La pandemia empuja a miles de inmigrantes a volver a casa
El virus espolea el n¨²mero de extranjeros que abandonan Espa?a. M¨¢s de 164.000 se marchan del pa¨ªs, la cifra m¨¢s alta desde 2013
Ricardo Contreras confiaba en que si abandonaba Honduras y se mudaba a Espa?a se abrir¨ªa un futuro tranquilo y esperanzador para ¨¦l, su mujer, pero, sobre todo, para su hija de un a?o. Convencido, el matrimonio vendi¨® su casa, el coche, sac¨® todos sus ahorros del banco y, en diciembre de 2019, tom¨® un avi¨®n hacia Barajas con la ni?a en brazos. Dejaban atr¨¢s unos trabajos razonables como teleoperadores y a sus parientes, pero tambi¨¦n la inseguridad, las amenazas de las pandillas y un sistema de salud precario. La aventura, sin embargo, no sali¨® bien y los Contreras vivieron m¨¢s de un a?o en precario en Alc¨¢zar de San Juan (Ciudad Real). La pandemia desafi¨® todas sus aspiraciones y encontrar trabajo fue una odisea. Cuando lo encontraban, en la obra o cuidando ancianos, les explotaban. Se sintieron, adem¨¢s, rechazados. Mientras, ve¨ªan c¨®mo sus ahorros de toda una vida se esfumaban en un proyecto que no iba a ninguna parte. ¡°Fue una experiencia p¨¦sima¡±, recuerda Ricardo, de 27 a?os. En febrero de 2021, el matrimonio tom¨® la segunda decisi¨®n m¨¢s importante de sus vidas: regresar.
Las ¨²ltimas estad¨ªsticas de poblaci¨®n del INE revelan una importante salida de extranjeros que no se ve¨ªa desde 2013, cuando las consecuencias de la crisis econ¨®mica a¨²n expulsaban entre 300.000 y 400.000 inmigrantes por a?o. Seg¨²n las ¨²ltimas cifras oficiales, 164.794 extranjeros abandonaron Espa?a en el primer semestre de 2021. Casi tantos como se instalaron, cuando estos, desde hace a?os, suelen estar muy por encima. La mayor¨ªa de los que se marcharon eran de la Uni¨®n Europea, sobre todo rumanos (con 27.301 salidas), seguidos muy de cerca por los latinoamericanos, entre los que destacan los colombianos (8.601). Es importante tambi¨¦n el n¨²mero de marroqu¨ªes (17.316). Hay un dato curioso: m¨¢s de una cuarta parte de los inmigrantes que se marcharon hab¨ªan llegado a Espa?a en 2018.
No hay una ¨²nica raz¨®n que explique por qu¨¦ el n¨²mero de extranjeros que decide renunciar a su proyecto migratorio ha crecido tanto este a?o, pero la pandemia y la crisis econ¨®mica que ha tra¨ªdo consigo han tenido un impacto demoledor, sobre todo para buscar empleo, seg¨²n las organizaciones que se dedican a facilitar los retornos voluntarios de inmigrantes a sus pa¨ªses de origen. En el caso de los latinoamericanos, que en los ¨²ltimos a?os han disparado las solicitudes de asilo en Espa?a, ha influido adem¨¢s el torrente de denegaciones que enfrentan. Al llegar, su petici¨®n de asilo les garantiza un permiso de residencia temporal y pueden trabajar a los seis meses mientras se resuelve su expediente, pero en el momento en el que se rechaza su demanda se quedan en situaci¨®n irregular de la noche a la ma?ana.
La familia Contreras no se prodiga mucho en sus redes sociales, pero en todas sus fotos en Espa?a parecen contentos. Era su fachada. ?l, cuando llegaron, trabaj¨® en la construcci¨®n un par de semanas y tardaron tres meses en pagarle menos de lo que deb¨ªan. M¨¢s tarde encontr¨® empleo en la cocina de un restaurante, pero entonces lleg¨® la pandemia, el local cerr¨® y ya no consigui¨® m¨¢s trabajo. Su mujer empez¨® cuidando a una anciana de ocho de la ma?ana a ocho de la noche. ¡°Le pagaban 400 euros. B¨¢sicamente ganaba para pagar el alquiler. No nos daba¡±, recuerda su marido desde Honduras. La mujer dej¨® ese trabajo porque consigui¨® otro mejor: limpiar una casa por 700 euros. Se estaban fundiendo los ahorros con tal de no depender de la caridad. ¡°Nuestra vida era buscar y buscar y entregar curr¨ªculos por todos los lados¡±, explica.
