El Constitucional conf¨ªa en su pronta renovaci¨®n para salir de la par¨¢lisis

El Constitucional quiere renovarse lo antes posible. Es el mensaje que los sectores conservador y progresista est¨¢n enviando a los respectivos circuitos pol¨ªticos afines. En el tribunal impera una tregua interna que supone un riesgo de doble filo. Si el ¨®rgano de garant¨ªas se mantiene sin llevar al pleno los casos con mayor carga pol¨ªtica, seguir¨¢ acumulando retrasos en la resoluci¨®n de los recursos m¨¢s importantes. Pero si pone fin al vigente pacto para evitar choques frontales y se impone la actual mayor¨ªa conservadora teniendo el mandato caducado, corren peligro las principales leyes de esta legislatura, como la de eutanasia y el aborto.

El presidente del Constitucional, Pedro Gonz¨¢lez-Trevijano, ha querido evitar este final de su trayectoria, que dejar¨ªa una imagen de un tribunal al servicio del PP. Pero el hecho es que la mayor¨ªa conservadora del ¨®rgano de garant¨ªas no podr¨ªa asumir f¨¢cilmente ni la ley del aborto vigente, ni mucho menos la que se anuncia con su nueva reforma, y tampoco la ley de Eutanasia, que entr¨® en vigor en junio de 2021. De ah¨ª que el Constitucional haya decidido, con el apoyo del sector conservador, dejar ambos recursos en un caj¨®n, con el fin de evitar luchas intestinas parecidas a las que hubo cuando el tribunal declar¨® inconstitucionales los decretos sobre el estado de alarma frente a la pandemia.

En el tribunal existe plena conciencia de que esta selectiva dejaci¨®n de funciones es insostenible. Todos comparten que urge renovar el Constitucional, si puede ser con la incorporaci¨®n de los cuatro nuevos magistrados que deben acceder al tribunal en este turno. Si el Consejo General del Poder Judicial puede lograr un acuerdo en breve para realizar los dos nombramientos que le corresponden, habr¨¢ una sensaci¨®n general de alivio en el ¨®rgano de garant¨ªas.

El nombre del magistrado del Supremo Juli¨¢n S¨¢nchez Melgar circula entre los conservadores del Consejo y del Constitucional. El problema para esta u otra designaci¨®n del Poder Judicial es que hay dos recursos pendientes de una sentencia sobre c¨®mo se ha resuelto la sucesi¨®n de Carlos Lesmes, quien dimiti¨® el pasado 10 de octubre como presidente del Tribunal Supremo y del CGPJ, que podr¨ªa anular los nombramientos que ahora se hagan.

En todo caso, si el sector conservador del Consejo sigue resisti¨¦ndose a los nombramientos, los magistrados del bloque progresista del Constitucional apoyar¨¢n al Gobierno si, a su vez, decide nombrar a los otros dos que le corresponden. Los dos magistrados que tendr¨ªan que abandonar el tribunal en este ¨²ltimo supuesto son Gonz¨¢lez-Trevijano y Antonio Narv¨¢ez, ambos del sector conservador. Con los dos que se incorporaran tras ser nombrados por el Gobierno, ya cambiar¨ªa la mayor¨ªa del tribunal, que pasar¨ªa a ser de car¨¢cter progresista. Se invertir¨ªa la actual correlaci¨®n de fuerzas, cambiando el actual 6 a 5 a favor del grupo conservador, por un esquema de 7 a 4 a favor de los progresistas.

Para lograr ese cambio ser¨ªa preciso que en un pleno convocado ad hoc por el presidente del tribunal prosperase la aceptaci¨®n de los magistrados nombrados por el Gobierno. En el sector conservador ha imperado hasta ahora el criterio de que habr¨ªa que rechazar esta opci¨®n, ya que la Constituci¨®n prev¨¦ que el tribunal se renueve cada tres a?os por tercios, es decir, que cambien cuatro magistrados, y no dos. Pero los progresistas est¨¢n dispuestos a ejercer una fuerte presi¨®n para modificar este criterio, empezando por cuestionar que Trevijano pueda oponerse a su propio relevo.

Con los dos nuevos magistrados nombrados por el Gobierno, la presidencia de un Constitucional en el que no hubieran entrado los otros dos correspondientes al Poder Judicial, quedar¨ªa transitoriamente en manos del vicepresidente, Juan Antonio Xiol, del sector progresista, hasta que la renovaci¨®n pudiera completarse. La vicepresidencia, a su vez, ser¨ªa asumida por Santiago Mart¨ªnez Vares, del bloque conservador. Perder¨ªa as¨ª objeto la presunta preocupaci¨®n del PP sobre la posibilidad de que C¨¢ndido Conde-Pumpido fuera el nuevo presidente. Pero, en paralelo, el PP ha desaprovechado con la ruptura de las negociaciones, la posibilidad proponer a un jurista conservador que sustituya al dimitido Alfredo Montoya.