, y, c¨®mo no, a la extinci¨®n de incendios.
El parque de la Plana Baixa tambi¨¦n tiene la t¨ªpica y peliculera barra para descolgarse desde los pisos superiores. Pero no la usan. ¡°Es solo para las fotos¡±, r¨ªen. La chicharra que les atormenta durante todo el caluroso verano deja de o¨ªrse.
Suena la emisora. Es hora de salir. En verano su atuendo por el parque, en algunos casos, se limita a una camiseta, ropa interior, calcetines y unas zapatillas c¨®modas y f¨¢ciles de quitar. Acuden a la zona de los camiones. All¨ª descansa el mono de neopreno de cada uno, una prenda que lleva incorporada las botas y, sobre ellas, el resto del buzo enrollado, con lo que lo ¨²nico que han de hacer es calz¨¢rselo y desenrollar hasta ajust¨¢rselo. Saben cu¨¢ndo salen. No saben cu¨¢ndo volver¨¢n. Conf¨ªan en que el servicio sea satisfactorio. Volver¨¢n. Si lo hacen muy sucios, pasar¨¢n por las duchas que est¨¢n junto al garaje, incluso vestidos. Comentar¨¢n con sus compa?eros las an¨¦cdotas del trabajo y esperar¨¢n. Quiz¨¢ sea el ¨²ltimo servicio del turno.
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