La L¨ªnea, m¨¢s polic¨ªa que alternativas al da?o del narco: ¡°No podemos reflotar esto si no nos ayudan¡±
Ayuntamiento, educadores y trabajadores sociales critican el escaso efecto del plan del Gobierno para reparar los da?os del narco en el Campo de Gibraltar: ¡°Parece que han decidido que tengamos que ser la cloaca¡±
Esperanza no se llama Esperanza y ya est¨¢ acostumbrada a escuchar el zumbido de los helic¨®pteros y sirenas. A encontrarse una redada cuando vuelve del s¨²per. O a que un agente le pida el DNI ¡°de malas formas¡±. Es uno de tantos peajes que Esperanza paga por vivir en La Atunara, barrio de La L¨ªnea de la Concepci¨®n (C¨¢diz, 62.940 habitantes) y uno de los epicentros del narco del Estrecho de Gibraltar. Pero esta vecina de La Atunara se niega a asumir dejen en la estacada a sus hijos, de 25 y 30 a?os, que sortean la pobreza entre trabajos precarios y el paro: ¡°Marlaska [Fernando Grande-Marlaska, ministro del Interior] lleg¨® aqu¨ª como en Bienvenido Mr. Marshall, se avasall¨® al pueblo y luego, nada, ?acaso esto es un gueto? Si el narcotr¨¢fico hace tanto da?o, que inviertan aqu¨ª lo que le pillan para que le quiten las ganas a los j¨®venes de tirarse a coger paquetes [de hach¨ªs] en la playa. No podemos reflotar esto si no nos ayudan¡±.
La amargura de Esperanza resume la sensaci¨®n que invade a pol¨ªticos locales, trabajadores sociales, profesores, asociaciones antidroga, polic¨ªas y fiscales. Pocos en la ciudad dudan de que el Plan Especial de Seguridad para el Campo de Gibraltar, iniciado en 2018 para luchar contra el narcotr¨¢fico, ha sido eficaz: solo en su segunda ampliaci¨®n 2020 a 2022 ¡ªya ampliado a toda C¨¢diz y otras provincias andaluzas¡ª sirvi¨® para detener 60.573 sospechosos y aprehender 814 toneladas de droga. Pero tambi¨¦n son pocos los que creen que la segunda pata del plan, la que deb¨ªa dar una alternativa social, econ¨®mica y laboral a la zona cero del narcotr¨¢fico, haya funcionado. El llamado Plan Integral, que cuenta con un presupuesto de 1.000 millones de euros, se ha ejecutado en un 75%, seg¨²n el Gobierno. Pero los linenses no lo notan. ¡°Trabajamos con lo que tenemos. No se est¨¢ haciendo nada singular para La L¨ªnea¡±, denuncia Daniel Grande, educador de un programa municipal para prevenir el fracaso escolar en menores.
Cuatro a?os despu¨¦s de que la fuga de un narco del hospital linense derivara en el refuerzo policial y social, pocos indicadores socioecon¨®micos apuntan hacia arriba. El Gobierno se?ala que el plan extraordinario de empleo ¡°ha reducido en un 1,56%¡± el paro en el Campo de Gibraltar, aunque prev¨¦ que las medidas tengan impacto ¡°a medio plazo¡±. Dentro de este plan, el Ejecutivo ha transferido 337.300 euros a la Junta y 1,75 millones a la Diputaci¨®n de C¨¢diz para pol¨ªticas de empleo. Sin embargo, en La L¨ªnea las cifras de desempleo nunca han bajado del 31,7%. ¡°Hay incluso menos trabajo que antes¡±, denuncia Esperanza. ¡°Y lo que hay es precario, hasta una caja de tabaco [en referencia al contrabando] la pagan mejor que una hora de trabajo¡±.
La realidad puede llegar a ser a¨²n m¨¢s descarnada en la propia Atunara, Las Palomeras y San Bernardo. Son los nombres de barriadas con preocupantes ¨ªndices de pobreza desde mucho antes de que el narco se hiciese fuerte en la zona. Rafael Aradas, jefe de la Polic¨ªa Local, lo tiene claro: ¡°Quiz¨¢s, si no hubiese narco o contrabando, La L¨ªnea tendr¨ªa menos habitantes, 30.000 o 40.000, porque esto permite vivir en la marginalidad (¡). Las Palomeras es un gueto cerrado del que es muy dif¨ªcil escapar¡±. Es en estas zonas en los que siete trabajadores de Asuntos Sociales llevan tres a?os intentando ayudar a familias desfavorecidas a trav¨¦s de un programa Eracis ¡ªpresente tambi¨¦n en otras ciudades andaluzas, ya que est¨¢ financiado por el Fondo Social Europeo y la Junta de Andaluc¨ªa y no tiene vinculaci¨®n con el narco¡ª que se acaba en unas semanas.
