Una academia para la nueva vida de los ni?os ucranios
Una fundaci¨®n sevillana ha puesto en marcha un proyecto para ense?ar espa?ol y ayudar a la integraci¨®n de los refugiados con profesores voluntarios de Ucrania, que va a replicar ¡®online¡¯ en otras comunidades
¡°Un bol¨ªgrafo; unos bol¨ªgrafos¡±. Daria Jaschinska remarca alzando la voz los art¨ªculos indefinidos que est¨¢n explicando sobre unas fotocopias en blanco y negro de libros de texto de espa?ol en ucranio a un grupo de ni?os de Ucrania, de entre 11 y 16 a?os, y sus madres, todos refugiados que hace apenas una o dos semanas llegaron a Sevilla huyendo de la guerra en su pa¨ªs. La mayor¨ªa a¨²n no est¨¢n escolarizados, pero est¨¢n a punto. Como Taisia, de 11 a?os, que espera empezar el colegio en Espa?a la semana que viene. Ella rellena los huecos en las hojas junto a su madre, mientas Natalia, su hermana de cuatro a?os, corretea por el pasillo con otros ni?os de su edad. Su abuela, Ruslana Kujtin, trata de calmarla. Ella y Yarina Yurkevich, que vino de Ucrania hace 20 a?os, tambi¨¦n son profesoras voluntarias que ense?an espa?ol a los m¨¢s peque?os, apoyadas por David ?lvarez, neuropedagogo, que no para de entrar y salir metiendo a los cr¨ªos que se escapan para jugar.
Todos est¨¢n repartidos en dos aulas de una de las academias de refuerzo escolar que la Fundaci¨®n Ideas tiene en Dos Hermanas, Sevilla. La organizaci¨®n inici¨® a principios de marzo un proyecto de integraci¨®n y refuerzo para los menores refugiados de Sevilla a trav¨¦s de una red de voluntarios ucranios que saben espa?ol ¡ªreclutada en redes sociales¡ª, que, acompa?ados de pedagogos y psic¨®logos del centro, imparten clases de espa?ol y prestan atenci¨®n psicol¨®gica, tanto a ellos como a sus madres, para ayudarles a adaptarse a un pa¨ªs, un entorno y una cultura completamente nuevos en una transici¨®n abrupta y muy dolorosa. Esta iniciativa, bautizada como Welcome Ucrania, va a replicarse en breve en otras comunidades aut¨®nomas con las que la Fundaci¨®n Ideas tiene lazos gracias a Megaprofes, otro programa educativo innovador que pusieron en marcha durante el confinamiento para impartir de manera gratuita clases de repaso online en horario extraescolar a los chavales con problemas en los estudios y que aglutina a 700 profesores voluntarios.
¡°Quiero aprender espa?ol para poder entenderme con mis compa?eros y porque es un idioma que se habla en otros pa¨ªses de Latinoam¨¦rica¡±, explica Taisia. Su abuela hace de traductora, aunque, en cuanto su nieta asegura que su asignatura preferida es el ingl¨¦s, no es necesario que intervenga m¨¢s porque la ni?a se desenvuelve perfectamente en esa lengua. Taisia sonr¨ªe, pero su abuela reconoce que cuando llega a casa tanto ella como su hermana solo preguntan por cu¨¢ndo van a volver a Ucrania y por qu¨¦ no est¨¢n con su padre, el hijo de Ruslana, m¨¦dico militar que est¨¢ en primera l¨ªnea de batalla en J¨¢rkov.
Despu¨¦s de una semana sin saber nada de ¨¦l ¡ª¡±la peor de mi vida¡±, reconoce¨D, Ruslana se traslad¨® a Ucrania para traerse en coche a su cu?ada y sus nietas. ¡°Me enter¨¦ de esta iniciativa gracias a un matrimonio espa?ol y me apunt¨¦ para dar clases y ayudar en lo que pueda¡±, explica. Ella lleg¨® a Sevilla hace 10 a?os para apoyar econ¨®micamente a sus hijos a terminar sus carreras. Ha estado cuidando de ancianos hasta que Vlad¨ªmir Putin invadi¨® su pa¨ªs. ¡°Ya no puedo, tengo que ocuparme de mi cu?ada y mis nietas¡±, explica.
Ruslana y Yarina son dos de las ocho profesoras ucranias voluntarias que imparten clase de espa?ol en los dos centros que Educademia tiene en Dos Hermanas. La mayor¨ªa son mujeres que ya resid¨ªan en Espa?a, pero hay excepciones como Dariya, de 32 a?os. Huy¨® de Kiev el 6 de marzo por la frontera de Polonia. En Cracovia tom¨® un tren hasta Viena; de all¨ª un vuelo hasta Madrid y desde Madrid un autob¨²s que en cuatro horas la dej¨® en Sevilla, donde vive con unos amigos que la han acogido. Al d¨ªa siguiente de instalarse, por la ma?ana, se conect¨® para dar clases online a sus alumnos del colegio espa?ol Miguel de Cervantes, donde trabaja en la capital de Ucrania. ¡°Algunos han huido al oeste, algunos han abandonado el pa¨ªs, pero otros siguen en Kiev y cuando estamos en clase se oyen las sirenas, ese ruido que jam¨¢s olvidar¨¦¡±, detalla, mientras ense?a en el m¨®vil pantallazos donde se ven a sus estudiantes atentos a la pantalla del ordenador.
