El PP de Ayuso se enroca y quiere adelantar el congreso de Madrid a inicios de 2022
El entorno de la presidenta apenas se relaciona con el de Pablo Casado
La paz pactada en la Convenci¨®n del PP de Valencia entre Casado y Ayuso y sus respectivos equipos durar¨¢ poco. La gran discrepancia entre la direcci¨®n nacional y los mandos populares en la Comunidad de Madrid, especialmente sobre el calendario para fijar el congreso que debe resolver la situaci¨®n de interinidad en la organizaci¨®n regional desde hace tres a?os, se mantiene.
La c¨²pula popular pretende celebrar el congreso del PP de Madrid, al que Ayuso se quiere presentar para aumentar su poder en la organizaci¨®n ante futuras contiendas electorales, para el final del primer semestre de 2022, antes del verano. El equipo m¨¢s cercano a la presidenta madrile?a rechaza este calendario y sostiene que el mandato esgrimido y emanado por una Junta Directiva Nacional de que los congresos uniprovinciales se desarrollen en ese semestre no excluye que se pueda celebrar en enero o febrero de 2022, es decir, cuanto antes.
Ayuso y Casado a¨²n conservan alguna puerta abierta en su relaci¨®n, que fue de amistad estrecha, respeto y colaboraci¨®n pol¨ªtica desde Nuevas Generaciones y durante 17 a?os, pero que se ha deteriorado bastante en las ¨²ltimas semanas. El malestar es mucho mayor y casi de ruptura entre los entornos, como reconocen fuentes directas de ambos bandos.
Llegados a este punto, ese debate aparentemente org¨¢nico sobre el mejor calendario del congreso del PP madrile?o tampoco es una discusi¨®n menor. Est¨¢ en juego la autoridad de la direcci¨®n nacional, personificada en el secretario general y n¨²mero dos, Teodoro Garc¨ªa Egea, con el que Ayuso y sus m¨¢s estrechos colaboradores tienen un enfrentamiento total. Esa p¨¦sima sinton¨ªa ha afectado en parte a la comunicaci¨®n entre Ayuso y Casado.
Promesa de lealtad
El s¨¢bado, en su esperada intervenci¨®n en Valencia ante los 1.500 afiliados que pudieron entrar en el Palacio de las Artes, y delante de la esposa de Casado, Ayuso le prometi¨® su fidelidad y apoyo para alcanzar La Moncloa y se autodescart¨® como una alternativa interna al actual l¨ªder popular. La candidatura es inexistente, pero la lealtad de Ayuso se circunscribe a Casado.
El l¨ªder del PP se lo agradeci¨® llev¨¢ndose su mano sobre el coraz¨®n. Los calendarios de los dos pol¨ªticos populares, adem¨¢s, favorecer¨¢n en principio que esos juramentos se puedan llevar a cabo sin contraponerse. Las pr¨®ximas elecciones auton¨®micas madrile?as est¨¢n fijadas para mayo de 2023. Las siguientes generales se apuntan para finales de ese a?o.
El entorno de Casado resalt¨® que con esos gestos de Ayuso se acababa un ¡°inoportuno debate¡± que ha vuelto a convulsionar a una organizaci¨®n que parece convivir con un liderazgo demasiado inestable. Ayuso declar¨® abiertamente al final del verano que quiere presidir el partido en Madrid, como han hecho algunos de sus predecesores en la presidencia regional madrile?a, como Esperanza Aguirre o Cristina Cifuentes. Su posterior repliegue en la convenci¨®n sobre sus presuntas aspiraciones nacionales, les sirvi¨® a los responsables m¨¢ximos en G¨¦nova 13 para valorar que Casado ¡°hab¨ªa salido reforzado¡±.
Ese simple amago de Ayuso, y su determinaci¨®n no aplacada de presidir el PP de Madrid, han tensionado otra vez el partido, como le sucedi¨® a Mariano Rajoy antes del congreso de 2008 con las aspiraciones alternativas de Esperanza Aguirre, que nunca se concretaron. La mayor¨ªa de las fuentes consultadas, del PP nacional y madrile?o, constatan que al final Ayuso se saldr¨¢ con la suya. Pero tambi¨¦n ha molestado su insistencia, el conato de crisis desatada y alguna adhesi¨®n, como la de Aguirre. Y hay sectores de la organizaci¨®n que defienden su apuesta por una tercera v¨ªa ¡ªla gestora actual¡ª que no est¨¢ hipotecada ni por Ayuso ni por la te¨®rica aspiraci¨®n del alcalde de la capital, Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez Almeida.
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