Familias atrapadas
El equipo de trabajadores sociales realiza ¡°unas 6.000 atenciones por a?o¡±, apunta Lidia Com¨ªn, una de estos profesionales. Aunque en los tres ¨²ltimos a?os esa cifra se ha mantenido m¨¢s o menos estable, otras han empeorado. ¡°Nosotros antes no ten¨ªamos comedor y ahora lo hemos tenido que poner. Tenemos 40 plazas, pero atendemos a 60 personas [y a] 20 familias m¨¢s¡±, explica Conchi ?lvarez, presidenta de la asociaci¨®n antidroga Coordinadora Despierta. Algunas de esas atenciones de auxilio son de familias que recurrieron a trabajar en los escalones m¨¢s bajos del narco, sin ser conscientes de que ca¨ªan en una espiral de ¡°adicciones, desestructuraciones familiares, problemas de inclusi¨®n social o de desinter¨¦s educativo¡±, como ejemplifica Grande. ¡°Ganaban 10.000 euros en poco tiempo y se lo gastaban en una semana. Ahora se encuentran que no tienen nada, ni econom¨ªa de gesti¨®n del hogar¡±, denuncia la concejala de Asuntos Sociales, Zuleica Molina.
¡°Hablamos de un colectivo que tiene los valores totalmente trastocados¡±, a?ade el alcalde de la localidad, Juan Franco, del partido La L¨ªnea 100x100. Tanto que Aradas se muestra tajante: ¡°Existe una contracultura por la que ser narco supone un prestigio social en determinados ambientes¡±. Belarmino Ballesteros, profesor de compensaci¨®n educativa en el instituto de educaci¨®n secundaria Antonio Machado de La Atunara, participa incluso de un proyecto educativo que se esfuerza por ense?ar a los j¨®venes que ¡°el mar tiene otros atractivos, no solo es narcotr¨¢fico¡±. All¨ª, en ese centro educativo hacen lo que pueden con una plantilla con escasa estabilidad ¡ªde 70 profesores, solo 12 son fijos¡ª, debido al sambenito de destino peligroso, acrecentado por los medios, que persigue a la localidad. ¡°La L¨ªnea es la ciudad de los dos llantos. Los maestros llegan llorando por el destino que les ha tocado y se van igual porque no se quieren ir¡±, apunta Ballesteros.
Ni el profesor ni el educador Grande se muestran dispuestos a tirar la toalla, pese a que saben se enfrentan a un duro reto con pocas armas. Ambos inciden en la necesidad de poder contar con una ratio de maestros por alumnos m¨¢s alta y con m¨¢s programas de educadores para prevenir el absentismo (hasta 476 menores, en el curso de 2020-2021, seg¨²n datos del Ayuntamiento) y el abandono escolar de algunos chicos que, con 14 a?os se inician en el contrabando de tabaco, ¡°el entrenamiento, la universidad del narco¡±, como explica el segundo.
El objetivo final es no seguir sumando m¨¢s de esas ¡°generaciones perdidas¡± que preocupan a la fiscal antidroga del Campo de Gibraltar, Macarena Arroyo, y que Conchi ?lvarez estima que ya ser¨¢n ¡°al menos, tres o cuatro¡±. De hecho, aunque en La L¨ªnea el plan del Gobierno haya tra¨ªdo un nuevo juzgado de instrucci¨®n (el quinto), el cuello de botella con las grandes operaciones policiales con decenas de detenidos frente jueces y fiscales colapsados tambi¨¦n redunda en lo social. ¡°El procedimiento no termina hasta la sentencia. Si no llegas a eso y solo das prisi¨®n preventiva como respuesta, sigues potenciando la impunidad del narco. Adem¨¢s, esto deriva en una frustraci¨®n total en la ciudadan¨ªa, perciben que la Justicia no es justa¡±, denuncia Arroyo.
Harto de llamar a una y otra puerta con sus demandas, el alcalde Franco hasta ha llegado a plantear un proceso de consulta a los vecinos sobre si se quieren declarar como ciudad aut¨®noma, con la idea de conseguir un trato diferenciado en forma de inversiones y fiscalidad. Sabe que tiene dif¨ªcil conseguirlo, pero conf¨ªa en conseguir al menos llamar la atenci¨®n sobre la realidad de La L¨ªnea. ¡°Parece que en alg¨²n lugar ten¨ªa que estar la cloaca y que se haya decidido que sea aqu¨ª¡±, denuncia el regidor. Franco es consciente de que ¡°la realidad geogr¨¢fica es la que es¡± y que, como reconoce Aradas, la ciudad ¡°siempre va a estar a medio camino entre el productor de hach¨ªs que es Marruecos y el consumidor europeo¡±.
Por ahora, el Gobierno se compromete solo a prolongar su plan ¡°todo el tiempo necesario hasta lograr su objetivo¡±, aunque no contesta si tiene previsto dise?ar medidas concretas que tengan impacto directo en la zona. Pero, al otro lado, el alcalde se muestra dispuesto a seguir intentando una y otra vez tocar la tecla adecuada que consiga el paquete de inversiones que necesita la localidad ¡°con cronograma y partidas presupuestarias concretas¡±. ¡°Y entonces, en 15 a?os, quiz¨¢s podamos tener una situaci¨®n normal¡±, zanja Franco.
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