La familia, adem¨¢s, no se sinti¨® bien tratada. ¡°Claro que hubo gente buena que nos ayud¨®, pero en m¨¢s de una ocasi¨®n, en el parque, en la calle o en el supermercado, nos miraron mal o nos dijeron que nos fu¨¦semos a nuestro pa¨ªs¡±, lamenta Ricardo. ¡°Despu¨¦s de intentarlo e intentarlo, dando lo mejor de uno, siendo amable y todo, no pudimos m¨¢s. No quer¨ªamos vivir de regalado, no nos gustaba pedir¡±. Los Contreras se marcharon sin saber siquiera si su solicitud de asilo se aprobar¨ªa. ¡°Fue dif¨ªcil, pero fue la mejor decisi¨®n, ahora hemos encontrado nuevas oportunidades ac¨¢¡±.
La ONG Red Acoge es una de las 11 entidades que reciben subvenciones p¨²blicas para ayudar a los inmigrantes a retornar a su pa¨ªs. La mayor¨ªa de los extranjeros se marcha por su cuenta, pero los que tocan a la puerta de estas organizaciones son los que no pueden m¨¢s, los que ni siquiera tienen c¨®mo pagar un billete de vuelta. Vega Velasco, coordinadora del proyecto de retorno voluntario de esta ONG, traza el perfil de los ¨²ltimos inmigrantes a los que han atendido. ¡°Estamos identificando casos de personas cada vez m¨¢s vulnerables, no solo porque no tienen medios para costearse sus necesidades b¨¢sicas y dependen de ayudas, sino porque tambi¨¦n se trata de personas con enfermedades graves, en situaci¨®n de calle o mujeres solas con ni?os cuya situaci¨®n se ha agravado por la pandemia¡±. Seg¨²n Velasco cada vez hay m¨¢s personas de Centroam¨¦rica, un perfil muy numeroso entre los solicitantes de asilo. ¡°Ha habido muchas solicitudes denegadas que han dejado a miles de personas sin documentaci¨®n¡±, explica. ¡°Ven¨ªan con unas expectativas muy altas y al llegar aqu¨ª han visto lo dif¨ªcil que es encontrar un trabajo o una vivienda sin papeles¡±.
Jean Carlos Romero, de 27 a?os, se desdoblaba en Nicaragua, para terminar la carrera de Econom¨ªa por la noche y cumplir con su jornada en una agencia aduanera durante el d¨ªa. Corr¨ªa 2018 y la situaci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica en su pa¨ªs se agravaba a pasos largos. ¡°Siempre vi el emigrar a Espa?a como una oportunidad de oro para estudiar y trabajar¡±, cuenta por videollamada. El joven aterriz¨® en una posada de Bilbao un 22 de octubre de 2018 con 1.000 d¨®lares en el bolsillo y ¡°demasiada inocencia¡±. Vivi¨® la mayor parte del tiempo en A Coru?a, estaba ilusionado y le impactaba much¨ªsimo poder andar por la calle de noche sin miedo a ser asaltado, pero pronto empezaron los problemas.
El joven quiso retomar los estudios, pero no ten¨ªa el dinero que costaba hacer los tr¨¢mites en su pa¨ªs ni pagar la matr¨ªcula aqu¨ª. Tuvo adem¨¢s poca fortuna con el trabajo. ¡°Consegu¨ª algunos empleos peque?os pintando, limpiando pescado en el puerto y en un restaurante¡±, recuerda. Ganaba entre seis y 7,5 euros la hora. Y, entonces, lleg¨® el virus y tuvo que encerrarse. ¡°Con la pandemia me sent¨ªa mucho peor, porque antes, al menos, pod¨ªa buscar trabajo. Fue muy frustrante pasar tanto tiempo sin hacer nada¡±, recuerda.
Superado el confinamiento, Romero no volvi¨® a encontrar empleo. Ten¨ªa una ayuda municipal para pagarse una habitaci¨®n pero se acab¨® y en octubre de 2020 le denegaron el asilo. Eso y ver c¨®mo sus compa?eros de clase colgaban sus fotos de las fiestas de fin de carrera le remat¨®. Tard¨® pocos d¨ªas en tomar la decisi¨®n, aunque tuvo que pedir ayuda a Red Acoge para costear su vuelta. ¡°Fue muy duro pasar a depender de la gente¡±, lamenta. El joven volvi¨® a casa de su abuela en Nicaragua el pasado 25 de enero y ya ha retomado sus estudios y un nuevo trabajo. Est¨¢ contento, aunque inquieto con la incertidumbre que se vive en su pa¨ªs. Su experiencia, se consuela, le sirvi¨®, al menos, de aprendizaje. ¡°Me ilusion¨¦ con una idea y luego me di cuenta de que era muy dif¨ªcil¡±, lamenta. No descarta volver a buscar suerte fuera de su pa¨ªs, pero no as¨ª. Y no en Espa?a. ¡°Mi error m¨¢s grande fue no haberme informado mejor¡±.
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