Clases ¡®online¡¯ a alumnos en Kiev
Su vida se ha estancado, pero esas conexiones por la ma?ana con sus alumnos y las clases a sus compatriotas que imparte por la tarde en Educademia le sirven, por una parte, para aferrarse a una normalidad perdida irremisiblemente ¡ªella misma reconoce que ¡°es ins¨®lito continuar con las clases en medio de las bombas¡±¨D y, por otra, para mantenerla ocupada y no estar todo el tiempo ¡°mirando las noticias en el m¨®vil¡±. Los libros de texto con los que ense?an en la academia son los de su colegio. ¡°Una conocida ucrania que vive aqu¨ª me habl¨® de que estaban buscando profesores voluntarios y vine¡±, cuenta. ¡°Para m¨ª es raro dar clases a adultos, porque estoy acostumbrada a estar con ni?os m¨¢s peque?os¡±, reconoce. ¡°Nunca he ense?ado en estas circunstancias, a gente que no sabe nada de espa?ol, pero creo que en dos meses podr¨ªan estar capacitados para entenderlo¡±, vaticina
¡°El proceso de empadronamiento y de escolarizaci¨®n dura una media de dos semanas¡±, explica Guillermo P¨¦rez, coordinador del programa. ¡°En ese per¨ªodo y luego, cuando ya est¨¦n escolarizados, creemos que es importante acompa?ar a los ni?os en el aprendizaje del idioma y apoyarles a trav¨¦s del taller de psicolog¨ªa para que logren una mayor conexi¨®n entre ellos y acelerar su integraci¨®n¡±, abunda. Para ese proceso de adaptaci¨®n han implantado una metodolog¨ªa que cuenta, en todas las clases, con un pedagogo espa?ol y, al menos, una persona ucrania que sirve de puente. Ya est¨¢n en contacto con grupos de Ourense y de Madrid y con la fundaci¨®n valenciana Juntos por la Vida para replicar ese sistema y realizar con ellos los talleres de psicolog¨ªa online.
Aceptar y verbalizar las emociones
De lunes a jueves los m¨¢s peque?os, los adolescentes y sus madres dan clases de espa?ol durante una hora y meda y los viernes acuden todos juntos a los talleres de psicolog¨ªa. Ahora trabajan con 30 menores ¡ªque vienen de toda la provincia¨D y tienen espacio para otra treintena m¨¢s. ¡°Lo primordial, aparte de la adquisici¨®n del idioma, es el trabajo de cohesi¨®n grupal y de interacci¨®n social¡±, explica Clara Santana, psic¨®loga y orientadora educativa que trabaja con los refugiados. ¡°Los m¨¢s peque?itos lo que m¨¢s est¨¢n notando es que no est¨¢n yendo a la escuela, no est¨¢n con sus amigos¡ Vienen con muchas ganas de jugar, de pasarlo bien y es importante ayudarlos en ese tr¨¢nsito de aceptaci¨®n de sus emociones¡±, explica.
En el caso de los m¨¢s mayores ¡°hay que lidiar con esa confusi¨®n e incomprensi¨®n de lo que realmente est¨¢ pasando, porque no pueden evadirse jugando como los m¨¢s peque?os, pero a la vez tienen que tratar de explicarles a sus hermanos por qu¨¦ se han tenido que ir y ellos mismos, en su aspecto personal, tienen que asimilar que han tenido que dejarlo todo atr¨¢s¡±, indica. Por eso lo que se est¨¢ priorizando en los talleres es el acompa?amiento emocional de los adolescentes y el trabajo para verbalizar sus emociones.
Una tarea complicada a la que se suma la barrera del idioma. Para los psic¨®logos y pedagogos esta experiencia tambi¨¦n es nueva. Aunque la Fundaci¨®n Ideas tiene programas educativos de refuerzo para estudiantes del barrio de Cerro Blanco, uno de los m¨¢s deprimidos de Andaluc¨ªa, y para los menores migrantes de los dos centros de acogida que hay en la localidad sevillana, esta situaci¨®n es in¨¦dita. ¡°Nosotros estamos aprendiendo tambi¨¦n d¨ªa a d¨ªa¡±, reconoce Santana.
En Educademia los chavales ucranios se cruzan con los estudiantes sevillanos que acuden a las clases de refuerzo. Algunos tratan de interactuar entre ellos por gestos y los m¨¢s peque?os, como V¨ªktor o Adrian, buscan su complicidad mientras corretean por los pasillos. Son extremadamente cari?osos con sus profesores y derrochan curiosidad. Vienen de aprender con Ruslana y Yarina las partes de la cara.
Ruslana recoge a sus nietas y antes de irse muestra orgullosa en el m¨®vil una imagen de su hijo con casco y ropa militar. ¡°Solo puede escribir una vez por semana para decir que est¨¢ bien¡±, cuenta. En la clase se queda Daria. Ella aprendi¨® espa?ol porque su abuela ve¨ªa telenovelas mexicanas en la tele. Con 84 a?os no puede viajar y sus padres han decidido quedarse en Ucrania para cuidar de ella. Daria tambi¨¦n repasa en su tel¨¦fono fotos de sus alumnos celebrando el cumplea?os de Cervantes, vestidos con ropa flamenca y abanicos para el d¨ªa de la Hispanidad. Se para en una que se hicieron a principios de a?o donde posan con carteles con manos recortadas pintadas con los colores de la bandera de Ucrania en los que hab¨ªan escrito sus deseos en espa?ol. Unos anhelos de los que solo queda el remedo de la captura de pantalla. Han pasado unos meses, pero para Daria ¡°son recuerdos de otra vida¡±.
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