La vida discreta de Pompeyo, el enterrador jubilado que mandaba cartas explosivas desde su pisito de Miranda
Los vecinos y compa?eros de trabajo no recuerdan que el detenido se hubiera significado pol¨ªticamente y lo definen como un hombre educado, formal y buen pagador. Trabaj¨® en el cementerio mirand¨¦s y en el de Vitoria
Hace mal d¨ªa para ir al cementerio. Llueve en el camposanto de Miranda de Ebro (Burgos, 35.000 habitantes). Nadie pone flores ni reza a sus difuntos. El ¨²nico asomo de vida entre cipreses se encuentra en la garita, donde un ¡°Oficina¡± pintado en la puerta invita a guarecerse. All¨ª atiende uno de los enterradores, discreto como marca el c¨®digo deontol¨®gico del gremio. ¡°?C¨®mo lo sabes?¡±, exclama, al preguntarle por un viejo compa?ero: Pompeyo Gonz¨¢lez Pascual. Este enterrador jubilado de 74 a?os, radicalizado en la causa prorrusa de la guerra de Ucrania, fue detenido el mi¨¦rcoles por enviar cartas bomba a finales de 2022 a embajadas, ministerios o La Moncloa. Lo ocurrido ha asombrado en Miranda por las extra?as aficiones de quien sus vecinos definen como ¡°hombre formal, muy educado¡±. De esos que jam¨¢s preparar¨ªan explosivos caseros.
¡°Esta profesi¨®n atrae a quienes estamos un poco ¡®as¨ª', siempre he dicho que llama a lo mejor de cada casa¡±, se encoge de hombros el empleado municipal, que pide anonimato. Lo mejor del piso del 3?C del n¨²mero 2 de la calle del Clavel era Pompeyo, que viv¨ªa solo y apenas ten¨ªa vida social desde que se jubil¨® hace unos 10 a?os, tras haber saltado de su trabajo de enterrador en el cementerio de Miranda a hacer el mismo trabajo en el de la cercana Vitoria. Tampoco en el tajo se prodigaba mucho. Era ¡°introvertido, trabajador y correcto, nunca se posicion¨®¡±.
Pompeyo dejaba las inclinaciones radicales para la intimidad, en la seguridad de su morada, donde presuntamente elabor¨® seis artefactos deflagrantes que envi¨® a las embajadas de Ucrania (donde caus¨® un herido) y Estados Unidos, al palacio de La Moncloa, a sedes del Ministerio de Defensa y de una f¨¢brica de armamento de Zaragoza. La noticia estall¨® el mi¨¦rcoles con un amplio despliegue policial en su barrio. El enterrador burgal¨¦s pens¨® en Pompeyo al trascender que el sospechoso era ¡°de 74 a?os, solitario, soltero y trabaj¨® en Vitoria¡±. Correcto: la televisi¨®n mostr¨® a un hombre menudo, canoso y cubierto por su habitual gorra entre decenas de agentes. ¡°Para esto hay que valer¡±, se despide el enterrador.
El due?o del bar Biosfera, V¨ªctor Berrueco, fue de los primeros mirandeses en descubrir la operaci¨®n impulsada por la Audiencia Nacional. El hombre, que pasea a sus perros a ¨²ltima hora del mi¨¦rcoles, explica que esa misma ma?ana hac¨ªa lo mismo con sus mascotas cuando vio un coche en doble fila, delante de un Peugeot gris. ?l no sab¨ªa que era el veh¨ªculo de Pompeyo, pero s¨ª dedujo la profesi¨®n de los ocupantes: ¡°Ten¨ªan una cara de polis¡¡±. Sin embargo, no actuaron sobre un local donde Berrueco intuye ¡°trapicheos¡±, sino que taponaban la posible huida del jubilado. Pompeyo, petrificado ante los polic¨ªas, solo supo decir ¡°Se han equivocado¡±, seg¨²n se recoge en el acta de declaraci¨®n. Fuentes del despacho de abogados Herrero-Alegre, que atendi¨® de oficio al arrestado, destacan la ¡°educaci¨®n¡± con la que atendi¨® a los agentes, hablando de temas ¡°triviales¡±, como su afici¨®n al parapente, y la actitud pac¨ªfica que mantuvo en todo momento.
