La paga de los soldados
El polic¨ªa de Cambrils fue la v¨ªctima m¨¢s secreta de los atentados, porque la realidad lo disfraz¨® de verdugo
El 18 de agosto de 2017, alrededor de la 1 de la madrugada, ocho horas despu¨¦s de que una furgoneta conducida por Younes Abouyaaquoub bajara a tumba abierta por la Rambla de Barcelona dejando un reguero de 15 muertos y 131 heridos, un Audi A3 negro con cinco terroristas a bordo intent¨® provocar una segunda matanza en el Paseo Mar¨ªtimo de Cambrils, Tarragona, a esa hora lleno a rebosar por una multitud festiva. Los islamistas pertenec¨ªan a la misma c¨¦lula que Abouyaaquoub y, al llegar a la rotonda del Club N¨¢utico, divisaron una pareja de Mossos d¡¯Esquadra, un hombre y una mujer, se lanzaron contra ella y, despu¨¦s de atropellar a tres veraneantes, uno de los cuales muri¨® horas despu¨¦s, y a la mujer polic¨ªa, que result¨® herida, su coche volc¨® sobre el asfalto; del interior emergieron los terroristas, vociferando ¡°?Allahu Akbar!¡± y armados con hachas, cuchillos de carnicero y falsos chalecos explosivos, y cuatro de ellos se abalanzaron sobre el polic¨ªa, que a duras penas tuvo tiempo de abatirlos abriendo fuego con su pistola reglamentaria y un subfusil de circunstancias. De ese hombre an¨®nimo se dijo de todo: que era una mujer, que era un legionario, que era un mat¨®n con placa reci¨¦n salido de una pel¨ªcula setentera de Clint Eastwood; tonter¨ªas: era un simple polic¨ªa de proximidad, un patrullero com¨²n y corriente que apenas hab¨ªa disparado un subfusil desde que sali¨® de la Escuela de Polic¨ªa, y que tuvo la mala fortuna de encontrarse en el lugar equivocado y en el peor momento posible.
¡°Desde esa noche, creo en Dios¡±, me dijo a?os m¨¢s tarde un investigador que lleg¨® al lugar de los hechos poco despu¨¦s de ocurridos. ¡°Yo tengo experiencia con las armas, y me parece incre¨ªble que ese tipo hiciera lo que hizo, y que encima, con el paseo abarrotado de gente, s¨®lo alcanzara a los terroristas. No s¨¦ cu¨¢ntas vidas inocentes salv¨®, pero lo que es seguro es que evit¨® una masacre. En Estados Unidos ser¨ªa un h¨¦roe nacional, lo habr¨ªan elegido senador por aclamaci¨®n y tarde o temprano los candidatos presidenciales se dar¨ªan de tortas por llevarlo de vicepresidente; aqu¨ª, en cambio, es un paria¡±. ?Exagera el investigador? Para responder a esa pregunta basta con repasar las noticias puntuales que sobre nuestro hombre ha publicado en este peri¨®dico Jes¨²s Garc¨ªa Bueno. En los meses que siguieron al atentado, que fueron los de la culminaci¨®n del proc¨¦s, la Generalitat estaba demasiado ocupada pulverizando la democracia en Catalu?a y colocando a su poblaci¨®n al borde del enfrentamiento civil para preocuparse del polic¨ªa providencial de Cambrils, quien por cierto no tard¨® en ser se?alado por la alegre muchachada de la CUP como autor de ¡°ejecuciones extrajudiciales¡± (valerosa acusaci¨®n a la que tambi¨¦n se sum¨® de tapadillo alg¨²n ¨ªnclito intelectual de la gauche caviar aut¨®ctona). Lo cierto es que nuestro hombre fue olvidado: no se le protegi¨® de las veros¨ªmiles represalias islamistas, ni a ¨¦l ni a su familia, no se le propuso un destino profesional alternativo y seguro, no se le ofreci¨® una salida digna de un oficio que hasta entonces hab¨ªa ejercido por vocaci¨®n y que ya se sent¨ªa incapaz de seguir ejerciendo, y se le conden¨® a peregrinar de ventanilla administrativa en ventanilla administrativa mendigando el beneficio ¨ªnfimo de una incapacidad profesional que la Seguridad Social s¨®lo le concedi¨® en parte en agosto de 2019, y del todo en noviembre del a?o pasado. ¡°Cuando le toqu¨¦ un brazo aquella noche, junto al Club N¨¢utico, pens¨¦ que era de piedra¡±, me dijo tambi¨¦n el investigador. ¡°Estaba en shock¡±. Seg¨²n la pl¨¦yade de psic¨®logos que trataron a nuestro hombre, con el tiempo la conmoci¨®n no se ha disipado; m¨¢s bien al contrario: padece un trastorno de estr¨¦s postraum¨¢tico, se siente angustiado y culpable por haberle arruinado la vida a su familia, sufre de insomnio, vive en un estado son¨¢mbulo de ansiedad hiperalerta, tiene grandes dificultades para concentrarse y los informes m¨¦dicos le diagnostican un ¡°distanciamiento dom¨¦stico, familiar, social y l¨²dico¡±. Como si en efecto fuera un paria, pero un paria del universo, igual que Wakefield, aquel desolado personaje de Nathaniel Hawthorne que un d¨ªa se march¨® sin motivo de su casa y s¨®lo fue capaz de regresar a ella, sin motivo tambi¨¦n, al cabo de 20 a?os.
En una entrevista reciente, el mayor Josep Llu¨ªs Trapero, jefe de los Mossos d¡¯Esquadra en 2017, declar¨® que la sociedad no hab¨ªa sido generosa con las v¨ªctimas de los atentados; es una forma eufem¨ªstica de nombrar una verdad sangrante. El polic¨ªa de Cambrils fue la v¨ªctima m¨¢s secreta de los atentados, porque la realidad lo disfraz¨® de verdugo; a ¨¦l lo abandonaron los Mossos d¡¯Esquadra, lo abandon¨® la Generalitat, en cierto modo lo abandonamos todos. A ra¨ªz del atentado, el periodismo tuvo la ocurrencia inevitable de bautizarlo con el sobrenombre glorioso de ¡°El h¨¦roe de Cambrils¡±. Menudo sarcasmo.
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