El Gobierno busca un encaje para sus socios en la reforma laboral
El Ejecutivo ci?e sus negociaciones a los aliados habituales, con los que Trabajo ya mantiene contactos previos. Los convenios auton¨®micos, punto clave
Nueve meses de di¨¢logo le cost¨® al Gobierno el acuerdo con sindicatos y empresarios para la reforma laboral y ahora enfrenta otros 30 d¨ªas de prolijas negociaciones pol¨ªticas para que el Congreso de los Diputados no arruine el pacto tan cuidadosamente tejido. Las dos formaciones del Gabinete est¨¢n de acuerdo en ce?ir de momento las conversaciones a los socios habituales, la izquierda y los nacionalistas, descontentos con el texto aprobado. El Ministerio de Trabajo ya ha mantenido los primeros contactos discretos con ERC, PNV y EH Bildu para escuchar sus demandas. La prevalencia de los convenios auton¨®micos sobre los estatales es una de las claves para desenredar la madeja.
El discurso oficial del Gobierno, con mayor ¨¦nfasis en la parte socialista, es que el Congreso debe respetar lo acordado por los agentes sociales. El Ejecutivo presiona a los partidos de izquierda con el argumento de que si tumban la reforma se har¨¢n responsables de mantener el marco laboral del PP. En ese mensaje coinciden la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda D¨ªaz, y los miembros socialistas del Gobierno. ¡°Quien vote en contra deber¨¢ explicarlo bien a sus votantes¡±, insisti¨® este martes el ministro de la Presidencia, F¨¦lix Bola?os, en un anticipo de lo que va a ser una constante en el discurso del Ejecutivo hacia sus socios durante las pr¨®ximas semanas.
Bola?os, el habitual negociador de los socialistas, reafirm¨® en una entrevista en RNE que el prop¨®sito del Ejecutivo es no tocar nada de lo acordado en la mesa de los agentes sociales, fruto de un delicado equilibrio. ¡°No queremos que esa norma sufra ninguna modificaci¨®n porque se trata de un acuerdo entre empresarios y sindicatos, no de un proyecto de ley del Gobierno¡±, dijo el ministro. Aunque ese es el discurso oficial, en privado otros miembros del Ejecutivo admiten que va a resultar muy dif¨ªcil no ofrecer alguna concesi¨®n a sus socios. Incluso la ministra de Hacienda, la tambi¨¦n socialista Mar¨ªa Jes¨²s Montero, hab¨ªa dejado el lunes la puerta abierta a tramitar el decreto como proyecto de ley, lo que significar¨ªa exponerlo a las enmiendas de los grupos. En los primeros contactos para sondear posiciones, el Ministerio de Trabajo ya ha constatado, seg¨²n fuentes de ese departamento, que los nacionalistas vascos y catalanes no est¨¢n dispuestos a dar un cheque en blanco.
El Gobierno debe componer un encaje de bolillos. Cualquier retoque en la reforma para contentar a sus socios puede poner en peligro el refrendo de la patronal, cuyo presidente, Antonio Garamendi, se encuentra bajo la presi¨®n de importantes federaciones de empresarios ¡ªlas ¨²ltimas, las de hosteler¨ªa¡ª disconformes con las medidas pactadas para reducir el empleo temporal. Y si nacionalistas vascos y catalanes no logran arrancar ninguna concesi¨®n, el Ejecutivo se arriesga a llegar sin apoyos a la primera semana de febrero, cuando el decreto, al l¨ªmite del plazo legal, debe ser convalidado por el Parlamento. Tramitarlo como proyecto de ley, seg¨²n piden los socios habituales, supondr¨ªa dejarlo en vigor a expensas de las sorpresas que pudieran surgir luego, en el tr¨¢mite de enmiendas.
Un asunto emerge como crucial en las negociaciones: la inclusi¨®n en el texto de la posibilidad de acogerse a un convenio auton¨®mico por encima del estatal cuando aquel tenga mejores condiciones para el trabajador. Esa es la gran demanda del PNV y una de las condiciones de EH Bildu, a la que este martes se sum¨® ERC, aunque la medida tendr¨ªa menos impacto en Catalu?a que en el Pa¨ªs Vasco, donde el sindicalismo nacionalista es mayoritario. La presi¨®n de los socios aboca al Ejecutivo a buscar f¨®rmulas que pudiesen satisfacer esa reclamaci¨®n sin al mismo tiempo indisponerse en exceso con la patronal.
