Carlos Lesmes, de h¨¦roe a villano en cuatro semanas
El poder que concentr¨® al frente del Poder Judicial hizo que los progresistas le tildaran de ¡°autoritario¡±, pero su empe?o por renovar el Constitucional en contra de la voluntad de la mayor¨ªa del grupo conservador ha llevado a que estos se sintieran traicionados. El magistrado ha formalizado su dimisi¨®n este lunes
La dimisi¨®n de Carlos Lesmes (Madrid, 64 a?os) ¡ªformalizada en la ma?ana de este lunes con sendas cartas enviadas al Rey y al Ministerio de Justicia¡ª certifica una crisis institucional que ven¨ªa fragu¨¢ndose en las ¨²ltimas semanas, las m¨¢s convulsas del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) al menos en una d¨¦cada. Lesmes deja un Consejo prorrogado desde hace casi cuatro a?os (sus miembros deber¨ªan haber sido sustituidos en diciembre de 2018), en situaci¨®n de bloqueo total por la negativa del PP a renovar el ¨®rgano. La composici¨®n del CGPJ obedece as¨ª, todav¨ªa, al reparto de esca?os salido de las urnas en 2011, cuando Mariano Rajoy obtuvo mayor¨ªa absoluta, y no a la mayor¨ªa parlamentaria que dio lugar al Gobierno de coalici¨®n PSOE-Unidas Podemos. Y a Lesmes, que durante a?os dirigi¨® el Consejo con una firmeza que sus menos afines llegaron a tildar de ¡°autoritaria¡±, se le ha atragantado la segunda parte de la pr¨®rroga.
Lesmes se marcha habiendo sido el presidente del CGPJ que m¨¢s tiempo ha estado en el cargo. Lleg¨® en 2013 ¡ªvotado por los vocales, una vez nombrados estos por el acuerdo entre PSOE y PP¡ª desde la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo, pero este no era su primer cargo pol¨ªtico-judicial. En los gobiernos de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar fue, primero, director general de Objeci¨®n de Conciencia y, despu¨¦s, de Relaciones con la Administraci¨®n de Justicia. ?l mismo hab¨ªa ayudado a dise?ar una reforma legal que, a la postre, acab¨® multiplicando su poder al frente del CGPJ al concentrar el grueso de las decisiones en solo 7 de los 20 vocales ¡ªla llamada comisi¨®n permanente¡ª, que son los ¨²nicos con dedicaci¨®n exclusiva y sueldo completo (125.366,60 euros). La ley instaba a que estos puestos rotaran, lo que otorg¨® al presidente un as permanente bajo la manga para obtener el favor de los miembros del pleno con m¨¢s aspiraciones de formar parte de ese grupo.
El Consejo presidido por Lesmes se gan¨® as¨ª la fama de ser el ¡°m¨¢s presidencialista¡± de los que se recordaban. Siempre consegu¨ªa lo que se propon¨ªa y lo hac¨ªa, adem¨¢s, revisti¨¦ndolo de una alta mayor¨ªa, una de las obsesiones de las que hizo gala a lo largo de su mandato y que mantuvo hasta el final. Por eso, muchos sit¨²an el principio del fin de Lesmes en la reforma legal impulsada por el Gobierno en 2021 que vet¨® la capacidad del CGPJ de hacer nombramientos discrecionales mientras tuviera el mandato caducado. Sin la capacidad de decidir esas designaciones (para nombrar los puestos m¨¢s altos del Poder Judicial, como los magistrados del Supremo, las presidencias de sala del alto tribunal o las presidencias de los tribunales superiores y las audiencias provinciales), el presidente perdi¨® poder.
Esa p¨¢tina de ¡°presidencialista¡± vino tambi¨¦n abonada por un hecho que hasta los m¨¢s cr¨ªticos le reconocen: siempre estaba ah¨ª. Austero y poco amigo de comidas, cenas y viajes, aseguran que se enteraba de todo lo que pasaba de puertas adentro del CGPJ. No se perd¨ªa una reuni¨®n y los vocales m¨¢s activos, tanto del sector conservador como del progresista, despachaban asiduamente con ¨¦l.
Fiscal de carrera, Lesmes dio el salto a la judicatura en 1993 tras superar las oposiciones a magistrado especialista en lo contencioso-administrativo. Quienes lo han tratado a diario en el CGPJ y el Supremo lo definen como un magistrado inteligente, de gran memoria y una alta t¨¦cnica jur¨ªdica. Es cat¨®lico practicante y un conservador convencido que en 2006 se afili¨® a la Asociaci¨®n Profesional de la Magistratura (APM), la mayoritaria y de tendencia conservadora. Pero se dio de baja tras llegar a la presidencia del Supremo y el CGPJ y, desde entonces, ha sido muy cr¨ªtico con las asociaciones judiciales que, sostiene, alimentan la politizaci¨®n de la carrera.
Lesmes se sent¨ªa c¨®modo en el traje institucional, de servidor p¨²blico y hombre de Estado. Un rol que ha reivindicado especialmente en las ¨²ltimas semanas, cuando se carg¨® sobre los hombros la responsabilidad de conseguir la renovaci¨®n del Tribunal Constitucional. ¡°Me opongo a que esta instituci¨®n se declare en rebeld¨ªa¡±, advirti¨® el 5 de septiembre ante la resistencia de una mayor¨ªa del grupo conservador a propiciar la designaci¨®n de los dos magistrados pendientes en el tribunal de garant¨ªas.
Esas declaraciones y su empe?o cierto en sacar adelante los nombramientos le granjearon el aplauso p¨²blico de miembros del Gobierno como la ministra de Justicia, Pilar Llop, pero tambi¨¦n las cr¨ªticas de algunos de los que hab¨ªan sido sus vocales m¨¢s fieles. Estos, atrincherados contra la reforma legal del Gobierno que en julio devolvi¨® al CGPJ la capacidad de nombrar a magistrados del Constitucional pero mantuvo el veto para los del Supremo, sintieron que el presidente los traicionaba. Lesmes, acostumbrado a lograr todo lo que se propon¨ªa, estaba seguro de que esta vez tambi¨¦n lo conseguir¨ªa. Pero midi¨® mal. Su amenaza de dimisi¨®n, lanzada a principios de septiembre, hab¨ªa terminado por despojarle del poder que le quedaba. Y el presidente al que todos respetaban se convirti¨® en cuatro semanas en un lastre del que conven¨ªa deshacerse cuanto antes.
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