La Polic¨ªa lleg¨® a Pompeyo analizando su rastro f¨ªsico, hasta llegar a cotejar el ADN recogido en los sobres de las cartas explosivas con el hallado en su basura. Tambi¨¦n fue rastreada su huella digital, pues segu¨ªa cuentas prorrusas o webs de armamento. A su perfil de YouTube sub¨ªa v¨ªdeos grabados con un dron que ha sido requisado y que hab¨ªa manipulado para que pudiese lanzar desde el aire artefactos como los que mandaba por correo. Esta habilidad encaja con una de sus aficiones, el aeromodelismo, como confirma un miembro del club que hay en Miranda de Ebro: ¡°Alguna vez vino a ver exhibiciones, pero nunca llam¨® la atenci¨®n¡±.
En el registro fue requisada simbolog¨ªa pro sovi¨¦tica, recortes de prensa de distintas ¨¦pocas (con informaciones que iban desde la Primera Guerra Mundial hasta atentados de ETA) y numerosos libros republicanos o revolucionarios. Asimismo, se encontraron tubos de varios tama?os, un taladro, imanes, cables o una sierra. Ya lo previ¨® el juez, que autoriz¨® la actuaci¨®n para buscar ¡°aquellos efectos, instrumentos y objetos de ferreter¨ªa relacionados con el delito investigado, tales como armas, precursores, sustancias explosivas¡¡±. Una empresa de sobres corrobor¨® que Pompeyo adquiri¨® 25 unidades como las de los ataques; la multinacional Amazon confirm¨® que compr¨® sustancias qu¨ªmicas, tornillos, pegatinas o bisagras como las que compon¨ªan sus cartas.
Los investigadores, que creen que Pompeyo se radicaliz¨® solo, sin descartar que fuera influenciado por ¡°otros actores¡±, tambi¨¦n localizaron un tel¨¦fono m¨®vil, un port¨¢til, una c¨¢mara de v¨ªdeo y tarjetas y dispositivos de memoria. . La Audiencia Nacional orden¨® el viernes su encarcelamiento por ¡°riesgo de comisi¨®n de otros hechos delictivos, para evitar su posible huida a Rusia (para lo que cree que podr¨ªa acabar ¡±recibiendo ayuda de ciudadanos de dicho pa¨ªs¡±, escribi¨® el juez) y por ¡°la trascendencia de sus violentas acciones como medio de propaganda de la ocupaci¨®n rusa en Ucrania¡±.
La casualidad quiso que, cuando Pompeyo Gonz¨¢lez sal¨ªa de Miranda detenido, llegara a la ciudad una orquesta de 118 ucranios. La comitiva recorre Espa?a llenando salas, pero pronto volver¨¢ a J¨¢rkov, uno de los puntos m¨¢s peligrosos de Ucrania. Mykolay y Miguel, el traductor, pasean ante su hotel. Los ojos se les abren al m¨¢ximo cuando escuchan la historia de Pompeyo. El asistente interpreta la vehemencia del m¨²sico: ¡°No le parece bien, pero entiende que son cosas individuales, no generales; tienen que ayudarnos para que no crezca el problema¡±. ¡°Hemos tenido muchos problemas mec¨¢nicos y t¨¦cnicos, pero es incomparable con estar entre sirenas y bombas¡±, asume Miguel.
Los hechos han llevado a la Audiencia a atribuir al acusado varios delitos de terrorismo, porque entiende que las acciones del enterrador jubilado podr¨ªan ¡°alterar gravemente la paz p¨²blica¡± en el marco de la guerra de Ucrania. Pompeyo ha cometido otro hito: alterar la paz de su rellano. Debajo de ¨¦l vive Elisa Rojas, de 84 a?os, que como sus vecinos se ha quedado ¡°espantada¡±. ¡°No he tomado m¨¢s que una manzanilla¡±, asegura la anciana, revuelta ante semejante acontecimiento en el piso que adquiri¨® Pompeyo hace 15 a?os. ¡°Se le habr¨¢ ido la cabeza¡±, elucubra la burgalesa antes de cerrar la puerta, que entra fr¨ªo: ¡°De su vida no sab¨ªa nada, pero siempre cumpl¨ªa con las derramas¡±.
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