Las demandas de ERC
La principal exigencia de ERC es de naturaleza distinta. Ya lo expuso d¨ªas atr¨¢s el presidente de la Generalitat, Pere Aragon¨¨s, y este martes lo refrend¨® el conseller Roger Torrent. Esquerra solicita que se reponga la preceptiva autorizaci¨®n administrativa previa para la aplicaci¨®n de un ERE, suprimida en la reforma del PP en 2012. As¨ª la Generalitat recuperar¨ªa una competencia que ten¨ªa transferida. Ese asunto no figura en la reforma laboral y se podr¨ªa negociar en una norma aparte. De hecho, el Ministerio de Trabajo ya se comprometi¨® a hacerlo en un documento, publicado en el BOE el pasado 3 de diciembre, el Plan Estrat¨¦gico de la Inspecci¨®n de Trabajo y la Seguridad Social. En ¨¦l se habla de promover una ¡°modificaci¨®n normativa¡± para ¡°ampliar el contenido del informe de la Inspecci¨®n de Trabajo¡± previo a los procedimientos de despido colectivo. El asunto, sin embargo, no suscita unanimidad dentro del Gobierno. En el caso de ERC, fuentes del Ejecutivo temen adem¨¢s que las negociaciones sobre la reforma laboral se mezclen con la exigencia de Aragon¨¨s de reunir antes de que acabe enero la mesa de di¨¢logo creada con la Generalitat para abordar las reivindicaciones independentistas.
Con todo estos cabos por atar, el Gobierno estirar¨¢ el plazo legal para convalidar la reforma en el Congreso, que expira el 7 de febrero. Al margen de los sondeos previos que ya ha iniciado Trabajo, las negociaciones formales con los potenciales aliados no comenzar¨¢n hasta la pr¨®xima semana. Las dos formaciones del Ejecutivo subrayan que habr¨¢ unidad de acci¨®n en las conversaciones. Las comandar¨¢ Yolanda D¨ªaz, como responsable del ministerio que promueve el proyecto, y por parte socialista se implicar¨¢ a fondo Bola?os en las negociaciones con los grupos.
No hay diferencias en el Gobierno sobre cu¨¢l debe ser el interlocutor: el bloque de 188 diputados que aprob¨® los ¨²ltimos Presupuestos. Una de las formaciones de la oposici¨®n, Ciudadanos, se ha mostrado tambi¨¦n dispuesta a negociar un posible apoyo a la reforma, acogida con buenas palabras por los dirigentes del partido de In¨¦s Arrimadas. El Ejecutivo se muestra abierto al di¨¢logo con el grupo liberal, sobre todo si las negociaciones se atascan con los aliados habituales, aunque esa posibilidad, admiten fuentes socialistas, suscitar¨ªa muy probablemente tensiones internas con los sectores m¨¢s izquierdistas de Unidas Podemos, sobre todo con la direcci¨®n del partido que dirige Ione Belarra. Podemos ha mantenido hasta ahora un papel muy discreto y ha cerrado filas con D¨ªaz. Su posici¨®n es que no se debe negociar nada m¨¢s all¨¢ de la mayor¨ªa habitual que sostiene al Ejecutivo. Pablo Iglesias, en una intervenci¨®n el pasado lunes en la emisora RAC1, mostr¨® su apoyo a la vicepresidenta: ¡°La pieza de caza mayor ahora es Yolanda, van a por ella. Y la derecha lo va a intentar haciendo romper la mayor¨ªa de la investidura¡±. Iglesias defendi¨® que la reforma pactada contiene ¡°avances muy importantes para la clase trabajadora¡±, aunque se?al¨® que ahora falta ¡°la segunda parte del partido: las negociaciones con ERC, EH Bildu y PNV¡±.
Con el resto de aliados habituales ¡ªdel PDeCAT a M¨¢s Pa¨ªs¡ª el Gobierno espera menos dificultades. Pero sin PNV y ERC, y con el PP instalado en el no, las cuentas no salen. A no ser que, en lugar del voto en contra, los nacionalistas optasen por abstenerse para no aparecer como responsables de frustrar un acuerdo pactado por los dos mayores sindicatos y de ese modo perpetuar el marco laboral impuesto por el PP.
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