El PP retorna al discurso casadista en el Congreso
Los populares aparcan la econom¨ªa y se lanzan a denunciar que el Gobierno negocia con Puigdemont, mientras las leyes ¡°se hacen en la sede de ERC¡±
Fue como si el tiempo se hubiese congelado en el hemiciclo varios meses atr¨¢s y all¨ª continuasen Pablo Casado y los suyos enumerando las traiciones sin cuento que, seg¨²n ellos, el Gobierno inflige a Espa?a. Con un lenguaje algo menos grueso, eso s¨ª, el PP regres¨® donde sol¨ªa, este mi¨¦rcoles en la sesi¨®n de control en el Congreso: la denuncia de que el Ejecutivo est¨¢ entregado a los ¡°l¨ªderes golpistas¡±, mantiene oscuros tratos con el fugado Carles Puigdemont y consiente que las leyes ¡°se hagan en la sede de ERC¡±, en palabras de su portavoz, Cuca Gamarra. Enfrente, el Gobierno respondi¨® con las mismas admoniciones que arrojaba un d¨ªa y otro sobre Casado por su negativa a renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Un permanente d¨¦j¨¤ vu retorna a la discusi¨®n parlamentaria.
Aquel PP que solo quer¨ªa hablar de econom¨ªa y de los problemas cotidianos de los espa?oles, marca que imprimi¨® Alberto N¨²?ez Feij¨®o a su grupo parlamentario, se ha esfumado de repente. Los populares ya apenas blanden su receta de rebajar impuestos, visto c¨®mo ha acabado la cosa en el Reino Unido con lo que pretend¨ªa ser el m¨¢gico plan de saldos fiscales de los conservadores. Y como al tiempo se ha roto el di¨¢logo con el Gobierno, el Partido Popular ha abrazado con estruendo el m¨¢s cl¨¢sico de sus cl¨¢sicos temas, un tanto abandonado hasta ahora con Feij¨®o: Catalu?a y los pactos de Pedro S¨¢nchez.
Hac¨ªa mucho tiempo que no se escuchaba tanto en el Congreso el nombre de Puigdemont. Uno tras otro, los populares lo fueron blandiendo ante el Gobierno bas¨¢ndose en una declaraci¨®n del huido expresident en la que asegur¨® que un emisario del Ejecutivo le hab¨ªa ofrecido un acuerdo para su regreso a Espa?a. Gamarra sac¨® el asunto ante S¨¢nchez, con un truco ret¨®rico que ya usaba Casado para despertar reminiscencias de viejos esc¨¢ndalos del PSOE. La portavoz popular pregunt¨® al presidente del Gobierno qui¨¦n es ese ¡°se?or X¡± que supuestamente acudi¨® a Waterloo. El asunto sigui¨® coleando ante los ministros, fuese cual fuese el asunto a tratar. ¡°?Ha sido usted?¡±, le pregunt¨® el popular Carlos Rojas a la vicepresidenta primera, Nadia Calvi?o, que ni se dio por enterada. Luego le toc¨® al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, y finalmente a la de Educaci¨®n, Pilar Alegr¨ªa.
El cambio de tercio del PP se adivin¨® muy pronto. La pregunta registrada por Gamarra parec¨ªa tener una orientaci¨®n econ¨®mica: ¡°?Cree que sus pol¨ªticas generan oportunidades para los espa?oles?¡±. La portavoz popular transit¨® a toda prisa por la econom¨ªa antes de entrar en su verdadera materia: ni mentar el CGPJ y atacar al Gobierno por su intenci¨®n de rebajar las penas del delito de sedici¨®n, lo que suavizar¨ªa algunos procesos judiciales a¨²n abiertos contra dirigentes independentistas. La portavoz del PP hizo un paquete conjunto para golpear a S¨¢nchez y al mismo tiempo defender al l¨ªder de su partido tras las cr¨ªticas recibidas por la ruptura del pacto judicial: ¡°El se?or Feij¨®o tiene principios, palabras y conciencia. Usted, no¡±.
El bucle sobre el Poder Judicial se ha manoseado tanto en el Congreso que, a pesar de las estocadas dial¨¦cticas y del s¨²bito portazo de Feij¨®o a S¨¢nchez, el clima no se revel¨® especialmente tenso. En los esca?os populares hubo hasta menos ruido y algarab¨ªa de lo habitual. Y el presidente tampoco exhibi¨® su versi¨®n m¨¢s combativa. Se limit¨® a amonestar a los populares, que la v¨ªspera lo hab¨ªan definido como un ¡°mal espa?ol¡±. ¡°Ustedes van por ah¨ª repartiendo carn¨¦s de espa?olidad, mientras llevan cuatro a?os sin atender a su obligaci¨®n de cumplir la Constituci¨®n¡±, reprendi¨® a Gamarra por su en¨¦sima negativa a renovar el caducado CGPJ.
M¨¢s hiriente se mostr¨® luego el ministro de la Presidencia, F¨¦lix Bola?os, quien, ante una pregunta de Vox, aprovech¨® para meter a este partido y al PP en la misma categor¨ªa de ¡°derecha antisistema¡±. El diputado de Vox Ignacio Gil L¨¢zaro estaba empe?ado en demostrar que el Gobierno va a pactar un refer¨¦ndum con los independentistas, por mucho que Bola?os insistiese en que cualquier acuerdo con el Govern se har¨¢ ¡°dentro de la Constituci¨®n¡±.
Fuera de los ataques del PP, la sesi¨®n de control sirvi¨® para que algunos aliados del Ejecutivo planteasen demandas a S¨¢nchez. El portavoz del PNV, Aitor Esteban, mostr¨® la preocupaci¨®n de su partido por la ejecuci¨®n de los fondos europeos. ¡°Algo no se est¨¢ haciendo bien¡±, se quej¨® Esteban. ¡°El Ministerio de Econom¨ªa no es suficientemente ¨¢gil¡±. Y remat¨® con una reclamaci¨®n: ¡°P¨®nganse las pilas¡±. El presidente se limit¨® a recordar que Espa?a es el ¨²nico pa¨ªs que ha recibido ya la segunda remesa de los fondos, sin entrar en controversias con el portavoz nacionalista.
S¨¢nchez emple¨® la misma t¨¢ctica frente a la portavoz de EH Bildu. Mertxe Aizpurua le transmiti¨® el malestar de los grupos a la izquierda del PSOE ¨Dincluidos sus socios gubernamentales de Unidas Podemos¨D por las divergencias que impiden sacar adelante proyectos como la ley de vivienda o la derogaci¨®n de la ley mordaza. ¡°Ha llegado el momento de decidir si quiere o no aprobarlas como prometi¨®. Tiene mayor¨ªa suficiente¡±, emplaz¨® Aizpurua. El presidente tir¨® del guion que suele poner en pr¨¢ctica ante reclamaciones inc¨®modas de grupos de su base parlamentaria: ni una mala palabra ni un compromiso concreto.
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