El luto infantil, aprender a vivir sin ?lex
Ni?os y familias del entorno del peque?o asesinado en Lardero reciben ayuda psicol¨®gica para afrontar el crimen
Dos d¨ªas despu¨¦s de la muerte de ?lex, el peque?o de nueve a?os que fue secuestrado y asesinado en unos pocos minutos el jueves 28 de octubre en Lardero (La Rioja), dos ni?os de unos cinco a?os jugaban en los balancines del parque en el que ?lex jug¨® por ¨²ltima vez antes de ser engatusado, presuntamente, por Francisco Javier Almeida, acusado de matar al ni?o. En ese parque se acumulaban decenas de flores, ramos, velas, mensajes y dibujos infantiles hechos por los amigos y compa?eros de colegio de ?lex, representado en uno de ellos como un ¨¢ngel que sube al cielo. ?Qu¨¦ pensaban los ni?os que jugaban en el parque de aquello? ?Qu¨¦ cre¨ªan que hab¨ªa ocurrido y qu¨¦ significa la muerte para ellos?
Al d¨ªa siguiente, domingo, una muchedumbre se reuni¨® en esa plaza para recordar a ?lex y all¨ª tom¨® la palabra su t¨ªo abuelo para reclamar que ning¨²n ni?o vuelva a morir en esas circunstancias. Acudieron vecinos de Lardero y de Logro?o que siguieron el acto mientras sus hijos corr¨ªan y jugaban a su aire. El duelo del ni?o, su primer contacto con la muerte, ?c¨®mo se procesa?
Juan Cruz Rada es psic¨®logo y miembro del Colegio Oficial de Psic¨®logos de Logro?o, una entidad que presta servicio, junto a los sanitarios del 112, en el colegio Sagrado Coraz¨®n Jesuitas en el que estudiaba ?lex. ¡°Un ni?o de nueve a?os tiene una enorme dificultad ante la primera muerte de alguien cercano. Porque si no lo ha vivido antes, no ha elaborado la idea de que no va a volver a verlo, que solo tendr¨¢ recuerdos de esa persona, y que muchas de esas emociones van a pervivir. La persona no est¨¢, pero las emociones asociadas a esa persona siguen con ¨¦l. Eso requiere entenderlo. Es muy importante esa toma de conciencia¡±. El trabajo psicol¨®gico que se est¨¢ desarrollando en el colegio se compone de intervenciones de acompa?amiento emocional, casi siempre en grupo, aunque en casos puntuales se trabaja con ni?os de forma individual. El asesinato ha dejado una v¨ªctima y otras de menor calado, pero tambi¨¦n afectadas de muchas maneras. Todo ello requiere un trabajo delicado que se enfoca en diferentes grados dependiendo de la edad de los ni?os.
Pautas desde colegio
Desde el centro educativo se prefiere no comentar el trabajo psicol¨®gico que se hace con los alumnos. Se ha colgado un comunicado para la prensa en su p¨¢gina web: ¡°Toda la comunidad educativa, alumnos, familias, trabajadores del colegio, nos unimos a su dolor y queremos hacerles llegar nuestra solidaridad y nuestra oraci¨®n en este dif¨ªcil momento. Confiamos en la labor de las autoridades y la justicia¡±. Fuentes del colegio se limitan a se?alar que el departamento de Orientaci¨®n del centro se est¨¢ volcando con alumnos y familias, adem¨¢s de contar con el apoyo de profesionales de la Consejer¨ªa de Educaci¨®n o del 112. Tambi¨¦n han explicado estas fuentes que desde el colegio se han enviado unas pautas a las familias para afrontar con los ni?os una p¨¦rdida tan traum¨¢tica. ¡°Lo conveniente es decir siempre la verdad¡±, explica Juan Cruz Rada. ¡°Cada familia y cada centro educativo va a permitir que los ni?os se expresen, y muchas veces esa expresi¨®n ser¨¢ de manera m¨¢gica. Tratando de dar una visi¨®n, perd¨®n por la palabra, m¨¢s positiva, y evitar la parte m¨¢s dolorosa. Ellos, adem¨¢s del dolor y de la angustia, tienen un afecto que demostrar, y lo hacen de muchas maneras, por ejemplo dibuj¨¢ndolo yendo a un sitio mejor. Les hace formar parte de otra cosa, les protege¡±.
Valeria Moriconi forma parte del Colegio Oficial de Psic¨®logos de Madrid, donde ahora ejerce como responsable del servicio de apoyo al duelo por la covid-19. ¡°Hay tres ejes importantes. Universalidad: todos morimos. Irreversibilidad: nunca volvemos a estar vivos. Corporeidad: el cuerpo ya no funciona. Con todo ello los ni?os se crean fantas¨ªas a su alrededor y con ellos se utilizan met¨¢foras, pero las preguntas son crudas: si ha muerto, ?ya no volver¨¢ a vivir?, ?d¨®nde est¨¢ ahora?, ?y su cuerpo?, ?si se sepulta puede pasar miedo?, ?qui¨¦n se muere y por qu¨¦?, ?me voy a morir yo?¡±. Preguntas todas ellas que, a juicio de Moriconi, hacen que los adultos no sepan afrontar el discurso y, en lugar de responderlas, se defiendan de ellas. ?C¨®mo? ¡°Diciendo frases como ¡®no pienses esas cosas¡¯ o ¡®no digas tonter¨ªas¡¯. El ni?o piensa que hay un tab¨² alrededor de la muerte, una dificultad del adulto que deber¨ªa dar seguridad a la hora de afrontar ese discurso. As¨ª que se evita y se dan rodeos, pero no se aplaca la curiosidad¡±.
En palabras de Juan Cruz Rada, lo que ocurre es que en hechos tan traum¨¢ticos para la sociedad se producen distintas emociones. Por ejemplo, la pena de los adultos, pero tambi¨¦n su rabia. ¡°Eso les supone a los ni?os un gran impacto, porque ya no es solo que haya habido un fallecimiento, sino que las circunstancias han sido especiales y ellos lo detectan¡±. ¡°Sucede muchas veces¡±, contin¨²a este psic¨®logo, ¡°que los propios adultos les condicionamos c¨®mo tienen que expresar sus emociones. Ellos pueden tener una emoci¨®n muy fuerte y no saber si va a ser la correcta, en funci¨®n de las expectativas y de su entorno. Les cuesta saber cu¨¢l es la reacci¨®n adecuada, no tienen experiencia, tienen miedo a equivocarse y eso genera bastante ansiedad¡±. El hermano de ?lex es un ni?o que tiene seis a?os. ¡°A esa edad un ni?o tiene conciencia de que algo ha pasado, pero no tiene la capacidad de comprender lo que pasa. Vive a trav¨¦s de las emociones de los adultos hasta que elabore las suyas propias, sus propios sentimientos. Sus tiempos son distintos¡±. ¡°Un ni?o puede estar triste mientras est¨¢ jugando¡±, concluye. ¡°Hay estados de ¨¢nimo indetectables que afloran con el tiempo. Este suceso va a marcar, se va a quedar en la memoria de todos. Y no queda otra que aprender a vivir con ese recuerdo¡±.
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